domingo, 30 de diciembre de 2012

Última noche del 2012


En rigor no es la última noche, ya que esa sería mañana 31 de diciembre, pero en verdad es la última en que estamos anclados al 2012, ya que mañana seguramente estaremos yendo y viniendo a algún lugar, preparando comida, la tenida, etc.

En lo personal el 2012 ha sido positivo en prácticamente todos los aspectos. Me siento muy bendecida. Además, creo que me lo merezco jajaj porque tuve un 2011 rudo, por lo que sin duda siento que la vida me ha compensado la pena y el dolor.

Pienso que si estás leyendo esto y eres de las personas sintió este  2012 como un 2011 mío, tienes todas las de ganar el 2013, sólo hay que tener fe, pensamiento positivo y trabajar por aquello que quieres y no lograste, o superar aquello que perdiste. Porque aunque suene súper cliché, todo pasa por algo, ¡en serio! Y siempre es porque allá afuera, incluso a la vuelta de la esquina, hay algo muy bueno esperando por ti.

Hoy amo mi vida y todo lo que incluye. Y espero para este 2013 que ojalá todo siga igual o mejor aún. Obvio que me da a veces un poquito de aprensión, es normal tenerle miedo a los cambios, pero trato de mantener la mente positiva.

Por lo pronto, este 2012 se despide dejándome grandes saldos positivos en amor, trabajo, dinero, sexo, amistad, sueños y deseos. Así que 2013, te lo digo altiro, la vara está bien alta!!!

Aprovecho esta entrada también para enviarles a todos ustedes los que se dan la lata  de leerme, de comentarme, de postearme. Es un honor para mí que alguien, se interese por mis ideas, pensamientos, sentimientos… en fin. Les mando un abrazo a cada uno, y espero de verdad que este 2013 podamos seguir contándonos la vida. 

sábado, 29 de diciembre de 2012

Shortcuts


Hoy viendo la película “Friends with benefits” (Amigos con beneficios) me topé con una frase notable de Woody Harrelson y cito: "Everyone want's a shorcut in life, my guidebook is very simple: You wanna lose weight? stop eating faty!, you wanna make money? Work your ass off lazy! you wanna be happy? then find someone you like and never let them him o her go".

Traducida al castellano sería algo así como: “Todo el mundo quiere irse por el camino fácil, mi libro de guía es bastante simple: ¿Quieres bajar de peso? Entonces ¡deja de comer! ¿quieres tener dinero? Entonces ¡trabaja! ¿quieres ser feliz? Entonces encuentra a alguien que te guste y nunca lo dejes ir”.

Eso me hizo pensar en algo que realmente me molesta: la gente que lo quiere todo y más y que no es capaz de hacer nada por ello. Pueden estar de acuerdo conmigo o no, pero no hay nada que me apeste más que la gente cómoda, esas que piensan que la felicidad es una cosa que te vienen a dejar a domicilio sin que uno tenga que mover un solo dedo.

Se trata de las típicas personas que viven quejándose por todo, por ejemplo, por falta de dinero, y cuando se les presenta una oportunidad de trabajo, les da flojera o lo hacen a medias. O viven quejándose que no tienen pareja y cuando llega alguien decente a sus vidas, se asustan y salen arrancando.

Todo lo quieren rápido y con el menor esfuerzo. Quizás me molesta porque a mí me ha costado todo o por lo menos la gran parte de las cosas. A mí nadie me ha regalado nada. Quizás es porque mi lema es que para ser feliz hay que trabajar, y no hablo sólo en lo laboral, me refiero a la vida entera. Hay que trabajar por las cosas que uno quiere, por mantener lazos, por ser mejor persona. No es como si las cosas buenas de la vida colgaran de un árbol. O sea, así por lo menos yo veo la vida.

Todos tenemos derecho a enojarnos, quejarnos y lamentarnos, incluso a compadecernos de nosotros mismos y de nuestra supuesta mala suerte. Pero eso para mí tiene que durar un rato, porque cuando se alarga, se convierte en pérdida de tiempo y energía; energía que hay que usar para salir adelante y no para estar eternamente mirándose el ombligo.

Tal vez por lo mismo, tiendo a ser un poco dura con las quejas ajenas, o sea, las escucho un rato, empatizo, pero ya cuando veo que no hay más que eso, me molesta. Creo que también tiene  que ver por cómo me educaron mis padres, bajo el régimen de que en la vida las cosas cuestan, de que hay que poner esfuerzo, y que el mundo no está hecho ni para cobardes ni para flojos.

Reconozco que soy media talibana con este tema y que a lo mejor, me voy al extremo, pero a la vez, creo que la mejor lección que uno puede aprender es que todo es posible si uno se enfoca y trabaja por ello. Y cuando digo TODO, digo todo. Hay que soñar en grande, sin importar lo que digan los demás. Pero no basta soñar, eso es sólo el primer paso. 

sábado, 15 de diciembre de 2012

Cinismo sexual


Empezaré con una doble queja, para hombres y para mujeres. Les contextualizo. Hace unos días apareció un video íntimo  (muy comentado) en el que salía Rony Dance tirando con Mariana Marino. Para quienes están leyendo esto y no son de Chile, les cuento que el primero es una especie de seudo modelo bailarín que se hizo famoso hace varios años por bailar en un programa juvenil. Y la segunda es una modelo argentina que se hizo famosa por estar en un reality.

El tema es que el video (que lamentablemente no puedo linkear porque ya fue bajado de todos lados) muestra a los dos teniendo sexo, como cualquier otra pareja. Ok. Yo de hecho cuando lo vi, me pareció bien hot, pero nada fuera de serie tampoco, o sea, cosas clásicas que se hacen, lo que no es sinónimo de fome. 

Al día siguiente me tuve que mamar comentarios gueones masculinos que me dejaron sorprendida. Unos aseguraban que ambos eran una lata en la cama, otros que Rony la tenía chica y poco dura al momento del acto, y otros que él era más tieso que una tabla, vale decir, carente de ritmo.

Las mujeres por el otro lado, me sorprendieron con el otro extremo. Que Mariana era maraca, que cómo hacía esa posición (patitas al hombre y en cuatro), que era un suelta, puta, etc.
Quedé para dentro. Y eso me hizo pensar en el cinismo sexual que aún impera en mi país en ambos sexos y que es transversal. De hecho, media hastiada del tema, cuando el otro día alguien me dijo “más fome los dos”, le respondí “finamente” por su puesto “Bueno ¿y qué queriai, que el Rony acabara en su cara? Si no era una porno, era una relación sexual de verdad”.

Esto me lleva al primer tema. Los hombres y su famoso porno. ¿EN QUÉ IDIOMA HAY QUE HABLAR PARA INDICARLES QUE LAS PORNOS ESTÁN EJECUTADAS POR ACTORES Y QUE NO ES REAL? El sexo rico, exquisito, el buen sexo, no tiene nada que ver con pornografía. No tiene nada de malo lo Triple X, cuando uno lo ocupa como complemento de pre calentamiento, de entretención, pero cuando lo ves como material educativo ¡estamos mal!

Y otro tema. Varios hombres comentaban que Rony era penca en la cama porque en un primerísimo primer plano se ve cómo está follando y que por accidente o flacidez- como quieran llamarle- se le sale su pene del lugar adecuado, por lo que se ve en la obligación de reubicarlo ¿se comprende? Yo creo que sí. Y todos como que decían que eran penca por eso, porque ellos la tenían parada como estacas durante toda la relación sexual. ¿REALLY? Que levante la mano a quien no le ha pasado eso… ¡Desierto! 

