El sexo vende, el sexo llama la atención, el
sexo siempre es un tema que genera curiosidad, pero por alguna razón, a la gran
mayoría de las personas – hombres y mujeres – les cuesta hablar de sexo. Me
refiero a hablar de verdad, no a contar chistes o a pavonearse con cosas
imposibles. Hablar, como quien habla del gusto personal por una determinada
comida o sobre los lugares favoritos personales: hablar.
Nosotras, las mujeres, tenemos varios tópicos
comunes del cual no hablamos o mejor dicho mentimos. Ahora, por suerte, eso ha
ido cambiando con el tiempo, pero sigue siendo en líneas generales así.
Uno es el tema del sexo oral. En el mundo
femenino es políticamente incorrecto decir que a una le gusta practicar el sexo
oral (más hacerlo que recibirlo). Si lo dices, hay dos cosas que pueden
ocurrir, o quedas como ídola, o quedas como puta. Allá tu si tomas el riesgo.
Incluso el decir que te gusta que practiquen
sexo oral es medio feo también. No tengo la respuesta a esto eso sí, pero es
así.
Aunque mucho más que la práctica oral, hay otro
tema mayor que genera rechazo, dudas e incredulidad en el mundo de las mujeres:
el sexo anal. Anda a decir que lo practicas y que te gusta más encima. Porque
claro, puedes hacerlo y hasta sientes apoyo femenino si dices que lo haces porque él te jode tanto
con el tema, pero otra cosa muy distinta es confesar que lo disfrutas. Así que ahí hay
dos opciones, o eres sometida o eres puta. Allá tú si tomas el riesgo también.
Pero si hay algo que NO hablamos las mujeres
con otras mujeres es sobre esa palabra tremenda llamada masturbación. A
diferencia de los hombres, no andamos contando cuántas pajas (si es que se
puede decir así) nos hacemos al día, semana o al mes. Ni no orgullecemos de
ellas ni hacemos aspavientos respecto a su intensidad o duración. O sea ni si quiera usamos la palabras masturbación,
masturbar y sus derivados, nos suena fea, pecaminosa, cochina… mal.
Aún así creo que la gran mayoría de las mujeres
se masturba (o toca para ser más lady), y no sólo las vírgenes o las que no
tienen pareja, sino que también las con
pareja, casadas, con hijos etc. Es parte de la vida, y no tiene nada de
pecaminoso, pero aún teniendo eso en cuenta, no hablamos de eso. Es heavy este
tema, y sin duda, incide negativamente en nuestra sexualidad.
Otro tema vetado, aunque siento que hoy un
poquito más validado gracias a la publicidad y a la abertura de temáticas
femeninas, es el uso del juguete sexual. Hoy siento que no todas piensan que
son sólo para mujeres cagadas, frígidas o que se les fue el tren. Creo que hoy
está la conciencia que sirven de complemento, para pasarlo aún mejor sola o en
compañía. Igual, no conozco a ninguna mujer de mi círculo que me haya dicho que
ha usado un juguete y mucho menos que le gusta. Pero… es más fácil hablar de
este tema porque por último lo tomas como algo lúdico, no es tan serio.
Ahora, los hombres, si bien son en general
menos acomplejados en lo sexual, tienen una serie de temas vetados.
Uno de ellos, y el más heavy seguramente tiene
relación con cualquier cosa que afecte su pene. Enfermedad sexual, ETS,
incapacidad de erección, ¡whatever!
Cualquier cosa que impida su correcto funcionamiento es algo que un
hombre difícilmente hablará con otro hombre, o sea, con suerte con su pareja.
Es como si la vida se les fuera en un pene flácido y es cierto eeee… un hombre
IMPOTENTE es eso IMPOTENTE en toda su vida.
El hombre tampoco habla de placeres propios
considerados degenerados o propios del mundo gay. Lo que se puede resumir en
todo aquello que rodee el ano. El hombre heterosexual tiene un complejo feroz
con esa área, como que si pensara que si alguien le toca ahí, va a convertirse
en gay por acto de magia. Un hombre jamás confesará que le guste que le
estimulen esa área ni mucho menos que le besen ahí, el llamado black kiss. Da
igual si les gusta o no, el hombre llamado bien hombre, NO puede gustarle nada
ahí, de lo contrario su virilidad es puesta en duda.
Y para qué hablar de pornografía gay. Es
curioso, pero es considerado válido y casi hot que una mujer heterosexual se
excite viendo a dos mujeres interactuar en la cama, eso no la hace ser
lesbiana, sino que le da la calidad de ídola u “open mind”, pero anda a decirle
a un hombre hetero que vea una porno con dos hombres ¡No! Lo ofendes.
También sigue siendo tema un hombre que
“acepte” en su cama con su pareja un juguete sexual. No falta el que se
pregunta ¿acaso no soy suficiente? Casi como que si fuera una competencia.
Difícilmente un hombre admitirá que en su intimidad juega con su pareja con un
consolador o vibrador.
En fin, podría seguir eternamente. Pero la
verdad de la milanesa es que la sexualidad es muy personal y creo que eso
merece respeto.
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