miércoles, 13 de octubre de 2010

Los 33


Lo de los mineros no ha dejado de impactarme. La valentía de estos hombres, la lucha por la sobrevivencia, incluso su fe en alguna fuerza superior que ellos llaman Dios.

Sé que muchos critican a los medios de comunicación, de que los periodistas parecen pirañas detrás de los familiares, o del testimonio llorado o de lo que sea, que son los profesionales de esta carrera que transforman un drama humano en un verdadero circo, y de los más rascas.

Siendo periodista y colega de estas “pirañas” defiendo con uñas y dientes la carrera, bien ingrata especialmente en Chile, poco valorada, mal pagada y más encima, mal mirada.

Si todos los noticieros de Chile y del mundo arribaron hasta allá, si los periodistas han entrevistado hasta el cansancio a los familiares, sin han indagado en los pasajes más íntimos de estos 33 hombres ha sido también porque la gente necesita eso, porque si nadie viera este tipo de noticias, créanme que no habría un seguimiento en vivo en cadena.

A las personas les interesa saber de todos estos detalles: qué cara puso la mujer cuando vio a su marido emerger de la tierra, cómo fue el abrazo con los hijos, cuáles fueron sus primeras palabras, qué habrá pasado por su cabeza durante este encierro angustiante de más de dos meses….

Y quiero pensar que no es por morbo, es porque hoy todos necesitamos saber que los milagros existen, que vale la pena tener fe, que la gente se une en momentos de horror y no se matan entre ellos, que hay algo superior a todos nosotros, que hay un destino y que todo, incluso lo más terrible, tiene un sentido.

Supongo que hoy, con todo la tecnología y lo multimedial ya no nos sirve eso de que sólo hay que tener fe, necesitamos verlo, palparlo, a través de nuestro plasma, Blackberry, iPhone o de lo que sea.

Sinceramente, yo me enorgullezco de ser chilena no sólo hoy ni para los 18 de septiembre, sino que siempre. Tenemos nuestras bajezas, como todos, y somos pequeños en muchos aspectos, pero me da la sensación que somos un país con alma que aún es capaz de emocionarse.

Y respecto a mis colegas, también es un orgullo ser periodista, porque digan lo que digan, somos el cuarto poder, y tener la facultad de llevar un poco de fe y de esperanza a todas las personas no sólo en Chile, sino que en el mundo, transforma una piraña en un mensajero.

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