¿EN QUÉ IDIOMA HAY QUE HABLAR PARA EXPLICARLES A LOS HOMBRES QUE CUANDO ELLOS SE JACTAN DE SU POTENCIA, VIRILIDAD Y TAMAÑO, NOSOTRAS ALTIRO SACAMOS LA CONCLUSIÓN DE QUE:


* NO SE LE PARA
* ES EYACULADOR PRECOZ
*ES PÉSIMO AMANTE
*ES GAY

Yo no le creo a esos que dicen que a ellos nunca han tenido problemas de erección. Yo no creo a los hombres que dicen que hacen el kamasustra completo, yo no creo en los que dicen que pueden follar toda la noche (hay hombres que pueden, sin duda, pero son los que no se jactan de ello). Yo no creo nada de lo que los hombres le cuentan a otros hombres en esa área. 

El último tema, no menor. ¿Qué pasa con mi género? ¿qué es eso que Mariana es puta porque lo hace a lo perrito? Ese es cinismo pero al otro lado. Cinismo del cartuchismo. Onda, yo soy una lady, entonces follo con la luz apagada, media vestida y a lo misionero. A esas mujeres me gustaría decirles que una mujer bien mujer, tira como loca en la cama y al día siguiente es tan lady como cualquiera.


lunes, 10 de diciembre de 2012

De lo que me despido el 2012


Ya siendo diciembre y a sólo días de despedir oficialmente el año 2012, hay ciertas situaciones de las que me despido y dejo atrás para comenzar el 2013 de cero, como corresponde.
 
Relación pasada
En diciembre pasado di por finiquitada una relación de alrededor de un año de duración. Una relación que me tenía cegada y pensando que quizás era muy difícil superar, en todo sentido.  A pesar de lo anterior, mi corazón, tenía hambre de más. Hambre de algo estable, de una relación, con proyección, de una relación sana que me hiciera feliz y que me hiciera sentir que todo lo que doy se me devuelve por igual.  Recaí, me  tropecé con la misma piedra varias veces en el pasado, pero hace justamente un año, algo me hizo darme cuenta que ya era hora de avanzar. Me costó. Dudé. Me dio miedo. Y es curioso cómo uno se acostumbra de tal manera a lo malo que hasta uno lo extraña. Pero en algún punto, no sabría decir cuándo exactamente, solté. Hoy estoy con otra persona, y sin ánimo de andar comparando es muy distinto a esa persona que dejé partir. Y soy feliz. Más feliz de lo que nunca pensé que sería. Si bien, hace rato que le dije adiós a ese ex, hoy lo hago oficial. Adiós.

Miedo a soñar
Le digo adiós a mi miedo a ser feliz, a mi miedo a soñar. A mi miedo a la ambición. A mi miedo por un futuro mejor. Adiós al miedo a estar en pareja y sentirme comprometida, a mi miedo a los cambios. A mi miedo a vivir. Mi miedo a querer, a amar, a construir nuevas relaciones. Mi miedo a sentir.

Recelo con el Dinero
Hoy digo sin temor ni vergüenza que me encanta la plata, que me gusta ganarla con honestidad y trabajo duro. Que me lo merezco, que me lo he ganado, que todos los días aporto para tener más. Que la felicidad no la hace el dinero, pero sí la auspicia. Antes, le tenía recelo, pensaba que no era importante, que yo perfectamente podía ser súper feliz sin mucho, pero la vida, me aleccionó bien. Hubo un tiempo hace algo así como un año atrás donde debía elegir entre tomarme un happy hour o almorzar. Lo pasé mal, lloré, patalié, me sentí frustrada, hasta que un día, decidí levantarme y salir adelante. Y acá estoy.

Miedo a la Ambición
Va unido a los dos puntos anteriores. Antes, por alguna razón rara, sentía que la ambición no era un sentimiento positivo. Que quienes viven ambicionando como que vivían sólo queriendo más y más. Pero la verdad es que hoy ya no le tengo miedo a la ambición, me gusta y la valoro. Yo ambiciono tener la mejor vida que puedo tener, en el sentido global de la palabra. Soy feliz con lo que tengo, pero siempre pienso que lo mejor está por venir.

Sexo sin amor

Si bien fue un proceso que ha tenido, yo diría que dos años de duración, hoy puedo decir felizmente que para mí el mejor sexo del mundo es aquél en que se incluye el corazón. El mejor sexo es aquél que es completo, es decir, cuerpo, cabeza y corazón. Hubo un tiempo que pensé que yo no estaba hecha para eso, pero hoy me doy cuenta que simplemente yo no estaba preparada.




domingo, 9 de diciembre de 2012

Mis piropos favoritos


Pensaba en lo siguiente:  con los años y las etapas que uno va quemando en la vida, los piropos o halagos que a uno le gusta escuchar de un hombre van cambiando.

A los 15 años uno podía derretirse porque te decían que eras linda, a los 20, porque eras sexy y deseable, pero a los 30 pasa algo con esto. O sea, no es que a una no le guste que le digan bonita o sensual, pero, por lo menos en mi caso, siento que soy mucho más que eso (dijo la humilde jajaja).

No, pero hablando en serio, a mí lo que hoy me derrite es un hombre que valore mi trabajo, que me diga que soy buena profesional, que le parezca atractiva mi parada en la vida, la forma en que enfrento la vida, más que soy bonita o tierna.

Nunca olvidaré que a mis 20 y tantos años, un tipo se le ocurrió decirme como máximo halago “me encanta tu pelo”. O sea, la etapa de mi atractivo en la cabeza (soy crespa y colorina) como que lo encuentro trillado. Y a estas alturas, creo que vomitaría si alguien va y me dice que le gustan mis ojos. O sea ¿es broma cierto?

Pero no había cómo escuchar que un hombre poco menos que aullara por los encantos sexuales y sensuales de una. Ya está bien, aún me gusta eso, pero tiene que ir acompañado por estos otros halagos a los que hago mención y que tienen que ver con el carácter de una.

Pasa lo mismo para el otro lado. A mis 15 años yo buscaba a un chiquillo que besara bien. A mis 20 años, buscaba a un jovenzuelo que follaraba bien, a mis 30 años, busco un hombre que me bese, me folle y me quiera bien. Más claro que eso, imposible… ahora quizás qué busque a los 40. Bueno, pero eso da para otro blog.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Yo me masturbo, tu te masturbas, todos nos masturbamos


A nosotras las mujeres, por lo menos de mi generación – estas últimas generaciones son bastante menos acartonadas – desde chiquititas nos meten en la cabeza que la palabra masturbación es como cochina, fea, poco glam. Y el acto en sí, es algo secreto, medio dark.

En cambio los hombres en eso tienen más libertad. Entiendo por lo demás que los hombres hasta se enorgullecen que se masturban, lo ven como una necesidad, como algo lógico, casi de machos. Cero rollo. Manuel Neira y su masturbación grabada, es un claro ejemplo de ello.

Pero la verdad de las cosas es que la masturbación es algo natural para los dos géneros por igual y durante toda la vida, no sólo en la pubertad o adolescencia. Y en todos los estados, no sólo en la soltería y no sólo en la soledad, sino que de a dos también. Lamentablemente eso una lo aprende en el camino, viviendo, nadie te lo dice.

Siempre he pensado que si uno no sabe cómo tocarse o qué cosas a una le gustan, ¿cómo cresta le vas a poder indicar al otro? El sexo pienso, que es algo que parte por casa. Lo mismo que los orgasmos, hay que hacerse cargo de ellos y no dejar esta responsabilidad en el otro. Y eso es, creo yo, una de las funciones del autoerotismo.

Hoy los expertos hasta recomiendan hacerlo para quienes padecen de fobias sexuales, disfunciones o problemas de sexo en pareja. Así de sano es. Por lo que creo que el llamado es a perderle el miedo y a sacarle todos los tabúes y mitos ridículos relacionados al tema.

Nunca olvidaré cuando un ex pololo me contó que su profesor de biología le dijo que no era bueno masturbarse tanto porque de lo contrario, quedabas estéril. A una le dicen que si lo haces mucho, después no podrás gozar en pareja porque la masturbación es un acto egoísta y un sinfín de gueás que es mejor borrar del disco duro.

