lunes, 28 de febrero de 2011

Soy una ñoña


Después de años de hacerme la ruda, después de años de pensar que el amor rosado, ese que viene con un globito con forma de corazón adjunto no era para mí, sino que para las bobas románticas, hoy me declaro oficialmente como una ñoña con debilidad por lo pink, las flores, las palabras dulces y todo lo relacionado con situaciones lindas en pareja. Casi no lo puedo creer y casi no me reconozco.

¿Dónde quedaron mis burlas hacia esas personas que practicaban el amor rosado? ¿Dónde quedó mi ironía ante situaciones derechamente siúticas? No lo sé, supongo que mi sarcasmo se pegó unas vacaciones y realmente no sé si volverá.

Esta situación es de alto impacto, especialmente cuando pienso que la estoy viviendo a los 30 años y no a los 17 como la mayoría de las personas. Dios. Pero no puedo evitarlo, es como una cosa que controla mi mente y mis movimientos, no puedo evitar pensar en cosas románticas con M, no puedo evitar imaginarme cosas rosadas, pero claro, siempre tienen un par de pinceladas de mi lado menos rosa, es casi como una Hello Kitty corriendo por un prado lleno de flores, pero sin ropa jaajjaja, algo así.

Dios, estoy convertida en una Hello Kitty, en una Candy, en una Angie, la niña de las flores. Y bueno, voy a aclarar igual – como una forma de no estropear tanto mi reputación de ruda – que me resistí bastante a este cuento, pero un día tuve que decidir: O me convertía a la ñoñería o no. Y bueno, decidí entregarme en cuerpo y alma a esa cosa llamado amor romántico.

Soy una ñoña que llora con las películas de amor, que sueña cuando escucha canciones románticas, que se queda pegada ante una linda frase o un lindo diálogo (incluso ahora soy capaz de reproducir conversaciones cinematográficas completas si me parecieron interesantes). Soy una ñoña que recuerda frases completas, detalles y hasta fechas!

Avanzo por esta marea de sensibilidad sin tener ni puta idea qué es lo que tengo que hacer. Avanzo segura, sin miedo y a pura intuición. Nunca nadie me enseñó qué hacer cuando se siente así, menos mi familia que es tan poco afectuosa y cuando se trata de sentimientos son todos discapacitados mentales. Nunca nadie me dijo, lo que me sopló el sueño de hace unas semanas, que algún día podría volver a recuperar esos peluches que tiré al vacío cuando niña, sintiendo nada mientras los veía caer, pensando seguramente que ilusionarse con algo valía callampa, pensando ya a mis cortos años, que al final, siempre me iban a abandonar, por lo que era mejor no sentir tanto apego, para no sufrir más adelante.
Falta, así como me dijo el sueño, descifrar el mensaje que se me manda. Me falta dejar de ver borroso ese largo mensaje donde veía la palabra Amor escrita al revés: ROMA. En el sueño me daba rabia no entender lo que se me decía, no ver claramente. Hoy sí quiero ver todo lo que se me dice.

Hoy me río de mis propias ñoñerías, con un poco de plancha, pero con algo de resignación. He llegado al nivel de regalar canciones, por lo que debo concluir que he cruzado el umbral de las ñoñas sin retorno. Y está bien, hoy, está bien.

jueves, 24 de febrero de 2011

Amigos con ventaja: nuestra mejor mentira


El otro día con mi amiga P fuimos a ver “Amigos con derecho” con Natalie Portman (seca) y con Ashton Kutcher, de hecho la fuimos a ver en verdad por la escena en que aparece su trasero bien tonificado en primer plano, los cinco segundos en que apareció valieron las 2 lucas que pagamos jajajaa.

Pero más allá de eso, la trama era simpática, y bueno, dejaba en evidencia algo que ya TODOS sabemos y es que esta cantinela del amigo con ventaja es insostenible en el tiempo, no funciona! Es sólo una mentirilla que nos contamos a veces porque nos da miedito enfrentar un compromiso y una relación de verdad, porque nos da miedo salir lastimados.

Así es que nos contamos esta historia del sexo irrestricto como base de una relación que es poco importante, y con poca intimidad, como si de pronto el sexo fuese una actividad intrascendental como masticar chicle o aún más intrascendental que mascar chicle. Nos contamos la historia de que no estamos listos para una relación de pareja (no, qué lata, qué rollos) y que una buena forma de sortear esta cosa de la necesidad física e irrefrenable (no vayamos a perder training en la cama), es encontrarse a un amigo con ventaja, es decir, alguien con el cual se pasa bien, se tiene química sexual, pero con el cual uno no puede (ni debe) estrechar lazos emocionales.

Al leer esto me parece la burrada más idiota que se ha escrito jamás. Y me hace recordar episodios con M relatados a otros. Jamás me olvidaré la voz generalizada de algunas amigas mías cuando decía “somos como amigos con ventaja, pero además de tener sexo, igual vamos al cine o a comer…” y ahí me salían con el pastel “¿Cine? Pero eso es demasiada intimidad, es como una relación”.

Ahí volvía a toparme con esta contradicción de que está bien tener sexo con un amante, porque eso es “Light” o despersonalizado, pero hacer cosas fuera del catre era darle otro cariz, uno más emocional ¡horror! Jajaajaja, qué absurdos somos todos a veces.

Aclaro que esto del sexo despersonalizado sí puede darse y ser placentero y todo, pero siempre y cuando sea “one night stand” o a lo más un par de veces, pero pretender tener un “sex buddy” y no sentir NADA jamás, eso es, una mentirilla que nos decimos para sentirnos más seguros en un mundo que es incierto, por mucho que queramos controlarlo todo.

Al final en este tipo de relaciones, o los dos o uno de los dos termina sintiendo más de lo que se “acordó” en un inicio…. Y en este acuerdo absurdo de “sólo sexo” volvemos al mismo tema absurdo de querer controlar las emociones, porque supongo que da miedo darse cuenta que eso es incontrolable, por más cabeza y resistencia que le pongamos. Creo que es propia de nuestra soberbia.

Yo, humildemente soy una prueba viviente que el amigo con ventaja vale callampa. Porque yo también empecé con esta idea de tener sexo rico, con alguien que le tenía cariño y que lo pasaba bien. Jamás se me cruzó por la mente (y nótese qué soberbia fui) de que podía terminar sintiendo más que eso. Onda ¿Yo? Noooo, sí puedo controlarlo” Cuec. ¡Pamplinas!

Y para ser bien honesta, independiente que si el tema con M hubiese llegado hasta ahí, me siento orgullosa y feliz que sí pueda sentir algo, qué terrible sentirse congelada, qué terrible sentir que el sexo no significa nada…. Porque sí significa algo, aún cuando sea ocasional.

martes, 22 de febrero de 2011

……..MORADA


Así, tirando para violeta, media azulada. Me faltan sólo las letras “ENA” para completar esa palabra que entre que me pone feliz y me espanta.

Hay ciertas señales inequívocas que son ñoñas a morir, pero que me hacen tomar conciencia que estoy en la pitilla! Y que no hay nada más que hacer que avanzar y ver qué es lo que pasa.

Me he sorprendido haciendo cosas que nunca hago, (¡por favor no se rían!) como escuchar y encontrarle sentido a las letras de ¡Roberto Carlos! O de Elton John, escuchando a Los Carpenters. Me he sorprendido guardando el envoltorio del primer chocolate que me regaló y usándolo como marcador de libros, pensando en él en la micro, releyendo alguna conversación por chat que me pareció interesante y linda, tarareando alguna canción cuando sé que lo voy a ver, caminando feliz porque hablé con él sobre algo importante….. ¡Mal! Jajaajaja

Y es curioso cómo la vida te va haciendo ver las cosas desde perspectivas distintas, porque todo esto me parecía tan cursi, de hecho hoy me califico como una ñoña ¡rosada! Si bien me da una plancha casi incontenible confesarle esto al mundo y a mí misma, a M no le parece malo, al contrario, lo encuentra tierno y lindo. Supongo que debo ser muy evidente, pero aún soy incapaz de verbalizar bien lo que me sucede, porque cuando alguien a penas lo insinúa digo ¡No, nada que ver! Jajaaja, y eso sí que es ser ñoña.

lunes, 21 de febrero de 2011

El amor se construye


Esto vendría siendo como mi primer descubrimiento 2011. Hasta hace poco pensaba que el amor era así como lo que relatan los cuentos, algo que se siente o no se siente y que listo, no hay mucho que darle vuelta al asunto, el resto está definido por el destino y la vida.

Pero los años y la experiencia me han enseñado otra cosa, algo que nadie te dice porque a lo mejor asusta, porque no rima con una palabra melosa o simplemente no pega en una tarjeta rosa de San Valentín.

Y esto es que el amor es construcción, el amor es trabajo, el amor es negociación, el amor es escuchar aún cuando no podemos escuchar, es hablar aún cuando no queremos hacerlo, es entregar aún cuando sólo queremos tener cosas para nosotros. Con los años he ido aprendiendo que esto no es ser mártir, sino que ser generoso con el otro.

Ahora entiendo que el amor de pareja es una construcción de a dos, es como tener una papel en blanco en que se puede dibujar y crear lo que uno quiera. Es como cuando te dicen siúticamente que hay que regar la plantita todos los días. Nunca entendí ese concepto, encontraba que era idiota, pero la verdad es que la idea está bien, el amor hay que cuidarlo, todos los días, sino, muere o se transforma en otra cosa.

Fue M quien colocó en mi mente el verbo “construir”, un concepto que me pareció tan claro, práctico y a la vez bello, que ahora lo ocupo para la vida y para los sentimientos. Construir caminos, construir sueños, construir felicidad, construir recuerdos, construir momentos.

Nunca antes había querido construir nada, aún estando en pareja, aún queriendo a otro, aún sintiéndome enamorada, aún teniendo apoyo del otro, siempre me había enfrentado al mundo sola, siempre han sido “mis sueños”, “mis proyectos”, “mis ideas”. Nunca antes había podido compartir ese tipo de cosas, no obstante, hoy, no sólo lo quiero hacer, sino que también me siento lista.

Y en medio de sendos cambios, transformaciones, reinvenciones y cambios de piel, M hoy me dio un notición! De esos que también lo cambian todo, que cambia el curso de las cosas, y tengo la tincada en mi corazón que fue para mejor. Los cambios dan miedo, siempre, pero vaya que a veces son necesarios…..

