miércoles, 15 de diciembre de 2010

Sexo, SExo, SEXo, SEXO!!!!!!


Me encantan los principios de los principios de las relaciones. Sé que suena infantil y hasta quizás hueco, pero qué ganas que esos momentos, llenos de adrenalina, nerviosismo y química a prueba de cansancio, horarios extendidos y lugares no apropiados, durara para siempre, ya bueno, para no ser tan golosa, por lo menos 10 años….

Yo ahora vivo uno de esos momentos y los estoy disfrutando a concho, intento captar en mi mente cada uno de los detalles de las caricias, de los besos apasionados, las palabras llenas de deseo, llenas de intensidad e intencionalidad. Son de esos momentos que no hay nada a medias, que uno está donde uno quiere estar y con quien se quiere estar no por compromiso, ni para no hacer sentir mal a nadie, sino por deseo. DESEO.

Por esa cosa media animalística que tenemos todos los seres humanos, pero que por alguna razón, comenzamos a perder cuando la rutina se instala, supongo que ahí nos humanizamos.

Esa cosa de oler, saborear, acariciar, besar, tocar, sentir, lamer (y podría seguir con los “ar”) es realmente único. He llegado a la conclusión que al igual que los animales que se gustan por el olor, nosotros, los humanos, funcionamos de manera parecida, hay una cosa de química, de compatibilidad de olores bien interesante y no estoy hablando de colonias, ni cremas ni perfumes, estoy hablando de piel.

O sea, rico igual cuando se mezclan las dos cosas, pero la química emana del cuerpo y no de la última colección del Emporio Armani, eso es una ayudita que nos brinda el mercado y digámoslo, que a algunos les hace falta conocer un poco mejor, jajaja.

Hoy me siento deseada como hacía siglos no me sentía, me siento más mina, ando mirando lencería bonita, ando pensando en el kamasutra, en cómo podemos mejorar las técnicas, ando prendía, casi como adolescente. Y me gusta, aún cuando eso implica a la mañana siguiente – luego de tener sexo non stop – me veo obligada a recordar que no tengo 18, sino que 30, al sentir que me duele todo mi cuerpecito (por falta de training) y que lo único que quiero es dormir.

Los dos nos reímos de nuestros viejazos, a veces a carcajadas. Esa es una nuestras gracias, el “sexo-humor”, como lo calificó yo, podemos estar tirando en un momento y al otro, estar llorando de risa por alguna lesera pasada o del momento. Con él me río y me río.. a veces no puedo parar, no podemos parar, así como a veces no podemos parar de besarnos, tocarnos y mirarnos….. Es como el comercial de Bigtime y la mina que dice padecer de "magnetitis". Yo hoy tengo magnetitis.

Supongo que estoy en estos momentos exquisitos de libertad, donde – aunque a veces pasan lapsus – está claro donde uno termina y parte la otra persona. No estamos mezclados, no estamos revueltos, estamos juntos, pero con una distancia suficiente para extrañarnos y no hastiarnos. Y me pregunto mil veces ¿será posible mantener toda esta cordura y sanidad cuando algo así se convierte en oficial, cuando entran a jugar las amistades mutuas, los padres, el entorno, la gente, los trabajos, los rollos, los planes, los proyectos, los sueños, los miedos, los egoísmos, las miserias, las trancas, las proyecciones, las expectativas……..? Ay, me estresé.

Hay gente con fe, que dice que sí, que se puede, pero que hay que trabajar en esa parte, todos los días, hay otros que con un pesimismo terrible, dicen que no, que al final todos llegamos a la misma abulia y están los como yo, que prefieren mantener sus opciones abiertas con un gran e infinito QUIZÁS.

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