viernes, 18 de marzo de 2011

Dar


Creo y lo digo con mucha, pero mucha humildad, que soy una persona relativamente generosa. O por lo menos intento serlo todos los días de mi vida. Hay días en que me cuesta más que otros, pero en general siempre estoy conciente que no hay que ser egoísta con las cosas que uno tiene, tanto espirituales como materiales.

Por lo menos, tengo la certeza que he ido creciendo en ese aspecto a lo largo de los años, porque antes sólo era yo, yo y yo. Ahora no, trato de pensar en los demás y de ponerme en sus lugares, aún cuando me cuesta entenderlos.

Bueno, en el amorssh de pareja propiamente tal, he ido descubriendo que la generosidad es esencial, casi es un requisito para tener una relación bonita y saludable. El egoísmo, supongo que es uno de los peores enemigos a la hora de intentar armar algo de a dos. Porque obvio, muchas veces uno quiere algo y el otro no lo quiere, y ahí comienzan los dilemas, de quién cede, quién da más y toda esa vaina que muchas veces latea y sepulta lo que hay.

El asunto es que la semana pasada, cuando mi amiga P, me sacó el tarot, las cartas me indicaron que esta era una etapa en que debía ser generosa, saber dar, sin esperar que se me dé de vuelta lo mismo. Que eso iba a pasar, pero más adelante, y que me tocaba ser generosa no más, eso es lo que la vida hoy me quería enseñar.

Yo sé perfectamente a lo que se refieren las cartas con esto de aprender a dar. Supongo que lo he estado practicando hace rato, pero con M, mis esfuerzos por ser generosa han tenido que doblarse, a veces lo logro y a veces no. Cuando pasa esto último me quedo taimada por no lograr lo que quiero, masticando la rabia y las ganas de salir arrancando, cual niña de 4 años. Lo sé, por lo mismo me cuesta ¡¡¡¡¡ene!!!!!

Anoche estuve en esa parada media ególatra, onda que por qué esto, por qué lo otro, que por qué no le gusta que sea su cumpleaños, que yo que yo que yo y que yo. Me quedé dormida pensando en todo eso y tuve un sueño (confirmado que cuando sueño son premoniciones).

Soñé que viajaba en avión y me encontraba con una amiga del tiempo del colegio y con la que perdí contacto absolutamente, pero de la que sé, por mi papás, que hoy está bien, casada, feliz etc.

La veo en el sueño y yo le digo “sé que estoy viajando, pero no tengo idea para dónde voy. Ha sido un año duro”, acto seguido, ella me abraza, y yo me pongo a llorar en su pecho. Si bien creo que no me lo dice con palabras, siento que con sus caricias, me dice “tranquila, todo va a estar bien”.

Me quedó dando vueltas por la mañana este sueño. De hecho, desperté llorando porque fue el despertador que me interrumpió de sopetón. Mmm, no sé qué significará bien, pero si sé que tiene que ver con mis miedos y con este proceso y viaje que estoy tomando, “todo va a estar bien”, esas palabras me aliviaban harto.

Anoche antes de dormir había tomado una serie de resoluciones de niña mimada. Onda “no lo voy a llamar, no lo voy a buscar, no le voy a decir más esto o lo otro, me voy a alejar”.

Sin embargo, al despertar me di cuenta que hoy, especialmente hoy (pre cumpleaños) él me necesita más que nunca. Y no lo digo así como “oh, me necesita, soy tan importante”, sino que me necesita como apoyo. Nos veamos, no nos veamos, esté bien o mal, se equivoque o me equivoque, él me necesita ahí y con la cara llena de risa.

Si huyo, si salgo arrancando justo ahora, en los momentos difíciles…. es porque realmente no vale la pena estar, o sea si es estar sólo en los buenos momentos, para tirar la talla y para tirar, no me interesa en verdad. Eso es lo que hacíamos antes y yo fui la que dio término a eso.

Ahora, lo que yo debo intentar es lograr todo esto sin hacerme daño. Creo que he manejado el tema lo mejor que he podido. O sea, mil veces mejor que lo que hice con J y sus rollos, donde me gradué como su cheerleader personal. M es otra persona, tiene otro tipo de personalidad, incluso diría que es su opuesto, porque mientras J me succionaba pidiéndome cosas, M NO pide ayuda, es como el otro extremo que si bien es malo también, por lo menos a mí me libera de hacerme cargo de él, aún cuando no hacerlo es un acto de voluntad y conciente.

La cosa es que hoy, a pesar de mis temores, mis miedos, mis ganas de salir arrancando y mis eternas dudas, voy a actuar de manera generosa, así a ciegas no más, sin esperar nada y le voy a decir que por la noche voy a pasar a su casa, esté bien, esté mal, aunque terminemos mirando el techo no más, porque mañana sábado es su cumpleaños y me tinca que le puede venir un bajón heavy. Como que tengo la sensación que estas horas son cruciales, siento como que yo debo estar hoy con él. Qué loco, es un presentimiento en mi corazón.

2 comentarios:

Real Fenix dijo...

Bonita entrada, la verdad tengo que reconocer que en mi caso soy egoista...me cuesta dar, tanto en lo material como en lo sentimental o emocional y al reves de como debiera ser estoy cada vez más tacaño...lo reconozco y creo que es un primer paso para cambiar...gracias me has hecho pensar jaja..saludos

alos30 dijo...

Mira, yo antes era terrible! Me miraba el ombligo todo el rato, súper pendeja y egoísta, y bueno, la vida me ha hecho entender que hay que ser generosa con lo que uno tiene, cuesta, pero al final siempre es para mejor. Qué bueno que te hice pensar!! Jajaja gracias por pasar, Saludos!