Señoras y señores a poco andar en mi nueva vida
de soltera me he encontrado con grandes sorpresas, unas buenas y otras…
confusas por decirlo de alguna manera.
Y para explicar voy a citar una película: “Novia
Fugitiva” esa donde sale Julia Roberts y Richard Gere. Esa donde ella era
adicta a las relaciones de pareja, pero que cada vez que estaba a punto de
casarse, salía arrancando.
Richard en esta película hace de un reportero que investiga su curioso caso y un día en su investigación se dedica a
preguntarle a todos sus ex’s cómo le gustaban a Julia sus huevos por la mañana.
Uno dijo que revueltos, el otro que fritos, y otro dijo que le gustaban los
huevos a la copa.
Richard se queda atónito y se da cuenta que en
realidad Julia no sabe cómo le gustan sus huevos y que las formas de
preferencia de este menú mañanero eran por acomodarse a sus parejas de turno.
Vale decir que en verdad era a su pareja al que gustaba el huevo revuelto y no
a ella.
En fin. Lo que parece un estupidez es en verdad
una tremenda verdad, por lo menos para mí y me tinca, sólo me tinca, que para
muchas. Porque en esta cosa del amor, yo no sé si es porque nos educan así, por
la sociedad o porque venimos genéticamente computadas así, pero yo por lo menos
me di cuenta que si bien, fui real con cada una de mis parejas, en verdad, no
fue en un 100%.
Fui para cada uno de ellos una pequeña versión
de mí, amoldada (o deformada) por los gustos o preferencias del de turno. Suena
enfermo, pero es así y he visto a otras que lo hacen sin conciencia también.
Ejemplo. Tuve un pololo celoso. Ok, no tenía
amigos hombres. Tuve un pololo ermitaño, Ok, no le daba mucha importancia a lo
social. Tuve un pololo mega sociable, Ok, traté de ser mega sociable. Y de
pronto, estando sola, en mi cuerpo y en mi piel, me pregunté un día ¿Quién
chucha soy?
Y no supe responder. Porque después de pensar
que yo tenía un problema de sociabilidad o adaptabilidad al entorno, me
encuentro saliendo prácticamente todos los días, rodeadas de buenos amigos y
amigas, llena de eventos, cosas por hacer y es como WTF!!!!!!!
Ahora, esto es sólo una cosa, me he dado cuenta de
otras cosas también relacionadas a mi misma, cosas relacionadas a mi carácter. Como
que soy mucho más generosa de lo que pensaba, como que soy mucho más fuerte de
lo que creía. Y que tengo una capacidad de reinvención que hasta yo me impacto.
Y lo digo con mucha humildad, porque eso es una bendición y un regalo del de
arriba.
Hoy digo con todas sus letras que todo esto me
tiene confundida y podrida (amo esa palabra). Pero en el buen sentido. No confundida en el sentido de
paralizada. No! Yo me muevo, y me muevo. Remo, remo, remo, y sigo remando. Y lo
hago con las aguas calmadas, con las aguas turbulentas, con olas, con tsunami,
sigo remando. ¿Hacia donde? No sé, pero hacia adelante.
Cuando pienso en todo esto, en todo lo que yo
he entregado del corazón para cada uno de estos hombres (buenos todos, a todo
esto), en todo lo que yo me modifiqué por pensar que así me iban a amar…
confieso que aparece una sensación de rabia. Rabia conmigo, rabia con ellos. Porque
en primera instancia me parece un error, luego una estupidez, luego una pérdida de
tiempo y luego una obligación egoísta de parte de mi contraparte. Al final una
PUTA injusticia.
Pero eso es en primera instancia. Ya
masticando un poco más el tema me doy cuenta que efectivamente fue un error cometido con buenas intenciones y que mi contraparte en verdad tampoco la
vio venir. Nada ha sido una pérdida de tiempo aunque no haya resultado al
final.
Y es acá donde viene una (una de las tantas)
lecciones y espero que esto le sirva a alguna MUJER por ahí: No hay que amoldarse a nadie para que te amen. Lo que es distinto a
ceder. Creo que uno puede negociar en pareja, pero no darlo todo, (incluso aquello
que uno no quiere) en miras de la felicidad del otro o de la armonía de la
relación. No hay que dar hasta que duela, como decía (con mucho respeto) el
Padre Hurtado. No hay que modificare, intervenirse, convertirse en una micro
versión de la mujer que el otro quiere, sueña o espera que uno sea.
No sólo porque eso no está bien y porque al
final una pasa la cuenta. Si no porque NO SIRVE, de ese modo. A una la tienen
que amar tal como es. El tema mío, es que yo no sé quién soy. Y no sé si
ponerme a reír, gritar o a llorar. Tengo 33 años y no sé quién soy. Tengo luces de saber quién soy, mi esencia, lo que quiero y lo que no, pero lo
básico no lo sé. Y es hora de saberlo!!! Porque sé en el fondo de mi corazón sé que si
hubiese seguido en pareja, yo habría muerto con esta inquietud, y lo que es
peor, no habría tenido la inquietud.
También pienso otra cosa. Creo que saber por
qué puedo ser amigas de casi todos mis ex’s. Porque la gente se pregunta cómo
chucha hago eso, ya que está el clásico, donde fuego hubo, cenizas quedan. Pero
resulta que a mí no me queda ninguna ceniza, ni un humarada aunque hubiese
existido un incendio.
Y creo que tener la respuesta, y es algo macabra. Me
pasa que cuando una relación se me acaba, yo quedo siempre media adolorida,
pero siempre me levanto, me limpio los mocos, me sacudo y sigo. (Siempre lista para el
siguiente.... DIOS).
No es porque yo sea la cagá de práctica ni
porque a ese personaje yo en realidad no lo haya querido mucho, es porque
cuando se me acaba la relación, se muere esa versión de mí. DEAD. The End.
Entonces, cambio, mi corazón cambia. Y ya no veo nada igual, ni a mí misma, ni
a ese hombre ni menos a esa relación. Esa parte de mí muere y así puedo ser
amiga, obvio, ya no siento nada más que cariño por un recuerdo. Claro que ahí
también se generan otras cosas, un nuevo cariño….
Como sea, yo ahora estoy viviendo una de las
etapas más importantes de mi vida y qué curioso que una mujer como yo, tan fan
del amor, lo esté haciendo sin pareja. Yo sé que así tuvo y tiene que ser. Y lo tengo
clarísimo.
No hay espacio hoy para nadie más que yo en
este minuto. Y en ese yo se engloba mi familia, mis amigos, Marley y mi trabajo. Y en este
camino está de protagonista una gran generosidad, la generosidad a mí misma. El proceso de reconstruirme y construirme, de hacer lo que yo realmente quiero, de crear mi
propia versión, firmada a fuego por mí. Y aprender a NUNCA MÁS, pedir
disculpas y permiso por ser quién soy.
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