Lo sé porque pienso en todo lo que no hubiese pasado si yo un día no hubiese tomado la decisión de cambiar radicalmente mi vida, de todo lo que me hubiese perdido, de todo lo que hubiese seguido igual. No me arrepiento de nada, aún cuando el mundo haya visto mis transformaciones como locura temporal o impulsividad. Vivan los cambios! Vivan los cierres! y Vivan los inicios!

viernes, 18 de febrero de 2011

Cosas que he descubierto de mí misma en el último tiempo


  • No me interesa perder mi tiempo en una relación sin proyección

  • Me encanta ser una de las prioridades en la vida de mi pareja

  • No me gusta vivir sola

  • No soy maniática del orden y me carga lavar los platos

  • No me molesta que me cambien las cosas de lugar (si están más ordenadas y se ven mejor ¡excelente!)

  • Me encanta el sexo

  • Me fascinan los besos bien dados y sin miedo

  • Me gusta que él me tome de la mano en la calle

  • Me encanta hacer lo que se me dé la gana y saber que puedo hacer lo que se me dé la gana

  • Me encanta mi actual trabajo

  • Reconfirmo que amo escribir, no podría vivir sin escribir

  • Me encantaría tener una relación de pareja bonita con all inclusive

  • Amo estar en pareja y tengo corazón de alcachofa

  • Me encanta hablar del amor, de sexo, me encanta escuchar las historias de otros sobre esas y todas las temáticas imaginables, me encanta escuchar

  • No sirvo de amiga con ventaja

  • La gente confía en mí, (me cuentan sus vidas y sus secretos más oscuros) por lo que desprendo que soy confiable

  • Me da mucho susto enamorarme (huyo del sufrimiento y lamentablemente sigo relacionando el enamoramiento con dolor)

  • Amo bailar, bailar y bailar hasta que los pies no me den más

  • Amo la libertad que me da una situación económica decente

  • No soy de lujos, soy más bien simple (que no es igual a ser simplona)

  • Me gusta dormir siesta extra larga duración los fines de semana

  • Me encanta ver buenas películas, sola, junto a un vinito y una rica comida

  • Soy feliz con lo que tengo y lo valoro

  • Me gusta almorzar sola

  • Me encanta comer y siento cero culpa por las calorías

  • Me fascina no hacer nada

  • Soy una romántica encubierta

  • Cuando me comprometo de corazón, soy muy fiel

  • No soy nada sin mi MP3, mi fiel compañero de viaje. No concibo una vida sin música

  • Me sigue costando confiar en el mundo, pero hago mi mejor intento

  • No soporto a las o los colegas flojos

  • Me enferma la gente con poco autocrítica
  • jueves, 17 de febrero de 2011

    Volverte a ver


    Fue sorpresivo, inesperado, nervioso, bello, romántico, real, ansiado, esperanzado, rosa, feliz, nostálgico.

    Volver a besarte fue el inicio oficial de este nuevo capítulo, volverte a abrazar y que me abrazaras fue una forma física de decirnos mutuamente “qué bueno que estés de vuelta, acá conmigo, qué rico que estés en mi vida”.

    Los besos tuvieron otro sabor, otra intensidad, otra dirección, lo mismo que tus miradas, tus manos entrelazadas con las mías. Son los mismos labios, son las mismas manos, pero hoy ya no somos los mismos. Hoy ya no estamos parados en el mismo lugar, hoy hablamos otro idioma, hoy hablamos el mismo idioma.

    Estar junto a ti en esa banca en medio de una plazita, nerviosa y temerosa por lo que me fueras a decir, me hizo entender que aún con 30 años, aún teniendo más de alguna vez un corazón roto, aún llorando en muchas ocasiones por soledades y abandonos, aún así, soy capaz de sentir, de reparar, de soltar, de perdonar y de entregar.

    Entregar mi corazón y entregarme, aún sabiendo que hoy estoy sin personaje, sin máscaras, sin escudos, sin filtro, vulnerable, expuesta al dolor, con susto, pero con mucha fe. Hoy, contigo, siento que sí vale la pena arriesgar, sí vale la pena recorrer, sí vale la pena esperar, sí vale la pena construir.

    Esto es nuevo para mí y siento que estoy lista para emprender ese viaje. Nadie sabe dónde ni tú ni yo terminaremos. Yo no sé qué pueda pasar, así como no sé nada en verdad. Sólo sé lo que me gustaría y en lo que tengo fe, y hoy, eso me basta.

    miércoles, 16 de febrero de 2011

    Mi hermana


    En este mundo no hay nadie más distinto a mí que mi hermana. Somos agua y aceite, si ella piensa A, yo creo que es mejor Z. De hecho, hay personas que me conocen y que hace muy poco se enteraron que tengo una hermana mayor. Poco o nada hablo de ella, y cuando lo hago, generalmente no tengo cosas muy halagadoras qué decir.

    Entre las dos no sólo nos distancia un océano, sino que también años y años de silencio y desencuentros. Nos distancia mi dolor ante los hechos y su habilidad aterradora de bajarle el perfil a lo que sucedió.

    Sin embargo, hace unos meses ella dio el primer paso y me buscó para hablar. Y yo, después de mucho batallar con la rabia, el dolor y la pena, estaba lista para esa conversación, que fue ruda, difícil, pero muy sincera. Era necesaria y supongo que llegó en el momento preciso. Después de eso, me sentí distinta, liberada, preparada para seguir con mi vida, para permitir que de una buena vez todo eso dejara de definirme y guiar mis pasos.

    A partir de ahí comenzamos a comunicarnos más seguido gracias a la tecnología, con alguno que otro bache, como su intentona de dárselas de hermana mayor preocupada. No, eso no lo tolero.

    La cosa es que nos volvimos a encontrar. Como me suele pasar con ella, estaba algo nerviosa antes que llegara. Ahí la tuve junto a mi sobrina (que está más mina que nunca) sentada en mi comedor, hablando de la vida, y un gran etcétera. Verla ahí frente mío me genera aún mucho ruido, y pienso: "¿Quién es esta extraña? Ah, mi hermana, de veras", a veces ironizo. Se me erizan los pelos cuando tiene la patudez de ser bruja con mi sobrina y no dejarla salir porque “hay tanta gente loca afuera, una nunca sabe”. Mi lado dolido no lo piensa dos veces y responde: “Gente loca, tú lo has dicho”. Eso me sangra del corazón, porque mi hermana es para mí una contradicción con patas.

    Recién hoy soy capaz de respirar el mismo aire que ella, recién ahora, soy capaz de hablarle y de mirarla sin tanto odio y resentimiento. No obstante, esos sentimientos dolorosos regresan de cuando en cuando y hoy es uno de esos días. Siento rabia y pena a la vez. Pienso en lo que pasó y me duele el confirmar con mi alma que ella debió protegerme, que debió creerme, que debió abrazarme. Pero me dejó tirada a mi suerte, así como me dejó tirada mi madre también. Nunca nadie me preguntó ¿estás bien? ¿estás triste? No, era mejor tomar la basura y esconderla debajo de la alfombra para no verla y pretender que éramos la familia feliz.

    Yo, por ella, me banqué muchos años de esta imagen de la familia feliz. Me quedé callada, nunca dije nada y siempre aguanté las onces, cumpleaños, navidades y hasta vacaciones con la cara llena de risa. No valió la pena, sólo agudizaron las penas, por eso también digo que mi madre me dejó tirada, ella debió saber mejor, pero bueno, también sé que hizo lo que tenía la capacidad de hacer.

    Si me preguntas si quiero a mi hermana, no sabría qué decir. Cómo querer a una extraña que no tiene idea de mi vida, cómo querer a alguien que simplemente ha estado ausente en las buenas y en las malas durante tanto tiempo. Yo no quiero a nadie sólo por lazos sanguíneos, yo quiero a la gente que forma parte de mi vida de manera real.

    Supongo que en días como hoy no sé cómo acomodarla en mi vida, no sé dónde colocarla. Queda así como… dando botes. Pero a la vez, pienso que vale la pena, no por ella, sino que por mí, porque esto a la larga me va a servir, o sea, ya me sirve.

    martes, 15 de febrero de 2011

    Sentir a los 30


    Hace poco me di cuenta que tengo una buena memoria emocional, lo que es una virtud cuando se trata de intentar recordar lo que algo o alguien nos hizo sentir en el pasado, cercano o lejano.

    Puedo recordar casi a la perfección lo que sentí cuando tenía 13 años y me declaré (en silencio) enamorada de un niño de mi misma edad, sólo porque fue el primero en sacarme a bailar un lento (jamás olvidaré cómo fue ni que fue al ritmo de “Under the Bridge” de Red Hot Chili Peppers). Nunca nos besamos, ni nos tomamos de la mano, ni hablamos, sólo lo vi un par de veces más desde la lejanía, pero yo me sentía enamorada… enamorada como lo puede estar una niña de 13, con esa sensación intensa, pero a la vez escurridiza y breve.

    Recuerdo ese primer beso con mi ex marido, cerca de donde vivo actualmente, recuerdo el árbol, recuerdo la sensación de enamoramiento, esa cosa de princesa encantada que quería que yo sintiera, no importaba que no fuera real, porque igual era un bonito sueño. Ese amor, fue de niña, fue tierno, dulce, pero al igual que el de mis 13 años, escurridizo y breve. Hizo falta realidad, sustancia, materia, proyectos, dirección, complicidad, compañerismo.

    Y luego llegó J, con toda su intensidad, su impulsividad, esa garra que tenía cuando lo conocí de “ven, vamos a ojos cerrados, yo te llevo”, que me enamoró. Recuerdo que lo supe cuando me tomaba por la cintura, tan seguro, como diciéndome “eres mía y no te suelto”. Ese amor fue intenso, apasionado, emocional a morir, fue un viaje hacia el dolor, hacia el pasado, fue una relación de encuentros y desencuentros. En serio pensaba que él era la persona con la que iba estar para siempre, como en los cuentos de hadas, como en las películas… una comedia romántica que de pronto se transformó en un tragedia griega. Algo pasó en el camino, algo nos pasó y él dejó de tomarme por la cintura y yo dejé de querer que me tomara así.

