jueves, 26 de junio de 2014

Desapegada: ¡A viajar!

Creo que una de las grandes, pero grandes lecciones que me dejó el 2013 fue que hay que aprender a ser desapegada. Con esto, no quiero decir, indiferente, ni descariñada, ni robótica, sino que más bien ser capaz de entender que todo es tránsito, que todo es viaje, que nada es ni dura para siempre, que todo cambia, que el corazón cambia, que los sentimientos cambian, que las ideas cambian, que las relaciones cambian, que la gente cambia, que uno cambia, que las circunstancias cambian, que la vida cambia y que la magia de todo esto no es tenerle pánico al cambio, sino que aceptarlo y como dicen los gringos, “go with the flow”.


Y en pequeñas muestras, muy pequeñas, he hecho el intento por entender esto y soltar. Y les voy a decir que ha dado grandes resultados. Ok, uno no se libra de la pena, no se libra de ese vértigo que da en el estómago cuando uno pisa terreno incierto, uno no se libra de preguntas como ¿y qué pasará? ¿y si sale todo mal? No. Porque, no somos Gandhi, ni Osho, acá somos seres humanos reales, nada de divinidades ni misticismos exacerbados. Acá hablamos de gente cuya naturaleza es el apego y el ego…

Sin embargo, al pensar así, al tener esa pequeña convicción que si las cosas cambian es por un bien mayor,  porque así tiene que ser, uno de inmediato siente paz y uno empieza a confiar. Porque esa es la clave, confiar que el universo te saca o te pone a algunas personas en tu camino por nuestro bien. El universo muchas veces se encarga de despejarte el camino porque te quiere justamente a dónde serás más feliz, no lo hace porque te odia y porque tu destino es sufrir. Todo lo contrario.

El problema ocurre cuando uno se resiste o cuando uno insiste en algo que la vida te dice NO, no una sino que 20 veces. Ahí como que entran a jugar otras cosas y uno termina sufriendo más de la cuenta. Creo que si uno aprendiera a soltar de manera más rápida, habría menos gente herida en este mundo. Me sumo a esto.

Por mi parte, en el último tiempo, he tomado muchas decisiones, unas más acertadas que otras. Pero creo que todas – incluso las menos afortunadas – han tenido un final feliz. Hoy miro mi vida y no siento más que agradecimiento y orgullo. No ando pensando en el amor perdido. No ando pensando en recuerdos vetustos, no ando añorando el pasado. Por el contrario, amo el presente y espero con mucha esperanza el futuro.

La rabia, ese motor que me movilizó durante mucho tiempo, está apagado. Me atrevería a decir que de manera definitiva. Siento que mi corazón tuvo un cambio, un vuelco, que ahora se alimenta de otros sentimientos como amor hacia mí misma, hacia otros, de mis sueños, de mis inspiraciones…. Siento que tengo tanto que dar y siento que tengo tanto por hacer, quiero ayudar a otros… quiero aportar en este mundo y a veces pienso que algo de eso logro a través de este blog. Pero siento que puedo dar más.

Y pareciera contradictorio cómo al aparecer este nuevo término en la vida llamada “desapego”, yo siento más amor por el mundo y por mí misma que nunca.
Siento que cada paso que he dado en mi vida me dirige a un lugar, y ese lugar está cerca. Quizás me he tenido que dar la vuelta larga, quizás me he perdido, quizás he perdido la esperanza en algún momento, pero como se dice, todos los caminos llevan a Roma.

También siento en mi corazón que hoy estoy rodeada de personas muy buenas y que cada una me acompaña en mi viaje. Cada una me aporta de una u otra forma. Ya no siento esa angustia por el futuro, ni por los tiempos, antes era ¿hasta cuándo sufriré? ¿Hasta cuándo sentiré esto? ¿Hasta cuándo voy a llorar? ¿hasta cuándo tendré tanta rabia? ¿hasta cuándo pensaré en esto?

Ahora, no me hago preguntas de este tipo. Hasta cuándo nada. Yo … vivo y la gracia es vivir con estilo, glamour, con una sonrisa, disfrutando de cada cosa, desde el pancito rico de la mañana, un café bakán, hasta una buena conversación, una linda noticia o una buena compañía. Vivir desde la realidad mientras ve cómo cada día esa burbuja rosada se aleja…..


domingo, 22 de junio de 2014

Recuerdos, anécdotas, tránsito y perdonazos

A ti te recuerdo como un estado de ebullición eterno. Por ti llegué de improviso varias veces a tu casa para confirmar que lo nuestro no se había acabado, que seguía ese fuego, esa llama que me despertó de mi coma sexual. Recuerdo esas maratones pasionales de horas y horas, recuerdo esas tardes de películas, recuerdo ese pan de molde con ese queso bien amarillo que tanto te gustaba y del que más tarde me volví adicta, tal como me volví más tarde, adicta a tu piel contra mi piel. A tu cuerpo sobre el mío. Te quise. Sí. Te deseé con locura. Sí. Pensé amarte. Sí. Nos recuerdo riéndonos a carcajadas. Pero tuve que dejarte partir. Fuiste bueno conmigo y diste lo que me pudiste dar. El resto, ya es parte del pasado.

