viernes, 7 de enero de 2011

El techo de mi pieza


Se ha convertido en símbolo de mi nuevo estado de soltera. Hoy lo miro más que nunca a raíz que paso más tiempo sola en mi casa. Me acuesto, descanso, pienso y lo miro. Me hago preguntas, me respondo sola muchas veces y otras, simplemente digo “no sé”. Me río de algunas anécdotas recientes o del año cero y también me enredo solita con algunos pensamientos o supuestos.

Anoche me junté con ese ex compañero de pega que me dio la cátedra sobre los “nadas”, hablamos de personajes antiguos, del amorssh y de tantas otras cosas. Lo pasé bien, me olvidé de pronto de que ese techo me esperaba en casa, y hoy amanecí por primera vez en toda esta semana sin la presión en la garganta, feliz, sólo por estar viva y porque es viernes, obvio.

Me dijo algo que me quedó grabado acerca del estado de soltera que reproduzco más o menos así “se pasa bien siendo soltero, y claro, a veces no vas a tener nada que hacer, vas a ser el número impar de un carrete, no vas a tener con quien bailar, y vas a terminar mirando sola el techo y lo vas a pasar mal también, pero todo eso no tiene nada de malo”.

Me quedó dando vueltas ese concepto, de que pasarlo mal de vez en cuando, no tiene nada de malo. Yo, huyo siempre de esos eventos. Mi amiga P hace años me dijo que yo era como las golondrinas, siempre esquivando el invierno. Aún hay una parte de mí que tiende a eso.

No obstante, en solo esta semana de soltería he descubierto mil cosas acerca de mí que nunca había sabido debido a que siempre tenía a alguien al lado. Comparto mis curiosos descubrimientos.

- A pesar que siempre mis compañeros de cama siempre me alegaron que tiendo a acurrucarme en medio de la noche a tal punto de botarlos de la cama, cuando duermo sola, me arrincono para un solo lado y de ahí no me muevo. Ocupo una sola parte de la cama y la otra queda inamovible.

- Soy media maniática con el lado de la cama en que duermo. Me tuve que cambiar por una cuestión funcional, pero me carga, aún no me acostumbro.

- Soy más ordenada y limpia de lo que jamás pensé que era

- Soy organizada con las cosas de la casa

- Me gusta más la gente de lo que confieso

- Me cuesta un kilo estar sola conmigo misma, no sé estarlo de hecho y para no desesperarme trabajo en eso

- No me dan ganas de chanchear cuando llego a casa (ojalá que esto se traduzca en una bajada de peso)

- Soy más alegre de lo que pensé

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