lunes, 10 de enero de 2011
No estoy sola
Buscando una información nada que ver, me topé con una curioso estudio realizado por el Centro de estudios de opinión ciudadana de la Universidad de Talca llamado “La soledad de los profesionales chilenos” que indicaba que el 50% de las mujeres profesionales solteras encuestadas sentía un sentimiento superior de soledad versus el 29,4% de los hombres con el mismo estado civil.
Además, este estudio confirmaba la tesis de que mientras más pasan los años y la soltería prosigue, las mujeres tienden a sentirse más solas que los hombres en la misma situación. Heavy, ¡50%! De lo que se puede desprender un abanico infinito de conclusiones, como que por ejemplo, las mujeres que tienen éxito profesional por alguna razón no tienen “suerte” (si es que podemos hablar de suerte en casos sentimentales) en el amor, o de que a pesar del famoso empoderamiento femenino, del feminismo, de la idea de que una es capaz de hacer de todo sin la necesidad de un hombre al lado, igual subsiste el pensamiento romántico y nostálgico de un otro y el miedo de terminar, vieja, solterona, seca, vistiendo santos y rodeada de gatos.
Sinceramente creo que esto del concepto actual de la fuerza femenina y de que hay mujeres multifuncionales y no sé qué más, se convierte en una tracalada de leseras sacadas de comerciales o de campañas políticas, porque la verdadera autonomía no debe ser sólo económica – es importante pero sólo es una parte – sino que afectiva, ahí radica la libertad, la independencia, el poder de decisión de cómo una quiere vivir su vida, de que si uno se viste de tal o cual forma, si una tiene amantes o mejor se casa o no tiene ninguna de las dos cosas….
Porque si ese 50% de mujeres profesionales, autónomas y exitosas, se juntan con sus otras amigas profesionales, autónomas y exitosas sólo para hablar de hombres y de lo triste que son sus vidas porque no han tenido la “suerte” de encontrar al indicado, sino que sólo pastelazos, ¿dónde está el empoderamiento?
Me pasa eso cuando por ejemplo (y es bien a menudo) escucho a una mujer decir cosas del estilo “sí, yo salgo siempre con mis amigas y amigos, nadie me controla, además que él siempre sale y yo no tengo porqué quedarme aburrida en la casa”. A mí me da un poco de risa, porque en el fondo, ella sale porque él lo hace y es como salidas de revancha o venganza.
Y ahí deriva el tema con el cual estoy luchando yo, que es hacer cosas por y para mi, hacer cosas para hacerme feliz y punto y no de picota ni porque estoy enrabiada con el género masculino. No es fácil, pero por lo menos es un bálsamo saber que hay un 50% de chilenas que les teme, igual que yo, al famoso techo de su cama.
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