De hecho el otro día leí una columna notable en el que la persona aseguraba con fundamentos casi irrefutables, que hoy al hombre no se le conquista a través del estómago o cocina como aseguraba nuestra abuelita, sino que en la cama y con técnicas de excelencia en el manejo de la masturbación masculina.

Y es cierto, hoy un hombre no cae rendidos a nuestros pies porque hacemos una rica cazuela, hoy un hombre queda embobado si somos buenas amantes, lúdicas, sin complejos y con técnica (entre otras cosas, obvio, si el sexo no lo es todo).

Por otro lado, en el mercado actualmente existen una gran variedad de juguetes sexuales para mujeres. No para solteronas tristes o que les falta pico – como se estila decir – sino que para mujeres que se hacen cargo de su sexualidad, que no tienen miedo a probar, y a probar solas primero.

La autoestimulación es tan normal y sana como comer o ir al baño. Y, al contrario de lo que pensaban hace tan sólo unos pocos años atrás, mejora nuestra vida sexual. Porque una mujer que sabe lo que quiere, cómo lo quiere, y dónde lo quiere, hoy es altamente cotizada.




miércoles, 28 de noviembre de 2012

Turn Ons


Esta es una entrada caliente, cachonda, así que si usted se ofende con facilidad o es muy sensible a estos temas o derechamente tiene un tema con lo sexual, mejor absténgase y no siga leyendo. Si, por el contrario, le gusta el sexo, lo disfruta y no tiene complejos ni trancas raras, siga leyendo.

Primero debo decir con todas sus letras, que la calentura es algo muy personal. O sea, hay gente que se calienta con cosas absurdas que pueden ir desde una rica comida, un buen vino hasta un olor especifico. Así que no vamos a andar rasgando vestiduras ni andar pregonando verdades absolutas. Por lo mismo, voy a dar un listado de mis particulares Turn Ons. Puede usted estar o no de acuerdo conmigo. Parto con lo más básico: 

*Vino: En general el copete me pone algo más efusiva, pero no hay como el vino. El tinto en verdad. Me hace hablar más de la cuenta y me incita a actuar sin pensar.

*Una linda cena o un buen momento en general: Un lindo momento con mi pareja también me pone ganosa. El pasarlo bien, reírme, el sentirme querida, amada, deseada.

*La inteligencia: Me calienta un hombre clever. Y no me estoy refiriendo a un gueón latero, y profundo que te recite textos históricos de memoria o que te hable eternamente acerca de la inmortalidad el cangrejo, sino un gallo INTELIGENTE. Que sabe para donde va la micro, seguro de sí mismo, que no habla de más, que opina con argumentos etc.

*La ambición: Un hombre que siempre vuela alto, que siempre sueña en grande. Un hombre que siempre cree que su situación puede ser mejor. Un hombre que no se achica, que tiene hambre de vivir, de ganar.

*El amor: Que me amen, me calienta. ¿Qué hacer si tengo ovarios? Sentir que me aman locamente me pone ganosa. Que me lo digan antes, durante y después del acto, me pone aún más horny. 

*Sin prejuicios: Me calienta un hombre entregado en la cama, aquél que no anda con miedos a hacer cosas o a hacer ciertas posiciones. Un hombre entregado, un hombre que se deja llevar y que está dispuesto a aventurarse a cosas que quizás no conoce o no ha hecho nunca.

*Apasionado: En todo el esplendor de la palabra, un hombre apasionado en y fuera de la cama. Un hombre que ama lo que hace y que trabaja por ello, un hombre trabajador, esforzado, luchador. Que no se rinde.

*Bueno: Un buen corazón masculino también me incita en la cama. Un hombre bueno conmigo y con el resto, me hace sentir especial. Es como Hey! Él está conmigo, bueno…. Por algo será.

*Admirable: Un hombre que tiene tantas cosas lindas y buenas dignas de admirar me hace desearlo de manera loca. Yo admiro en una persona, su capacidad de trabajo, su carácter, su forma de afrontar la vida.

*Ganoso: Un hombre con ganas, que le gusta el sexo, que le gusta tomarme fuerte y seguro, que me besa sin miedo, que me abraza. Un hombre intenso. Un hombre, seguro de lo que siente por mí. 

Después de hacer este listado puedo concluir que todo esto, y quizás más cosas son las que me hacen desear a N. Es heavy… entre que me da pánico, entre que me da felicidad…. Y entre que me emociono. 

martes, 27 de noviembre de 2012

Mi partner


El otro día mi compañera F, me decía desde la guata que lo que ella busca – y que no ha logrado encontrar hasta ahora – es un hombre compañero, un partner, alguien con quien pasar la vida y sentirse protegida, alguien que apañe y acompañe.

No un niño. No un papá. No un pastel. No un cacho. No un hijo. Un compañero. Y yo le dije “es difícil, imagínate que recién a mis 32 años, lo encontré”. Y eso también lo dije desde la guata.

Mi N es eso en todo su esplendor. Es mi compañero de ruta, en todo sentido de la palabra. Y es heavy porque aún él estando en otro continente, aún cuando él justo estuvo ausente en seguramente fue la crisis laboral del 2012, yo lo sentí cerca, estaba ahí conmigo, por mail, por Facebook, por donde sea, pero ahí estaba.

Y eso es como algo shúper loco en mi vida, porque hasta ahora estaba acostumbrada a ser yo siempre la que daba ánimo, siempre la cheerleader profesional, la que siempre está ahí, escuchando, aconsejando…. El problema es que no era recíproco y cuando yo caía, no tenía más remedio que subirme yo solita de vuelta.

En cambio ahora, como tengo un partner, estoy como en este lugar seguro que no conocía. Y tampoco es una seguridad que implique dependencia, para nada, sigo siendo una república independiente, pero, sé que si algo me pasa, él va a estar ahí apoyándome del a forma que se pueda. Y eso no tiene precio, porque vaya que sé cuánto cuesta encontrarlo.

 Y yo también trato de ser lo más partner que puedo ser, apañar, y estar. Trato de ser buena compañera, a veces siento que fallo, a veces siento que tengo éxito. Pero siempre lo intento. 

jueves, 22 de noviembre de 2012

Síndrome Loco por Mary


El otro día por casualidad me topé en un canal del cable con la notable película “Loco por Mary”, pero la verdad es que hacía tiempo que quería escribir sobre un fenómeno que aparece en la cinta. Y no, no tiene nada que ver con el semen en el pelo de Cameron Díaz. Dios. Sólo puse esa imagen porque es la más clásica del filme. 

Como sabrán ya, todos los ex de Mary aún la amaban y hacía lo imposible por volver con ella; como si ellos, a pesar de los años, hubiesen mantenido intacta la imagen de Mary como un recuerdo inmaculado; como que encontraran en ella la cura de todos los males.

Eso pasa a menudo, o por lo menos a mí me pasa harto. No quiero que suene soberbio ni nada, pero pensaba que era mi maldición, onda hombre que estaba conmigo quedaba medio cagado y terminaba siempre volviendo (aún cuando él fuera el de la decisión de terminar), pero ahora le llamo Síndrome Loco por Mary. No es que me pase porque soy tan regia y estupenda, sino porque ocurre lo que l Ben Stiller les dice al resto de los ex de Mary en un momento clave de la película:  “ustedes no la amaban, sino que amaban cómo ella los hacía sentir”. Porque claro, amor es otra cosa.

Vaya qué verdad, y es un clásico mal masculino. Por alguna razón los hombres como que tienden a añorar el pasado… ese pasado junto a una mujer que los quería, un pasado que ilusamente sienten como mejor. Pero como que les da amnesia y no se acuerdan de que por algo se terminó la relación o les dieron la PLR o ellos dieron la PLR.

Ahora no sólo les pasa a los hombres, hay mujeres que también sucumben a este curioso fenómeno donde la mente juega malas pasadas. En lo personal yo paso en este trastorno (en alguno que pase ¿no? Jajajaa). Yo puedo querer mucho a un ex, pero una vez pasada esa barrera de “se acabó” ese personaje deja de serme apetecible y sólo puedo recordar las canas verdes que me sacó.

Pienso en esa cosa media bíblica donde se decía a los salvados de Sodoma y Gomorra que no miraran para atrás, porque de hacerlo se convertían en estatua de sal. En la vida es lo mismo, no hay que mirar para atrás, sólo para adelante.

martes, 20 de noviembre de 2012

La metáfora del chupete rojo

Aunque es medio planchozo confesarlo – pero lo hago por una verdad mayor – tomé leche en mamadera hasta los 4 ó 5 años. Pero para mí la gracia de esto, no era la mamadera en sí, sino que el chupete de la botella, y no cualquier chupete, era uno rojo. De hecho recuerdo cómo era (cómo habrá sido mi impacto y mi gusto por él).

El chupete no tenía ni un brillo, era rojo, y era de esos esterilizados que mi papá traía del hospital. Pero era mi adoración. Si tu me cambiabas el tipo de chupete, yo no tomaba mamadera. Así de brígida.

Mi mamá, algo preocupada por mi obsesión, intentó quitarme la mamadera, para que tomara en taza. Nada. Creo que hasta incluso me puso ají en el chupete para que me dejara de gustar. Yo, con cara de mini pócker, limpiaba el chupete y me lo volvía a meter en la boca como si nada.

Al final mi mamá se aburrió y como que se entregó a mi afición, esperando que se me pasara en algún momento.

El tema es que un día, de la nada, sin que nada raro pasara, desperté, me puse el chupete en la boca y le encontré un sabor raro. Mi mamá lo lavó, volví a intentar, nada, según yo tenía mal gusto, olor, ¡guácala! Mi mamá me lo cambió por otro… y nada. Desde ese momento dejé de usar chupete, solita, y de un momento a otro.

Debo reconocer que esta metáfora en mi vida me ha seguido en los más diversos momentos y situaciones. Me ha pasado con relaciones amorosas tóxicas, a las que me he aferrado, aun cuando todo el mundo me ha pedido que por favor, abra los ojos, pero no, porfiada, yo seguía ahí. Hasta que un día, casi de la nada, despierto hastiada y doy la PLR, y en grande, porque yo podré tener deslices, pero no vuelvo ni cagando.

Me ha pasado con gente o situaciones que me han hecho daño. Todo es como el chupete, un tiempo aferrada y luego, como que despierto, veo la luz y me desprendo ante la sorpresa de todos.

Me pasa en general con situaciones que me hacen daño. De hecho, ahora que lo pienso, me pasó con mi matrimonio. Aún cuando ya venía chata de hace tiempo y me rondaba la idea por la mente, una mañana desperté y dije YA NO MÁS, ME SEPARO.

Supongo que también de ahí deriva mi impulsividad de estar una día lo suficientemente harta para, pararme, tomar mis cosas y mandarme a cambiar con cara de pocker. Sin que me importe nada ni nadie. Lo he hecho y ha sido irresponsable, pero pucha qué ha sido rico jajaajajaja. La que puede, puede. Yo no podía, pero me dio lo mismo.  

Bueno, la metáfora del chupete la sigo de cerca en mi vida, pero ahora con la mesura que dan los 32 años. Una tampoco puede andar deshaciendo las cosas a cada rato. Pero.. digamos que estoy atenta cuando siento nuevamente esa sensación desagradable que me producía ese chupete que alguna vez tanto amé. 

sábado, 17 de noviembre de 2012

¡Ahora estoy en Facebook!


Amigas y amigos, grandes y fieles lectores, ya  que han seguido conectados aún cuando seguramente han tenido que  mamarse - en más de alguna oportunidad - mis lamentos, quejas y actitudes y pensamientos bipolares.

Les cuento que ahora estoy en Facebook. La idea es que podamos compartir experiencias,(nunca está de más) pensamientos, historias, quejas varias etc. Tan sólo me buscan como: Historias Treinta Años, tal cual sale en la imagen y ¡charán! estaremos conectados.

Así que la invitación ya está hecha!! espero sus solicitudes de amistad con ansias!!

Un gran abrazo cibernético a todos :)

Cambios: ¡vengan a mí!


Hace algo así como un mes, F, mi querida compañera de piso (a lo Argentino suena mucho más top) me dijo que había tenido un sueño. Me veía a mí, afanosamente enterrando algo. Ella le comentó el sueño a un señor espiritual que le dijo que eso implicaba que se venían cambios, pero no para ella, sino que para mí, la enterradora jajajajaa.

Me quedó dando vueltas esto. Y me empezó a dar como un nudo en la guata. Confieso que los cambios – más aún los laborales – me dan un poco de susto, como que me resisto y a veces me aferro, aún cuando sé que es mejor dejar ir.

Bueno, como al poco tiempo escuché a fucking grillo que me ha perseguido durante casi toda mi vida (sí, escucho cada cierto tiempo un grillo detrás de mi velador desde que vivo con mis papás algo imposible porque con ellos vivía en el piso 19 de un edificio y ahora vivo en el 13) deduje que la cosa se venía en serio. PD: los grillos advierten cambios en la vida (buenos y malos).

De ahí me vino la sensación de claustrofobia laboral o sofocamiento, como lo he bautizado, en el que me cuestiono en qué estoy, con mi clásico ¿qué mierda hago acá? para luego dar rienda suelta a mi ya clásica crisis existencial. 

Descubrí en medio del proceso - que  duró como un mes - que amo el dinero, pero que también necesito amar lo que hago. Y cuando eso no ocurre, me achancho, como diría una abuelita. No tengo motivación de nada, y generalmente todo me da tedio y sueño.

Ante este escenario, mi instinto más primitivo me susurró una sola cosa: ¡Evacuar! Así,  decidida a dejar uno de mis fuentes laborales, empecé a buscar por aquí y por allá, dándome un máximo de 2 meses para encontrar algo que de verdad me generara lucas y me gustara de corazón. En eso estaba cuando a los días me entero que ahora mi búsqueda tendrá que se obligatoria porque mis “servicios” no se renovarán para el 2013 y terminan específicamente el 31 de diciembre de 2012.

¿Mi reacción? Fue una mezcla entre cara de pócker, alivio máximo, miedo, preocupación por mi devenir numérico en mi cuenta corriente y una pasada de pena (a nadie le gusta ser cesado de sus funciones, y el que diga que no duele, aún cuando uno lo añora, miente).

Desde ahí que ando con calculadora en mano sacando cuentas y para mi alivio los números aún me calzan, porque Juan segura y yo, viviremos mil años, justamente por esto tenía 3 trabajos. En el periodismo el que no es puto de la profesión por lo menos en alguna parte de su vida es porque  a) no lo necesita porque mami y papi le solventan todo, b) es hijo (a) de un político o personaje Vip, por lo que terminará sí o sí en un medio tradicional y de renombre.

En fin, el tema es que se viene un cambio. Quizás no tan radical o tal vez sí, supongo que depende de mí cómo será. Yo siento que lo que acaba de pasar es otro llamado de la vida. O sea, primero que todo será el 31 de diciembre, es como… Ok, esto fue parte del 2012, ahora se viene otra cosa el 2013. Y curiosamente es un cambio que quería… digamos que la vida se encargó de darme un empujoncito.
Es súper raro, hasta media bipolar la forma en que enfrento esto. Por un lado, me cago de miedo y debo recurrir al “respira hondo, cuenta hasta 10” pero por otro lado, me siento feliz jajaja, feliz de qué? 

De ser lo suficientemente libre y previsora para no estar toda cagada, feliz porque esto me da el espacio para  buscar una pega que me genere satisfacción real y porque me entusiasma el hecho que mi vida no sea como la mayoría de los chilenos. Una eterna rutina de quejas sobre el trabajo realizado y de inercia. Porque es re fácil decir que uno no es feliz en algo, o en la vida, si lo difícil es pararse y decidir a SER FELIZ. Creo que cuesta porque implica valentía y hacerse cargo de uno mismo.

