miércoles, 2 de marzo de 2011

Soltar, liberar ¡ahora!


Durante cerca de dos semanas físicamente no he estado en mi mejor momento, fui invadida por una maldita cistitis que me llevó a derrochar (es que me duele gastar en médicos) dinero en un doctor y en un remedio carísimo.

Me dio fiebre, ardor, me sentía rara, mal, decaída, irritable, y qué lata sentirse así cuando todo el resto de la vida marcha de maravillas, como que si estás enferma no puedes disfrutarlo bien, así de importante es la salud. En fin.

El tema es que empecé a googlear un montó de cosas sobre la cistitis y entre prevenciones, medidas caseras y remedios, di con el significado emocional de esta enfermedad. Decía que suele darle a quienes han terminado una relación y no han podido soltarla aún, que la vejiga se veía afectada por penas y rabias acumuladas y no liberadas.

Y fue como “Oh!” cuando le leí, porque claro, hay un montón de factores por las que me dieron cistitis, pero nunca antes me había dado tan heavy. Y eso me hizo reflexionar acerca de esto de soltar, liberar el amor pasado.

Siendo bien auto crítica y con la mano en el corazón, creo que aunque ya hayan pasado varios meses desde que terminamos con J, y ya tres meses desde que no vivimos juntos, aún no he sido capaz de poner este asunto en orden. Voy a terapia, pienso mucho en el tema, y hasta a veces me desespero, pero cuando se trata de poner en práctica todo lo reflexionado, como que tengo miles de piedras que me topan y me impiden seguir.

Aclaro que esto no tiene nada que ver con la existencia de residuos amorosos entre los dos. Puedo hablar por mí y digo, sin duda alguna, que ya no me siento enamorada de mi ex, no pienso ni lo veo como un objeto amoroso ni romántico. No lo deseo sexualmente (eso ya pasó a mejor vida hace años), pero creo que las cuentas pendientes son las que no me permiten hacer cosas prácticas como dejar de hablar con él para siempre y eliminarlo de mis espacios online.

Como dice mi sicóloga hay una parte de mí que inconcientemente le pasa la cuenta, hay otra parte de mí que necesita ese alimento del ego de sentir “ah, me buscas, aún me necesitas, pero ya es muy tarde” y por último aún siento esa cosa tan disfuncional de “pobrecito” por él, cual hijo o bebé abandonado.

Creo que ya hace ratito que debería haber soltado. O sea, igual siento que lo he ido haciendo de a poquitito, primero la parte del amor, luego la parte de echarlo de menos, luego el sentir que mi vida es mejor sin él, pero aún me falta esa última sacudida, la final, la que me libera completamente. Y creo y espero, que ya va a llegar, cuando realmente me decida a hacerlo, así de simple. Eso o morir de una infección poco glam en el futuro.

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