    Pero esto que siento hoy es completamente distinto a todo lo anterior, no digo que sea mejor o peor, sólo digo que es distinto. Es un sentimiento mucho menos impulsivo y más pensado, tiene mucho de corazón, pero también de cabeza, es intenso y apasionado, pero no desde el pasado, sino que desde la esperanza de un futuro. Es hablado, pero a la vez sin mucho ruido, más bien silencioso, lento y nada de exagerado ni de hiperventilado. Tiene sustancia, realidad y mucha base, tiene ternura, y hoy lentamente va revelándose la complicidad, y el compañerismo.

    Supongo que así se siente a los 30 años, una mezcla de amistad, cariño con atracción y química, donde lo primero viene antes que lo segundo, donde lo primero es lo que genera lo segundo y no al revés, donde comprendo (casi sintiéndome como Colón) que las relaciones independiente de cómo se tilden o califiquen, no sólo deben llenarse de cariño y de sexo, sino que también de cabeza y comunicación…. Hay que hablar, de todo, hablar, hablar, hablar y hablar hasta morir.


    Sentir a los 30 años es hacerlo desde la vereda de las lecciones aprendidas, desde la humildad, desde la cautela, desde la idea que no existe nada ni nadie perfecto, que no hay nadie en este mundo sin dolores, ni penas, desde el lugar donde uno sabe lo que se quiere y donde es imposible transar en lo fundamental, que es uno mismo, donde dejan de tener importancia los "nunca más" y los "para siempre", tan difusos y traicioneros, donde uno quiere un compañero de viaje y no sólo un amor apasionado, arrebatado y loco, donde uno ya no está para andar perdiendo el tiempo, porque se ha aprendido a valorar al tiempo, donde la compañía del otro deja de ser una necesidad para llenar espacios y silencios, sino que es más bien una decisión y parte de la voluntad. Sentir a los 30 es un compromiso distinto con el otro, pero más que todo, con el corazón propio.

    Una manito de Cúpido…. (tsss, ya estaba bueno)


    Ayer fue 14 de febrero y como bien dije unas entradas atrás, soy el grinch de esta fecha. No obstante acontecieron dos cosas que me dejaron para dentro y no sé si será el famoso Cupido (ese mismo personaje con pañal que me ha dejado pagando un par de veces ya) o qué, pero no dejan de sorprenderme.

    Por la mañana iba saliendo de mi depto para ir a trabajar cuando me vio el caballero que limpia los pasillos y con el que converso generalmente de cosas cotidianas. El día anterior me dijo “oiga, ¿y su pololo, está enfermo? Que no lo he visto más” Y yo le respondí “es que ya no existe pololo” y él se quedó encogiéndose de hombros.

    Ayer me volví a encontrar y me dijo así de sopetón “¿Sabe? Sólo le puedo decir que su pololo es un imbécil por dejarla ir, a usted, una dama tan bella. Ya llegará otro que la sepa valorar”.

    Seguramente me puse colorada y le di las gracias por el piropo. Me alegró el día de inmediato y llegué casi alada a la pega, pensando que quizás lo dicho por este caballero (que ni sé cómo se llama) tenía algo de predicción.

    Llegué al trabajo, encendí, como todos los días, mi computador y ahí me encuentré con M online. Estuvimos hablando un buen rato de esta nueva situación entre los dos, que no tiene nombre, y de la que hablamos de manera tangente, cuando de pronto, ante una pregunta mía, algo directa, pero tampoco tan directa, me dijo “no te quiero perder así como así, creo que superando algunas etapas difíciles mías, podemos construir algo lindo y sano (y con más sexo que la cresta, por supuesto)” ajaajajaja.

    Es la primera vez que me lo dice, y supongo que se me adelantó porque tenía guardada una frase para él relacionada con el tema que quise decir hace unos días, pero que por cosas del destino no pude, curioso que haya sido al final él, quien diera ese primer paso.

    Han pasado hartas cosas entre los dos y en poco tiempo. Es como que a partir de algo malo se desencadenaron una serie de sucesos que finalmente me llevaron a mí a hablar, a dejar esta tendencia tan femenina de damisela estresada y muda, a decir lo que me pasa y lo que es FUNDAMENTAL!!!! a poner límites.

    Supongo que nosotras las mujeres de la generación Sex and the city, malentendemos a veces ciertos conceptos de la modernidad, pensamos que poner límites que resguarden nuestra psiquis y salud, es sinónimo de ser bruja, paca o cartucha. Y como nadie va a querer a una bruja, debemos ser multifuncionales, súper cool, relajadas y dispuestas a tener relaciones abiertas sin nombre ni ningún tipo de seguridad ni de apoyo, porque nos la podemos todas, porque somos súper mujeres.

    ¡Error! Poner límites (encuentro yo) es sinónimo de valorarse, y de saber cuánto una vale, es no traicionarse, ni permitir que te pasen a llevar, es cuidarse. Y si hay un hombre que sale arrancando por este tipo de límites sanos, es porque realmente no valía la pena. Mejor que arranque y bien lejos, ¡digo yo!

    domingo, 13 de febrero de 2011

    Con los ovarios bien puestos


    Hace unos años siempre me llamaba la atención ese lado mío masculino tan desarrollado que tenía, eso de ser chora, práctica, poco enrollada, poco dispuesta al diálogo y otras tantas características no muy positivas que solemos darle al género masculino.

    Sin embargo, en el camino algo pasó. Más específicamente hace unos meses comenzó mi metamorfosis. Y hoy ando de lo más mujer para mis cosas, me pillo reflexionando acerca del futuro, las cosas me duelen, me pongo a llorar con películas, me gustan las cosas girlie , pienso en el amor, me emociono con facilidad y hablo, hablo y hablo de lo que me pasa, de lo que no me pasa, escucho lo que a otras les pasa y no les pasa. Amo las historias románticas y aquellas que también no lo son tanto.

    Y en medio de este torbellino femenino que me ha invadido, esta sensación de tener ovarios y de ser muy mujer para mis cosas, también constato algunas leseras muy propias de nuestro género que veo en mí y también en las demás y que tiene relación con esta añoranza, algo infantil y fantasiosa, de que los hombres tienen que andar adivinando lo que nosotras queremos, cómo lo queremos, cuándo lo queremos y dónde lo queremos.

    Porque si el otro no lo adivina, nos ofendemos terriblemente, sentimos que no nos quiere, que no nos toma en serio o simplemente nos quiere para una sola cosa: la cama, y eso, para cualquier mujer, incluso aquella que se las empluma como amante ocasional, de one night stand, es una humillación, porque una cosa es que una determine que es sólo sexo ocasional y otra cosa muy distinta es que el otro nos haga sentir que es así. Esperamos lo que dice el viejo refrán, “lo caballeroso no quita lo valiente”.

    En fin. El tema es que me llamó la atención la lluvia de críticas y juicios cuando el otro día decidí en un ímpetu medio loco (especialmente por ser mujer) decirle a M todo lo que yo necesito para sentirme segura y tranquila, en demandar aquello que creo que me corresponde, con nombre y apellido, sin rodeos, sin claves, pero sí con mucha claridad.

    La voz generalizada femenina a mi alrededor clamó ¡Noooooo! Que no debí haberlo hecho, porque eso era presionar, porque prácticamente no correspondía, ya que no éramos novios, que cómo hacía eso, que iba a asustarse y salir huyendo, que lo mejor que podía hacer es quedarme callada y dejar que las cosas pasaran y que él se diera cuenta solo…..

    Fue tanto la unanimidad del comentario que hasta me lo cuestioné “¿la habré cagado?”, al final como ya había puesto en la mesa todos esos temas emocionales, no tuve otra posibilidad de pensar “bueno, si le da susto y sale arrancando es un tarado”.

    Porque lo que yo le pedí a M es que dejara por favor de desaparecer, porque eso me generaba mucha angustia, que necesitaba cierta consistencia y estabilidad, que no tenía relación con darle un nombre a lo que había, pero sí que hubiese algún lineamiento, para así por lo menos saber en qué terreno piso y tener la posibilidad de decidir si quedarme o no. Así de simple, así de lógico. Porque al final del día creo que una no necesita una argolla para saber que el otro está ni un papel, una necesita acciones.

    Además, que me di cuenta que yo no funciono con la incertidumbre, con la cosa a medias, con la No proyección, con no saber para dónde va la micro. Y sinceramente, no sé si alguna mujer realmente pueda lidiar con eso. Porque para qué nos hacemos las cuchas, muchas veces aceptamos este tipo de situaciones sólo por miedo a que si no lo hacemos o ponemos muchas trabas, nos van a dejar.

    Y yo medité acerca de eso y prefiero mil veces que me dejen de una, que andar bancándome rollos y malos ratos. Creo que mis compañeras féminas cuando me pedían que mejor me quedara callada y me “aguantara” un rato, era porque consideraban que él sujeto en cuestión debía mágicamente adivinar lo que a mí me pasaba y sacar por conclusión lo que yo necesitaba de él.

    Pero eso jamás hubiese pasado, porque hay cosas que los hombres no cachan, para ellos no es muy comprensible que una necesite una llamadita o un mensaje de texto para sentirnos que importantes para el otro. No basta que nos digan que lo somos, necesitamos acciones concretas, bueno, por lo menos yo sí las necesito, sólo detalles, pero detalles importantes.

    Eso hice y en cambio de obtener un portazo en la cara, mi moción tuvo acogida, incluso fue entendida y puesta en práctica, lo que se traduce en un interés de su parte a que yo me sienta mejor. Se valora.

    Es una lección aprendida, y que no sólo sirve para el ámbito de las emociones, sino que también en el sexo. Cómo podemos pretender que ellos adivinen lo que nos gusta o no. Más aún cuando a veces hacemos aquello que no nos gusta sólo por temor a que nos dejen tiradas. Hay que hablar, consensuar, negociar….. y también cruzar los dedos para que juste te toque un hombre que escuche y no se sienta sobre demandado u ofendido por tanta petición, creo que eso es lo más difícil.

    jueves, 10 de febrero de 2011

    Se viene el 14 de febrero (yupiiiiii)


    Soy el grinch de este festejo, lo reconozco y también sé que quienes aman esta fecha, mis comentarios anti globos rosados con forma de corazón, anti caja de bombones, anti peluches mamones, les parecen impropios e incomprensibles.

    Aclaro primero que esto no es de alternativa, o de anti sistema, porque la verdad es que me encanta el amor, amo estar en pareja, y hacer cosas de dos, pero considero que el sentir que una vez al año hay que demostrar sentimientos por otro y darle regalos, es definitivamente un sin sentido. De hecho, tengo la sensación, que muchos de los que andan de la manito y con arrumacos el resto del año se gorrean y ni se pescan.

    Supongo que creo que uno si está en pareja, debe vivir todos los días como si fueran 14 de febreros. Ahora, no siempre fui así, lo celebraba cuando era adolescente, una tendencia que continué hasta que me casé. Pero al separarme, y enterarme que el amor no es como lo pensaba (todo pink y con finales felices), que yo no estaba para nada enamorada, y que la vida es ruda, esto de los corazoncitos rosas me parecieron una burla. De ahí que nunca más volví a festejar este día.

    Ahora, tampoco voy a andar escupiendo al cielo y jurando que NUNCA más voy a celebrar el 14 ni nada…. Capaz que el escupo me caiga en la cara, ya he aprendido eso. Sólo voy a decir que por lo pronto voy a continuar en esa senda.

    miércoles, 9 de febrero de 2011

    El fenómeno Roll On


    Instigada por mi amiga P y por “Mujeres La sexualidad secreta” (libro de Patricia Politzer y Eugenia Weinstein que llegó a mi por esas cosas de la vida) he decidido hablar acerca de las mujeres Roll On.

    Este apelativo curioso se lo ganó una chiquilla de la que me enteré (con mucha sorpresa) que en su euforia pasional no encontraba nada más rico que introducirse un desodorante en barra en su vagina. Sí, tal cual. Además, se vanagloriaba de tal acción, ya que se la mostraba a su amante de turno que evidentemente quedaba emocionado hasta reventar (metafórica y literalmente) de tamaña hazaña, muy al estilo de la famosa Kournivoka que se presentaba con raqueta en mano hace un tiempo (no sé si aún existe ella en la escena local) en el Passapoga.

    Supongo que esto de meterse cosas por la vagina es decir algo así como “oh mira lo que me cabe por acá, mira qué caliente soy”. Y ahí los hombres divagan con esa cosa del tamaño de la zona y de todo lo que puede caber jajaajajaj, me da risa eso, pero, es así. Muy porno, muy Cine Mayo con triple función, muy masculino.

    Incluso, ahora que me acuerdo, una vez sintonizando el canal Play Boy en casa de M, me di cuenta, con mucha risa, que todas las escenas, las lésbicas, las hetero, todas, implicaban a una mina haciendo algún gesto fálico. Es decir, si estaba tocando la guitarra, lo hacía como quien está tocando un genital masculino, si tenía un remo hacía el mismo gesto técnico con la mano de abajo hacia arriba. Si tomaba un helado, hacía alusión al sexo oral.

    Leyendo el libro señalado anteriormente me encontré con una enorme verdad que tiene relación con sita Roll On. Nosotras, las mujeres, con el paso del tiempo (y ha sido escaso entre un periodo y otro) hemos pasado de ser mujeres reprimidas, con una sexualidad silenciada y castigada a mujeres hipersexuales, siempre ganosas, demandantes, multiorgásmicas, multifuncionales en la cama, mujeres que desean hacerse todas las posturas del Kamasutra. Mujeres Roll On, Mujeres tipo hombres.

    Porque opino al igual que las autoras del libro, aún así vivimos subyugadas al modelo de sexualidad masculina, porque hoy es terrible no tener ganas o no acabar, o no querer hacerlo varias veces en una sola relación o en una semana. Hoy nos exigimos ese parámetro, porque aún nos pesa que si no somos Roll On, va a venir otra que sí lo sea y nos quitará a nuestro hombre. Suena primitivo, pero así es la cosa, o por lo menos así la vemos por mucha libertad sexual que digamos que tenemos. Nuestra libertad sigue sujeta al mundo masculino.

    Hablemos bien en serio y creo que tengo cierto conocimiento porque tengo vagina, si hay una mujer que se introduce un objeto como un bate o un desodorante, ¿lo hace porque se siente rico o porque quiere impresionar a su amante con su hazaña amatoria? Si la verdad de las cosas (según encuestas, estudios e investigaciones) es que la mayoría de las mujeres tenemos orgasmos clitoreanos, o generados por el sexo oral o por caricias, la rudeza de un objeto difícilmente podrá estimularnos al punto de hacernos acabar, salvo que no sé… se esté estimulando alguna otra parte o no sé. O sea, sé que cada mujer es un mundo, y así como hay una que puede acabar con un masaje erótico en la espalda, otra lo podrá hacer por el vaivén de la micro, pero….. me cuesta creer que realmente una mujer pueda sentir verdadero placer físico con esas prácticas que son tan masculinas y rudas.

    Y es cierto, aún hay mujeres que se urgen porque sólo pueden tener orgasmos a través del sexo oral, ya que no lo consiguen con la penetración. Ya… ¿y? ahí yo creo que entra a jugar la idea estúpida de algunos hombres que ven en esta práctica amatoria, tan sólo como un “precalentamiento”, porque el sexo en serio es sólo el coito. Si sólo hay de lo otro, es porque no fue completo. ¡Cuek!

    Es como lo que comentaban los pockemones. Ellos, por resguardar su “virginidad” (algo que consideraban importante por alguna razón que ellos tampoco sabían dilucidar) “sólo” tenían sexo oral o anal. Linda la cosa. Para ellos eso no era sexo.

    Supongo que el punto ideal es el intermedio, uno es que podamos vivir nuestra sexualidad de manera natural, informada y sin tabúes, pero de acuerdo a nuestros tiempos y ritmos. Dejar de hacer cosas sólo porque es la fantasía masculina del momento. Aprender a hablar, pero hablar en serio con el otro sobre sexo, aprender a hacernos entender y a escuchar también, porque a veces creemos que todo tiene que ser a la pinta de nosotras porque “él o ellos” nos lo deben. Y entender que tal como dice el libro que leo, el sexo es “un manjar divino”, hay que aprender a verlo, saborearlo y disfrutarlo de manera sana.

    Capítulo 2.0


    Bueno, supongo que ya lo había intuido mi corazón, incluso en algunas entradas anteriores, había comentado sobre este “soplo” respecto a que mi historia con M no terminaba, que sólo era el fin de un capítulo. Ahora, tampoco podía adivinar qué pasaría o cuánto tiempo tendría que pasar para que él se diera cuenta que en verdad me extraña cuando no estoy, cuánto tiempo debía pasar para que se avispara y actuara.

    Incluso sabía que cuando estuviera mejor y menos atontado, él me iba a extrañar y harto. No es que yo me crea la raja, lo que pasa es que yo lo he visto conmigo y lo conozco también.

    El asunto es que ayer mientras tecleaba frente a mi PC en la pega, sonó el celular y era él. Yo, sinceramente pensé que era porque estaba enojado, ya que la noche anterior, producto del juego (y fuego) hormonal del que me he visto sujeta a mi Switch On en prácticas sexuales, le mandé un mensaje de texto, algo hot, pero medio delirante también.

    A la mañana siguiente, me arrepentí y me dio plancha, pero tampoco le di tanta importancia y testifico acá y ahora, que no fue enviado con la idea del efecto boomerang. De hecho, yo rogué para que no lo leyera o para que no lo viera o simplemente no me contestara.

    Pero me llamó y creo que Dios me escuchó en cierta medida e hizo que el mensaje llegara fallado jajaja, sí fallado, onda que estaba cortado y que al final salían una especie de asteriscos raros, por lo que no se entendía nada. Eso no pasa dos veces, se los aseguro, ahí alguien superior metió la mano.

    El asunto es que me llamó con esa “excusa”, para preguntarme el significado de eso ilegible, pero hay que tener dos dedos de frente para cachar que si a él le diera lo mismo, no se habría dado el tiempo para buscarme a preguntarme nada.

    Una cosa derivó a la otra, y me vengo a enterar por boca suya que me echa de menos, que me extraña, no sólo en el sexo, sino que también en compañía, que sabe que cuando empiecen a pasar más los días y su mente se empiece a despejar, eso va a ir en aumento, “no quiero pasar por eso”, me confesó.

    Dadas las circunstancias y en vista que yo también lo extraño en el sexo (Dios, sí jajaajaj) y en lo otro también, abrí una mesa de negociación, basado en aquello que yo necesito de él y de lo que tenemos, ¡soné tan mujer! Tan “tengo ovarios, soy mujer, lloro y qué” jajaajajaj.

    Y hablamos, le expliqué que sus desapariciones me generan una avalancha de inseguridad, que no puedo lidiar con ellas, que necesito (qué término más femenino) concordancia, un lineamiento, alguna estabilidad mental y emocional que no tiene relación con que seamos pololos, pareja, novios o cómo se le llame, pero sí que haya una concordancia entre lo que se hace o dice, es que no doy más con esto de “No tenemos nada formal, pero…. Te quiero mucho” ¿??????? No tiene congruencia para mí, porque así como le expliqué esto no es algebra ni cálculo 1, son sentimientos, y estos no tienen porqué ser oportunos ni sujetos a nuestra postura mental, onda “ay no, yo ahora no estoy para nada formal”, Ok, válido, pero ¿se puede tener tanto control sobre eso? Creo que en cierta medida es un poco soberbio.

    Por lo que le hice una pregunta de rigor, supongo que con la guata apretada: “En el caso hipotético que tu estuvieras bien y yo mejor, ¿crees que tendríamos una relación más formal?” …… y me respondió que sí… ¡HELLO! Obvio que sí, y esas son las cosas que yo necesito saber, no saco nada con saberlas sola. El juego de la no proyección ya definitivamente no va conmigo, y no me interesa estar con alguien con el cual no tengo nada, pero igual tengo algo…. Nadie entiende eso. Y no más de esa vaina del amigo con ventaja que es una verdadera mierda. (Ya haré una entrada acerca de eso).

    Igual le hice mención a mi temor de enamorarme de él y sufrir, y me dijo muy suelto de cuerpo “¿y qué tiene si pasa? Si sufrir igual es parte de la vida”. Qué patudo es a veces Tatita, por eso lo dejé callado con un “eso lo dices porque yo te doy seguridad, sino igual te daría miedo”. Chan!, la pura y santa verdad y es posible que eso es lo que me pasa con él. Cómo no va a darme miedo enamorarme de él, si desaparece, si se vuelve inexistente de la noche a la mañana….

    Por lo mismo en la negociación, me prometió dejar de incomunicarse cuando está mal. “¿Estás seguro que puedes hacerlo?”, le pregunté con suspicacia y me contestó “si es por no perderte, sí”. Y le creo, por lo menos en su intención, le creo, ahora si lo vuelve a hacer, yo voy a agarrar mis dos pilchitas me voy a ir y ahora, sin mirar para atrás. Así de tajante, esta es la primera y última oportunidad que doy para lo que tenemos, por un asunto de sanidad mental.

    Le doy a lo que tenemos una nueva oportunidad porque veo lo lindo que es, porque veo lo que somos cuando estamos juntos y veo lo que podemos ser también. Le doy una nueva oportunidad porque le creo, y porque me creo. Le doy una nueva oportunidad porque escucho lo que me dice el corazón y porque los racionamientos lógicos quedan sólo en eso, en resguardos de mi psiquis.

    Me dijo que esto era como un cambio de piel, lo que es para mí un nuevo capítulo. Y anoche me mandó el mensaje que había esperado por tanto tiempo, en que me decía cuán importante era saber que yo “estoy” en su vida, aún cuando no nos veamos, aún en medio de sus crisis. Eso se llama feedback, se llama entender lo que necesito, se llama reconocimiento.

    Le respondí entonces que él debía cuidar también lo que tenemos y que tenía que cuidarme, así como yo lo hacía con él. Me prometió que pondría más de su parte. Y le creo.

    Ahora, en lo propiamente sexual me alivió saber que a él le pasa lo que a mí, que aún teniendo la posibilidad de estar con otra no quiere hacerlo, porque es a mí a quien extraña, porque estar con otra es, como dijo en palabras claras “casi sucio, por lo menos por ahora”. Es lo mismo que pregonaba respecto a mi abulia de si quiera pensar en estar con alguien más, de estar con otro gallo que no sea él, que seguramente no va a hacer lo mismo que él, y no es que M, sea un Dios sexual jajajaja, pero la química que tengo con él no se logra de un día para otro.

    Así es que le dejé bien clarito que se fuera olvidando de la señorita Roll on (apodo cariñoso que le puse a una ex amante suya y que tenía una fijación erótica con los desodorantes, especialmente los de en barra) y de otra galla que justo, pero justo, andaba merodeando. Y yo a la vez, no truculentearé con ningún otro, salvo con Little Paul, que estaba antes que él jajaajaj, así es que no tiene nada que alegar.

    martes, 8 de febrero de 2011

    Tácticas de guerra


    Si bien he estado fuera del mercado hace ratito ya, sinceramente desconozco si hay alguna táctica de conquista femenina en boga o nueva, pero hay cosas que no cambian, y me tinca que esta es una de esas cosas.

    Siento que nosotras, tenemos varias formas y estrategias para atraer a un hombre, claro que no todos caen en nuestras redes, he allí la inteligencia femenina para saber qué táctica funciona con qué tipo de hombre.


    - La loba: La hipersexual, la que se sienta de manera erótica, la que camina igual, la que fuma así como si estuviera pensando en sexo. Son las que no tienen pudores en decir “vengo por esto, ¿me lo das?” y listo. No hay segundas lecturas, no tiene nada de misteriosa, ella quiere algo, va y lo busca, lo persigue si es que es necesario. Llama, invita, provoca, muestra piel. Es descarada, siente que no tiene que perder nada ante este hombre – presa que ella quiere devorar gustosa. Es la que le tira los churrites al otro. Hay hombres que ante esto, salen arrancando, ya que para ellos una mujer con tanta iniciativa seguramente será un cacho para satisfacer en todo aspecto de la palabra. Hay hombres que les carga sentirse como presa, porque ellos son más felices siendo los cazadores, pero hay también los que se pasan rollos con las lobas, les excita sentirse dominados.

    - La calienta sopas: Es una versión distorsionada de la Loba. Se comporta igual, dice lo mismo, pero al final, arruga. Es como decía una prócer de mi Universidad “Yo voy, pongo el agüita, la revuelvo, la caliento, pero no me la tomo”. Son las típicas minas que andan con las pechugas afuera y sin calzones por la vida, pero se ofenden porque alguien las trata de fáciles. La mayoría de los especimenes masculinos caen ante la calienta sopas, porque les gusta esa mezcla de hot con mosquita muerta. Pero a la larga si sólo calientan la sopa, aburren.

    - La bipolar: Es de esas minas que un día parece que no están ni ahí, que no pescan, que son indiferentes, sin embargo al otro día, dan muestras de interés, dicen que sí a alguna invitación, dan indicios que lentamente están acercándose, para ¡PAF! al día siguiente volver a la misma indiferencia. Esta táctica funciona para los hombres agrandados que creen que pueden tener a cualquier mina comiendo de su mano, las bipolares lo descolocan y es probable que o terminen enamorados o para el peral. No hay punto intermedio.

    - La coqueta: (aquí pertenezco yo) Sutil y clara a la vez, nada de andar de loba por la vida, pero tampoco como perna. La coqueta se ríe, entabla conversación, se muestra disponible y trata de llamar la atención por cosas como el humor, los pasatiempos, los intereses, nada de andar mostrando tanta piel. No deja entrever en un 100% que le gusta el sujeto, pero le tira el pañuelo para que lo recoja y espera a ver qué pasa. Ella no calienta ninguna sopa, porque si la calienta es porque se la quiere tomar, tampoco cambia de parecer todos los días. Es la típica mujer que hace creer que él es de la iniciativa, que tiene el control, siendo que en verdad ella ya viene de vuelta. Astuta.

    - La curá: Es aquella que se siente más ganosa y liberal después de tomarse varias copas. Es la que llama a horas raras al sujeto que quiere tirarse y no deja espacio para que haya ninguna duda que ella quiere con él. Es la que se pone más cariñosa después de irse de copas, que es capaz de bailar arriba de la mesa, hacer un striptease completo, para después, en la mañana siguiente, lamentarse de lo hecho la noche anterior. Hay hombres que le compran a las curás, que no les molesta si es que les vomitan encima ni nada. Lo encuentran hasta tierno y divertido.

    - La romántica: Mujeres que aunque mueran de ganas, jamás van a perseguir a un hombre, son las que esperan que ellos den la primera movida y así se quedan siempre esperando que él las invite, que él las corteje. Ideal para machistas, una lata para los más progresistas. Ellas sueñas que todo el que se le cruce por delante es su príncipe azul, el que estaba esperando hace tanto tiempo. Generalmente terminan enamoradas de pastelazos y lo que es peor, a la primera.

    - La sicópata: También conocida como la loca de patio. Es esa que no acepta un “NO” como respuesta, que poco o nada le importa que un hombre no se sienta atraído por ella, que no la pesque. “Ya va a caer”, es su lema de vida. Es la que llama, una y mil veces hasta que le contesten, es la que se las ingenia para hackearle el MSN, el correo, el FB y cuanta plataforma online tenga el sujeto, todo con tal de seguirlo de cerca. Es la que se inventa un encuentro “casual” con él sólo para seguir asechándolo. Es la que muchas veces después de ser tan insistente, finalmente logra que el tipo la invite a su cama casi por cansancio. Hay hombres que les gusta así, extrema, alocada, pasional, sin límites. Escalofriante. Si no, pregúntenle al tipo emparejado con la loca de patio que anunció bomba en un avión para que él no tomara el vuelo y se quedara con ella.

    - La pobrecita: Es la víctima de todos los males de este mundo, a ella siempre le pasan cosas, se las cagan, les mienten, las estafan, les pegan, se enferman, ella siempre es la protagonista de sus dramones y miserias. Es una clásica damisela en apuros. Ideal para hombres que les gusta salvar a mujeres. Igual al final tienden a transformarse en una lata y en mujeres – mochilas.

    - La casada infiel: Este tipo sale de todos los cánones anteriores. Cuando una casada quiere conseguir a un amante, no le teme casi a nada. Es parecida a la loba, pero quizás menos elocuente. Pone los puntos sobre las íes, onda “no me llames, yo te llamo, no me busques, veámonos en el lugar que te digo”. Si es que sale de cacería busca al prototipo perfecto que servirá de patas negras, es decir, bueno en la cama, pero que después no le va a salir con peticiones raras como “sepárate y fúgate conmigo”. La casada sabe exactamente lo que quiere, cómo lo quiere, cuánto lo quiere y dónde lo quiere.

    - La despechada: Es peligro público, mientras más despechada, más perra. Una mujer despechada puede ser agresivamente atractiva para los hombres, se mueven con rabia, pisan con furia, son volcanes a puntos de estallar, y eso a ellos, les fascina. La despechada generalmente está ávida de sexo, como una forma de catarsis, (mal enfocada, obvio) pero catarsis al fin y al cabo. Hay hombres aprovechadores que de hecho las buscan, así, enojadas, recién terminadas, y con ansias de que corra sangre masculina.

    La terapeuta: La de la estrategia “cuéntame tus dilemas, soy todo oídos”. La que escucha, la comprensiva, la que no juzga y da consejos incluso que involucre a otras minas. La que ofrece una buena conversación.

    La salvavidas: Aquella mujer que usa el arma “yo te salvo”, ideal para hombres confundidos y perdidos. Siempre tiene la palabra de aliento en la punta de la lengua. Ella quiere ayudar y de paso, devorarse y cambiarle la vida al que ayuda. Esto igual es un arma de doble filo, todo puede ser usado en su contra y finalmente darse cuenta que el hombre no cambiará.

    lunes, 7 de febrero de 2011

    Forever inlove v/s Forever alone


    El otro día en una entrevista que me envió una colaboradora para la revista en la que trabajo, un personajillo seudo famoso decía algo que me quedó dando vueltas un buen rato “estar en equilibrio implica ser capaz de funcionar bien tanto estando solo como en pareja”.

    Mmmm y pensando acerca de ese tema, creo que se da más los extremos en las personas que el llamado equilibrio.

    Están los que no pueden estar solos, que viven eternamente enamorados o emparejados (desde ahí mando un saludo!! Jajajaaj) y los que si les hablas de amor o cosas de pareja se erizan y son incapaces de estar de a dos, porque aseguran estar enamorados de su soltería, siendo que la verdad es que les da pánico que los dañen o los vuelvan a dañar.

    Creo que los dos extremos no están bien. Hay también un punto intermedio, que son los que aman su soltería pero picotean por todos lados, porque les gusta la compañía, pero con 10000000 mil reglas y reglamentos gueones, onda “no quedarse a dormir, no hablar todos los días”, qué agote. Parecen tener el panorama súper claro, pero en realidad, esas son puras mierdas en las que uno se esconde para no enfrentar la vida. Nada más que eso. Pero suena más cool igual.

    Típico que ambos bandos extremos (los forever inlove versus los forever alone) se tiran mierda mutuamente, ya que no hay entendimiento entre las partes. Mientras los primeros creen que los segundos están piteados del mate, que son cobardes y egoístas, los segundos ven a los primeros como piteados del mate y que son unos cobardes, incapaces de tener mundo propio.

    Ahora, hay extremos en los mismos extremos. Tengo una amiga que es de mi mismo bando de las enamoradas eternas, pero se va al chanco, es de la línea de las "rosaditas", onda "mi amor.... eres mi vida, te amo!!!!" "eres mi turroncito" etc etc etc. Tengo otra amiga que ama tanto su libertad y su soltería que hoy está urgida porque no sabe si podrá algún día volver a ser pareja. Tengo otro amigo que si le hablas de "pololeo" altiro se instala en su mente la imagen de una mujer posesiva que lo quiere ver todos los días y no para de llamarlo ?¿. Conozco a otra persona que si se le acerca cualquier tipo, le molesta y lo espanta como si tuviera lepra.

    Personalmente, yo no concibo la vida sin amor de pareja. ¡Esa onda! Les juro. Ahora mi complejidad parte en el hecho que no he estado soltera sin compromisos desde que partí pololeando, a mis tiernos 15 años. Siempre paso de una relación seria a otra seria, con resultados diversos. Y siempre termino algo agotada onda ¡no quiero saber más de hombres! Pero a los segundos miro y digo “¡ups! Oye… ese está más o menos, ay ya, me gusta”….jaja y ahí vamos de nuevo.

    Lo reconozco, no tengo idea cómo ser soltera y hoy lo estoy por las buenas y también por las malas. Ahora sí que es 100% oficial, no tengo amante, ni andante, ni amor, ni nada. Estoy solo yo y mis redes y Marley, obvio jaajajaa. Me da miedo, pero ni tanto, o sea, como que sé que es imposible que me quede sola algún día, cuidando gatos. Porque no está en mi naturaleza y bueno, también porque igual tengo mis encantos.

    Ahora, sé en mi mente que debo pararla con andar enamorada todo el rato o mejor dicho, emparejada todo el rato, porque hay viajes que uno debe emprender solita, pero como que a veces siento que me acompleja el tema (o así me han hecho sentir a veces las personas que me instigan que me libere de mis amarras pasionales jajajaja) y ¿saben qué más? Yo creo que cada uno sabe dónde le aprieta el zapato. Sí, tengo corazón de alcachofa y me encanta armar panoramas de a dos ¿qué tiene?

    Pero la diferencia es que ahora no los quiero armar con el primero que se me cruce. De hecho, hoy es inevitable entramparme en mis “pucha, no quiero salir ni hacer esto o lo otro con ningún gallo que no sea él (ya sabrán de quién hablo)”. Como que de pronto siento que es muy improbable que me vuelva a reír con las mismas ganas, que sienta lo mismo que pueda hacer las cosas que tanto me gustaba con otro…eso es un claro indicador que por muy forever inlove sea mi postura, no puedo estar con nadie más hasta que se enfríe eso, porque de lo contrario, soy una potencial Bitch, de esas que usan a los hombres de aburridas o para pasar el rato, pero que están en otra… típico que los hombres caen enamorados por esas mujeres, pero yo no tengo ninguna intención de hacerle daño a nadie.

    Sueños


    Tras la llamada, ayer lloré durante algunas horas. Incluso en algún punto entre copas de vino, puchos y nostalgia extrema, me quedé dormida, agotada.

    Con mi pena a cuestas me di cuenta de varias cosas, una, que sentía por ese hombre mucho más de lo que yo misma me confesaba, le llegué a decir o admitir al resto del mundo, porque para muchos él fue un amigo con ventaja, un fling que no resultó y punto. Y ya todos sabemos que no es así, eso es sólo una parada que yo ocupo para dármelas de choriza, pero en verdad aún siento como pendeja de 17.

    Y confirmé mis sospechas que eso que sentía ahí, ese dolor, esa ausencia (decidida y voluntaria) era parte de la lección. Él vino no sólo a reparar asuntos de cama muy míos, sino que también a abrirme el corazón, ese que a veces cierro con suspicacia y desconfianza por temor a que me hagan daño.

    Supongo que por lo mismo cuando ayer lloraba no era como una pena vacía y desesperante, era más bien agri – dulce, porque de ahí sacaré muchas lecciones de vida y a eso vinimos ¿cierto? A aprender, a enseñar, a amar y a ser amados. Nada más, pero son cosas que nos toman una vida entera….

    Por otra parte, he seguido teniendo muchos sueños donde él aparece, pero no los entiendo, porque son el opuesto de la realidad. En una de esas es lo que quisiera mi subconsciente que ocurriera, o tal vez me está tratando de decir algo, no tengo idea, no los entiendo.

    El día antes que me llamara soné que me decía “Jessica, Te amo” (¡cáchense!) Y yo le respondía “¿En serio? Pero por favor no me lo digas si es que no lo sientes” y él “jamás haría eso” jajaaj, ojo que son los medios diálogos estos sueños.

    Anoche soñé otra cosa. Que estábamos acostados y yo lo miraba y le decía “Oye, Tatita, (así le decía de cariño porque era unos años mayor que yo y porque siempre se quejaba de sueño) casi nos separamos…” y él se reía, así como feliz, y me decía “pero menos mal que no poh” y yo “sí, menos mal”.

    Después hay otro apartado de ese sueño (esto ya está como un análisis de Freud), donde él me dice “Ojalá, Dios quiera que esté mejor” y yo le refutaba “No, no Dios, tú eres el que tiene que querer estar mejor”. ¡Esa onda!

    ¿Qué significarán? Ni idea. Es como el sueño que tuve el fin de semana con la luz y nosotros felices, siendo que después todo se fue a la mierda. Son como sueños opuestos. Raro. Y si se fijan ninguno es angustiante, son todos felices y en todos me siento feliz y lo veo a él happy.

    Ahora, que recuerdo yo tuve un sueño premonitorio mucho antes que empezáramos a andar juntos, incluso se lo conté. Soñé que lo llamaba, y lo llamaba por celular, pero no me contestaba nunca, era angustiante, porque sentía en el sueño que necesitaba decirle algo importante…. Pero en ese instante no sabía qué cosa era….

    Y él también tuvo un sueño que mi amiga P definió como premonitorio, en que aparecía la imagen de su padre, la imagen de cómo intenta conducir su vida (contra lo establecido por su familia). Soñó que iba en su auto y lo detenía un carabinero, por conducir contra el tránsito. Le pasaba varios partes, y de pronto mira y se da cuenta que su auto no tiene capó (está vulnerable, sin seguridad) pero sigue, contra el tránsito…. Despertó llorando. Eso fue justo una semana antes que todo explotara. Y mi amiga P se lo interpretó cara a cara, incluso se devolvió para decir “es premonitorio”. Vaya que es seca para eso.

    Yo creo harto en esas cosas, porque tienen que ver con la mente y sus misterios, de cómo es capaz de predecir situaciones, alertarnos sobre cosas o indicarnos caminos o soluciones. Yo he tenido en mi vida sueños claves, en mis momentos más oscuros, soñaba cada cosa que daba miedo. Recuerdo uno con un personaje siniestro en particular, con nombre y apellido, que me seguía por la calle y me susurraba al oído "no importa cuánto camines, siempre te seguiré". Terrible. Soñaba que mi casa se inundaba, soñé que pedía auxilio a mis padres, pero ellos no entendían nada, soñé que apuñalaba por la espalda al mismo sujeto terrorífico y así.

    En cambio, hoy a pesar de la pena, no sueño con monstruos ni con goteras surreales ni maremotos. Supongo que eso demuestra mi actual estado mental, que está bien, de repente es medio confuso, pero al final del día, sé exactamente lo que tengo que hacer y lo que no, y si lo hago igual, bueno, es porque soy porfiada no más.

    domingo, 6 de febrero de 2011

    Esa llamada que esperaba


    Arribó hoy, cuando menos la esperaba, llena de nostalgia, llena de melancolía, llena de un adiós que hace ecos en mi cabeza en mi corazón.

    Hablamos y me pidió disculpas por su ausencia, yo la acepté, pero ya la había aceptado en silencio, sin que él tuviera que decirme nada, pero el hecho que me lo dijera fue liberador, me libera para seguir adelante con mi vida, perdida y todo en este momento, pero mi vida al fin y al cabo.

    Me confirmó lo que pensaba, que estaba mal, perdido, y en un momento de decisiones, de saber para dónde ir y para dónde no. Leyó mi correo y me dijo, lo que ya presumía: al leerlo se puso triste y lloró y no podía ser de otro modo, si sólo él y yo sabemos por dónde transitamos en estos dos meses, lo que dimos, lo que dijimos y lo que callamos. Me dijo que aún estando sedado, mis palabras le llegaron, y sé que cuando deje de estar en ese estado, le van a dolor aún más.

    Le expliqué que mi decisión de hacerme a un lado proviene 100% de la cabeza y no del corazón, que lo hice para resguardarme, porque no puedo lidiar con lo que a él le pasa, que no puedo salvarlo, porque con suerte puedo salvarme yo.

    Me confirmó que lo mejor era no vernos y cortar contacto por lo menos por un tiempo, que no tenía aún cabeza para pensar en nada más y no me ofende, en lo absoluto, es lo correcto, no tengo ningún argumento para decirle lo contrario, las cosas son como son y no hay nada más que hacer por el momento.

    No sabe ni sé si esto será para siempre, esa palabra es tan taxativa y yo no sé nada ahora tampoco. Me siento en otro limbo, moviéndome de un lado para otro, sin saber para dónde ir. No sabe (y yo tampoco) si podemos seguir siendo amigos… yo lo dudo en verdad. Le aclaré que lo borré de todas partes, para no caer en la tentación de hablarle, por su silencio, creo que eso le dolió.

    ¿Cómo seguir siendo su amiga? ¿Cómo él puede seguir siendo mi amigo? Tal como él dice, hay que dejar que las cosas se enfríen. Y sinceramente no sé si se enfriarán para mí….. Creo que jamás podré volver a verlo como mi amigo así a secas, porque hizo tanto por mí, significó tanto para mí…. Hay cosas que no se pueden borrar, hay cosas que no se pueden obviar….

    Al final de la conversación sólo pude repetirle “te quiero mucho” y él me respondió lo mismo, “sé que es así”, le volví a repetir. Porque lo sé, eso está anclado en mi corazón. Dejé abierta la posibilidad de algún día en que quizás esté mejor o yo esté mejor…. Pero esas son sólo divagaciones tan concretas como decir “algún día voy a hacer esto”, no hay nada tangible, sólo una idea, una intención, un sueño o quizás una ilusión….

    Me habría gustado decirle tantas cosas, pero la realidad se interpuso una vez más, esta barrera que no deja seguir y que obliga a irse por otro camino. Pero lo que le dije en ese correo es la pura y santa verdad, de haber seguido en esa senda, me habría enamorado y ahí en ese círculo, habría sufrido como china. Y hoy no tengo fuerzas para sufrir así, aquello no me aporta, sólo me resta energías para lo que quiero para mi vida, sólo permite esconderme y yo ya me harté de eso.

    Desde mi vereda sé que me extrañará. Lo sé, así como sé que existo, así como sé que lo extrañaré y que mis pensamientos de cuando en cuando estarán dirigidos a él. Quizás algún día, sólo quizás, se dé cuenta…. Ni sé de lo que podría darse cuenta….

    Este ciclo se cerró hoy y estoy triste, algo errática también, confundida y enrabiada en cierta medida, entrampada en los “y si hubiera pasado esto o lo otro”, pero no me queda más que soltar y seguir viviendo…. Igual, entre nos, algo me sopla al oído que esta historia aún no ha escrito su capítulo final. Puede que Hollywood sea el que me lo dice, puede que sea mi certera intuición, ya no sé diferenciar bien. Como sea, hoy, la realidad es tal cual la he descrito hoy…. (suspiro).

    viernes, 4 de febrero de 2011

    Un año atrás...


    Hoy acostada en el pasto, mientras me fumaba un cigarro, me empecé a acordar en qué estaba hace exactamente un año atrás. Y me dio una risa, porque jamás, pero es que jamás, me habría imaginado el año pasado que yo estaría 365 días después recostada en el Parque Araucano, trabajando en una revista, con mi relación de años terminada y más encima pensando románticamente en mi amigo M.

    O sea, me lo hubieras dicho el año pasado y yo me habría reído hasta morir. ¡Imposible!! Habría dicho, y bueno, estamos ya claras que casi nada es imposible.

    El año pasado llevaba casi dos años trabajando en el sitio de Internet, pateando la perra porque la gente era tóxica, porque el pago era malo, porque trabajaba como yegua, los horarios eran una mierda y porque tenía que trabajar a veces los fines de semana. Estaba envuelta y revuelta con mi relación amorosa de 3 años, con sus altos, pero más bajos, hastiada que las cosas no resultaran para nosotros en la cama ni en ninguna otra parte, pero aún dispuesta a agotar hasta la última posibilidad, aferrada con mis uñas a la última posibilidad.

    También estaba con mi sueño de irme de Santiago a Los Vilos a poner mi tiendita de ropa, para salir del hoyo tóxico en que estaba…. No quería más periodismo, no quería más Santiago, no quería más nada.

    Pero eso último no me resultó.Mirando para atrás me doy cuenta que realmente mi sueño de los Vilos era más bien un huida, una escapada a mis problemas y la vida se encargó de ponerme en mi lugar y de obligarme a resolverlos. Y así como me cerró esa puerta, me abrió esta otra.


    Nunca pensé que casi por el destino llegaría a la revista donde actualmente trabajo y hago un reemplazo. Ha sido mi salvación monetaria, pero también laboral, acá he entendido que no todas las pegas son una mierda, que puedo trabajar en una oficina con horario sin morir de aburrimiento, que puedo querer establecerme en un lugar, que puedo ser nice con otros en la pega, que puedo ser libre a pesar de tener un jefe.


    Por otro lado, es que si yo me hubiese ido de Santiago, quizás, sólo quizás, jamás hubiese terminado con J, porque el modo de vida que íbamos a tener (él acá en Santiago en la semana y los fines de semana conmigo) permitía un espacio soportable y tolerable. Habría sido quizás hasta cómodo. Pero no pasó y terminamos, yo di por finalizada nuestra relación, ya desgastada, ya difusa y confusa.

    De haberme ido tampoco me habría reencontrado con M, no nos hubiésemos vuelto a ver (supongo) y bajo ningún contexto habríamos tenido nada. Yo no estaría acá escribiendo esto, ni nada!! Incluso, hace un año, yo vivía sola, hoy, en cambio, vivo con mi mejor amiga.

    Así cambia la vida de un año a otro. Así cambia la vida de un segundo a otro. De hecho, ahora siempre digo esto: una semana, una vida. Últimamente mi existencia es agitada y pasa algo distinto todos los días. Igual me gusta así, y ha sido así desde el día en que me fui de mi pega anterior, desde que comencé a tomar el control de mi vida. Es como lo dije alguna vez, como si todas las piezas se estuvieran moviendo y encajando de a poco…. Ay! Vaya una a saber en qué estaré en un año exacto o qué irá a suceder de aquí a un par de meses o de aquí al lunes!!! (y no es talla).

    Enciendo una luz y apago otra


    Anoche me puse nostálgica. Antes de dormir me puse mi MP3 en la oreja a todo chancho y comencé a recordar a M. “¿En qué estará?”, fue la pregunta que terminó proyectándose en “pobrecito” y finalizó con el derrame de un par de lágrimas.

    Me traté de concentrar bien en él y en su casa, me imaginé yendo para allá y diciéndole que todo iba a estar bien. Dicen que a veces esas proyecciones mentales sirven. Dicen…. A veces hay una parte de mí que trata de truquearme y me dice “quizás él no está desaparecido, simplemente no quiere hablar contigo” y ahí me siento toda gueona por preocuparme, pero…. de ahí vuelvo a racionalizar el tema y pienso que no puede ser así, o sea, si fuera así, al final daría un poquito lo mismo ¿no? De la que me libré.

    En fin. La cosa es que en nombre del cariño que le tengo, encendí un par de velas y recé, yo nunca le rezo a Dios, nunca le pido nada, pero anoche le pedí por él, que le diera la fuerza necesaria para salir adelante, y que, aunque sea a cacheteadas, le hiciera ver que lo tiene todo para ser feliz, que se deje de gueás, que se de deje de autoboicotearse siempre.

    De ahí me fui a dormir con esa sensación triste. Esta pena que siento hoy es distinta a cualquier otra que he experimentado antes, es como agri- dulce, silenciosa, tranquila. No ando llorando como loca, ni detengo mi vida, tampoco hay que levantarme del piso ni menos tengo la intención de bañarme en alcohol o meterme en picada con otro gallo para un touch and go ni tampoco para un romance apasionado. De hecho, ¡puaj! Es más , ¡no quiero que nadie me toque! (por el momento.. ojo jajajaj).

    Hablando de eso, ahora ni quiero pensar en sexo, porque eso hará que me den ganas y temo que eso podría tentarme para retractarme de la decisión. Mierda. ¿Por qué chucha tirábamos tan bien? aajajajaa, por último si no hubiese sido eso tan bueno, sería más fácil de olvidar, pero como con él tuve un “renacimiento y redescubrimiento” sexual, evidentemente todo lo relacionado con sexo, me recuerda a él y lo que hacíamos.

    Por lo mismo me da verdadero hastío el pensar que en un futuro quizás voy a tener que retomar mi vida sexual con otro… me da nostalgia también las maratones de los viernes, es que supongo que a mí me ha costado tanto encontrar un buen partner sexual, uno con una energía sexual similar, y ahora que lo encuentro, pucha, no puedo tampoco!!! Jajaaj, igual me da risa pero también pateo la perra, especialmente cuando la vida se ríe de mí y justo, pero es que justo ahora, me hace llegar de regalo a la pega un set completo de cuidado vaginal (onda, gel, crema, lubricante, jabón) todo adosado con un libro sobre sexualidad femenina JA, JA, JA, muy divertido. Igual me río de mí misma y comento “bueno, seguramente necesitaré el para la sequedad ahora”, no me queda más que reírme.

    Por lo pronto ni siquiera quiero acercarme a Little Paul, mi amante vibratorio generoso y mudo. Él también me lo hará recordar. A todo esto, el otro día caí en la cuenta que perdí no sólo a un amigo, a un amante, sino que también una crema y un aceite erótico ¡Maldición! Son caras esas cosas…. Lección número 100000000: Jamás dejar los adminículos sexuales en la casa del otro.

    jueves, 3 de febrero de 2011


    Hace un rato me sorprendí tarareando una canción de la radio y sintiéndome contenta. Me llegué a asustar jaajajajaja. Bueno, sólo voy a decir que hoy es un buen día, nada más, porque dudo que tenga toda mi vida resuelta sólo gracias a un correo electrónico.

    De hecho lo estuve releyendo y como que me dio un poco de soponcio, fui muy sincera, Dios. Anoche me puse nostálgica y empecé a revisar los cientos de mensajes de texto enviados y recibidos y ahí como que clamé “¡mierda, mierda qué hice!!!!”, pero me duró un segundo y medio el momento de arrepentimiento y de ahí me acordé de la angustia e incertidumbre de las desapariciones y como que dije “no, estuve bien”.

    Igual, cada vez que veo que tengo un correo nuevo me duele la guata, mal! Y no sé si es porque ruego a Dios que no me conteste o porque me da nervio si es que responde. En fin, manejo hartas hipótesis de la reacción ante tamaña decisión, confesión y declaración de principios, mal que mal, M me conoce bastante, no era un amante “nn” era mi amigo, por lo que barajo ciertas opciones, la primera es que quede para dentro (lo más probable), se ponga triste (es posible) y hasta ahí llego, no sé si me mande un mail de vuelta tipo sensible (como el mío), si me mande a decir escuetamente “Ok, te entiendo, tienes razón, que te vaya bonito” o me dijera- y esto sería aún más brígido que no contestara nada- “Conversémoslo”. ¡Danger!!!!!!