La cosa es que, así están las cosas. Para ser honesta y lo digo con mucha humildad, esto es quizás lo mejor que pude haberme pasado… porque me tinca que ahora, mis números van a aumentar jajajajja. No sé por qué, pero así será.



miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿Pololear? Ni cagando


Hoy el no ser “nada” o el “andar” sólo con alguien como que la lleva en la población que tiene arriba de 28 años y que se extiende (en los casos quizás más patológicos) hasta los 40 años.

El otro día no más alguien me decía que no pololeaba porque era demasiado compromiso. Y es curioso, porque al final quienes huyen a mil por hora de la idea, al “andar” con alguien hacen prácticamente lo mismo con la otra persona, la única diferencia es que la relación permanece sin nombre.

Yo, podré ser muy open mind para mis cosas, pero en lo que sí soy old school es en esto de las relaciones y sus apelativos. Yo no creo que en las relaciones sin nombre. Ni en “andar” a los 30 y algo. ¿qué es eso? Te creo a los 15 años, pero a los 30, uno no “anda” con alguien con quien te acuestas tupido y parejo, sales a comer, al cine etc.

Aunque suene chapado a la antigua o muy de mina,  yo creo en las cosas con nombre. Porque siento que al colocarle nombre y apellido, uno le entrega vida a la relación. Siempre he pensado que si N no me hubiese pedido sorpresivamente pololeo – y yo sorpresivamente aceptado – estaríamos como en el limbo aún. Yo habría terminado haciendo puras leseras, asustándome y él seguramente se habría aburrido también.

Suene o no talibán para mí uno o está con alguien de verdad o no está. De lo contrario empiezan a aparecer puros problemas gueones. Como ¿cómo lo saludo con beso en la boca o en la mejijlla, si no somos nada? ¿qué digo cuándo me preguntan quién es él, cómo lo presento? ¿lo invito o no con mis amigos siendo que no es oficial? ¿qué digo cuando me preguntan si estoy pololeando?

Y esas preguntas en el mundo de las minas, se transforman en problemas y en cuestionamientos odiosos del tipo ¿y qué somos? ¿somos exclusivos o él anda con otra? Porque mal que mal si no tenemos un compromiso, se supone que cada uno puede hacer lo que se plazca, etc etc.

Yo digo, para ahorrarse todos estos cachos y conversaciones lateras, mejor pololear y ver qué pasa. Si total, pololear no implica una sentencia a muerte, sino una apuesta, una especie de inversión de la que podría salir cosas inesperadas.

Me carga estar en el limbo, o sea, un rato prudente se acepta y entiende, nadie a estas alturas de la vida, se da un beso y cree que está pololeando. Nadie cuerdo por lo menos. Hay que darle tiempo al tiempo, pero estar más de 5 meses en un limbo, dando bote y sin saber en qué estás, creo que es poco sano.

De hecho la única vez en mi vida en que he estado así ha sido con M. Claro, después pololeamos, pero creo que fue por darme en el gusto a mí un rato porque ya me estaba generando anticuerpos el estar en una relación, que parecía relación, pero que en realidad no lo era.

Pero para que vean que esto de pololear no es garantía de nada, ya que a pesar de estar pololeando, seguíamos dando vuelta en el mismo lodo, sólo que tenía un bonito nombre no más.

Por lo mismo, no se trata de ponerle el nombre a una relación no más, sino que de verdad ponerle pino. Ahora, supongo que los que rehúyen de esto son quienes sólo quieren los derechos que incluyen estar con alguien y no los deberes. Pero la vida No funciona así….. 

miércoles, 24 de octubre de 2012

Casados y mentirosos


Yo estuve casada, así que a mí por lo menos no me vienen con cuentos raros, pero lamentablemente muchas de mi género caen y recaen una y otra vez en las mismas mentiras de hombres casados inescrupulosos que con tal de conseguir su objetivo (conseguir una amante, una sucursal o una canita al aire) son capaces de decir las mentiras más grandes.

Ahora, y creo que esto será confirmado por mis congéneres, como se trata de mentiras masculinas en realidad son bien tontas y fáciles de desenmascarar. Pero como  aún así, se mantiene lo que yo denomino la “esperanza de la mujer gueona”,  he confeccionado un listado de utilidad pública  de las chanterías más clásicas que se escuchan de boca de casados frescos de raja ¡Acá van!

*Ya no pasa nada con mi mujer: Cuando un hombre dice esto, de lo que quiere convencernos de manera muy sutil (casi infantil diría yo) es que no tiene sexo con su mujer, que con suerte duerme con ella y le dice las buenas noches. ¿Alguien le puede creer algo así de  un hombre? O sea, a ver tiene todas las noches durmiendo al lado o en su propia  casa a una mujer, que – en el peor de los casos – alguna vez amaron (o sea por algo se casó), ustedes, de verdad ¿piensan que no tienen sexo? CUAK! Típico que dicha esta frase, 9 meses después aparece un ser con dos pies y dos manos que vienen a desmentir nuestras creencias.

*Es que yo a ella la quiero, pero a ti te amo: Really? Pero miren qué conveniente, quieren y aman a la vez. Esta es la típica frase del casado winner, porque con esto, te retiene, o sea, te hace sentir pésimo porque pucha, la quiere, pero te da un palmadita en la espalda (o donde te guste más) y te dice que te ama. O sea! La verdad es que no  quiere ni a la esposa ni te ama a ti, sólo se ama a sí mismo y a ese ego de mierda que sólo lo deja mirar su ombligo.

*Ya le voy a contar sobre nosotros: Yo creo que un hombre casado pueda enamorarse de su amante, tomar la decisión, decirle a su esposa y emparejarse como la gente, pero cuando te lo dicen una vez y no pasa nada, dos veces y no pasa nada, tres veces y no pasa nada, hay que convencerse que NO PASÓ NADA. Un hombre bien hombre no anuncia tanto, llega y hace.

*Estoy esperando que los niños estén más grandes: Un clásico de todos los tiempos. El hombre encuentra la mejor excusa en que sus hijos están muy bebés, entonces les da pena dejarlos solitos. Con esto logra varias cosas. Una salirse con la suya, dos hacerte sentir responsable de prácticamente dejar abandonadas a esas criaturas y tres de enamorarte más de este hombre, tan buen padre. Pero la verdad es que son sólo excusas y más excusas para no dejar a la mujer. ¿Por qué? Simple: NO QUIERE.

*Me estoy separando: Ojo acá, porque puede ser verdad, pero siempre y cuando que eso venga de la mano de una actitud de “me estoy separando” porque si él aún vive con la mujer, pasa con ella todos los fines de semana, te prohíbe llamarlo al celular, ni mandarle mensajes de texto comprometedores y no quiere por nada del mundo que se sepa de tu existencia. ¡Hello!

*Ella es una bruja: ¿Y tu la princesa? Ojo con los hombres casados que hablan mal de sus mujeres. Yo siempre he encontrado poco hombre aquél que en una reunión social pela a la mujer, la trata de bruja, de paca o de gastarle todo el dinero. Típico que es EL momento en que el pobre gueón puede lucirse, ya que en casa es un sometido. Eso por un lado, y por otro, es sólo una manipulación más para que no te sientas mal de ser la amante y hasta lo valides.


*Mi relación está en crisis: Los casados cara de raja siempre están en crisis con sus mujeres, siempre son maltratados, siempre ellos son tan buenos… entonces ¿qué hacen las mujeres? Los cobijan y cogen después. ¡Pobres almas! Resulta que en la mayoría de los casos ellos están súper felices de la vida y la mujer es un dulce.

