sábado, 27 de julio de 2013

Mi propia versión de mi misma

Señoras y señores a poco andar en mi nueva vida de soltera me he encontrado con grandes sorpresas, unas buenas y otras… confusas por decirlo de alguna manera.

Y para explicar voy a citar una película: “Novia Fugitiva” esa donde sale Julia Roberts y Richard Gere. Esa donde ella era adicta a las relaciones de pareja, pero que cada vez que estaba a punto de casarse, salía arrancando.

Richard en esta película hace de un reportero que investiga su curioso caso y un día en su investigación se dedica a preguntarle a todos sus ex’s cómo le gustaban a Julia sus huevos por la mañana. Uno dijo que revueltos, el otro que fritos, y otro dijo que le gustaban los huevos a la copa.

Richard se queda atónito y se da cuenta que en realidad Julia no sabe cómo le gustan sus huevos y que las formas de preferencia de este menú mañanero eran por acomodarse a sus parejas de turno. Vale decir que en verdad era a su pareja al que gustaba el huevo revuelto y no a ella.

En fin. Lo que parece un estupidez es en verdad una tremenda verdad, por lo menos para mí y me tinca, sólo me tinca, que para muchas. Porque en esta cosa del amor, yo no sé si es porque nos educan así, por la sociedad o porque venimos genéticamente computadas así, pero yo por lo menos me di cuenta que si bien, fui real con cada una de mis parejas, en verdad, no fue en un 100%.

Fui para cada uno de ellos una pequeña versión de mí, amoldada (o deformada) por los gustos o preferencias del de turno. Suena enfermo, pero es así y he visto a otras que lo hacen sin conciencia también.

Ejemplo. Tuve un pololo celoso. Ok, no tenía amigos hombres. Tuve un pololo ermitaño, Ok, no le daba mucha importancia a lo social. Tuve un pololo mega sociable, Ok, traté de ser mega sociable. Y de pronto, estando sola, en mi cuerpo y en mi piel, me pregunté un día ¿Quién chucha soy?

Y no supe responder. Porque después de pensar que yo tenía un problema de sociabilidad o adaptabilidad al entorno, me encuentro saliendo prácticamente todos los días, rodeadas de buenos amigos y amigas, llena de eventos, cosas por hacer y es como WTF!!!!!!!

Ahora, esto es sólo una cosa, me he dado cuenta de otras cosas también relacionadas a mi misma, cosas relacionadas a mi carácter. Como que soy mucho más generosa de lo que pensaba, como que soy mucho más fuerte de lo que creía. Y que tengo una capacidad de reinvención que hasta yo me impacto. Y lo digo con mucha humildad, porque eso es una bendición y un regalo del de arriba.

Hoy digo con todas sus letras que todo esto me tiene confundida y podrida (amo esa palabra). Pero en el buen sentido. No confundida en el sentido de paralizada. No! Yo me muevo, y me muevo. Remo, remo, remo, y sigo remando. Y lo hago con las aguas calmadas, con las aguas turbulentas, con olas, con tsunami, sigo remando. ¿Hacia donde? No sé, pero hacia adelante.

Cuando pienso en todo esto, en todo lo que yo he entregado del corazón para cada uno de estos hombres (buenos todos, a todo esto), en todo lo que yo me modifiqué por pensar que así me iban a amar… confieso que aparece una sensación de rabia. Rabia conmigo, rabia con ellos. Porque en primera instancia me parece un error, luego una estupidez, luego una pérdida de tiempo y luego una obligación egoísta de parte de mi contraparte. Al final una PUTA injusticia.

Pero eso es en primera instancia. Ya masticando un poco más el tema me doy cuenta que efectivamente fue un error cometido con buenas intenciones y que mi contraparte en verdad tampoco la vio venir. Nada ha sido una pérdida de tiempo aunque no haya resultado al final.

Y es acá donde viene una (una de las tantas) lecciones y espero que esto le sirva a alguna MUJER por ahí: No hay que amoldarse a nadie para que te amen. Lo que es distinto a ceder. Creo que uno puede negociar en pareja, pero no darlo todo, (incluso aquello que uno no quiere) en miras de la felicidad del otro o de la armonía de la relación. No hay que dar hasta que duela, como decía (con mucho respeto) el Padre Hurtado. No hay que modificare, intervenirse, convertirse en una micro versión de la mujer que el otro quiere, sueña o espera que uno sea.