Y cómo olvidarte a ti…. el de los tragos de colores, el que siempre “negociaba” conmigo. Recuerdo haciendo una fila en el aeropuerto adportas de lo que sería nuestro primer viaje juntos en grande. Recuerdo que te volteaste y me miraste feliz y encantado. Recuerdo ese viaje en particular, los momentos, cuando me dijiste que me amabas en ese restaurante con nombre de gatuno. Recuerdo que contigo me sentí tan segura y protegida. Te recuerdo con tu celular colgando siempre. Recuerdo las tardes de cine o de comidas ricas en algún restaurante bonito. Me recuerdo a mí pensando en proyectarme contigo, me recuerdo feliz. Te quise. Sí. Te amé. Sí. Te extrañé tanto cuando te fuiste. Sí. Te odié. Sí. Pero te dejé partir finalmente y al parecer ya he comenzado a perdonarte, en silencio, como debe ser, como suelen ser cuando las cosas se hacen de manera genuina. Me perdí entre tu verdad y tu mentira, pero.. pero… sin eso no habría lo que tengo hoy, gracias. Gracias por apartarte de mi camino a tiempo.

Y tú…. Contigo me porté pésimo. Si pudiera retroceder el tiempo, cambiaría muchas cosas, pero no puedo. Lo siento, pero… pero… no puedo permitirte más que me hagas sentir culpable, ya he pagado mis pecados, ya he enmendado mis errores. Y si tú jamás me soltaste, yo en el camino, tuve que hacerlo por ti. Lo siento, en serio, pero no me sentiré más una mala mujer. A ti te quise. Sí. Pero, no te amé y estoy segura que tu tampoco, sólo amaste tu idea de mí. Perdono tus venganzas y tu rencor, perdono tus modos para hacerme sentir una persona mala y mentirosa. Aún así, te recuerdo tierno, me llenaste de mimos y saciaste la mayoría de mis caprichos infantiles como lo habría hecho un padre con una niña.

Y a ti que por primera vez te entregué mi cuerpo y me hiciste daño, sólo puedo decirte que sé que eso es una mochila grande. Romperle el corazón a alguien de ese modo, jamás pasa inadvertido, estoy segura que la vida se encargó de hacer justicia. Pero ya basta, eso fue hace mucho tiempo. Y ya el daño se reparó. Te recuerdo en realidad como un viejo chico, medio acomplejado. Ja!

Tú…. A ti ya te perdoné hace mucho tiempo. Dudo que jamás te lo diga, pero lo hice por mí. Durante años me hiciste sentir culpable por algo que no tuve la culpa. A los 15 años dudo que yo haya sido una femme fatal. No lo soy ni ahora a mis 34. Eres pasado y lo que pasó es tu mochila, no la mía. Suerte con eso.

A ti te recuerdo siempre protector, pasión al instante. Una noche te dije que te quedaras y tú no te fuiste más de mi vida hasta hoy. Hemos crecido juntos. Hemos pasado por muchas cosas de manera paralela. Eres mi compañero de vida. Te recuerdo sosteniéndome cuando yo gritaba de dolor, siempre ahí, siempre valiente, nunca confundido. Te quise. Sí. Te amé. Sí. Te deseé. Sí, pero no era el momento. Nosotros nos encontramos por razones más importantes. Te recuerdo leal, eres leal. Y sé que sólo un hombre como tú habría estado conmigo en ese momento tan amargo. Yo jamás te abandonaré por ello.

Por último tú…. Hombre con una gran historia detrás. Qué gran personaje que eres. Te respeto y te admiro. Me encontraste muerta de miedo, como un animalito herido. Me diste el “vamos”, pusiste fin a mi coma emocional. Me hiciste pensar en que podría gustarme de nuevo un hombre, me despeinaste, me descolocaste y aunque no resultó, me hiciste bailar el mejor tango de mi vida con mis sombras, con aquello que da miedo mirar. Te recuerdo indómito, te recuerdo bailando, te recuerdo apasionado, intenso. Perdono tus salidas de madre y ausencias, así como las mías también. Te recuerdo un luchador y un sobreviviente. Pero te tuve que soltar porque hombres como tú hacen que mujeres como yo siempre quieran más…. ese más que no habrá. Feliz viaje.


Les deseo a todos un increíble viaje. Ya no puedo retenerlos más en mi memoria ni en mi rabia. Gracias por todo. Adiós. 

viernes, 20 de junio de 2014

Nuevo ciclo

La vida siempre se encarga de ponerte en tu lugar y siempre se encarga de hacer que todo confabule para que  llegues a donde te está destinado. Por eso uno debe sentir que siempre donde uno está es el lugar indicado, por algo uno está ahí, a esa edad y con esas personas. Nada es al azar jamás.