    Por otro lado, recuerdo muy bien cuando pactamos que si “la cosa” no daba para más, íbamos a tener una conversación decente, face to face para darle un cierre a la altura jajaajaj ¿un e- mail estará a la altura? Mmmm no, pero lo escribí de tal modo que intenté que sí lo fuera. En una de esas capaz que se enoje por la forma, porque para ser objetiva fue casi huyendo como un ladrón en la noche, pero deberá entender que no se pudo de otro modo.

    Una amiga me plantea una posibilidad tipo guión de Hollywood, onda que él lee el correo, y se da cuenta que me ama de manera apasionada y me rapta en su caballo jaajjjaajaj. Nosotras, las mujeres, somos chistosas a veces…. Ya lo habría hecho si así lo sintiera, tuvo varias oportunidades, dudo que esto lo sacuda a tal punto de jugársela así, él nunca ha sido así.

    Es cosa de recordar cuando, después de confesarme que yo le gustaba, le dije que ni ca podíamos ser algo más por la amistad que nos unía (Ja!), se puso triste, se taimó un rato y si no hubiese sido porque yo le insistí en que continuáramos siendo amigos igual, creo que se habría hecho a un lado….

    Ahora, que lo pienso bien, él siempre se cuidó harto de no “caer” rendido ante mis encantos jajajajaja. Claro que hubo momentos en que perdía el control, como cuando un día después del conflicto “sal de mi cama” (como le puse) me abrazó y me dijo “contigo mi freno de mano se va a la mierda, ¿no te das cuenta?”. O cuando se negó a aceptar que tuviéramos una relación abierta y me dijo “es que yo siento cosas importantes por ti, tu no eres cualquier mujer, eres especial”. O cuando me dijo que le gustaría que conociera a su gente, su mundo, o cuando me habló de un fin de semana a la playa, o de un viaje, o cuando hablaba de “lo nuestro” o cuando me dijo que “esto sí es una relación” o cuando me dijo “¿no te pasa que decir ‘me gustas mucho’ queda corto para lo que uno siente y no hayas cómo decir más” o cuando me contaba que hablaba tupido y parejo de mí en sus terapias o cuando me dijo “te quiero mucho”, cuando siempre que iba para su casa me tenía mi lata de Coca Cola normal, porque es la única que tomo, cuando en mi casa me hizo un pancito y le cortó las orillas de puro tierno, cuando me compraba chocolates, cuando me compró un regalo para Navidad aún cuando yo no le tenía nada por esta gueá de oh, eso es mucho compromiso, cuando me fue a ver ese 1 de enero por primera vez a mi casa…. Y puedo seguir.

    Mierda. Vaya que han pasado cosas en .. mm dos meses y algo. Porque eso fue lo que duró el idilio, pasaron tantas cosas que me parecen que fue más tiempo, sentí tantas cosas que pareciera que fue harto tiempo.

    Reconozco que me he encontrado preguntándome ¿habré hecho lo correcto? Pero aún así ya está hecho, no puedo mandar otro mail estilo “Por fa, no leas lo anterior” ajajajajaj, no hay marcha atrás. Pero claro, mi corazón femenino me hace navegar por ideas románticas, tipo guión de Hollywood. Tengo una palabra que da vuelta en mi cabeza y va con signo de pregunta: ¿DEFINITIVO? Dios.

    También he estado pensando en un sueño que tuve el fin de semana pasada, no recuerdo lo detalles, pero veía que los dos llegábamos a un lugar y había mucho, pero mucho sol, mucha luz. Me veía tan feliz, me reía y a él lo veía igual. Pensé que iba a pasar algo muy bueno, pero pasó esto otro, ¿qué querrá decir? Mi amiga P me lo había interpretado como un viaje emprendido por los dos (un proceso) que iba a terminar bien Ja! si es premonitorio, seguramente se adelantó 100 años, así como va la cosa... en fin.

    miércoles, 2 de febrero de 2011

    El camino de la autodestrucción


    El fin de semana pasado fui a ver “Cisne negro” y quedé para adentro, qué película más buena, Natalie Portman, como siempre, seca, intensa, súper real. Ahora está de moda esa película, pero ni ahí con las modas yo, sinceramente creo que es un peliculón.

    Fui con mi amiga P y estuvimos el resto del día comentando sobre los rollos de “Nina”, que era anoréxica, que era bipolar, paranoica, se auto infería heridas, derechamente estaba mal del mate, algo que seguramente venía de esa relación sofocante con su madre, que le cortaba las uñas, la desvestía, prácticamente la acostaba y la trataba como una niñita de 12 años. Atroz.

    El tema es que me puse a pensar sobre esa tendencia autodestructiva que pareciera que todos llevamos dentro, unos más graves que otros. O sea, para mí un comportamiento autodestructivo no es sólo comer hasta reventar por ansiedad o vomitarlo todo para ser más flaco o lacerarse, sino que también es cuando sigues en una relación aún sabiendo que te hace daño, cuando reprimes sentimientos, cuando dejas que otro te manipule, cuando dejes que otro abuse de ti, cuando haces cosas que sabes que no te hacen bien y hasta cuando comes mucho helado sabiendo que te va a doler el estómago después o te pones unos zapatos que te hacen mierda los pies, pero que te hacen lucir tan alta y chic.

    De hecho, siempre me cuestiono esto de “para ser bella hay que ver estrellas”, es como si ese fuera el lema de nosotras las mujeres, como si el dolor y la autodestrucción fueran imprescindibles en nuestro camino, sin ellos, no somos nada. Siento que si aceptamos que un zapato nos haga mierda los pies, nos deje con ampollas, con juanetes, y callosidades, sólo porque se ven bien, perfectamente podemos aplicar el mismo pensamiento para nuestras relaciones afectivas o hasta laborales…. Digo yo!

    Yo también tengo tendencias autodestructivas relacionadas con mi miedo a estar sin pareja, a veces me siento capaz de arrimarme a cualquier árbol con tal de no estarlo, y aunque sé que eso no está bien y que me hace daño, no puedo evitarlo. Lo entiendo con mi mente, pero es mi corazón que a veces se hace el leso.

    Ahora que lo pienso, conozco a harta gente con tendencias autodestructivas. Qué será…. Porqué nos costará a veces tanto admitir que tenemos todo para ser felices y que no tenemos que andar provocándonos daño. Es como si nos sintiéramos culpable de manera eterna…. Yo creo que todos llevamos una “Nina” dentro, lo importante es no dejarla suelta.

    Heavy


    No se que me ocurrió otro titular para esta entrada, quizás una de las entradas más importantes que he escrito en el último tiempo o por lo menos una de las que más significado para mí.

    Me siento triste, pero mucho más tranquila, de esa tranquilidad que te invade el corazón cuando una sabe que se acaba de tomar una decisión correcta, difícil, pero correcta.

    Después de mucho darle vuelta en mi cabeza, de mucho intentar hacer que las piezas calzaran bien o de intentar modificar mi actual naturaleza o la del otro, de mucho resistirme, determiné darle un corte final a mi relación con M, a mi híbrido, a mi Frankestein. Corté por lo sano para los dos, pero principalmente para mí.

    Ayer mi amiga P, en un arranque de sinceridad, me dijo que ella realmente no sabía si yo iba a ser capaz de estar sola, si tenía la fuerza para armar mi vida y de tener un mundo propio, más allá del que concierne al de pareja. Ella duda, y claro, cómo no, si como bien dice, me ando pisando la cola a cada rato.

    Para ser sincera, no sé si tenga la fuerza para ello y si soy capaz de transitar por ese camino sin auto engañarme y buscar salvavidas, pero por lo menos sé que lo quiero hacer y que estoy dispuesta a hacer todo lo que tenga que hacer para lograrlo.

    Y en ese “hacer todo lo que tenga que hacer”, está esto de decirle a adiós a M. Le mandé un mail, tipo carta, sincero, visceral sobre mis razones, sobre mis deseos, sobre mis sentimientos. Creo que dije todo lo que tenía o podía decirle. Supongo que él ya hizo todo lo que vino a hacer en mi vida y viceversa, él fue parte del milagro de mi volver a sentir y de confiar. Me hizo tanto reír, me ayudó a reparar algunas cosas que en mi vida estaban hechas trizas, ocultas, congeladas.

    Una vez él me dijo “no sé lo que pasará, pero sí sé que esto de alguna forma nos va a ayudar”. Y tenía toda la razón, por lo menos en mi caso.

    Al escribir el mail y recordar todos esos momentos bonitos, los abrazos extendidos, las bromas y todo ese anecdotario enorme, me dio una pena gris. Me costó decirle adiós, pero le deseé lo mejor y claro aproveché para decirle aquello que nunca me atreví decirle, total no tenía qué perder. Cuando apreté “enviar” creo que dejé respirar por unos segundos… pude prácticamente verme partir.

    Supongo que al igual que las otras veces en que nos hemos alejado, pensaré en él de cuando en cuando y desde la distancia, desearé que sea feliz, solo con alguien más o cómo sea, pero que sea feliz, que encuentre sentido a su vida, que se dé cuenta del gran hombre que es y de todo lo que puede entregar.

    Quisiera pensar que podemos ser amigos, pero me temo, que por el momento eso es poco factible. O sea, tengo los sentimientos de cariño de amiga hacia él aún, pero me puedo confundir, por lo que determiné eliminarlo de las plataformas online, no sé si para siempre, pero por lo pronto, sí.

    De hecho, M sigue desaparecido y debe estar bien mal, porque tiene sus celulares apagados, y lo conozco, eso sólo puede significar que le vino un bajón terrible y está encerrado en su casa sin querer hablar ni ver a nadie, sólo a sus demonios. No hay espacio ni tiempo para nada más.

    Hubiese querido decirle estas cosas en persona, pero dadas las circunstancias mandé el correo. Además, para ser súper sincera, no sé si hubiese sido capaz de hacerlo, mirándolo y teniéndolo cerca. No soy ninguna heroína, ni tengo capa de súper héroe, soy sólo una mujer normal.

    Cuando él salga de este limbo y retorne a la vida, se encontrará con mis mensajes y mi correo. No sé cómo irá a reaccionar en verdad. Tampoco espero una respuesta, no espero nada, porque la decisión ya está tomada. Anda a saber una si algún día la vida nos vuelve a rejuntar, como lo ha hecho un par de veces ya…. pero por el momento, lo mejor es la distancia y el silencio. Le digo adiós…. Y lo dejo ir, porque entendí que nada dura para siempre, que todo cambia y que hay que aprender a soltar y no aferrarse....