Consejo final con cariño: Mujeres ¡NO SEAN GUEONAS!

lunes, 22 de octubre de 2012

Happy sex


Advertencia: si usted piensa que acá encontrará  esos atroces tips onda revista Cosmopolitan (cómo calentarlo en 10 pasos etc) o si espera encontrar la solución a todos sus males en la cama, le sugiero que mejor no siga leyendo, porque lo que está escrito a continuación proviene de la experiencia real y no de una cosa fantasiosa seudo machista a la que estamos toda acostumbradas a consumir. Gracias.

Si supiera cuáles son las claves vitales para tener buen sexo sería millonaria, así que partamos de la base que no soy ninguna  gurú ni experta en la materia. De hecho, nadie lo es por más títulos y estudios ostenten. En cosas del sexo, así como también del amor, todos somos ignorantes, y todos aprendemos echando a perder.

En fin. El tema es que de acuerdo a mi experiencia, a mis ensayos- errores, a mis aciertos y metidas de pata, he descubierto que hay ciertos denominadores comunes que por lo menos a mí me han permitido tener una vida sexual feliz.

Primero supongo que hay que definir que es estar sexualmente feliz. Para mí es sinónimo de sentir que disfruto de los encuentros con la persona, que la persona me gusta mucho, que al otro también le gusto mucho y me desea, y que más encima tengo orgasmos. Y ya si es le sumo que amo a la persona  y que ésta me ama devuelta…. Felicidad asegurada.

Ahora, lo que acabo describir a lo mejor a ti, que lees esto, no te hace feliz. Tal vez para ti sentirse feliz es simplemente tener sexo con quien se ama, o tener orgasmos solamente, en fin, al final todo es válido.

Teniendo en cuenta mi definición de felicidad sexual, a continuación lo que yo pienso que son claves para tener sexo y ser feliz  a la vez.

*Decir que no a: Los complejos físicos, los rollos mentales, los miedos, los traumas, los prejuicios morales y religiosos, las dudas, las inseguridades y a la rutina.

*Confiar: Creo que es lo básico para tener buen sexo y me parece que es una condición que no tiene género, no es que las “minas” necesitemos de esto y los hombres no lo necesitan porque son más calientes. O sea, si uno no confía en la otra persona a la hora de tener sexo, ¿cómo sentirse cómodo? Yo creo que es difícil. Y si uno no se siente cómodo ¿cómo voy a tener buen sexo? Y esto va más allá del tema sentimiento. Es que pienso que el sexo, con o sin amor, siempre tiene un nivel de entrega, por ende, siempre requiere de confianza.

*Dar:  Creo que no se trata de convertirse en geisha ni de ser sometidos, pero creo que en la cama es súper importante, escuchar y escuchar al otro. Y hablo más que las palabras, hay que aprender a leer al otro y a uno mismo, aprender cómo le gusta al otro, qué cosas que le prenden.. etc.

*Hablar: Creo que es vital que en el sexo no sólo ocupamos la boca para ciertas posiciones o gustos, sino que también para conversar. No hay nada mejor que hablar de sexo, contar lo que a uno le gusta más o no le gusta, preguntarle al otro qué piensa sobre o tal posición, aventurarse a hacer cosas nuevas.

*Amar: Lo siento, sé que suena cursi, y les aseguro que no tengo nada de moralista ni de cartucha y creo firmemente que el sexo sin amor es rico, pero … con amor, es cien mil veces mejor, ya que  cuando uno ama al otro, se reúne (o por lo menos así debiese ser) todas las condiciones anteriores.  Y hasta para mi asombro, he descubierto que el amor con sexo es igual o más salvaje que ese que uno practica por deporte, porque están presente las emociones, las cosas que te hace sentir el otro, las pasiones, etc.


sábado, 13 de octubre de 2012

El mito de la mujer de 30


Debo confesar que no tenía idea que las mujeres de 30 años provocaban ciertas fantasías de parte del espectro masculino veinteañero. Yo, en verdad pensaba que ellos fantaseaban más con las de 40 o incluso 50. Pero la verdad es que me he enterado de varios casos de hombres de 20 y algo que han estado o han querido estar con mujeres de 30  por este mito.

¿De qué mito hablo? Hablo de la idea generalizada de que las mujeres de 30 son secas en la cama. Lo que se traduce concretamente en que tienen harta experiencia, que son jugadas y que no tienen los complejos de las minas de 20 años.

¿Mito o verdad? Bueno, como nunca es bueno generalizar, voy a hablar desde mi experiencia como mujer de 32. La verdad es que mirando hacia atrás y haciendo una comparación muy personal, hay una gran brecha entre lo que yo era sexualmente a los 20 y algo a lo que soy hoy.

De hecho, siempre pienso que debí creerme aún más el cuento cuando era toda flaca a los 20 jajaja, creo que desperdicié ese tiempo en complejos imbéciles, pero es algo propio de la juventud ¿no? El hacerlo todo al revés y mal  para llegar más sabia a los 30.

Así que aún cuando hoy estoy más rellenita que aquellos años, no tengo los miedos de antes relacionados al cuerpo, onda, ay No a esta posición porque me  veo o siento gorda, o ay, NO hago eso porque es de putas, o ay que no me toque ahí porque no estoy lo suficientemente tonificada y un gran ETC de estupideces.

Hoy mi actitud en la vida se refleja en la cama, y es mucho más segura, más de mujer adulta. Obviamente para llegar hasta este punto, pasé por varios estados, y por un tiempo de inseguridad máxima sexual donde me sentía fea, gorda y poco deseable, pero… la vida siempre te compensa y apareció alguien que me ayudó a superar esa faceta y de hecho, hoy, estoy casi segura de que él llegó a mi vida para eso.


En fin. Yo no sé si las mujeres de 30 somos más secas para el sexo, pero sí creo que la actitud es la distinta, y quizás eso es lo que resulta atractivo para un hombre. Creo que a los hombres les gusta encontrarse con una mina que no anda enrollada por leseras y que sabe lo que quiere en todo sentido. ¿O no?

martes, 9 de octubre de 2012

Querer, amar, desear


El triple pack, ese tan difícil de conseguir, de lograr, concretamente de sentir. No siempre viene así. A veces  estos verbos vienen por separado o a veces en dúo, pero cuando se obtienen los 3, como que algo nos hace cambiar, como que algo se remece en el corazón.  Y no estoy hablando de una siutiquería que se puede escuchar en una canción de Arjona,  ni de una frase trillada y melosa que se puede leer en una tarjeta, estoy hablando de algo real y concreto.

Supongo que todo parte por el deseo. O sea, imposible tener un interés de tipo amoroso, si  a uno no le parece mínimamente apetecible el otro. A veces igual viene de la mano del cariño. Pero supongo que en cosas de pareja, da lo mismo el orden de los factores, el resultado sigue siendo el mismo.

Hoy yo quiero, yo amo, yo deseo. Y es una maravilla reconocerlo en privado y también en público, en silencio, pero también a grito pelado. Y en este proceso de volver a amar, debo confesar que sentí miedo y que a ratos, hasta hoy me baja el pánico. Pero a pesar de todo eso, hoy tengo la  fuerza y el convencimiento de seguir hacia adelante, sin mirar atrás, eliminando dudas e incertidumbres en cada paso que doy, en cada paso que doy tomada fuerte de su mano.

Las desilusiones amorosas, incluso aquellas que me marcaron el corazón, me parecen tener sentido y hasta cierto punto, las agradezco.  Es como que sin ellas, sin ese dolor grande o dolorcillo que me generaron, hoy no sería quien soy, hoy no amaría de la forma que amo y hoy no valoraría la relación que  tengo ni al hombre que está a mi lado.

Porque hoy sé cuánto cuesta estar en una relación bonita, sana para el alma, el corazón, el cuerpo y la mente.  Uno puede amar mucho, amar toda la vida, pero el tema está en amar bien, amar para bien. Y esto no tiene que ver con amar a quien te ama de vuelta, sino en amar a alguien que te hace bien.  Ese es el milagro.