Siento que en este momento en mi vida todo se mueve y todo es un llamado a moverse también. Es como que todo lo que tengo ahora es transitorio, pero no en mala, en el sentido así como que voy a perder todo lo que tengo, sino que más bien es un sentimiento en que todo se va a transformar en otra cosa, llámese pega, llámese forma de vivir, llámese corazón, TODO.

Ahora, por ejemplo, siento por primera vez que la rabia acumulada durante 1 año ya no me sirve de nada, como que me estorba más que me aporta. Antes, esa rabia fue motor, movilidad, fue creación de nuevas ideas y teorías. Hoy no es más que un montón de sentimientos vetustos con olor a naftalina acumulados en un rincón, llenos de polvo.

Mi vida ha tenido también movilidad en otros sentidos creativos. Mi cabeza está llena de ideas, historias, de cosas que quiero hacer, de viajes que quiero emprender en fin… siento que se acabó.el odio parido, la rabia amarga, el rencor y el sentimiento de injusticia. Así suelen ser mis procesos, los míos no acaban porque otros me dicen que está mal o porque otros intentan sacarme de un lugar o alejarme de una persona, acaban cuando mi naturaleza indica “ya basta”, y siempre lo dice, yo jamás me quedo pegada para siempre. Me demoro, a veces, pero siempre doy vuelta la página y sí, perdono, siempre perdono.

Me siento mucho más grande en este nuevo ciclo. Tengo más conciencia de mis dolencias, de mis dolores, de mis defectos, de mis miserias, de mi lado oscuro. En el ciclo que se acaba bailé harto con mi sombra, miré fijamente a los ojos de la parte más macabra que tengo y que creo que todos tenemos. La diferencia con otros es que quizás yo sí me atreví a aventurarme y ver qué hay debajo de esos escombros. Mugre, obvio, pero ojo, hasta la mugre sirve para crecer y mejorar.

Si uno no conoce su lado más feo, su lado más loco, su lado menos equilibrado, su lado más apasionado y desatado, uno no se conoce bien. Uno se oculta, uno vive con miedo porque no vaya a ser que te desates sin querer… pero ese es un viaje personal que yo quise tomar, pero ya estamos Ok. Tengo bastante material.

Ahora, me gustaría en este nuevo ciclo estar más asertiva y más creativa, también, dentro de lo posible, más tranquila, pero no por eso menos intensa, pero ahora intensa en otros sentidos en unos más productivos. Yo siempre he tenido una energía muy poderosa, que destruye pero que también construye. Yo quiero ahora construir y ver qué me depara la vida que a todo esto cada vez me gusta más. A veces se comporta como una verdadera casquivana, es cierto, pero a veces también es una dulzura. No puede ser sólo una todo el rato, tiene que ser de las dos formas.

Algo se viene en mi vida. Y siento que mi historia se ha ido construyendo de tal forma para llegar a este momento que está cerca. Todo lo que ha pasado y lo que no también está hilado de tal forma para que yo llegue ahí, justo ahí. Justo ahí….

He descubierto o mejor dicho, redescubierto mi pasión por las buenas historias ajenas y propias. Soy realmente una coleccionista de historias, de amor, de tragedia, de desamor, de locura, de cordura, de valentía, de cobardía…. Amo los buenos personajes. Esos que te hacen pensar, esos que conviven con su lado oscuro, esos que desafían sus destinos. Me gusta la gente que vive y que no está viva solamente porque respiran. Amo a esos personajes que se arriesgan, que se la juegan por una verdad, por un sentimiento, por una premonición, por un amor, por una idea, por una aventura, por sí mismos, por el resto…

Amo lo real con toda su amargura, injusticia y oscuridad. Amo lo real con toda su luminosidad, amabilidad y belleza. Amo bailar (sola o acompañada),  amo cantar cuando estoy sola, amo reírme y la gente que se ríe a carcajadas de sus desgracias, amo la amistad, amo a los animales, amo escribir con todo mi cuerpo y corazón, amo a mi familia, a  mis amigos, amo aprender y darme cuenta que todos los días se aprende algo de la forma más inesperada. Amo el sexo salvaje y tierno, amo entregarme en ese espacio. Amo tantas cosas… amo la vida, amo mi vida.

Siento que esta nueva etapa que comienza es de agradecimiento y el inicio y construcción de los cimientos de algo importante. Esa Jessica despeinada, esa Jessica asustada, esa Jessica, enrabiada, se ha transformado lentamente en una versión más equilibrada de sí misma. Una que sabe callar cuando hay que hacerlo, una que sabe gritar, cuando hay que gritar, una que sabe decir que no, cuando hay que hacerlo y una que sabe diferenciar un error a un acierto. Una que ha empezado a perdonarse…. 

martes, 17 de junio de 2014

Tu mentira rosada

A Cecilia Bolocco le pasó. Una mujer inteligente, la más bella del universo, con buen apellido, buenos contactos, entonces ¿por qué a mí no me podía pasar también? Bueno, lo de Cecilia fue más trágico porque ella se llegó a casar con el personaje que después resultó ser gay.