No sólo porque eso no está bien y porque al final una pasa la cuenta. Si no porque NO SIRVE, de ese modo. A una la tienen que amar tal como es. El tema mío, es que yo no sé quién soy. Y no sé si ponerme a reír, gritar o a llorar. Tengo 33 años y no sé quién soy. Tengo luces de saber quién soy, mi esencia, lo que quiero y lo que no, pero lo básico no lo sé. Y es hora de saberlo!!!  Porque sé en el fondo de mi corazón sé que si hubiese seguido en pareja, yo habría muerto con esta inquietud, y lo que es peor, no habría tenido la inquietud.

También pienso otra cosa. Creo que saber por qué puedo ser amigas de casi todos mis ex’s. Porque la gente se pregunta cómo chucha hago eso, ya que está el clásico, donde fuego hubo, cenizas quedan. Pero resulta que a mí no me queda ninguna ceniza, ni un humarada aunque hubiese existido un incendio.

Y creo que tener la respuesta, y es algo macabra. Me pasa que cuando una relación se me acaba, yo quedo siempre media adolorida, pero siempre me levanto, me limpio los mocos, me sacudo y sigo. (Siempre lista para el siguiente.... DIOS). 

No es porque yo sea la cagá de práctica ni porque a ese personaje yo en realidad no lo haya querido mucho, es porque cuando se me acaba la relación, se muere esa versión de mí. DEAD. The End. Entonces, cambio, mi corazón cambia. Y ya no veo nada igual, ni a mí misma, ni a ese hombre ni menos a esa relación. Esa parte de mí muere y así puedo ser amiga, obvio, ya no siento nada más que cariño por un recuerdo. Claro que ahí también se generan otras cosas, un nuevo cariño….

Como sea, yo ahora estoy viviendo una de las etapas más importantes de mi vida y qué curioso que una mujer como yo, tan fan del amor, lo esté haciendo sin pareja. Yo sé que  así tuvo y tiene que ser. Y lo tengo clarísimo.

No hay espacio hoy para nadie más que yo en este minuto. Y en ese yo se engloba mi familia, mis amigos, Marley y mi trabajo. Y en este camino está de protagonista una gran generosidad, la generosidad a mí misma. El proceso de reconstruirme y construirme, de hacer lo que yo realmente quiero, de crear mi propia versión, firmada a fuego por mí. Y aprender a NUNCA MÁS, pedir disculpas y permiso por ser quién soy.




jueves, 18 de julio de 2013

Los hombres de mi vida

Estos días han sido de mucho salir, happy hours, conversar, escuchar, aprender, entender, de consejos recibidos y también entregados. Han sido de grandes y pequeñas revelaciones. De mucho recordar, pero a la vez de mirar hacia adelante…. Hacia adelante, de avanzar con pasos de bebes, con pasos agigantados. De avanzar segura, de avanzar bailando y riendo.

Algunos me han preguntado “¿cómo lo haces?”, ya que me explican que debido a los últimos sucesos difíciles de mi vida, cualquiera se tumbaría en el piso a llorar. Y bueno, yo estuve ahí, en el piso, tumbada y llorando, pero un día, hace bien poco, me levanté. Y fue como esos milagros que ocurren en la vida y que a veces uno no se detiene a ver. El milagro de sentirse viva y capaz de hacerlo TODO, porque se tiene TODO para hacerlo. El cosquilleo de esa cosa, llamada felicidad.

Y a poco andar puedo descifrar algunas señales que tenía nubladas. Señales relacionadas en primera instancia (porque son muchas) con lo que ha sido hasta ahora mi vida amorosa. Con cómo he sido hasta ahora en mis relaciones y en mi interacción con el amor y las cosas del corazón. Con mis energías siempre puestas en esta parte de la vida y del eterno romance que he tenido con la palabra AMOR.

Hoy todo eso ha cambiado y probablemente para siempre. A partir de hace como un mes he comenzado un romance conmigo misma y mi vida. Con mis ganas, mis motivaciones, con lo que soy realmente y vaya que me he ido sorprendiendo. Y no tiene que ver con este discurso híbrido de “ay no, los hombres valen hongo y yo no tengo tiempo para ninguno, ahora me dedicaré a la pega”. No, el discurso feminista rabioso trucho no va conmigo, porque siempre hay tiempo para el amor y estar en pareja, pero…. Hay tiempos para estar y otros para estar sola, sin pareja. Y este es mi tiempo para emprender un camino así. Un camino que seguramente me viene esperando hace mucho, mucho tiempo, paciente a que estuviera lista. Y yo, ya me siento lista como jamás pensé que estaría. No tengo miedo.

