domingo, 14 de julio de 2013

Coma emocional

Desde que supe que mi mamá tenía cáncer sentí como que entré a una centrífuga en la que daba vueltas y vueltas, sin parar, pegándome contras las paredes, cayéndome al piso, adolorida entera, sin ser capaz de ponerme de pie y agarrarme de algo.

Por primera vez en mi vida me cuesta describir un sentimiento así. Es como una avalancha, un tsunami eterno. Un silencio, un vacío con eco. Es un dolor que empieza en los pies y va hacia arriba hasta la cabeza.

Hay momentos en que he sentido que me voy a morir, cabeza abombada, corazón acelerado. He pensado que en cualquier momento me dará un ataque o algo similar. Me ha costado incluso respirar, porque es una emoción del corazón, pero que se vuelve física.

Ha sido terrible. Sin duda el dolor más grande y tremendo que me ha tocado enfrentar hasta hoy. Y estuve bajo un coma emocional –así lo denominé – de varios días de duración. Estuve dormida, pero sumida en la pena, en la rabia, en el miedo, en el ¿por qué? ¿para qué? ¿por qué ahora?, ¿por qué así?

Pero a pesar de todo lo anterior, decidí conscientemente en no maldecir al de arriba. Ya me he enojado mucho con él y sé que es doble trabajo, enojarse y desenojarse, así que durante varios días me entregué. Me quedé quieta. El mundo de pronto se detuvo y yo me congelé.

La gente me hablaba y no entendía lo que me decía. Me tenían que repetir varias veces algo porque yo no escuchaba….

Hasta que un día desperté. Fue algo  lento, pero desperté. No puedo prometer que no volveré al coma. Porque no lo sé, pero por lo menos sé que hoy estoy muy despierta. Atenta, expectante, con plena conciencia que se viene un camino difícil, que se vienen decisiones importantes que habrá que aceptar y apoyar sean cuales sean.

Me siento de pie y humildemente fuerte. Consciente de que mi vida ha cambiado y para siempre. Y que este es el camino que me tocó recorrer hoy. Ya no hay ¿por qué? Si no más bien ¿para qué? Y tengo muchas ideas…. Son tantas las razones que me mareo. Qué más quisiera yo que esos para qués hubiesen sido más fáciles que no hubiese tenido que pasar algo así para entender ciertas cosas, para enmendar otras. Pero la cosa es así. Y es así como hay que aceptarla.


Me guste o no me guste las cosas han tomado el camino que tienen que tomar. Este camino recién parte. Y yo me siento lista para caminar y  bailar al ritmo de las circunstancias. Para bailar con la fea y por supuesto con la bonita también. 

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