Esta es la primera vez que trato este tema de manera pública. Lo he conversado miles de veces con amigos, con mi familia y con mi almohada, pero no es hasta hoy, a casi un año desde su “confusión” que he decidido comentar aquello que pareciera ser tabú, es como que todos saben, pero nadie lo dice, bueno yo lo digo, el hombre con quien estuve un año  y medio, el mismo con el que yo me proyecté, con el cual yo habría traído hijos al mundo y toda la parafernalia, al parecer es gay.

Digo al “parecer”, porque yo no lo he visto dándose un beso con otro hombre, ni acostándose con otros, ni durante nuestra relación lo pillé viendo ni porno ni haciendo comentarios sobre otros hombres y tampoco noté nada extraño en el sexo conmigo. Tampoco él ha salido del clóset ni lo he escuchado decir que es gay. No quiero ser injusta con él pero tampoco quiero ser más injusta conmigo y no decir la verdad.

Porque yo muchas veces tuve que “defender” su heterosexualidad durante y hasta después de la relación. “Si me lo preguntas a mí, él no es gay”. ¿Qué fuente más fidedigna que yo? Pero creo que fui ciega o mejor dicho, no quise mirar. ¿Para qué, si todo era tan re perfecto? O por lo menos eso pensaba hasta hace un año más o menos.

Él y sus trajes de marcas rimbombantes, él y sus putas corbatas de colores rimbombantes, él y sus viajes – escapadas de la realidad-  él y su obsesión con andar combinado de pies a cabeza, él y su locura por dejar la ropa lista para la mañana siguiente aunque hayan sido las 4 am, él y su programación tipo carta Gantt, él y sus tapper preparados por su mamá porque era incapaz de hacerse un huevo para el almuerzo, él  y sus mentiras me hicieron a mí vivir en una mentira por un año y medio.

Porque a mí lo que me da rabia no es que el hombre posiblemente sea homosexual, yo respeto tremendamente a los homosexuales, tengo amistades gays, cero rollos, pero eso es una cosa, y otra muy distinta que el otro en su “confusión” aparente algo que no eres y de pasadita, me pase a llevar con sus rollos.

Cuando un día dije “me siento estafada”, no estaba tonteando. Y ahora te hablo a ti: Tú, tú me estafaste. Sí, tú, el que todo el mundo quiere como si fueras el viejo pascuero, como si fueras algo así como súper estrella, cuando no eres más que un mentiroso, un hipócrita que no quiere a nadie, más que a sí mismo. Tú que sólo tienes a un millón de amigos porque te pudres por dentro al estar solo, porque no puedes mirarte al espejo, porque no te aceptas, porque no quieres verte. Sólo te quieres a ti mismo. Ni a tu un millón de amigos quieres, porque con cero prudencia escuché hablar de ellos. “Bipolar”, “loca”, “mediocre”, “poca cosa”, fueron algunos de los comentarios que me hiciste sobre algunos, los más queridos.

Ahí, en ese mismo minuto yo debí saber con quién me estaba enfrentando: un saco de gueás con recomendación. Un hombre que vivirá su vida entera aparentando cosas que no son. Me mentiste, y me dejaste sola cuando más te necesité, porque vuelvo a decir, tu sólo te quieres a ti mismo. ¿Buena persona? Una buena persona no me dice con soberbia “no saco nada con llorar sobre la leche derramada, porque ya fue”, cuando yo, dolida te enfrenté porque cuando pasó lo de mi mamá no estuviste cerca. Y mucho menos, una “buena persona”, me explica a mí que nunca se acercó (más que un mail de buena onda) a mí porque “quería hacer una diferencia entre el pololeo y el término”. Vanidoso, egocéntrico, narcisista. Poca cosa.  

Yo ya me cansé. Me cansé de permitir que tú le hagas pensar al resto que eres tan bueno, y el mejor ex, tan civilizado y bueno…. No eres más que un saco de mentiras rosadas y tragos de colores a quien yo amé sin condiciones. Porque yo amé a este personaje ficticio y conseguí algo con lo cual hoy lucho todos los días: reamar mi vida en base a la verdad y a la realidad.

A mí no me duele la verdad, prefiero conocer a alguien que tenga unos defectos abismantes, pero que sea capaz de mirarme a la cara y de frentón decirme “hola, soy un looser”, porque eso me da la opción de elegir si estoy o no con él, pero tú no me diste opción. Me pintaste algo que no era y claro, como dicen, uno puede mentir mucho tiempo, pero nunca para siempre.