Por lo mismo y aunque a primera instancia pareciera contradictorio, comencé a pensar en todos los hombres que han marcado hasta ahora mi vida. Hombres buenos, todos. Hombres que me mimaron, me amaron, me protegieron y dejaron huellas en mí. Hombres con los que crecí y aprendí y de los que estoy eternamente agradecida que hayan aparecido en mi vida, sin importar que al final, las cosas no hayan resultado como ellos o yo hayamos querido.

JL: Comienzo por ti. Mi primer pololo digamos que en serio. Tenía 17 años si mal no recuerdo y estuvimos 5 años juntos, toda mi época universitaria. ¡Me sacaste canas verdes con tus celos! Jaajajaa, pero yo ya te perdoné tus leseras. He pensado que si pudiese retroceder el tiempo, yo habría preferido haber disfrutado más esta época estando soltera, pero… al final, supongo que eras el hombre con que me tocaba estar en ese tiempo. Hoy, me alegro saber que encontraste esa Jessica que anhelabas tanto, que no era yo. Que te casaste, y tuviste una hija. Espero que seas feliz. Yo creo que lo eres.

H: Mi ex marido, el más machucado de todos por mi inseguridad, traumas, torpezas e infantilismo. Estuvimos juntos 4 años. De esos, 2 de casados. Fuiste el primer hombre con el que dormí por la noche, el primero con el que conviví. El primero de muchas cosas. Lo siento por todo el daño que te causé, jamás fue de maldad, sólo fue de estúpida, de inexperta y egoísta. Reconozco hoy que fuiste un buen hombre conmigo, cariñoso y que diste tu mejor intento por hacerme feliz, el tema es que no era tu responsabilidad esa, sino que la mía. Gracias por amarme tanto. Y ojalá espero que algún día puedas perdonarme. Y si no, bueno, por lo menos espero que seas feliz.

JC: Hoy mi amigo fiel. Estuvimos juntos 3 años como pareja con altos y bajos, con muchas peleas y diferencias, pero siempre estuviste y has estado conmigo. En las buenas, en las malas. Yo sé que contaré contigo hasta el fin de mis días. Lo siento por haberte presionado con algunas cosas, yo no entendía nada en esa época y le daba importancia (demasiada) a cosas que en verdad no la tienen. Gracias por haberme amado tanto (sé que me amaste con locura) y yo te amé con la misma intensidad. Nuestros caminos se separaron, pero no así nuestro deseo de permanecer en la vida del otro. Una vez alguien me dijo que a pesar que no eras mi pareja, eras mi compañero de vida. Y lo eres. Hoy lo pasas mal y te veo luchar. Dale, lucha!!! Yo estaré siempre.

M: Mi famoso M ¡pucha que me sacaste canas verdes tu también! Nos conocimos en la Universidad un día en una sala fría y en una clase latera. Nos convertimos en grandes amigos. Nuestra relación siempre ha estado marcada por algunos tiempos de distancia, pero siempre han sido temporales porque por alguna razón siempre nos volvemos a reencontrar. Y en esos reencuentros un día nos miramos de otra forma y nació algo más que una amistad. Así estuvimos durante un año con muchos altos y bajos. Yo te amé con locura, como esos amores medios ciegos y egoístas. Significaste muchas cosas para mí, fuiste importante en un determinado aspecto de mi vida que necesitaba resolución y sanidad. Y contigo logré resolución. Pero la vida hizo que ambos qui


siéramos cosas distintas. Lo siento si te quise cambiar. Yo espero de corazón que seas feliz, y que encuentres la fuerza para salir adelante. La vida es demasiado linda para quedarse estático. VIVE!!! Mientras tanto, estoy feliz que nuevamente la vida nos haya hecho nuevamente reencontrado.

N: El amor más difícil de describir, ya que es el más reciente. Seguramente en un tiempo más tendré más cosas que decir, pero por el momento sólo puedo decirte GRACIAS! Por haberme amado tanto, por haberme hecho sentir tan amada y deseada. Nos conocimos una noche de abril reporteando el matrimonio de Maca Pizarro. Nunca lo olvidaré. Y la vida nos hizo ser amigos durante 6 ó 7 años. Hasta que un día, hace algo así como 1 año y medio atrás la vida quiso que fuéramos más que amigos. Y así comenzó todo. De manera sorpresiva, como debía ser. Te amé con un amor muy distinto al resto, un amor más concreto, más maduro, menos egoísta. Te amé con proyección, como una mujer de 30 años. Contigo aprendí muchas cosas de pareja, de negociar en pareja, de conversar, de dar y de aprender a recibir. Contigo me hice una mujer mucho más fuerte, autónoma y concreta. Lo siento si mis miedos sociales fueron una carga para ti. Lo siento si en ciertos momentos mi mal carácter o mis silencios fueron una carga para ti. Pero yo sé que tú sabes que yo di todo lo que pude dar. Y sin importar que no haya resultado, me siento tan feliz de haber estado contigo y sólo puedo desearte más felicidad en tu nuevo camino que seguramente te estaba esperando. Si bien es prematuro aún decirlo, siento en mi corazón que seguirás en mi vida y celebraremos nuestros triunfos personales desde otra vereda.   



domingo, 14 de julio de 2013

Coma emocional

Desde que supe que mi mamá tenía cáncer sentí como que entré a una centrífuga en la que daba vueltas y vueltas, sin parar, pegándome contras las paredes, cayéndome al piso, adolorida entera, sin ser capaz de ponerme de pie y agarrarme de algo.

Por primera vez en mi vida me cuesta describir un sentimiento así. Es como una avalancha, un tsunami eterno. Un silencio, un vacío con eco. Es un dolor que empieza en los pies y va hacia arriba hasta la cabeza.

Hay momentos en que he sentido que me voy a morir, cabeza abombada, corazón acelerado. He pensado que en cualquier momento me dará un ataque o algo similar. Me ha costado incluso respirar, porque es una emoción del corazón, pero que se vuelve física.

Ha sido terrible. Sin duda el dolor más grande y tremendo que me ha tocado enfrentar hasta hoy. Y estuve bajo un coma emocional –así lo denominé – de varios días de duración. Estuve dormida, pero sumida en la pena, en la rabia, en el miedo, en el ¿por qué? ¿para qué? ¿por qué ahora?, ¿por qué así?

Pero a pesar de todo lo anterior, decidí conscientemente en no maldecir al de arriba. Ya me he enojado mucho con él y sé que es doble trabajo, enojarse y desenojarse, así que durante varios días me entregué. Me quedé quieta. El mundo de pronto se detuvo y yo me congelé.

La gente me hablaba y no entendía lo que me decía. Me tenían que repetir varias veces algo porque yo no escuchaba….

Hasta que un día desperté. Fue algo  lento, pero desperté. No puedo prometer que no volveré al coma. Porque no lo sé, pero por lo menos sé que hoy estoy muy despierta. Atenta, expectante, con plena conciencia que se viene un camino difícil, que se vienen decisiones importantes que habrá que aceptar y apoyar sean cuales sean.

Me siento de pie y humildemente fuerte. Consciente de que mi vida ha cambiado y para siempre. Y que este es el camino que me tocó recorrer hoy. Ya no hay ¿por qué? Si no más bien ¿para qué? Y tengo muchas ideas…. Son tantas las razones que me mareo. Qué más quisiera yo que esos para qués hubiesen sido más fáciles que no hubiese tenido que pasar algo así para entender ciertas cosas, para enmendar otras. Pero la cosa es así. Y es así como hay que aceptarla.


Me guste o no me guste las cosas han tomado el camino que tienen que tomar. Este camino recién parte. Y yo me siento lista para caminar y  bailar al ritmo de las circunstancias. Para bailar con la fea y por supuesto con la bonita también. 

sábado, 6 de julio de 2013

Mi mamá

Cuando pienso en el título de esta entrada son varias las palabras que se me vienen a la mente: valiente, abnegada y fuerte, son las tres primeras en las que pienso entre muchas.

Nuestra historia es hermosa. Partió hace 33 años, con altos y bajos entre medio del camino. Pasé la etapa de la rebeldía, de sentirme incomprendida por ella, de hasta pensar que no me quería y que todo lo que me enseñaba o decía era porque simplemente ella no entendía nada.

Pasé por la etapa del destete, del corte del cordón umbilical. Del instaurar las distancias de dónde empezaba yo y empezaba ella. De la crítica, del sentir que yo no quería ser nada parecido a ella.

Pero con los años, y creo que a partir de mi llegada a los 30 años, nuestra relación comenzó a mutar. Y de ser mi mamá, pasó a ser una gran amiga, la mejor consejera del mundo, pasé de tener que escuchar sermones y críticas a tener conversaciones de horas con ella. En donde hablábamos de amores y desamores, de la vida, de los sueños, de lo que ella fue, de lo que nunca fue… de todo.

Fuimos construyendo una relación basada en la confianza mutua. Y jamás en la vida olvidaré que ella estuvo en uno de mis peores momentos de cesantía, desamor, soledad y desorientación. Ella nunca perdió la fe en mí, me ayudó con palabras, gestos, cariños y actos concretos. Ahí, nuestra relación volvió a tomar un vuelco.

