miércoles, 18 de agosto de 2010

La chusca


“Que tiene gracia, donaire y picardía”. “Dicho de una persona en Perú que tiene modales toscos”. Esas son algunas acepciones de la palabra chusca que entrega la Real Academia Española (RAE).

Ahora, les daré mi propia versión del concepto. Todas y todos conocemos al menos una chusca durante nuestro paso por esta vida. Ustedes saben, esas minas con cara de mosca muerta, atractivas, que según ellas, nunca hacen nada malo, que nunca hacen nada de manera intencional y que concita, en la mayoría de los casos, el interés sexual, disfrazado de inocente amistad, por parte de todo aquello que tiene pene.

Yo soy buenísima para detectar a una chusca, por muy santa que se haga. Es un olfato especial que quizás, como arma de protección, he ido desarrollando y afinando con los años. Porque esa es otra característica de las chuscas, son una amenaza para todo el género femenino y he allí, también su poder.

Según mi experiencia, las chuscas siempre quieren llamar la atención de los hombres, ya sea con un profundo escote delantero o en la espalda, con una corta falda o ceñidos pantalones. Da lo mismo si es para ir al trabajo, a la disco, o para comprar pan. No obstante todo lo anterior, ellas siempre se quejan de que los hombres nunca la toman en serio, que siempre las jotean.

Se incluyen dentro de este grupo, los jefes calentones, los pololos de sus amigas, los padres de las amigas, los hombres casados, el mejor amigo, y todo aquél hombre que por lógica, uno no debe fijarse.

La chusca siempre se lleva mejor con el sexo masculino que con sus pares femeninas. Siempre alega que de un día para otro, ellas, le dejan de hablar. Piensa que los principales culpables son la envidia y su mala suerte en amistades femeninas, pero jamás admitiría que es por alguna acción suya.

La chusca no enfrenta los problemas, ella, llora y pide con toda su humanidad, ser salvada, por un hombre, por supuesto.

Ella es astuta, y sabe elegir muy bien a su presa masculina, que dicho sea de paso, sólo ve en ella inocencia, al estilo Lolita.

Ahora, y esto quizás es uno de los puntos más importantes a destacar. Chusca y maraca, no son para nada sinónimos. La maraca funciona en base a sus instintos sexuales, ella siempre va a la pelea y ama el sexo. Su misión en la vida es dar y recibir placer. Pero no la chusca, ella es una estratega, busca escalar, aunque sea de “abajo hacia arriba”, literalmente. Ella engatusa, miente, planea y atrapa. Se come a su presa, y una vez que ya no le sirve, lo bota sin problemas de conciencia.

La verdad es que se podría decir que estoy pecando de machista por “categorizar” a ciertas mujeres, o que hablo por alguna herida o de pura envidia, pero sinceramente, las chuscas hacen salir de mí la inquisidora que todas llevamos dentro, porque en mí opinión, no hay nada más bajo que conseguir lo que uno quiere – trabajo, pituto, regalo o lo que sea- a través de favores sexuales. ¡He dicho!

No hay comentarios: