viernes, 15 de octubre de 2010

Palabras que quedan


A Frank le cuesta un mundo el tema de las emociones y de la afectividad. Si bien sé que me ama, creo que contadas veces en mi vida me lo ha dicho. Me lo ha demostrado, sin duda alguna, pero cuando se trata de verbalizarlo o de traducir el cariño en un abrazo en una caricia, le cuesta.
Pero cuando Frank habla, vaya, siempre me hace llorar. Hace unos días me pasó un escrito suyo de hace un tiempo para que lo leyera y para que le diera mi opinión "acerca de la redacción".
Ya, al segundo párrafo yo estaba llorando como una niña, qué importaba la redacción, sus palabras tenían tanta sensibilidad que me olvidé de las reglas ortográficas. Tras terminar, como hija de mi padre, me dieron tantas ganas de abrazarlo, pero no pude, así es que lo único que hice fue hacerle un cariñito por la espalda. Me pidió que se lo pasara en limpio y yo, quise compartir esto con el mundo. :)


La soledad del viejo


Qué bello era visitar a papá y a mamá
Qué lindo era contarles mis penas y alegrías
Exagerar mis triunfos o mitigar mis derrotas
Sentir la caricia tierna de mamá
O la palabra optimista de papá
Pero ellos ya partieron, lejos, lejos, al más allá
Qué remoto me parece jugar con mis hijas
Poder enseñarles, verlas crecer
Hablar con ellas día a día sabiendo que eran tan sólo mías
Pero así crecieron y en un instante también partieron, llevándose algo irremplazable dentro de mí
Mi trabajo, qué linda manera de gastar energía y agotarse, ganando dinero
Bella y noble mi profesión, ayudar a hacer el bien, mitigar el dolor
¡Oh! cómo anhelo volver a ser aquél enfermero
Pero la justa y merecida jubilación llegó y sólo me quedan la memoria y la frustración.
Mis amigos ¿qué pasó?, alguno ya murió
Otros, no sé, quedan pocos, quizás se pusieron viejos antes que yo.
Sin saber, las distancias se alargan inexorablemente
Y en verdad me canso
¡¡Sí!! me canso exageradamente
El mundo se hace pequeño ¡Oh! Dios tan pequeño
Que sólo cabemos dos.

No hay comentarios: