martes, 15 de febrero de 2011

Una manito de Cúpido…. (tsss, ya estaba bueno)


Ayer fue 14 de febrero y como bien dije unas entradas atrás, soy el grinch de esta fecha. No obstante acontecieron dos cosas que me dejaron para dentro y no sé si será el famoso Cupido (ese mismo personaje con pañal que me ha dejado pagando un par de veces ya) o qué, pero no dejan de sorprenderme.

Por la mañana iba saliendo de mi depto para ir a trabajar cuando me vio el caballero que limpia los pasillos y con el que converso generalmente de cosas cotidianas. El día anterior me dijo “oiga, ¿y su pololo, está enfermo? Que no lo he visto más” Y yo le respondí “es que ya no existe pololo” y él se quedó encogiéndose de hombros.

Ayer me volví a encontrar y me dijo así de sopetón “¿Sabe? Sólo le puedo decir que su pololo es un imbécil por dejarla ir, a usted, una dama tan bella. Ya llegará otro que la sepa valorar”.

Seguramente me puse colorada y le di las gracias por el piropo. Me alegró el día de inmediato y llegué casi alada a la pega, pensando que quizás lo dicho por este caballero (que ni sé cómo se llama) tenía algo de predicción.

Llegué al trabajo, encendí, como todos los días, mi computador y ahí me encuentré con M online. Estuvimos hablando un buen rato de esta nueva situación entre los dos, que no tiene nombre, y de la que hablamos de manera tangente, cuando de pronto, ante una pregunta mía, algo directa, pero tampoco tan directa, me dijo “no te quiero perder así como así, creo que superando algunas etapas difíciles mías, podemos construir algo lindo y sano (y con más sexo que la cresta, por supuesto)” ajaajajaja.

Es la primera vez que me lo dice, y supongo que se me adelantó porque tenía guardada una frase para él relacionada con el tema que quise decir hace unos días, pero que por cosas del destino no pude, curioso que haya sido al final él, quien diera ese primer paso.

Han pasado hartas cosas entre los dos y en poco tiempo. Es como que a partir de algo malo se desencadenaron una serie de sucesos que finalmente me llevaron a mí a hablar, a dejar esta tendencia tan femenina de damisela estresada y muda, a decir lo que me pasa y lo que es FUNDAMENTAL!!!! a poner límites.

Supongo que nosotras las mujeres de la generación Sex and the city, malentendemos a veces ciertos conceptos de la modernidad, pensamos que poner límites que resguarden nuestra psiquis y salud, es sinónimo de ser bruja, paca o cartucha. Y como nadie va a querer a una bruja, debemos ser multifuncionales, súper cool, relajadas y dispuestas a tener relaciones abiertas sin nombre ni ningún tipo de seguridad ni de apoyo, porque nos la podemos todas, porque somos súper mujeres.

¡Error! Poner límites (encuentro yo) es sinónimo de valorarse, y de saber cuánto una vale, es no traicionarse, ni permitir que te pasen a llevar, es cuidarse. Y si hay un hombre que sale arrancando por este tipo de límites sanos, es porque realmente no valía la pena. Mejor que arranque y bien lejos, ¡digo yo!

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