Y justo cuando uno piensa que este año
todo será más tranquilito, en que las penurias que uno sufrió durante el 2013
ya han sido resueltas y que ahora toca gozar, ¡Paf! Dios me recuerda que la
lección aún no ha sido aprendida. ¿Cuál lección? Ya me perdí y tengo en estos
momentos la cabeza demasiado revuelta como para pensar con mucha claridad.
Es como si la vida me empujara a
algún lugar, no sé a dónde eso sí, es como ¡ahora es el momento! Y me guste o no,
es el momento. Como ya a estas alturas todo castillo rosado se me ha derrumbado,
me tomo lo que pasa en mi vida con bastante realidad, ojos bien abiertos,
orejas bien paradas, pero corazón retraído. Es lo mínimo que puedo hacer para
no sucumbir ante la fatalidad.
Estoy agotada!!!! Porque lo único
que quiero es estar tranquila en algún puto lugar. Pero es como que todo me
indicara que tengo que avanzar, irme, moverme… no hay caso. Pienso que acá
entra a jugar un poco el destino, y es increíble cómo al ver los sucesos que
han ocurrido, puedo decir con bastante audacia que todo, prácticamente todo me
llevó a este punto de inflexión.
Dios es un personaje muy chistoso
o se hace el chistoso, tiene unos guiones que son para estrujarse de la risa.
Pero ¿saben qué? Igual puede ir a enchufarse un rato su guión, ¡Give me a
break!
Como sea, como sea… siempre he
sido una fiera de corazón, una mujer fuerte y luchadora, he estado en peores
escenarios que el que protagonizo ahora y yo decreté hace un tiempo atrás, que
yo nunca, nunca volvería a pasar por una penuria de aquél tipo más. Nunca más.
Lo firmé con sangre. Y a mí no se me cae la corona. Llegó la hora de moverse,
llegó la hora de cambiar de rumbo, así es la vida o no…..
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