martes, 12 de octubre de 2010

Debajo del dolor


Dios. Estoy entusiasmada y hasta podría decir que estoy contenta. Se supone que mañana me voy a encontrar con mi hermana, sí, la misma a la que sentencié como muerta hace cinco años, la misma que juré hace cinco años jamás volver a ver ni hablar.

Recuerdo exactamente el día que tomé esa determinación. Fue en marzo (recuerdo hasta el mes) después de una agria, amarga y dura conversación con ella por teléfono a larga distancia. Pero lo que nos separaba en ese entonces, no sólo era un océano, sino que las circunstancias, mi rabia, mi dolor, mi silencio, su bloqueo, su incredulidad y su egoísmo.

Lloré harto. Me acuerdo que mi ex marido me abrazó y me dio cierto consuelo, pero en realidad nunca nadie ha podido consolarme, ni siquiera mi súper sicóloga con todo lo sabia que es.

En estos años he sido yo la que se ha consolado. A veces en los lugares equivocados y otras veces con las personas equivocadas, pero en el último tiempo, he logrado alivio en cosas que me hacen bien, en cosas que me hacen feliz.

Dios. Ha sido un largo camino y con tropiezos varios, pero es raro que lo que diga, pero creo que de poco me arrepiento, supongo que los daños a terceros es algo que me gustaría borrar, pero tengo la corazonada que hasta eso ha de tener un sentido, por duro que suene.

Me da miedo tener algún tipo de expectativas, pero ellas brotan casi de manera incontrolable. Y es como que si ayer se abriera algo o más bien como si ayer se hubiese cerrado un círculo, un capítulo, como que si ayer comenzara de manera oficial una nueva época en mi vida, como si desde ayer mis heridas y todos mis miedos comenzaran lenta y cautelosamente a tomar nuevas formas.

Y me doy cuenta que debajo de todo ese enojo, de toda esa rabia, de todo ese dolor mío y de todo ese orgullo, había sólo vulnerabilidad, tristeza y unos deseos enormes para que ocurriera lo que ayer pasó, para que alguien, quien fuera que sea, me mirara, y me pidiera perdón. Quizás eso era lo único que quería….

Me hubiera gustado que estuviera mi amiga P cerca, pero justo anda en su aventura. Ella ha estado conmigo en mis peores momentos y bueno, ya llegará la instancia para compartir esto.

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