lunes, 18 de octubre de 2010

Noviembre: ¡aquí voy!


Mientras mi nueva jefa me detallaba sobre los cuidados que debía tener al enfrentarme al gerente hormonal o sobre cómo debía ser con la vendedora histérica, una pequeña vocecita en mi cabeza me preguntó: “¿En qué te estás metiendo?”.

Me da susto volver a las pistas, esas llenas de gente media loca, esas pistas adornadas por el estrés y por metas. Pero me guste o no, hoy no me queda más remedio que enfrentar todo esto con una gran sonrisa en la cara.

Supongo que lo que me brinda algún nivel de alivio es que pase lo que pase, será por un tiempo determinado: 6 meses. Y si sobreviví dos años en mi anterior trabajo, bueno, creo que podré salir viva de esto.

Ahora, qué pasará conmigo después de ese tiempo, es un absoluto misterio y por lo mismo, me veo también en la obligación de tomar los resguardos necesarios para no ser engullida por esto de que no hay nada gratis en esta vida.

Enfrento este nuevo desafío de manera muy distinta a cómo enfrenté mis anteriores trabajos. Primero lo hago desde la vereda de la conciencia, o sea, el ofrecimiento no es algo que me llegó, sino que fue algo que yo misma busqué y que acepté.

También lo enfrento con mucha tranquilidad y a sabiendas que nadie se muere si un mail llega más tarde o si algo no resulta a la primera. Y, supongo que esto es lo más importante, lo enfrento amando mi libertad y bien clara que soy libre ante todo y ningún jefe hormonal puede quitarme eso.

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