Hoy declaro que amo a N y que amo lo que hemos ido construyendo lentamente, sin apuros ni presión, casi a pulso, a punta de conversaciones, a punta de conocimiento mutuo y propio, a punta de mucha paciencia y por supuesto, a punta de amor. Y  cuido lo que tenemos y lo que siento por él todos los días, porque así he comprendido que hay que hacer cuando se ama, porque el  verdadero desafío está en mantener, cuidar y proteger ese sentimiento.

Ahora, yo no puedo, por más que quisiera, predecir el futuro, ni saber qué puede pasar más adelante. Pero sí puedo decir que en mi corazón puedo sentir que vamos a estar un buen tiempo juntos, porque esto, señores y señoras,  está recién comenzando.  Y eso me hace tan feliz…

miércoles, 3 de octubre de 2012

Gozar la vida y no parar de gozar


Vengo llegando de un viaje tan lindo a Baires. Lindo en todo sentido, desde la arista más personal, como el hecho de haberme podido organizar bien con todo para tener la libertad y la independencia de decir “hey, me voy de viaje”, pasando porque necesitaba descansar un rato, porque fui con N, porque pasaron cosas importantes allá, y porque vaya, qué linda y viva ciudad que es.

De hecho, es lo que más destaco de nuestros vecinos capitalinos. Pucha qué son prendíos y no tiene nada que ver con esta imagen del argentino sobrado, que habla fuerte y es soberbio. No estoy hablando de otra cosa, de tener una ciudad llena de lugares donde ir, y no sólo los sábados, sino que todos los días. Es como que la felicidad allá es de lunes a viernes, las 24 horas y los 365 días del año.

Sin duda tienen problemas – de delincuencia y corrupción especialmente – pero allá la gente goza lo que tiene. Los bonaerenses son gozadores. Comen, toman, hablan a destajo. Los parques están llenos y nadie mira al otro feo porque se tira en el pasto, porque lleva un picnic, porque se pone a tomar sol en bikini o porque toma mate. Acá, hacer eso es de rotos. Qué atroz, cómo es eso de andar sin polera en en Parque Bustamante o Baquedano, eso es como a la altura de bañarse en una pileta del centro.

Los restaurantes, los cafés los pubs atienden hasta tarde y la gente que va, no se pone a mirar el celular cada cinco minutos. No se pone a twittear lo que están haciendo, ni sacan fotos de la comida, ni nada. Ellos gozan. Gozan el minuto, el café conversado, el gusto de la pizza, el sabor del trago. Disfrutan del contacto humano o de por último leer el diario en silencio.

Eso me hizo pensar en lo culposos que somos, especialmente nosotras las mujeres. Si estamos delante de un plato rico, lo comemos, pero con culpa, pensando que no estamos saliendo de esa maldita dieta que nunca empezamos, pensando en las calorías, pensando en que debimos haber pedido mejor una ensalada insípida. Si tomamos, lo mismo.

Ya no tenemos tiempo para tomarnos un café por la tarde o a mitad de tarde. Ya no hay tiempo para juntarse a hablar, porque para eso está el Facebook, el Skype o el chat.

Si tenemos buen sexo o sexo abundante, pensamos que nos estamos poniendo putas para nuestras cosas, sobre qué dirán de nosotras… pensamos que no está bien andar de suelta de cascos por la vida. Y al final todo el goce que está siempre presente en nuestras vidas se transforma en culpa, miedo, rechazo. Tanto placer no está permitido.

Nosotros, como sociedad, en verdad somos algo apagados y tristes. Y no estoy hablando del carrete non stop, porque uno puede ser reventado, salir todos los días y amanecer encañado y seguir siendo apocado. Estoy hablando de la alegría de vivir, de gozar, con cosas simples, como un día más cálido, con un plato rico, o un beso memorable.

Yo debo confesar que soy bastante hedonista – miren si hasta la palabra es negativa – porque me gustan las cosas placenteras. Me gusta comer, tomar, bailar, hablar, tirar, besar, dormir,  reír. Y claro que también a veces me siento culpable y cuento calorías, o pienso que no debí pegarme esa siesta, porque se me acumuló la pega. Lo llevo en los genes, nada qué hacer, pero igual siento que gozo más de lo que me mortifico.

Mi conclusión – una de ellas – post viaje es que hay que aprender a vivir y no a sobrevivir. Hay que aprender a usar los espacios que la ciudad te da para pasarlo estupendo.

Y otra conclusión que saqué que profundizaré en otra entrada es que, vale la pena volver a amar, vale la pena volver a arriesgar y apostar por un proyecto en pareja. Cierto, a veces uno pierde, pero a veces, uno gana y cuando eso pasa, todo calza.

Lo que no decimos sobre el sexo


El sexo vende, el sexo llama la atención, el sexo siempre es un tema que genera curiosidad, pero por alguna razón, a la gran mayoría de las personas – hombres y mujeres – les cuesta hablar de sexo. Me refiero a hablar de verdad, no a contar chistes o a pavonearse con cosas imposibles. Hablar, como quien habla del gusto personal por una determinada comida o sobre los lugares favoritos personales: hablar.

Nosotras, las mujeres, tenemos varios tópicos comunes del cual no hablamos o mejor dicho mentimos. Ahora, por suerte, eso ha ido cambiando con el tiempo, pero sigue siendo en líneas generales así.

Uno es el tema del sexo oral. En el mundo femenino es políticamente incorrecto decir que a una le gusta practicar el sexo oral (más hacerlo que recibirlo). Si lo dices, hay dos cosas que pueden ocurrir, o quedas como ídola, o quedas como puta. Allá tu si tomas el riesgo.
Incluso el decir que te gusta que practiquen sexo oral es medio feo también. No tengo la respuesta a esto eso sí, pero es así.

Aunque mucho más que la práctica oral, hay otro tema mayor que genera rechazo, dudas e incredulidad en el mundo de las mujeres: el sexo anal. Anda a decir que lo practicas y que te gusta más encima. Porque claro, puedes hacerlo y hasta sientes apoyo femenino  si dices que lo haces porque él te jode tanto con el tema, pero otra cosa muy distinta  es confesar que lo disfrutas. Así que ahí hay dos opciones, o eres sometida o eres puta. Allá tú si tomas el riesgo también.

Pero si hay algo que NO hablamos las mujeres con otras mujeres es sobre esa palabra tremenda llamada masturbación. A diferencia de los hombres, no andamos contando cuántas pajas (si es que se puede decir así) nos hacemos al día, semana o al mes. Ni no orgullecemos de ellas ni hacemos aspavientos respecto a su intensidad o duración. O sea  ni si quiera usamos la palabras masturbación, masturbar y sus derivados, nos suena fea, pecaminosa, cochina… mal.

Aún así creo que la gran mayoría de las mujeres se masturba (o toca para ser más lady), y no sólo las vírgenes o las que no tienen pareja, sino que  también las con pareja, casadas, con hijos etc. Es parte de la vida, y no tiene nada de pecaminoso, pero aún teniendo eso en cuenta, no hablamos de eso. Es heavy este tema, y sin duda, incide negativamente en nuestra sexualidad.

Otro tema vetado, aunque siento que hoy un poquito más validado gracias a la publicidad y a la abertura de temáticas femeninas, es el uso del juguete sexual. Hoy siento que no todas piensan que son sólo para mujeres cagadas, frígidas o que se les fue el tren. Creo que hoy está la conciencia que sirven de complemento, para pasarlo aún mejor sola o en compañía. Igual, no conozco a ninguna mujer de mi círculo que me haya dicho que ha usado un juguete y mucho menos que le gusta. Pero… es más fácil hablar de este tema porque por último lo tomas como algo lúdico, no es tan serio.
Ahora, los hombres, si bien son en general menos acomplejados en lo sexual, tienen una serie de temas vetados.
Uno de ellos, y el más heavy seguramente tiene relación con cualquier cosa que afecte su pene. Enfermedad sexual, ETS, incapacidad de erección, ¡whatever!  Cualquier cosa que impida su correcto funcionamiento es algo que un hombre difícilmente hablará con otro hombre, o sea, con suerte con su pareja. Es como si la vida se les fuera en un pene flácido y es cierto eeee… un hombre IMPOTENTE es eso IMPOTENTE en toda su vida.