Convertiste una parte de mi vida en mentira. Y eso ha sido un golpe tremendo, porque me obligó a mirarme también y rearmarme en un mundo que no es nada de rosado te contaré, donde no hay tragos de colores sino que destilados, donde la gente está dañada en serio , donde a veces no hay vuelta atrás, donde a veces uno no está con alguien por amor sino que por deseo o soledad, donde uno no siempre está cantando bajo la lluvia ni en los mejores lugares, ni con los mejores amigos, ni con los mejores tragos, donde uno a veces tiene que comer mierda un rato, porque la vida es así. ¡La vida es así! Es altos y bajo no es una puta canción eterna de David Guetta.

Mi CM preferido. ¡Buenos días! ¡Buenas noches! ¡Saludos! ¡Un abrazo Jessi! ¿un abrazo por correo electrónico cuando mi mamá tenía cáncer? ¿Un posteo de saludos cuando yo me estaba muriendo de pena? ¡Todo es para mejor! Cuando tú jugaste a las barbies y al kent con mi vida ¿really? Y después… tu buena onda de amigos…. ¡MENTIRA! Todo lo tuyo es mentira. Y eso es lo que yo no perdono. Porque que me hayas dejado de querer es comprensible, pero el resto, no es digno de “una buena persona” como te  encanta venderte.

Y lo más triste es que soy la única que lo dirá y lo gritará, tú no eres buena persona. Y lo digo una y otra vez. Pero hay algo mágico en todo este proceso, y eso es que yo – con mucho tesón – he ido reencantándome de nuevo con la vida y el amor, pero con la vida y el amor real. En fin. Buen viaje, no tengo nada más que decir sobre este tema, ya me exorcicé. Te saqué de mi vida ya y te saco de mi rabia también desde el momento exacto en que publico esta entrada. 



viernes, 13 de junio de 2014

Cartas de amor, correos, posteos y otros….

Yo ya sabía que Frida Kahlo y Diego Rivera habían mantenido un romance tormentoso. Él, poco agraciado y con panza, siempre fue un mujeriego de primera línea. Sólo me queda pensar que conquistaba con su intelecto y buena labia. Por su parte ella, también le era infiel, no sólo con hombres sino que también con mujeres. También una vez escuché por ahí que se llevaban como el perro y el gato y que alguna vez rayaron en la violencia.

Pero no es hasta que una amiga me mostró algunas cartas de Frida a Diego que realmente entendí el tipo de relación de amor que ellos mantuvieron por años, literalmente hasta el último día de la pintora en esta tierra.

Un amor desbordado, un amor cruel, un amor demencial, un amor masoquista, un amor destemplado con varias idas y venidas. Con muchos adioses y varias bienvenidas. Un amor pasional, un amor donde por lo menos uno de los dos (en este caso le tocó a Frida) entrega- como siempre digo – hasta el hígado por el otro.

Acá reproduzco una de estas cartas escritas por el propio puño de Frida:

"Mi amor, hoy me acordé de ti aunque no lo mereces tengo que reconocer que te amo. Cómo olvidar aquel día cuando te pregunté sobre mis cuadros por vez primera. Yo chiquilla tonta, tu gran señor con mirada lujuriosa me diste la respuesta aquella, para mi satisfacción por verme feliz, sin conocerme siquiera me animaste a seguir adelante. Mi Diego del alma recuerda que siempre te amaré aunque no estés a mi lado. Yo en mi soledad te digo, amar no es pecado a Dios. Amor aún te digo si quieres regresa, que siempre te estaré esperando. Tu ausencia me mata, haces de tu recuerdo una virtud. Tú eres el Dios inexistente cada vez que tu imagen se me revela. Le pregunto a mi corazón porque tú y no algún otro. Suyo del alma mía". 
Frida K.

Otra carta, esta la escribió cuando ella se entera en el hospital que le amputarán una pierna:

“No me aterra el dolor y lo sabes, es casi una condición inmanente a mi ser, aunque sí te confieso que sufrí, y sufrí mucho, la vez, todas las veces que me pusiste el cuerno… no sólo con mi hermana sino con otras tantas mujeres ¿Cómo cayeron en tus enredos? Tú piensas que me encabroné por lo de Cristina, pero hoy he de confesarte que no fue por ella, fue por ti y por mí, primero porque nunca he podido entender ¿qué buscabas, qué buscas, qué te dan y qué te dieron ellas que yo no te di? Porque no nos hagamos los pendejos Diego, yo todo lo humanamente posible te lo di y lo sabemos, ahora bien, cómo carajos le haces para conquistar a tanta mujer si estás tan feo hijo de la chingada….”

Notable Frida. Y eso también me hizo acordarme de tantas otras cartas que he leído de autoras, pintoras, artistas reconocidas. Todas mujeres inteligentes, todas mujeres admirables, todas mujeres que podrían haber tenido a cualquier hombre, pero que un día se obsesionaron con “ese”, con “ese” que no da su brazo a torcer, con “ese” que uno no lo tiene seguro, con “ese” que puede irse en un abrir y cerrar de ojos.

