lunes, 13 de diciembre de 2010

El desenredo de mi madeja


A veces me siento enredada entera, pero no hablo de síntomas de confusión, sino signos de no saber resolver algunos asuntos del pasado que por lo mismo, aún me rondan a pesar que ya apestan a naftalina.

Es un agote el seguir con una patita anclada a lo que fue, anclada a lo que no resultó o a lo que perdí. Es un agote sentir que el presente sigue siendo una extensión muy sutil del ayer. Me aburrí. Además que presiento con todos mis sentidos que el 2011 va a estar enfocado a quemar el pasado y a construir un nuevo presente. Estoy mentalizada en eso, por muy duro que sea.

Y justamente para no entramparme en ese proceso divino hoy parto nuevamente con mis sesiones con Pamela, esa sicóloga notable que me ayudó en mi momento más triste y oscuro.

Me da un poco de miedo, lo reconozco, porque sé que de ahí van a salir muchas cosas, algunas quizás no muy bonitas, que tendré que enfrentarlas a cara descubierta, tal como lo he venido haciendo hace un rato. Pero no importa, estoy lista.

Y en medio de mi camino llamado “desenredando la madeja”, está M…. dulce e intenso. Hay muchas sensaciones y sentimientos que se cuelan entre el espacio que nos une y que me ponen la piel de gallina, que me hacen pensar en cuánto hay de casualidad en esta historia o cuánto hay de destino. En cuánto poder de decisión tuve a la hora de elegir invitarlo a mi mundo o de unir fuerzas, como tan sabiamente me dice.

Su lucha, sus batallas diarias, me generan gran admiración y lentamente he ido cayendo en la cuenta que él es parte de mi proceso de sanación y reconstrucción. Si bien él no es ninguna solución en sí es parte de una gran resolución relacionado con las cosas que quiero hoy para mi vida, con cómo quiero amar y cómo quiero que me amen, con cómo quiero enfrentar en un futuro una nueva relación libre de episodios tristes o derechamente traumáticos.

Él es una de las luces en mi camino…..

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