El hombre tampoco habla de placeres propios considerados degenerados o propios del mundo gay. Lo que se puede resumir en todo aquello que rodee el ano. El hombre heterosexual tiene un complejo feroz con esa área, como que si pensara que si alguien le toca ahí, va a convertirse en gay por acto de magia. Un hombre jamás confesará que le guste que le estimulen esa área ni mucho menos que le besen ahí, el llamado black kiss. Da igual si les gusta o no, el hombre llamado bien hombre, NO puede gustarle nada ahí, de lo contrario su virilidad es puesta en duda.

Y para qué hablar de pornografía gay. Es curioso, pero es considerado válido y casi hot que una mujer heterosexual se excite viendo a dos mujeres interactuar en la cama, eso no la hace ser lesbiana, sino que le da la calidad de ídola u “open mind”, pero anda a decirle a un hombre hetero que vea una porno con dos hombres ¡No! Lo ofendes.

También sigue siendo tema un hombre que “acepte” en su cama con su pareja un juguete sexual. No falta el que se pregunta ¿acaso no soy suficiente? Casi como que si fuera una competencia. Difícilmente un hombre admitirá que en su intimidad juega con su pareja con un consolador o vibrador.
En fin, podría seguir eternamente. Pero la verdad de la milanesa es que la sexualidad es muy personal y creo que eso merece respeto. 

domingo, 16 de septiembre de 2012

En la misma sintonía


A mis 32 años he descubierto, lo que yo defino como una de las grandes verdades del amor y de las relaciones de pareja. Ahora, advierto que quizás en 10 años diga que tal vez me equivoqué, pero por lo menos ahora así veo las cosas.

El amor es importante, sin duda alguna, el querer al otro, sentir cariño y todas esas cosas que no se ven, pero que se sienten. Pero hay algo que sustenta y sostiene el amor y que si no existe, es difícil mantener una relación y eso es  estar en la misma parada, sintonía, en momentos similares o como quieran llamarlo.

Suena obvio, pero por Dios que es difícil encontrar esto, porque es algo que se da o no se da.  Y nada que hacer. No es que uno pueda hacer algo para que el otro esté en la misma frecuencia que una ni viceversa. Y no tiene que ver la edad en esto, ni las experiencias, ni los años juntos, nada, es una cosa que se da casi gracias a la conjunción de las estrellas. Por eso yo pienso que es un milagro y como tal, cuando se da, uno debe sentirse bendecida.

Ahora, esta cosa de estar en la misma sintonía a veces cambia con el tiempo. Es decir, una empieza a querer cosas distintas que la pareja, porque comienzas a caminar por otro camino,  o porque evolucionaste más rápido etc. Es complicada la cosa.

En lo personal, siento que N  y yo estamos en la misma parada. Cada uno tiene sus mundos apartes que incluyen amistades, trabajo y familia, pero también siento que los dos entregamos la misma cantidad de tiempo y dedicación a la relación. Siento que estamos pendientes el uno del otro en todo momento y que trabajamos por tener una buena relación. Cada uno aporta lo suyo, y cada uno le entrega un sello especial a la relación.

Y adportas de cumplir 6 meses juntos, puedo decir que me siento más feliz que la chucha con él jajajajajaja. Así, tal cual. Creo que hacía tiempo que no me sentía así con alguien y lo que es mejor, me siento TRANQUILA. Hacemos buena dupla, hacemos buen equipo, hacemos buena pareja.


jueves, 6 de septiembre de 2012

Un hombre, un proyecto


Se me imagina que la cosa partió así: Érase una vez una mujer llamada Eva y un hombre llamado Adán quien por caliente se tentó con la manzana, dejando la media embarrada que terminó con ambos expulsados de una vida maravillosa de no hacer nada. Así pasaron al mundo real: ese en que hay que trabajar, levantarse temprano, donde las cosas duelen y donde da sueño y hambre.

Bueno, luego de echarse la culpa mutuamente, decidieron limar asperezas, mal que mal había algo bueno de este nuevo mundo: el deseo y el sexo.  Hasta ahí todo bien, salvo que Eva, empezó a molestarse por ciertas actitudes y comportamientos de Adán. Onda “no, es que no se siembra así, es que por qué roncas, es que me carga que te duermas después de hacerlo es que esto, es que lo otro” y ahí vino la revelación femenina de Eva: “¡Ya  sé! Como soy mucho más clever que este que está al lado, voy a cambiarlo y hacer que haga y diga todo lo que quiero, lo voy a amoldar, lo voy a salvar”.

Y ahí, quedó la zorra.

No se me puede ocurrir otro inicio de esto tan particularmente femenino que es la tendencia a querer cambiar a los hombres. Todas lo llevamos dentro como un semilla maligna, unas más que otras, obvio.

Tenemos metida en la cabeza esta cosa de querer salvar al hombre. Nos creemos súper mujeres, con capa incluida. Las más extremas, pretenden salvar a drogadictos, alcohólicos, sexópatas y hasta prueban sus poderes intentado cambiar a gays en heterosexuales. Las más clásicas quieren cambiar a mujeriegos empedernidos, a hombres con problemas con el compromiso, a hombres desordenados y hombres poco ambiciosos.

¿Porcentaje de éxito del proyecto? Según, mi experiencia, de un 0, a 1%. Y creo que todas lo sabemos, pero la tentación de hacerlo igual, a veces nos supera.

En lo personal, mi tendencia hasta hace unos meses era que me gustaba salvar a hombres con patologías mentales. ¿Tiene depresión? ¿tiene un trastorno bipolar? ¡Uy estoy enamorada! Jaajjaja así como que funcionaba para mí. No puedo entender de otra forma cómo dos parejas consecutivas mías hayan padecido de males del mate. Recuerdo que bromeaba, diciendo que si me iba a dar una vueltecita al Peral, probablemente salía casada. (Humor negro).

Pero ¿Por qué? Y he pensando mucho en esto. O sea, yo no tengo complejo de sicóloga ni de siquiatra, pero creo que durante un tiempo en mi vida, sentía la necesidad de sentirme necesitada. Y eso es lo que creo que nos pasa a nosotras las mujeres a quienes nos gusta andar salvando lo insalvable. Creo que validamos un poco el amor así. Onda, yo te salvo, entonces tú así me amarás por siempre.

Suena hasta romántico, pero el camino no tiene nada de romántico. Es en verdad atroz. Si no, pregúntenle a Roxana Muñoz y su locura de embarazarse de un borracho como Kike Acuña.

Atroz porque es girar todo el rato alrededor del sujeto, estar siempre preocupada, urdir estrategias para lograr el cambio y lo que es peor, desilusionarse una y otra vez, porque la verdad es que la gente no cambia, por lo menos no en su esencia. O sea uno puede modificar ciertas cosas, ceder en otras, pero un hombre flojo difícilmente se convertirá en un trabajólico sólo gracias al amor de una mujer.

Cuesta entenderlo. Cuesta su tiempo darse cuenta que el amor no soluciona nada y que el amor no hace cambiar a las personas, salvo cuando la cosa parte desde una voluntad propia, pero nadie cambia radicalmente porque otro se lo pide. Así somos los seres humanos y punto.

Aprendida esta tremenda lección, hoy no pretendo cambiar no sólo a mi pareja, sino que a nadie. Es bien simple o uno quiere a las personas tal como son, o… no las quieres y punto.


Por ende, hoy prefiero amar a un hombre real, y no al que está en mi cabeza o aquél que tengo como proyecto en carpeta. Eso sí que también pido lo mismo, es decir, que me amen también como soy, con mis días buenos y malos, ya que tampoco soy monedita de oro.