domingo, 1 de agosto de 2010

La fantasía de “la ama”


Marley exige pocas cosas, pero sus paseos por la mañana y por la tarde son sagrados. Como es obvio, los matinales siempre son los más duros, especialmente entendiendo que son antes de las 8 AM sin importar si hacen varios grados bajo cero, si está lloviendo o tronando.

Recuerdo que la primera vez que fui protagonista de este fenómeno masculino fue cuando Marley era un bello cachorrito. Estaba en el parque con mi cara deslavada y mi pelo rebelde de 7 AM, cuando de pronto se me acerca un tipo para alabar a Marley, para decirme lo lindo y juguetón que era, etcétera. Yo, fui amable y asentí. Acto seguido me preguntó si es que la “raza” del Marley (mi pequeño es un kilitrito infiltrado en el mundo pituco del pedigree, pero que no salga de aquí) era buena para compartir con gatos.

Acto seguido este tipo se vio con la confianza para preguntarme si vivía por el sector y para preguntar mi nombre. Paré en seco la conversación y me fui a casa, pensando que había sido la “volada” de un tipo agrandado. Pero no.

Esta misma situación volvió a ocurrirme varias veces más. Jamás se me va a olvidar una emblemática en que me habló un tipo argentino con pinta de modelo de ropa interior para decirme que Marley era muy lindo y que seguramente él servía como “nexo” para que muchos tipos lindos se me acercaran a hablarme. ¡Plop!

A estas alturas, ya no me sorprendo de los clásicos y medios trillados “Oh, qué lindo el perrito - pero la dueña es más linda” o el típico truco de llamar con silbidos a Marley para que yo también vaya en la misma dirección.

Suena raro, pero parece que es más común de lo que uno piensa. Y después de pensar sesudamente en qué relación hay entre andar con un canino y andar “provocando” a los hombres, me di cuenta que hay efectivamente un link.

Creo que tiene relación con el tema del “poder”, de la dominación. Los hombres ven a una mujer con una correa y un perro que les hace caso y se imaginan mil cosas, ¡qué no se imaginan! Supongo que también hay un poco de esto de la imagen de la mujer maternal, la que cuida el perro, pero sin duda, creo que lo domina es esto de la que manda.

Tendría que haber un dicho, estilo “mujer que manda a perro, mujer que manda en la cama”. Ahora, también supongo que el perro en cuestión puede volverse la excusa perfecta para entablar una conversación por idiota o banal que sea.

No es por nada, pero yo igual no me la compro. Supongo que no me trago esto que un hombre intente acercarse a mí a través de Marley, es medio patético y hasta altamente sospechoso, pero bueno, cada uno con sus artilugios.

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