¿Locura? ¿Ego? ¿Desafío? ¿Amor? ¿Poco amor propio? ¿enfermedad mental?  No tengo idea, pero sí me queda claro que  son estas las historias de amor que trascienden en el tiempo, y no las tipo "bueno y nos conocimos y vivimos una vida plana y nos fuimos de esta vida en silencio". Esas mueren en el olvido, estas otras, inspiran novelas, libros, películas.... 

Ahora, para hacer honor a la verdad Diego también le escribía a Frida “niña bonita”, le mandaba flores, pero claro, me imagino que lo hacía cuando se desocupaba con su amante de turno o cuando ya había terminado un cuadro. Se me hace que su amada Frida no estaba dentro de sus prioridades. CREO. Bueno, por lo menos cuando ella partió de este mundo, él espetó el siguiente halago: “Yo me he dado cuenta que lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida ha sido mi amor por Frida”. Un reconocimiento por mortem, estoy segura que ella habría querido escuchar más de eso en vida, pero es lo que hay. Pero si uno se detiene a pensar en este "halago", la verdad es que es sólo un himno hacia él mismo, y hacia SUS sentimientos por ella. En fin. 

Leer las palabras de Frida me hacen recordar mis propias cartas. Bueno, hoy ya no se escriben misivas, sino que correos electrónicos, mensajes en Facebook, SMS, watsapp, etc, pero es más de lo mismo. Tengo en mi mente el recuerdo de uno de mis tantos adioses, tipo: te odio, no me busques más… espero que seas feliz, te odio, un abrazo. Es para la risa, pero hay relaciones así. He escrito también mensajes de odio parido en la versión chilena de “hijo de la chingada” de Frida. He dicho miles de veces yo me aparto de ti…. En fin.

De la pasión a la locura, siempre he pensado que hay un solo paso. Yo soy de las que me cuido bastante de la demencia, lo reconozco. Yo podría decir que hasta hoy mis locuras pasionales han sido temporales, no como Frida que se casó no una, sino que dos veces con panzón y que murió amándolo y prendiéndole velitas. No sé en qué irá eso… si es que hay mujeres más propensas a la locura producto del amor o desamor.

Pensaba que a lo mejor la inteligencia estaba ligada a esto de NO entregarse de manera irracional a un sentimiento o a un impulso, pero parece que las neuronas no tienen mucho que ver con esto, sino que es otra cosa… pienso que tiene que ver con algo patológico. Frida decía que sentía que algo de ella siempre faltaba, que estaba incompleta…. Creo que tiene que ver con esta incesante búsqueda de ese “otro” que “llena” nuestros vacíos, nuestros espacios. Algo que es muy femenino, no sé si es porque lo llevamos en los genes o es algo cultural, o ambas cosas…. Me refiero a la incapacidad o más bien la dificultad de ser capaz de llenar una misma sus espacios, la necesidad que otro venga y los llene, nos haga felices, cuando la verdad es que si dependemos de otro para esta tarea, es como colocar todos nuestros sueños, añoranzas y esperanzas en otro ser humano que está igual de cagado de miedo que una. Mucho peso encuentro yo… pero lo hacemos.

Yo he sido Frida. Yo he tenido a mi panzón también. Todas hemos sido Fridas. Es parte del aprendizaje. Sin Frida no hay luz. Sin Frida no hay evolución. Ahora, perderse en el amor, perder ese equilibrio vital por alguien, por un sentimiento, por una emoción, tampoco lo encuentro de sicopátas, creo que es necesario vivir esto por lo menos una vez en la vida. Claro que con ciertos límites, tampoco se trata de terminar en un asesinato o suicidada. Bueno, así pienso yo, también es porque amo las  buenas historias.  

miércoles, 11 de junio de 2014

Mi Mr C

“La vida es un viaje”, me dijo una vez en sueños y vaya que lo fue. El viaje con él fue de esos tipo montaña rusa, subimos, bajamos en caída libre, subimos de nuevo… la sensación fue buena, de pronto agotadora, y a ratos aterradora.

C fue el “shot” que necesité un rato para arrancar motores.C fue el bálsamo, la droga, la evasión, el juego, la entretención de mis propios demonios. Mi lucha por salir de ese círculo no ha sido una lucha con él, ha sido una lucha conmigo, con mis propios miedos, mis propias perversiones, mi propio lado oscuro.

Él fue el desafío  que el Universo colocó en mi camino para que yo tomara una decisión muy importante, una de vida, una de convicciones, de valores, pero principalmente de amor propio. Él fue una especie de fantasma del futuro, uno que me mostró qué pasará conmigo si es que no logro aterrizarme y controlar mi caprichoso ego. La vida me lo ha preguntado varias veces “¿esto es lo que quieres ¿sí o no?”. La decisión siempre, pero siempre ha sido mía.
 
Ahora, sería injusto endemoniar su figura y contar que todo fue fango. No lo fue. Jamás fue tampoco caminar por un prado, en realidad, tampoco me interesó nunca que así lo fuera, porque me cansé de andar jugando a correr por el campo, la vida no es así, pero… hay pasajes buenos, momentos buenos y sin duda, cuando rememore algunos episodios de mi vida, él no será olvidado.