Nunca olvidaré un sueño que tuve y que incluso conté en este blog en la entrada http://historiasenmis30.blogspot.com/2011/05/explicacion-del-huevo-rosado.html, donde yo encontraba un huevo rosado y se lo regalaba a mi mamá. Un sueño de predicciones, un sueño lleno de simbolismos y que identifican la relación que comenzó a gestarse entre las  dos.

Mi mamá siempre estará y eso lo tengo muy claro. Ella es y siempre será de esas personas incondicionales en la vida. No importa cuán abatida yo pueda estar, no importa el cagazo que yo me pueda mandar, ahí va a estar.

Ella hoy está enferma. Tiene cáncer. The Big C. Y cuando supe, por teléfono, de boca de mi padre y cuando paseaba a Marley, se vino un silencio eterno. Lloré como pocas veces he llorado, con un llanto insuperable, que no se podía calmar con nada. La primera persona que se atiné a llamar fue a J, quien por el otro lado del teléfono me aseguró, con la fuerza del corazón, que yo no estaba sola y que él estaría conmigo para lo que fuera. Y luego, lloré en brazos de F.

Fue la noche más triste de todas. La más dura. Me dormí llorando y desperté llorando. Y así he estado desde ese día. Y si bien todo es muy reciente, de a poco me he ido fortaleciendo, no para mí, en verdad por ella. Porque así como ella estuvo para mí en mi mala época, a mí ahora me toca estar con todo en este proceso que recién comienza.

Y voy estar, hasta el final. Fuerte y sonriente. Agradeciendo todos los días de lo que la vida me ha dado, porque me ha dado mucho. Agradeciendo a la gente que tengo a mi alrededor, mucho más buena y generosa de lo que pensaba. Agradeciendo de tener tiempo, sin importar cuánto sea, de estar con mi mamá, porque tiempo es más preciado que la plata y que cualquier otra cosa.

He sido soberbia, he sido egoísta, he sido distante. Y la vida me está dando la posibilidad de enmendar todo esto y de corregir mis grandes vacíos; cosas que no he podido resolver hasta ahora.
Aún cuando es difícil, estos no son tiempos para llorar y lamentar, son tiempos de reír y de agradecer. De levantarse, seguir y vivir. Son tiempos de ser muy valiente, aún cuando hay días en que qué más quisiera yo  cobijarme en la cobardía, en la evasión o en mis propias miserias.

“No puedo”, es una frase que ya no existe en mi diccionario. Y hay cosas que no toleraré como amansar problemas que tienen solución o quedarme pegada en nostalgias, tristezas o enojos.
No tengo tiempo para perder y mi paciencia está en su límite también. AHORA, es la palabra. No hay mañana, o en una semana, o en un mes. AHORA es cuando, AHORA es la vida, AHORA es el amor.

Mis prioridades cambiaron completamente. Hoy son tres: mi mamá, mi trabajo y mi bienestar y con eso tengo pega para los 365 días del año y las 24 horas. No tengo espacio ni tiempo para nada más que esto.

Siento que hay cosas que he postergado estúpidamente que hoy me apremian. Está el tema de la maternidad y no les explico la frustración y la pena que siento al pensar o sentir que quizás mi mamá no vaya a conocer a un hijo mío. No se trata de preñarme mañana de cualquier sujeto, pero sí es una lección de vida en cuanto a que a veces uno se da cuenta, pero la vida pasa y uno no tiene tanto tiempo quizás como uno pensaba.

Ahora, le digo a mi mamá todos los días que la quiero y a mi papá también. Porque es HOY que hay que decirlo, nada es obvio, nada se posterga. Y me pasa con todo el resto de las personas que están en mi vida. Les digo a mis amigos que los quiero y que son importantes también. Y trato y trataré siempre de estar porque estoy en deuda con todos.

Ya no tengo tiempo para relaciones banales, ya no tengo tiempo para amigos con ventaja, ya no tengo tiempo para sexo sin sentido, ya no tengo tiempo para calmar el dolor de una pérdida amorosa con otra relación amorosa que me motive a levantarme por la mañana; algo que siempre he hecho.

Ya no tengo tiempo para andar despotricando acerca del amor, pienso que el amor mueve al mundo, que es lo máximo estar en pareja cuando te encuentras a esa persona especial que te hace ser mejor en todo sentido de la palabra, que es una bendición, un milagro, aún cuando haya un final.

Ya no tengo tiempo para quedarme pegada con nada, porque son tiempos de caminar y de seguir hacia adelante.