miércoles, 9 de febrero de 2011

Capítulo 2.0


Bueno, supongo que ya lo había intuido mi corazón, incluso en algunas entradas anteriores, había comentado sobre este “soplo” respecto a que mi historia con M no terminaba, que sólo era el fin de un capítulo. Ahora, tampoco podía adivinar qué pasaría o cuánto tiempo tendría que pasar para que él se diera cuenta que en verdad me extraña cuando no estoy, cuánto tiempo debía pasar para que se avispara y actuara.

Incluso sabía que cuando estuviera mejor y menos atontado, él me iba a extrañar y harto. No es que yo me crea la raja, lo que pasa es que yo lo he visto conmigo y lo conozco también.

El asunto es que ayer mientras tecleaba frente a mi PC en la pega, sonó el celular y era él. Yo, sinceramente pensé que era porque estaba enojado, ya que la noche anterior, producto del juego (y fuego) hormonal del que me he visto sujeta a mi Switch On en prácticas sexuales, le mandé un mensaje de texto, algo hot, pero medio delirante también.

A la mañana siguiente, me arrepentí y me dio plancha, pero tampoco le di tanta importancia y testifico acá y ahora, que no fue enviado con la idea del efecto boomerang. De hecho, yo rogué para que no lo leyera o para que no lo viera o simplemente no me contestara.

Pero me llamó y creo que Dios me escuchó en cierta medida e hizo que el mensaje llegara fallado jajaja, sí fallado, onda que estaba cortado y que al final salían una especie de asteriscos raros, por lo que no se entendía nada. Eso no pasa dos veces, se los aseguro, ahí alguien superior metió la mano.

El asunto es que me llamó con esa “excusa”, para preguntarme el significado de eso ilegible, pero hay que tener dos dedos de frente para cachar que si a él le diera lo mismo, no se habría dado el tiempo para buscarme a preguntarme nada.

Una cosa derivó a la otra, y me vengo a enterar por boca suya que me echa de menos, que me extraña, no sólo en el sexo, sino que también en compañía, que sabe que cuando empiecen a pasar más los días y su mente se empiece a despejar, eso va a ir en aumento, “no quiero pasar por eso”, me confesó.

Dadas las circunstancias y en vista que yo también lo extraño en el sexo (Dios, sí jajaajaj) y en lo otro también, abrí una mesa de negociación, basado en aquello que yo necesito de él y de lo que tenemos, ¡soné tan mujer! Tan “tengo ovarios, soy mujer, lloro y qué” jajaajajaj.

Y hablamos, le expliqué que sus desapariciones me generan una avalancha de inseguridad, que no puedo lidiar con ellas, que necesito (qué término más femenino) concordancia, un lineamiento, alguna estabilidad mental y emocional que no tiene relación con que seamos pololos, pareja, novios o cómo se le llame, pero sí que haya una concordancia entre lo que se hace o dice, es que no doy más con esto de “No tenemos nada formal, pero…. Te quiero mucho” ¿??????? No tiene congruencia para mí, porque así como le expliqué esto no es algebra ni cálculo 1, son sentimientos, y estos no tienen porqué ser oportunos ni sujetos a nuestra postura mental, onda “ay no, yo ahora no estoy para nada formal”, Ok, válido, pero ¿se puede tener tanto control sobre eso? Creo que en cierta medida es un poco soberbio.

Por lo que le hice una pregunta de rigor, supongo que con la guata apretada: “En el caso hipotético que tu estuvieras bien y yo mejor, ¿crees que tendríamos una relación más formal?” …… y me respondió que sí… ¡HELLO! Obvio que sí, y esas son las cosas que yo necesito saber, no saco nada con saberlas sola. El juego de la no proyección ya definitivamente no va conmigo, y no me interesa estar con alguien con el cual no tengo nada, pero igual tengo algo…. Nadie entiende eso. Y no más de esa vaina del amigo con ventaja que es una verdadera mierda. (Ya haré una entrada acerca de eso).

Igual le hice mención a mi temor de enamorarme de él y sufrir, y me dijo muy suelto de cuerpo “¿y qué tiene si pasa? Si sufrir igual es parte de la vida”. Qué patudo es a veces Tatita, por eso lo dejé callado con un “eso lo dices porque yo te doy seguridad, sino igual te daría miedo”. Chan!, la pura y santa verdad y es posible que eso es lo que me pasa con él. Cómo no va a darme miedo enamorarme de él, si desaparece, si se vuelve inexistente de la noche a la mañana….

Por lo mismo en la negociación, me prometió dejar de incomunicarse cuando está mal. “¿Estás seguro que puedes hacerlo?”, le pregunté con suspicacia y me contestó “si es por no perderte, sí”. Y le creo, por lo menos en su intención, le creo, ahora si lo vuelve a hacer, yo voy a agarrar mis dos pilchitas me voy a ir y ahora, sin mirar para atrás. Así de tajante, esta es la primera y última oportunidad que doy para lo que tenemos, por un asunto de sanidad mental.

Le doy a lo que tenemos una nueva oportunidad porque veo lo lindo que es, porque veo lo que somos cuando estamos juntos y veo lo que podemos ser también. Le doy una nueva oportunidad porque le creo, y porque me creo. Le doy una nueva oportunidad porque escucho lo que me dice el corazón y porque los racionamientos lógicos quedan sólo en eso, en resguardos de mi psiquis.

Me dijo que esto era como un cambio de piel, lo que es para mí un nuevo capítulo. Y anoche me mandó el mensaje que había esperado por tanto tiempo, en que me decía cuán importante era saber que yo “estoy” en su vida, aún cuando no nos veamos, aún en medio de sus crisis. Eso se llama feedback, se llama entender lo que necesito, se llama reconocimiento.

Le respondí entonces que él debía cuidar también lo que tenemos y que tenía que cuidarme, así como yo lo hacía con él. Me prometió que pondría más de su parte. Y le creo.

Ahora, en lo propiamente sexual me alivió saber que a él le pasa lo que a mí, que aún teniendo la posibilidad de estar con otra no quiere hacerlo, porque es a mí a quien extraña, porque estar con otra es, como dijo en palabras claras “casi sucio, por lo menos por ahora”. Es lo mismo que pregonaba respecto a mi abulia de si quiera pensar en estar con alguien más, de estar con otro gallo que no sea él, que seguramente no va a hacer lo mismo que él, y no es que M, sea un Dios sexual jajajaja, pero la química que tengo con él no se logra de un día para otro.

Así es que le dejé bien clarito que se fuera olvidando de la señorita Roll on (apodo cariñoso que le puse a una ex amante suya y que tenía una fijación erótica con los desodorantes, especialmente los de en barra) y de otra galla que justo, pero justo, andaba merodeando. Y yo a la vez, no truculentearé con ningún otro, salvo con Little Paul, que estaba antes que él jajaajaj, así es que no tiene nada que alegar.

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