Lo recuerdo bailando, lo recuerdo tomándome por la cintura, lo recuerdo mirándome con deseo, con desafío, lo recuerdo como una atracción radioactiva. Lo recuerdo haciéndome literalmente gritar de goce, lo recuerdo asertivo, inteligente, encantador, lo recuerdo como una gran tentación, como un desafío.

Pero también recuerdo sus ganas de controlarlo todo, recuerdo su egoísmo, recuerdo sus complejos de inferioridad, recuerdo sus traumas de niñez, recuerdo su incapacidad para dar amor de manera sana, recuerdo su apatía, recuerdo su miedo, recuerdo sus contradicciones, recuerdo su lado oscuro, recuerdo su machismo, recuerdo sus ojos saltarines (mi madre siempre me dijo que tuviera cuidado con ojos así), recuerdo su distancia con su hija, recuerdo cómo empecé a sentirme cada vez que se acababa un fin de semana de evasión, recuerdo cómo él comenzó a desgastarme con su indiferencia bipolar.

Almas como esas no cambian. Almas como esas no sanan. Almas como esas no cicatrizan. Y yo, no me permitiré jamás ser la mujer “que lo logró”, tengo muy claro el precio de eso y siento en mi corazón, que no es mi destino, no llegué a este mundo para salvarlo del peor enemigo que tiene: él mismo. Vine a algo parecido sí, a salvarme a mí, de mis propios demonios y de pasadita, y muy humildemente lo digo, a ayudar a otros. Yo vine a aprender a amarme.

Soy de las que creen en reencarnaciones y vidas pasadas. Estoy segura que yo ya conocía a Mr C de hace muchos siglos. Siento que nos hicimos daño, no sé si él a mí o yo a él, o ambos dos. Pero él me viene siguiendo de hace rato, y no permitiré que haga lo que me hizo antes en esta vida, porque para ser sincera era casi imposible que nosotros dos nos encontráramos, pero pasó y eso se llama destino.

Si alguien me preguntara sobre si me arrepiento de haberlo conocido, la respuesta es no. Él es lección, él me mostró mi sombra, él me mostró, enrostró y potenció todo aquello que no ha sanado en mí. Sin él, posiblemente hay cosas que no vería de mí, o  me habría costado más pesquisar.

Creo que este viaje fue necesario y que la mayor parte del tiempo sonreí. Pero todo viaje debe tener un final, porque si se alarga más de la cuenta, pasa que uno empieza a marearse, a quejarse, a aburrirse, y a sólo desear que el avión descienda. Yo, para ser sincera, siento que me fui antes que el avión explotara jajaajaja. Salí de ese lugar con mi paracaídas porque me di por enterada que el avión nica iba a aterrizar solo.
Tenía razón: la vida es un viaje, la vida es tránsito, la vida es aprender de ir un lugar a otro. La vida es un viaje, entretenido, fome, bueno, malo, rápido, lento, desgastante, motivante, doloroso, alegre…. La decisión es de una. Yo ya tengo mi opción.


miércoles, 4 de junio de 2014

La debacle

Y justo cuando uno piensa que este año todo será más tranquilito, en que las penurias que uno sufrió durante el 2013 ya han sido resueltas y que ahora toca gozar, ¡Paf! Dios me recuerda que la lección aún no ha sido aprendida. ¿Cuál lección? Ya me perdí y tengo en estos momentos la cabeza demasiado revuelta como para pensar con mucha claridad.

Es como si la vida me empujara a algún lugar, no sé a dónde eso sí, es como ¡ahora es el momento! Y me guste o no, es el momento. Como ya a estas alturas todo castillo rosado se me ha derrumbado, me tomo lo que pasa en mi vida con bastante realidad, ojos bien abiertos, orejas bien paradas, pero corazón retraído. Es lo mínimo que puedo hacer para no sucumbir ante la fatalidad.

Estoy agotada!!!! Porque lo único que quiero es estar tranquila en algún puto lugar. Pero es como que todo me indicara que tengo que avanzar, irme, moverme… no hay caso. Pienso que acá entra a jugar un poco el destino, y es increíble cómo al ver los sucesos que han ocurrido, puedo decir con bastante audacia que todo, prácticamente todo me llevó a este punto de inflexión.

Dios es un personaje muy chistoso o se hace el chistoso, tiene unos guiones que son para estrujarse de la risa. Pero ¿saben qué? Igual puede ir a enchufarse un rato su guión, ¡Give me a break!


Como sea, como sea… siempre he sido una fiera de corazón, una mujer fuerte y luchadora, he estado en peores escenarios que el que protagonizo ahora y yo decreté hace un tiempo atrás, que yo nunca, nunca volvería a pasar por una penuria de aquél tipo más. Nunca más. Lo firmé con sangre. Y a mí no se me cae la corona. Llegó la hora de moverse, llegó la hora de cambiar de rumbo, así es la vida o no….. 

martes, 3 de junio de 2014

Un buen polvo

Yo creo que no hay definiciones universales para esto. Para algunos será tirar por horas, para otros será hacerlo en lugares raros, para algunos será tener varios orgasmos y hasta para algunos será tener uno no más. En fin, cada persona es un mundo en temas como este.

Si me preguntan a mí, una buena encamada se traduce en un resultado multifactorial. Soy mina, sorry, soy más compleja. Tiene que ver con la conversación previa, las miradas, si me tomé o no un trago, si comí o no, si tengo ganas, si estoy cansada o no, si la persona de enfrente me tiene enferma de caliente o si en verdad es sólo por una cosa de satisfacer una necesidad o peor, por aburrimiento.

Haciendo rewind en mi cabeza, yo podría decir que he sido bien y mal cogida. He sentido deseo demencial y  no he sentido nada. He pasado de sentir mucho a no sentir nada, he pasado de sentir nada a sentir mucho. El sexo es mágico, sano y por lo menos para mí, un condimento muy efectivo para que yo me enganche de alguien. Porque así como hay minas que se enamoran del hombre que les regala flores, así como hay minas que se enganchan de un loco porque tiene auto, yo me engancho de un hombre que me folla bien. Tal cual.

Me pasó una vez hace unos años. Y me enganché como un demente porque él fue quien me ayudó a resucitar de un coma sexual. Él fue el primero que me hizo vibrar con un  buen orgasmo. Y luego, de uno, quise dos, y luego de dos quise tres y cuatro y ¿por qué no darme orgasmos para siempre? Ja!!!!!!!

Por ese hombre me volví media loca. Podía tirar con él por horas y no es algo metafórico, estoy hablando horas: no dos, no tres, no cuatro…. 9, toda la noche más la mañana completa del día siguiente. Ahora que lo pienso, no sé cómo me podía levantar después para ir a trabajar jajajajaja  y ahora que lo pienso no sé cómo me la pude, pero para que vean lo que una hace cuando te motivan bien.

Pero ustedes comprenderán que con tanto sexo era imposible que nosotros dos saliéramos de la cama, por ende no hacíamos ninguna otra actividad que esa, intentamos salir de ahí, pero no se pudo. Fin de la historia.

Luego de él vino un amor que pintaba ser amor del bueno…. claro que era inexperto en esa sección. Y como soy tan entregada y buena, fui paciente, yo siempre decía que era un diamante en bruto y le enseñé una que otra cosita por ahí. Aún espero mi mail de agradecimiento, estoy segura que algún día de algo le servirá ja!!! Yo con él igual compensaba todo, o sea, Ok, no será como el otro pensaba yo, pero me da amor y del bueno, así que el sexo podía restarse en importancia.

Pasé mucho, pero mucho tiempo pensando que el “resucitador” había sido “él” mejor sexo de mi vida y que no quedaba más que resignarse a una vida de placeres moderados. Hasta que la vida me sorprendió con C, cuando lo vi lo supe, ni siquiera fue necesario que me tocara.

¿Y qué hizo que el sexo fuera bueno? una suma de cosas, a ver… primero su atractivo físico, lo encontraba guapo, a él lo comparo con un felino, como un puma, su mirada, siempre tuvo una vibra sexual. No sé, su forma de pararse, su forma de caminar, de hablar, de expresarse, de mirar, de mirarme.

Luego,  su forma de tocar, segura y ¿cómo decirlo? territorial quizás. Esa cosa cavernícola de “´tú eres mía” no sólo dicha en palabras sino que también en actitudes… igual al final creo que también tiene que ver con química, una sumatoria de física cuántica corporal. Ah! Y también influye la destreza erótica del otro… claro uno podría decir ‘este gallo sabe demasiado bien dónde está todo y cómo hay que tocarlo, seguramente ha estado con mil minas’…. Sí… pero igual es agradable encontrarse con alguien que no haya que darle un video tutorial de lo que es una vagina. GRACIAS!!! Otro punto importante es que el hombre hacía sexo oral y lo sabía hacer, su destreza lingual también influyó el en resultado final.

Con este hombre en poco tiempo, tuve varios orgasmos. Aún recuerdo que la primera vez que pasó yo le dije, sin pensar, “que Dios te bendiga”, qué risa… Fue toda una aventura ese hombre, no me arrepiento de ni un solo momento.

Bueno, debo sentirme bendecida porque hay mujeres que viven una vida siendo mal cogidas y sin esperanzas de nada mejor, con el pelo opaco y la piel seca. Igual soy de las que piensa que la sexualidad es responsabilidad de una, tampoco se trata de decir “chuta tira mal, en fin”, hay que enseñarle al pobre hombre también cómo y dónde a una le gusta. Claro que hay algunos que se ofenden o que no entienden nunca, pero eso es harina de otro costal….