miércoles, 22 de diciembre de 2010
Tú en mi mundo….
Hoy nos volveremos a ver.
Pasa que cuando sé que nos encontraremos ando con el ánimo por las nubes, como cabra chica en el día de su cumpleaños, ando feliz, y se me nota.
He descubierto que siempre pienso en él en la micro, camino a la pega. Aferrada a mi MP3 (a mi cartera, y a mi persona, ¡cómo odio el Transantiago!) rememoro encuentros pasados, palabras intensas o recuerdos chistosos. Típico que me río sola y la gente me mira como demente. Pienso en él y sonrío.
La primera vez que me pasó fue hace bastante tiempo (creo que cuando nos volvimos a reencontrar hace unos meses y nada estaba dicho ni escrito). Recuerdo el momento en que pensando en él, sonreí, como un acto reflejo no voluntario, como un impulso que no pude controlar. Me dio susto, en esa primera instancia y de inmediato me puse seria, intentando guardar la compostura, pero ya no, me río no más.
Anoche hablando de aventuras y futuros me dijo algo que podría sonar cotidiano pero que en verdad implica un pasito importante entre dos personas: la incorporación al mundo del otro.
Me dijo que le gustaría que en un futuro yo conociera a una amistad suya, una muy querida de la que me ha hablado. A la vez yo también le dije que me encantaría que conociera a mi amiga del alma P, de la que tanto le he hablado también.
Es raro y sinceramente no sé bien a qué se deberá (en una de esas el hecho que el anuncio sea a futuro me calma), pero la verdad es que usualmente a mi esas cosas de las “presentaciones en sociedad” me ponen los pelos de punta.
Hay siempre tanta presión detrás, típico que te miran con lupa, y que van tomando nota de lo que dices o haces, para luego, en secreto dar el veredicto a la persona en cuestión, pero la verdad es que en esta ocasión no me dio esa sensación desagradable de soponcio. Al contrario, fue como “¡ah, bkn!”. Aunque igual seguramente en el momento y en los minutos previos voy a estar un poquito nerviosilla, pero manejable.
Recuerdo que esto de “tú en mi mundo” me implicó con mi ex pareja, peleas varias. Me acuerdo perfectamente cuando, tras estar juntos más o menos 1 mes, y luego de sólo unos días de que mi ex marido se fuera de casa, él quería a toda costa que conociera a su mejor amigo.
Yo, con sopor y con horror, no fui capaz. Me negué a entrar en su mundo de esa forma, como estrellándome, confundida, tremendamente triste y por imposición. Era como una sensación de ahogo, era como si yo estuviera traspasando mis propios límites….Era otra época.
Hoy sí quiero ser parte del mundo del otro. Hoy sí quiero que él sea parte de mi mundo. Sí puedo y me lo permito también. Quiero conocer a la gente que le importa, quiero conocer los lugares que ama, quiero estar ahí y quizás, sólo quizás ganarme un espacio en su universo.
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