viernes, 30 de septiembre de 2011

Nostalgia aguda


En las últimas 48 horas he recibido, consejos, palabras alentadoras, palabras sabias, alternativas sobre qué hacer y no hacer con mi vida, peticiones de llamadas, y un sinfín de propuestas curiosas. Que van desde que me vaya a vivir a otra parte, a que estudie otra cosa, pasando a que para cuando me vuelva a encontrar con un nuevo prospecto masculino, primero le pida una ficha clínica y siquiátrica (humor negro, muy negro).

Y agradezco de corazón todo eso, seguramente vienen del corazón, pero de pronto, en medio de la pena, nada me parece lo suficientemente alentador como para secarme los mocos y decir “sí, eso voy a hacer”.
Una versión de años atrás mía, seguramente se habría aferrado a la rabia y al enojo.

Al poco tiempo, me habría buscado a otro clavo y anunciado al mundo que estoy de lo más bien, mejor que nunca, aún cuando fuera toda una farsa y realmente estuviera pal pico.

Pero hoy no puedo mentir. Hoy fui a una nueva entrevista de trabajo. Iba con fe, claro, pero con la garganta apretada. Luego, fui donde Jumanji y ahí perdí toda compostura y lloré, lloré, lloré. Qué lata preocupar a la gente, especialmente a mis padres, pero no pude contenerme.
Paris está conmigo todo el rato en esta pena y angustia que hoy engloba mi vida.

Agradezco que me tomara de la mano en esto, lo mismo que Frank que en su particular modo, también me ofreció ayuda. Pero la verdad es que yo no puedo volver a vivir con ellos. Hacerlo sería matarme en vida, retroceder. No puedo.
Llegué a mi casa y mientras Marley me saludaba con su típico jaleo y languetazos cariñosos, me puse a llorar otra vez. Y aún estoy llorando mientras escribo esto. Todo, pero absolutamente TODO me recuerda a M.

Para qué les digo cuando suena mi celular o escucho que me llegó un mensaje de texto. Son tantas las ganas de que haya un mail o algún mensaje suyo, lo que sea, cualquier cosa, pero sé que eso no va a pasar por ahora.
Lo echo tanto de menos y eso que lo vi ayer no más, pero como que quizás fue recién hoy que partió el duelo verdadero, ya que fue recién ayer que nos despedimos de veras. Hoy, por ejemplo, como fui a una entrevista de pega, andaba más producida, y cuando algún tipo me miraba por la calle, me daba rabia jajajaj absurdo, era como ¡qué estás mirando imbécil, tengo un mono en la cabeza acaso! ¡no me mires!

Es como si ahora no existiera ninguna posibilidad de nada con nadie. Como sentirme ofendida porque un hombre me mira, creo que eso pasa porque aún me siento de otro. Me pregunto hasta cuándo me durará esa sensación. Y obvio que me pregunto ¿y si no se me pasa nunca? Hasta absurdamente pensar en solo salir con otro hombre con alguna pretensión de algo, sería como desleal, casi infidelidad. Qué freak, jamás había sentido algo similar, todo lo contrario, cuando he terminado una relación, lo único que ansío es llenar ese vacío con otro clavo.

Pero ahora es como ¡guácala! Es como mejor déjenme tranquila. Mejor ni acercarse. Me pregunto cosas como si alguna vez iré a encontrar a alguien con el que pueda tener tal afinidad en todo aspecto, si alguien más podrá hacerme reír de esa forma, si podré confiar en un hombre de nuevo de la forma en que confiaba (aún confío) en él.

Y si me pongo a pensar en el sexo, es aún peor. Me pregunto si alguien me hará estremecer y volver loca de deseo alguna vez. Si yo alguna vez volveré dejar a un hombre acercarse a mí tanto como para verme tal cual, con mis secretos, grietas, dolores, rabias y logros.

Sé que todos me van a decir que esto va a pasar, que así será, que incluso podría sentir más, etc etc etc, eso me lo dice la lógica también, pero el corazón no entiende ninguna de esas cosas.

Ahora pienso que puede haber otro hombre que me quiera tanto o con más intensidad. O sea, la experiencia así me lo indica, pero lo que temo son mis sentimientos, más que me amen a mí. Curioso eso también, nunca me había pasado, siempre ha sido más de “oh ¿y ahora quién me irá a querer?”. Me da miedo no tener nada que entregar.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El último adiós


Hoy vi a M. Y no fui hasta su casa para volver, sino que sentí la necesidad de que me viera mejor y de despedirnos a la altura de lo que fuimos. Este momento se lo dejé en manos del destino, porque partí para allá sin previo aviso. Entonces pensé si la vida quiere que él esté en su casa para verlo por última vez estará y si no, bueno, será para mejor también.

Pero estaba. Y hablamos, de cosas triviales y lo que pasó, pero no fue como dar vueltas en lo mismo, sino más bien despedirnos de nosotros. De Zapallo y coquín (nuestros seudónimos amorosos jajajaja), despedirnos de la relación de pareja, que fue linda y que tuvo un final hermoso. Creo, y lo digo desde el fondo de mi corazón, que nunca una relación mía ha tenido tamaña despedida.

No se pasen rollos! Que no pasó nada. Ni beso, nada. Y no podía pasar nada, porque habría sido un error garrafal y todo podría haberse podrido. Obvio que ganas no me faltaron de tirarme a su cuello y besarlo por siempre.

Pero nos abrazamos en un abrazo eterno. No sé habrá durado por lo bajo 5 minutos. Y me besó en la cabeza, en la mejilla y cuello. Aún puedo sentir el aroma de su perfume y de su piel. Me di ese gusto y respiré hondo, sabiendo que esa era la última vez que lo iba a tener así de cerca. Nos dijimos que nos queríamos, y que nos extrañaríamos. Todavía puedo sentir el peso de cuerpo contra el mío, escuchar su voz. Aún puedo ver la forma en que me miraba sentado a la distancia. Ese recuerdo nunca se me olvidará.

Me abrazó fuerte, apretado, y también me olió cuántas veces pudo. Me dijo que si iba a estar con alguien más, que me cuidara. Y a mí me dieron ganas de gritarle que sólo quería estar con él, pero callé. Le dije “bueno, pero yo dudo que muy luego vaya a estar con alguien más”. Me dijo que le pasaba lo mismo y que mejor ni hablar del tema “vetado” ese que no debemos hablar… el sexo jajajaaa.

Yo le dije que estaba bloqueada, y él me dijo que también, y que incluso la idea de tener sexo por tener sexo le generaba “asco”. Debo confesar que eso me alegró jajajaja, o sea algún día volverá a tener sexo, pero por lo menos que sea con alguien que quiere y que le gusta, no con cualquiera. Lo mismo va para mí, pero en este minuto, sinceramente no puedo estar más ni ahí con el sexo. Sé que si me adelantara en esa parte, sería nefasto, porque sólo pensaría en él.

Y en medio de un abrazo me dijo “uno nuca sabe qué es lo que puede pasar más adelante” y yo le contesté melancólica “si sé”…. Eso fue un mensaje subliminal. Lo que no significa que yo vaya a estar esperándolo o deteniendo mi vida por una posibilidad. Y es recíproco, hay que dejar pasar el tiempo….
Dejar partir a alguien que uno quiere debe ser uno de las cosas más tristes que a uno le pueden pasar. Pero a la vez pienso, que debe ser una de las cosas más generosas también. Soy una convencida de que nosotros soltamos la relación por amor. Paradójico, pero cierto. Haber seguido y seguido, habría destruido todo y de pasada quizás lo que sentíamos el uno por el otro. En cambio así, se mantiene inmaculado, se convierte en un recuerdo potente y en evolución.

Duele, obvio que sí, y estoy triste, porque aquello no sirve de consuelo. Aún así de vuelta a mi casa, me sentí como el personaje de Nataly Portman en “Closer” cuando termina con Jude Law y se le ve a ella caminando por la calle, pelo al viento y segura.

Yo así me sentí hoy camino a casa. Algo contenta en medio de la pena, aliviada, conforme, porque confirmé que para él también es difícil, que me extrañará y que me quiere tal como yo lo quiero a él.

Hablamos de la posibilidad de en algún universo paralelo de volver a ser amigos. Complicado, yo lo sé, pero con tiempo y distancia todo se puede, más aún cuando nosotros partimos siendo eso.

Y le regalé su bufandita a medio hacer que estaba tejiendo con tanto cariño. Le pedí que no la botara porque la hice con mucho cariño. En un momento me dijo “pero mejor entrégamela cuando….”….. no terminó la frase pero el final era “cuando la hayas terminado”.

Esa bufanda es una metáfora de lo que fuimos. La seguí tejiendo en momentos álgidos y de dudas, y es extraño, pero si bien, cerré el tejido, noté que igual quedaba como abierto. Y ese es mi mensaje subliminal de hoy.

¿Es el momento de perdonar?


Esto no tiene nada que ver con mi ex relación, tiene que ver con algo que me pasó hace muchos años ya donde estaba involucrada mi hermana y su esposo.

Prefiero no dar detalles, aunque creo que ya he hablado en otras entradas de esto, pero igual es tan personal que me lo guardo, pero se trata de algo tremendo que me marcó durante muchos años y quizás de por vida.

Estuve durante mucho tiempo enojada, emputecida, resentida, triste, agobiada por ello. Y cometí muchos errores entre medio por ser pendeja, por estar perdida, por no estar realmente en contacto con todo lo que sentía. Sin embargo, luego de años de terapia, luego de volver a hablar con mi hermana el año pasado, me hace preguntarme si no será ya ahora de perdonar y de hacerlo con el corazón. Olvidar, imposible, pero ¿podré enfrentar cara a cara a aquella persona que me hizo tanto daño sin salir

Es difícil y he pasado por varias etapas, desde no querer saber nada de nada de este asunto, de sentirme presionada a perdonar rapidito, de sentir incapaz de dar vuelta la página, pasando por sentir pena de que perdí a la única hermana que tengo y de no poder estar cerca de la única sobrina que tengo y que ya a estas alturas, tendré.

Pienso en cosas futuristas, como el hecho después de tener un hijo y de que éste tenga una familia súper acotada, que las únicas tías o tías vengan del lado del futuro padre. Me da pena eso y también me da pena el no haber contado con mi hermana en momentos claves.

Sin embargo, todo pasa por algo, quizás tuvo que ser así. Por ejemplo ayer en medio de la pena por mi quiebre amoroso, acudí a mi hermana, algo impensable hace, por ejemplo, un mes atrás. Y el hecho de que me pregunte de veras si ir o no a un cumpleaños de mi sobrina, donde sé que él estará ahí, es la señal inequívoca de que quizás, sólo quizás es hora de perdonar. Algo que creo y siento me puede ayudar en el resto de mi vida.

Tal vez pueda, tal vez no, eso lo no sé, tengo que equilibrar mi vida en otros aspectos ahora. Pero están las ganas, y eso ya es un milagro.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

El proceso del duelo amoroso


Como estoy en eso, me puse a pensar en el paso a paso que implica soltar finalmente una relación significativa y todo el trabajo que implica. Yo no creo en esos proceso express que ya a la semana estai con alguien más y feliz. Cuando ha habido amor, cariño y cuando aún así la relación se acaba cuesta reponerse y seguir adelante.

Y es curioso, porque yo ya he estado ahí otras veces, pero como que no importa cuántas veces uno termine, siempre duele, la única diferencia, quizás es que con los años uno se va dando cuenta que nadie muere de amor, que el mundo sigue girando, siguen pasando cosas, solo que ahora sin él.

Primera etapa: Acá pueden involucrarse varias variables. Depende el porqué del término. O sea si hubo engaño, o mentiras, en esta etapa está patente el enojo, la ira. El “que se vaya a la mierda” o “no me importa”, la evasión de la pérdida. Si no es así, si la relación se termina porque no dio para más, casi de mutuo acuerdo, se siente un poquito de rabia (más que todo porque la cosa no resultó no contra el personaje), incredulidad de que terminó todo, pero principalmente pena, y más pena. Viene la etapa del llanto, de pensar incluso que nunca más vas a encontrar a nadie como él y que nadie te va a querer, en los casos más extremos. Yo estoy en esta etapa salvo por lo último que menciono.

Segunda etapa: La nostalgia. Terrible. La mente juega malas pasadas a veces y nos hace olvidar todo lo malo del personaje, todo lo que llevó finalmente a que hubiese un término. Recuerdas las bromas, los momentos lindos, revisas las fotos con pena. Esta es la etapa donde uno comete leseras, una, en nombre de la nostalgia, puede buscar al personaje en cuestión, (ebria en los peores casos) y hasta volver con él (para peor en muchos casos). Todo te recuerda él, desde un árbol hasta una película. Yo estoy entrando acá, y estoy muerta de miedo.

Tercera etapa: Furia rezagada. A veces puede volver el enojo y con mayor fuerza, porque o no nos buscó nunca más, o no nos contestó el teléfono o un correo. Esta es la etapa donde uno lo borra del FB, del correo del Msn (aunque hay personajes que lo hacen en la primera etapa, mi caso, por cierto, ya que fui eliminada de todas las redes sociales como si fuera una peste snif!) Acá ya uno recuerda la mierda que llevó a matar la relación, puedes sentir odio parido o simple y llana furia. Acá también es peligroso porque hay quienes empiezan a urdir planes de venganza más aún cuando te llega el rumor que él ya anda con otra (s). Por lo que ya te olvidó.

Cuarta etapa: Calentura. El cuerpo pide sexo después que ha tenido su buena cuota durante el tiempo que duró la relación. Te calientas pensando en algunos polvos, ves una película donde sale una escena de sexo y te acuerdas de él y de los orgasmos. De lo que era tocar su cuerpo y cómo el tuyo se estremecía con sus caricias. En esta etapa también se puede caer en la tentación de buscar al ex, no tanto por amor, sino más bien de caliente. Puede ser nefasto si es que hubo cariño y amor. Mala idea.

Quinta etapa: El comienzo de la conformidad. Acá ya sacudida la nostalgia, la pena y la rabia, con mirada objetiva haces un verdadero análisis de todo lo lindo y todo lo malo. Ya es posible sacar conclusiones y lecciones, de qué hacer y que no volver a hacer nunca más. Te sorprendes en esta etapa que hay días en que no te acuerdas de él y que ya no hablas tanto sobre lo que pasó, deja de ser tema.

Sexta etapa: Soltar. El tiempo es el mejor remedio para estas cosas. Hace tiempo que ya no lo ves o sabes de él y ya no es tan trágico. Incluso te das cuenta que el tipo que acaba de pasar al frente tuyo no está nadita de mal. Incluso ya piensas que en una de esas, si encuentras al tipo correcto, podrías volver a estar en pareja algún día.

Séptima etapa: El adiós final. Sientes que si te encontraras con él no te pasaría nada. Que ya pasó la vieja, que fue lindo, pero que ya es pasado y bien pisado. Le deseas en silencio lo mejor y ya la idea de que esté con otra o que sea feliz con otra, no es tan atroz, es parte de la vida. Para llegar a esta etapa, me guste o no me guste, hay que pasar por todas las anteriores. Nadie salta de la primera a la séptima como por acto de magia, ¡qué más yo quisiera!

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cuando una relación se termina


Duele como agujas en el corazón y mi relación con M, mi famoso M, terminó. Curioso que yo haya sido la que apoyó esta moción de finiquito, curioso que haya sido yo la que con el corazón apretado fuera hasta su casa para poner límites a aquello que ya me tenía enferma de pena, a sabiendas que había una alta probabilidad que él fuera incapaz de ayudarme en eso.

Aún así, fui para allá. Me presenté como un soldado que presenta su renuncia. Como alguien que con una gran certeza confiesa que ya no puede seguir así….. dos semanas buenas, luego dos semanas horribles, él sin ganas de nada y yo, esperando, siempre esperando para que él esté mejor y quiera verme.

Pensé que podía seguir el ritmo de este bailecito absurdo, pero el bailecito comenzó afectar de tal forma que comencé a ser alguien que No soy, pesimista, desilusionada de todo y de todos…. Ese fue el precio que tuve que pagar por los días buenos que tuvimos juntos, que tampoco fueran tan pocos, pero no lo suficiente como para convertirnos en una pareja feliz, que construye y que se proyecta.

En medio de sus “no puedo verte porque estoy mal”, se fueron apagando cosas en mi corazón y decidí finalizar esto antes que un día despertara, mirara alrededor y me diera cuenta que ya no quedaba nada, nada de pie, nada de ganas. Nada. Eso lo aprendí de mi anterior relación y tal como le dije, no voy a estar años aferrada a una posibilidad. No tengo ya tantos años. Y no me lo merezco.

Cuando pude sacar todo para afuera, sentí una especie de alivio. Y luego que él comenzó a hablar, sobre lo agradecido que estaba que no lo mandara a la cresta antes, que me entendía vino un largo bla, bla, bla que realmente no escuché mucho.

Cual ratoncito de laboratorio, que espera ser tomado para experimentos, esperé lo que necesitaba escuchar hace rato, y eso es que él NO puede dar más de lo que ya hay, que podía mejorar en meses, pero que no podía garantizarme nada, porque también podía ser que nunca pudiese lograrlo.

Ahí volví a escuchar y me quedé en silencio y paralizada un rato. Le dije con el corazón apretado que realmente lo mejor era terminar, dejar las cosas hasta ahí para no enlodar los momentos lindos, tal como él explicaba tan catedráticamente.

Y luego, tomé aire para hacer lo impensable. Le dije “ahora me voy a ir”, tomé mi cartera, me paré y con la vista fija en la puerta me dirigí a ella sin mirarlo ni mirar para atrás. De mi boca sólo salió un escueto y casi frío “adiós”. Abrí esa puerta, la misma que tantas veces me recibió y me fui.

Fue así que se terminó esta historia de amor. Una bien linda, no puedo negarlo. Pero una que fue truncada por su momento complicado y su incapacidad, hay que decirlo, de abrir bien su corazón. A veces esas cosas pasan, no pasan a todos, historias bellas que fueron a destiempo, que no resultaron porque uno no estuvo dispuesto amar con la guata, con las entrañas. Me ha pasado a mí, y nos pasa a todos.

A veces pienso que M vino a una misión a mi vida, a sanarme el corazón y lo hizo con sus besos y abrazos. Con las bromas y los buenos momentos. Pero también es triste pensar que esa lección no fue para usarla con él, sino que con otro. Eso duele, porque pensé que era para él…. Me equivoqué.

Tengo la tranquilidad de mente y corazón que en esta pasada di, mucho más de lo que pensé que podía dar. Amé, quise, deseé como loca y me quisieron de vuelta y me desearon, como si yo fuera la mina más rica del mundo. Me sentí su lado la mujer más linda del planeta y eso se queda con una…. No se va.

Supongo que la vida es así no más, da y luego quita, pero en medio del proceso es donde uno aprende las cosas que vino una a aprender en esta vida.
Y claro que lo voy a extrañar, más allá de la pena y un poquito la rabia de que las cosas no salieron como yo hubiese querido o como alguna vez soñé. Pero también sé que hay que aprender a soltar, a dejar ir. Quiero pensar que al final del camino va a haber alguien que me ame con la intensidad que necesito y que pueda amar de vuelta de la misma forma.

Pienso que también me extrañará y aún con pena, le deseo lo mejor, que logre realmente ser feliz, solo o con alguien más. Quiero pensar que este tiempo junto a mí también le servirá más adelante.

Sinceramente no tengo ni puta idea de lo que pueda pasar en el futuro. Sí debo indicar que medio en broma medio en serio, pienso que nuevamente perdí a mi amigo, ya que nuestra relación de años ha estado marcada por estos lapsus, por distanciamientos que nuevamente nos junta. La diferencia es que ahora tuvimos una relación, y no fuimos sólo amigos, por lo que no me atrevería a pronosticar nada.

Y sé que habrán noches donde acostada en mi cama, me preguntaré en qué estará…. Y sé que él también se preguntará lo mismo… así es el cariño que trasciende este tipo de cosas. Pero por lo pronto, la distancia es la mejor medicina para los dos, especialmente para mí.

Y sí, habrán días donde yo me cuestione esta decisión, aún sabiendo que fue lo más sabio que pude haber hecho. Y vendrá la puta nostalgia, esa que confunde y hace cometer tonteras…. Pero sé que después de eso viene la conformidad, la sensación de haber hecho bien las cosas y por último, el olvido.

Estar triste


Es como no poder respirar. Es como no poder dejar de llorar. Llorar por nada, llorar por todo. Es como no poder salir de mi cama, es como no poder dejar de mirar el techo de mi pieza y todas esas grietas en la pared. Es como divisar todas esas grietas.

Es como si el mundo se hubiese olvidado de mí. Es como si Dios y mi estrella se hubiesen olvidado de mí. Es como haberme olvidado de Dios y del mundo. Es como haberme olvidado de cómo sonreír y reír a carcajadas.

Es como haberme olvidado de cómo volver a caminar, volver a tener fuerzas, es como haber quemado por siempre mi capa de súper héroe. Como haberme olvidado de dormir exhausta en la noche, como comer bien y tener fe, de que mañana será otro día, de que todo estará bien, ¿lo estará?

Es como estar sola sin realmente estarlo, pero sintiéndome sola igual. Es como tener ganas de gritar, pero al final callándome porque no quiero preocupar mucho a nadie, mucho menos a mi familia.

Y pensar que me creía invencible, y ahora no soy más que lágrimas esperando que llegue la noche para que termine otro día más, abatida, derrotada, enferma de desilusión y de pena.

Estoy tan cansada, es como si mi cuerpo ya no diera más. Es como si de pronto todo dejara de importarme, incluso aquello que tanto me ha importado en el último tiempo, ¿para qué? ¿para quién?

Me duele pensar en mis anhelos, en mis sueños y en todo aquello que quisiera para mí. Duele menos de pronto, dejarlos ir, despedirme de ellos con el corazón apretado y sin nadie al lado que me abrace y me aliente a seguir, porque al final todo estará bien…. insisto, ¿y lo estará?

Duele menos estar furiosa con el mundo y conmigo. Siempre ha sido mi escudo, y de pronto, no sé por qué eso ya no me funciona, por lo menos, no como antes. Porque sigue volviendo esta pena horrible que me tira al piso, una y otra vez. Es como un monstruo gigante que succiona mis energías y ganas de seguir. Es como un gigante que me impide tomar aire y caminar.

Es como caer en caída libre. No tengo de qué agarrarme, aferrarme esta vez. Es como tener ganas de buscar ayuda y no ser capaz de pedir ayuda. Es no ser capaz de ver esa luz al final del camino, solo veo cosas oscuras. ¿y si no hay luz al final del camino?

Es como saber que lo tengo todo, pero que a la vez no tengo nada. Es desconocer esta parte mía tan triste, entendiendo que siempre he visto las cosas con optimismo, incluso las más terribles. Y si todo pasa por algo, ¿por qué me pasa esto? ¿para aprender qué cosa?
Es como estar, sin estar. Como dar bote, como no encontrar un espacio en este mundo.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Fantasías


Una entrada que acabo de leer me hizo pensar acerca de las fantasías eróticas. Las opciones son múltiples y soy una convencida de que todos, pero absolutamente todos tenemos un lado oscurillo cuando se trata de sexo.

Una vez incluso a mi sicóloga le hice ver mi inquietud, temerosa que las múltiples fantasías que rondan en mi cabeza (muchas de ellas bien hardcore) fueran producto de alguna enfermedad mental jajajaa, pero ella me calmó diciéndome que era normal. Respiré aliviada.

Las fantasías masculinas son más conocidas que las femeninas. Está la típica de estar con dos o más minas a la vez en la cama, la de estar con una puta, la de grabarse tirando, la de sacarse fotos etc etc etc.

Aunque nosotras somos más pudorosas a la hora de referirnos a aquello que pasa por nuestra mente, la verdad es que también imaginamos escenas similares. Está la fantasía de con estar con otra mina también, o con otro hombre y la pareja, la de ser violada, la de ser puta, actriz porno etc etc etc.

Cuando tengo sexo con mi pareja se me pasan mil ideas por la cabeza, muchas de ellas me ayudan incluso a tener un orgasmo. En algunas está él involucrado, y en otras no…. A veces las digo en voz alta, a veces me las guardo. Y lo hemos conversado, y cero rollo, porque al final, son sólo fantasías, sólo está en la mente, son inofensivas.

Pero eso es una cosa, pero una muy distinta es que yo un día llegue con otro tipo a su casa para que tiremos los tres jajajja o él llegue con una sujeta X para que hagamos un trío. Lo hemos conversado y hemos llegado a la conclusión que aquello haría mierda nuestra relación y que no vale la pena exponerla de esa forma.

Personalmente creo que post calentura, me volvería loca el recuerdo de él tirando con otra mina, me pondría celosa a morir, aún cuando esa situación yo la haya permitido. Eso sería traspasar el límite… el límite del respeto, de la confianza y el cariño a ultranza.

El otro día incluso, en medio de la lujuria “si no te quisiera, haríamos todas esas cosas”, más tarde le pregunté a qué se refería y me explicó que si a él no le importara mis sentimientos y la relación, quizás conmigo daría ese paso, pero así como eran las cosas, no.

Estoy de acuerdo con eso, aunque quizás ni así y todo lo haría. Recuerdo que hace unos años tuve esa posibilidad, esa de hacer un trío con un tipo X y su mujer. La pensé y finalmente decidí que no, supongo que me dio miedo mi estado mental, y de las implicancias que eso podría traer para mi psiquis. Creo que hice lo correcto, no me arrepiento en lo absoluto. Pensar hoy que ya estas alturas ya no hice nada de eso, tampoco me perturba ni me angustia, creo que por lo menos para mí, ya pasó la vieja.

Y ojo que no tiene nada que ver con cartuchismo ni con ser mojigata. Ni siquiera con valores, ni religión ni moral. Tiene que ver con conocerme y saber cuáles son mis límites y qué es lo que me hace mal o bien. Y por mi historia personal, eso me haría muy mal, podría ser incluso el inicio de un camino no muy bonito y yo no estoy ni ahí con andar por esos lados.

Sin duda alguna debe haber personas que lo pueden hacer y que no les pasa nada, ya sea con la pareja o con desconocidos. “Algo para contarle a los nietos”, jajaja sin duda alguna, pero yo paso, me quedo con mis fantasías y con las cochinaditas que nos decimos y susurramos en la cama. Son mis afrodisíacos, pero sé que deben permanecer en mi mente.

Mi día “D”


D como de definitivo, como de Divorcio. Señores y señoras, al parecer (digo al parecer porque han pasado cosas antes que lo han impedido) mañana es el día de mi divorcio. O sea, el día en que junto a mi ex marido y los testigos respectivos acudimos hasta el tribunal de familia para dar término a algo que en la práctico se terminó hace años ya (4 para ser exacta) en la prácticas, pero que en el papel sigue vigente.

Reconozco que estoy algo nerviosa, porque la última vez que fuimos para allá tuve un canapé de cómo es el asunto. Espera eterna en el pasillo, junto al que fue mi marido, junto al testigo suyo, un amigo de él que me odia…. No muy cómodo que digamos.

Luego se entra a una sala fría, igualita a la de las películas gringas, con un juez o jueza en el centro, con martillo en mano. Yo a un lado con mi abogado y él al otro lado con su abogado. El o la juez pregunta cosas insólitas, como si testificamos que realmente estamos casados jajajja, y la confirmación si es que realmente queremos el divorcio o si hay alguna posibilidad de reconciliación. Uf! Suena imbécil, pero he sabido de personas que en ese minuto se arrepienten…

El o la juez lee la razón de la solicitud del divorcio (diferencias irreconciliables en nuestro caso) y luego hace pasar a los testigos a los que se les pregunta otras cosas insólitas, como si confirma que estamos separados de hecho, que vivimos en casas separadas. Como si eso fuera poco también pregunta si testifica que no ha habido ninguna reincidencia…. Jajaajja Dios mío.

Hasta ahí llegamos la otra vez porque estúpidamente nos faltaban como dos meses desde que notificamos que nos habíamos separado de hecho ante notaría, siendo que ese trámite lo hicimos tarde porque en verdad nos habíamos separado mucho antes, pero eso da igual, el papel es lo que vale, da lo mismo la palabra de uno. El divorcio, a la chilena.. ustedes saben, pura burocracia… sólo me queda imaginar cómo debe ser cuando es unilateral…

Incluso el juez hace preguntas de fechas jajaja, con suerte me acuerdo ya de la fecha en que nos casamos y en que nos separamos.
Como verán es un trago amargo, es como retroceder 100 años en la escala de mi evolución. Es como volver a retomar por un rato una historia antigua que ya ni me define, pero que es necesario poner fin legalmente. Es estresante, creo que incluso para los testigos. Una lata, pero que hay que hacer.

Ambos hemos rehecho nuestras vidas y dejado nuestro recuerdo en el pasado. Espero que eso ayude para que no haya tanta mala onda. Debe ser terrible encontrarse con el ex llena de rabia, resentimiento… creo que no es el caso, y eso pasa porque ha pasado mucho tiempo. Quizás inconscientemente pateamos este trámite por lo mismo. No lo sé.

En honor a este día tan emblemático, el otro día me puse a hurguetear (literalmente) en mi maleta de los recuerdos. Ahí me encontré con la libreta de matrimonio empolvada, el parte de matrimonio, y un par de cartas de amor eterno de él hacia mí. Melosas como pocas, algo infantiles, donde retrataban o describían a una Jessica que NO existe y que probablemente sólo existió en su cabeza. Él quería que yo fuera una princesa inmaculada, su salvadora de todas sus penas y desilusiones del amor. Él se inventó el caballo y todo eso…. Yo creo que me amó, pero más amó aquello que quiso que yo fuera, más que amarme a mí…. Poco o nada me conoció. Por lo mismo, las veces que nos hemos encontrado para este mismo asunto, he tenido la sensación de que somos dos extraños. Yo tampoco nunca lo conocí.

Lamento profundamente todos los errores que cometí estando casada con él. Si pudiera retroceder el tiempo, me habría abstenido de hacer muchas leseras, pero también pienso que era parte mi de proceso, parte de la lección, sólo que lamentablemente a él le tocó estar con esa parte de mi vida donde yo estaba perdida, donde era pendeja e inconsciente. Si es que tuve que pagar por mis errores, yo ya pagué mi deuda con la vida en ese sentido, ya me perdoné y de paso lo perdoné a él también….

Porque hay que aclarar que él tampoco era el marido ideal, nunca me escuchó y nunca se dio el tiempo de mirar bien, pero muy bien a la mujer con la que dormía todas las noches. Prefirió la fantasía.
Yo lo quise, por su puesto que sí, por algo me casé con él, pero era de esos amores de cabra chica, que se los lleva el menor viento. Como sea, mañana es el día. Espero!

lunes, 19 de septiembre de 2011

Sexo casual


Ahora le llaman one night stand o touch and go, pero es la misma cuestión ahora con nombres gringos que suenan al oído mucho más glamorosos que acostarse con alguien una sola noche y no verlo nunca más. Pero es lo mismo.

Está de moda el famoso touch and go. Todos hablan de eso, los programas femeninos, las publicaciones etc, pero la verdad es que se viene practicando desde hace siglos jajajaa, la diferencia, supongo, está en que ahora el hecho que las mujeres también lo hagan (aunque siempre lo han hecho, sino ¿con quién se acostaban los hombres antes?) el asunto reside eb que está más validado socialmente. O sea, una ya lo puede contar sin ser tachada de maraca, por lo menos no en tu cara, otro cuento es lo que se dice a tus espaldas.

El otro día escuchaba en un programa femenino donde llamaron dos extremos. Una mina decía que lo practicaba desde hacía 6 años, que se acostaba con unos tres tipos distintos al mes y que nunca se enganchaba con ninguno. Después llamó otra tipa que decía que ella nunca lo había practicado y que creía que jamás lo haría porque eso era de niñita suelta. Dicho sea de paso, pololeaba hacía siglos y él sujeto ha sido el único hombre con el que ha tirado en toda su vida.

No sé en verdad cuál es el caso que me da más pavor jajaja, pero creo que ningún extremo es bueno, ni la mina que se acuesta a cada rato con hombres distintos, ni la mojigata que se sonroja al pensar que la mujer puede tener sexo sin amor y de paso, juzga. Uf! Creo que si tuviera que elegir me quedo con la caliente jajjaaj. En fin.

El asunto es que me puse a pensar y a recordar y me di cuenta que yo nunca he tenido un touch and go, o sea, una sola vez me metí con un tipo que era tan malo en la cama que nunca más lo vi, pero así como tener amantes distintos a cada rato, no. He tenido sexo casual, pero me he repetido el plato varias veces con ese mismo hombre. Incluso con uno estuve así durante unos dos años, con idas y venidas, claramente.

Supongo que a mis 31 años, puedo concluir que el touch and go no va mucho conmigo. Lo que no significa que no le funcione a otras. Yo no juzgo. Pero es que me pasa que casi siempre los primeros encuentros nunca son tan buenos, como los que siguen…. Para mí el sexo y tener buen sexo con otra persona, demora su tiempo, conocer al otro y que el otro te conozca a ti, yo creo que por ahí va el rollo.

Además que he concluido con los años que el sexo sin sentido te deja al final vacío. Después del orgasmo, quedas así como….. ¿???? No hay mucho de qué hablar y es verdad eso que dan ganas de vestirse e irse.

Hoy prefiero mil veces tener sexo con sentido, es mucho más divertido, hace mejor para el cuerpo y también para el alma. Y no es de mojigata, ¡para nada! Es por una cuestión de saber bien qué es lo que me hace mejor. Ahora, si no tuviera pareja estable mmmmm, probablemente si fuera por saciar el deseo sexual, me buscaría a un sex buddy jajaja, más que a varios tipos distintos cada semana.

jueves, 15 de septiembre de 2011

El amor de mi vida


Nosotras, las mujeres, somos buenas para ponerle este título tremendo a algún sujeto o a alguna relación que nos marcó, se supone que para siempre. Lo curioso es que muchas veces se trata de una relación que no funcionó, donde sufrimos harto y dimos hasta lo que teníamos.

En otras ocasiones, más felices y afortunadas, le damos este título a la pareja que nos acompaña y que efectivamente nos hace feliz y con el que incluso sentamos cabeza y formamos familia.

Estuve pensando en esto del “amor” de mi vida y llegué a la conclusión que es una soberana mierda jajajaja, con un poco de duda siempre eso sí, ya que soy de la generación Candy y Hollywood, imposible zafarse completamente de la idea de que sólo hay un hombre para una, que sufrir es parte del proceso, pero que a la larga habrá un final feliz.

Sobre que es un error andar colocando estos títulos me lo vino a confirmar un sicólogo el otro día que hablaba por la tele que dijo lo siguiente “uno no ama una sola vez en la vida. Uno ama cuántas veces uno esté dispuesto a amar y a abrir el corazón”, por lo que mi teoría de que el amor no sólo es un sentimiento, sino que también una decisión, se me hizo más sólida.

También hablaba de que era bien extremo el colocarle al otro “el amor de mi vida”, porque si esa relación llegaba a no resultar uno, además de sentirse podrido, uno sentía que con esa persona se iba efectivamente el amor PARA SIEMPRE, que una nunca iba a poder amar a nadie más y lo que es peor, nadie más te iba a poder volver a amar. Por lo que aconsejaba a no poner todos nuestros huevos en una relación amorosa. Sabio, lógico, pero difícil de conseguir, especialmente para nosotras.

A lo largo de la vida, a mí también me han dado ese título. La última vez que lo escuché fue de boca de mi ex, que incluso lo mantuvo hasta el final, independiente de que lo de nosotros no resultara. Para ser honesta, bien honesta, él fue el último hombre al que le dije que él también era y siempre sería el gran amor de mi vida. Cumple con todos los requisitos, un amor fulminante, fogoso en sus inicios, con muchos altos y bajos, con muchos recuerdos, algunos muy felices otros terriblemente dolorosos. Quizás por lo mismo, cada vez que peleábamos o hacíamos un simulacro de término, me dolía hasta el pelo, porque claro… si él se iba, se iba mi corazón con él ¿y qué hacía con el espacio enorme que se instalaba en mi pecho?

Pero hoy las cosas son diferentes, o más bien, yo soy diferente. Me cargan los “por siempre” o los “nunca más”, sé que, aunque no me guste, nada dura para siempre. Nada. Todo va cambiando, mutando, transformándose. Lo que no significa que no crea que una relación no pueda durar por muchos años, sino que simplemente es imposible pretender que se mantenga estática en sus primeros meses. La gracia está en cuidarla y trabajar en ella, eso sí POR SIEMPRE.

Soy una convencida de que uno puede amar realmente cuántas veces una esté dispuesta a amar. Mi relación de pareja actual es prueba de ello. Nunca pensé abrir tanto mi corazón, de hecho, eso me pilló desprevenida, venía con el corazón medio herido, cansado, escéptico y esquivo. Yo, de veras, espero que lo nuestro resulte y que estemos por mucho tiempo más, pero si no, quiero recordar que mi capacidad de amar se queda conmigo.

Cómo nos cambia la vida…


Hace poco que me incorporé al mundo Facebook. De hecho lo evité hasta que simplemente no pude más (por un tema laboral más que todo). Me demoré en caer en esta red social porque sé que es para puro sapear jajaajajja, de hecho, una vez leí un estudio de hace unos años que decía que buscar al o a la ex, era una de las cosas que más se hacían en FB y cómo no, si la tentación es tan grande….

En estas semanas en FB me ha la llamado la atención algunas cosas que aún no logro comprender (capaz que después igual las haga jaja nadie lo sabe), siendo una de ellas, los mensajes de amor y pasión eterna que se dejan las parejas en el Muro, donde todos los podemos leer. ¿Para qué? Jajjja yo creo que es como marcar territorio algo así, lo mismo que poner que uno está en una relación con fulanito de tal y color más encima en la foto de perfil una foto romanticona de los dos. Uf!

Yo lo único que he hecho hasta ahora es poner que estoy en una relación (una afirmación que viene junto a un corazón ridículo al lado jajaja), y sólo lo hice porque M lo hizo, de lo contrario, la verdad es que no sé.

Me llama la atención la gente que escribe todo lo que hace onda, “cocinando”, “comiendo”, “tengo frío”, etc etc etc jajaja, chistoso igual, se parece un poco al fenómeno Nick del Msn donde cuando recién partió la gente ponía párrafos enteros en él acerca de su estado de ánimo. En fin, cada uno es feliz como puede no más.

El tema que más me ha enganchado eso sí es justamente sapear, pero no en mala, onda para reírme, sino para saber qué fue de gente que conocí en el colegio o en la U … y sí ya busqué al ex desgraciado o a la mina que me caía mal etc jajaajaaj.

En mi navegación me he encontrado con sorpresas, como compañeras y amigas del colegio con las que nunca más tuve contacto que hoy viven en China, Perú, Alemania etc. Algunas casadas, muchas con guaguas, unas bien lindas, por cierto.

Y lo mismo gente de la U. Algunos parecieran que ha pasado ni una semana desde que los vi por última vez…. Misma cara, misma ropa, mismo estilo. Increíble, me pregunto si yo he cambiado mucho…. Mmmm yo creo que sí, especialmente en el color del pelo.

Me he sorprendido pensando “oh, y pensar que ella nunca pololeaba” jajaja y ahí la veía con tres hijos, súper casada…. O también viendo a la bakán del curso, la top, viéndose igual de bakán y top, o la nerd, viéndose igual de pava, sólo con unos años más jajaajjaj. Hay cosas que no cambian.

Pucha, mi vida también ha sufrido hartos cambios, quizás no se notan en FB, porque hace muy poco que lo integro, de haberlo hecho antes jajajja Dios! Mucha fotos, muchos cambios.

Igual para ser bien sincera, no puedo dejar de sentir un poquito de envidia por aquellas que ya han sido mamás (algunas más de una vez), eso me queda pendiente en mi vida. Pero por mientras yo aparezco con mi Marley en mis fotos de perfil…. Ajajajaja.

martes, 13 de septiembre de 2011

Gorreá


Anoche haciendo zapping me encontré con un programa curioso por decirlo de alguna forma. Se llamaba “Cheaters” (infieles) y era una especie de docu reality donde una persona (mujer principalmente) acudía hasta este programa porque pensaba que le estaban poniendo el gorro. Entonces ellos con investigadores privados seguían al sujeto en cuestión y lo desenmascaraban ¡y en mala! Onda iban con la mujer gorreada y lo pillaban con las manos en la masa, literalmente. Allí ella lo insultaba, le pegaba hasta en los casos más dramáticos y se resolvía el caso. ¡Uf!

Eso me hizo pensar en la infidelidad o más bien lo que debe sentirse cuando te son infiel. No sé si he tenido suerte, buen ojo o porque no he estado con alguien durante más de 5 años (mmm aunque no hay plazo para ser infiel), pero hasta donde sé a mí nunca me han puesto el gorro. Bueno, no pondría mis manos al fuego tampoco, pero nunca he sospechado de ninguno de mis ex parejas, no sé lo que es sentir esa sospecha terrible, ni he visto a ninguno en llamadas raras o salidas extrañas e inexplicables.

No conozco el dolor que implica enterarse que la persona que uno ama y quien uno confía, te traiciona de esa manera. Y para ser honesta, no tengo pretensiones de averiguarlo tampoco.

Pero sí he estado al otro lado, he sido la “cheater” y por lo mismo, sé todo lo que hay que mentir y cranear para ser infiel. Serlo sólo una vez o de manera casual involucra una serie de mentiras que van desde donde estuviste toda la tarde, pasando por decir que estuviste con una amiga que nunca estuvo contigo, hasta declaraciones de que nunca mentirías.

Ser infiel de manera reiterada con una o más personas en una relación es aún peor. Involucran más mentiras, y lo que es peor, alevosía e intencionalidad, por lo que si te pillan casi nada puede ser usado en tu defensa… ni siquiera sirve mucho los clásicos “es que me sentía sola” o “no es lo que parece” jajaja por favor, jamás usar esa última frase es demasiado patética cuando te pillan empelota con alguien.

Es heavy pero cuando te son infiel una vez, creo que uno siempre sospecha o teme que de nuevo te lo vayan a ser, ya sea la persona que te fue infiel o una nueva pareja. Como que quedas traumatizada, y es lógico que así pase. Por lo mismo ruego nunca estar en esa posición. Conozco casos terribles y que de veras me dan qué pensar, de amigas que de las 3 veces que han pololeado, tres veces ellos se han ido con otra o las han gorreado.

¿Será que hay mujeres que tienen un ojo de águila a la hora de buscar a ciertos hombres que tienen la tendencia de engañar? ¿Será que hay hombres más infieles que otros? Mmmm yo, la verdad es que pienso que todo podemos ser infieles, o sea, la fidelidad, más que un valor encuentro que es una decisión que se vuelve confirmar todos los días. La fidelidad es una cosa de voluntad, de ser leal con la persona que estás, porque tentaciones siempre hay, y en todas partes, en la pega, en la calle, en un pub, en todas partes, nadie está libre de eso.

Pero sí creo que hay tipos que son más proclives a engañar. Lo mismo que las mujeres. No es que tengan un gen jajaja ni que hayan nacido así, creo que tiene que ver con las historias de vida de cada uno y cómo se lídea con el compromiso emocional y afectivo con el otro. Hay hombres y mujeres que les da pavor conectarse muy íntimamente con el otro por lo que engañar a la pareja pareciera ser algo que está a la mano. Bueno no sé, son ideas que tengo…

Mi historia de vida está marcada de alguna forma por la infidelidad reiterada de mi padre. Mi mamá debió haber sufrido terriblemente. No sé cuántas veces lo habrá hecho, pero sé de por lo menos una en particular que ocurrió cuando tenía unos 12 años. Fue con una compañera de trabajo. Y duró su tiempo. Mi hermana fue la que lo acusó y ahí quedó la cagá. Sé que mi madre le pidió a mi papá que se fuera de la casa si es que estaba enamorado de su amante. Y adivinen…. Mi papá nunca se fue y mi mamá lo perdonó, o por lo menos eso es lo que creo.

Siempre me dije que algo así nunca me pasaría, que yo nunca sería como mi madre en ese sentido, de estar con un hombre gorrero y machista. Quizás es justamente esta predicción auto cumplida me ha permitido fijarme y emparejarme con hombres que intuyo que no me engañarán.

Ahora esta situación podría haber sido enfrentada de otro modo, es decir una persona podría haber optado por la posición de víctima y justamente tender a buscar hombres parecidos al padre… pero bueno, fue todo lo contrario en mi caso, yo fui la que me convertí en mi padre. Heavy eso.

Para las que han sido víctimas de infidelidad, les digo, por si sirve de algún consuelo, que ser infiel te pasa la cuenta en algún momento. Nadie es tan inconsciente como para engañar a quien se dice amar y salir mental y emocionalmente ileso. En algún punto todo lo que engañaste o mentiste se te viene en contra, y aparece la culpa, el dolor, el arrepentimiento y el saber que no se puede retroceder el tiempo ni compensar lo que hiciste... eso es realmente terrible. Y les digo que no hay polvo ni cacha que lo valga. Yo ya aprendí esa lección y quizás debí pasar por eso para entenderlo bien. Por lo mismo dudo mucho que yo vaya a ser infiel de nuevo, lo que queda después es muy heavy y se requieren de años de terapia para sacudirte de todo aquello ¡No gracias!

Ahora, como todo en la vida, no todo es blanco o negro. No es onda.. ah fuiste infiel, eres malo…. O siempre lo serás o…. fue un error . Mi matrimonio si bien se terminó por 800 razones, una de ellas fue porque me enamoré del que era mi amante.

Ese amante se convirtió en mi pareja y con él estuve durante 3 años. No funcionó después de todo, pero fue una experiencia que me ayudó a crecer. Y de esa infidelidad no me arrepiento, aún entendiendo que lo que debí haber hecho fue haberme separado y después haber iniciado una nueva relación. Lecciones, más lecciones.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Dar con el corazón


Hace unos días tuve una conversación reveladora con Paris, una conversación que me iluminó, una conversación que venía esperando hace tanto tanto, que ya pensaba que nunca se daría. Curioso que se haya dado en este momento.

La misma mujer que por años me dijo que no hay que entregarse tanto en una relación, la misma que me inculcó (sin malas intenciones, estoy segura) que fuera más desconfiada y que diera menos para no pasarla mal, de pronto me hacía un llamado a hacer todo lo contrario.

Me hizo un llamado a soltar y a dar, pero desde el corazón, no desde la idea de dar harto para ver si recibo harto. Me aconsejó a no rendirme si es que veía que lo que tenía, si es que lo había logrado construir con M, valía la pena, sin importar los momentos difíciles, independiente de que a veces fuera complicado y requiriera de un esfuerzo adicional. Me invitó a poner las cosas en una balanza para deducir de una buena vez si es que este hombre que tenía al lado lo valía. Si valía lo que podía entregarle, si valía la espera.

Y ahí como un acto de magia lo supe como una certeza de fuego. O sea, siempre lo he sabido, pero no faltaban las dudas, las faltas de energía, las incertidumbres. El que Paris, mi madre, me lo dijera tuvo un impacto en mi corazón y sanó varias cosas. Ella no tiene la menor idea de esto, pero si se enterara seguramente se emocionaría.

Hay que entregar amor, comprensión y compañía desde el corazón, de otra forma, molesta, siempre duele. Y lo he practicado estos días y es increíble cómo energiza y como se fortalecen los sentimientos. Incluso la relación se fortalece, sin tener que decir nada. Es algo que se siente en el aire.

No hay relaciones perfectas. Todas, pero todas, tienen sus “peros”. Y no podemos tenerlo todo, qué más me gustaría que fuera así, pero no se puede. Tampoco se puede esperar que esa relación tenga lo que había en alguna pasada. Todas las relaciones son distintas, y cada una tiene sus cosas hermosas.

En esta particularmente hay muchas cosas bellas. Cosas que me hacen sonreír por las mañanas y que me hacen dormir plácidamente por las noches, tranquila, sin sobresaltos. Entre los dos hay una confianza y un cariño que ya se quisieran muchas parejas. Un entendimiento en todo sentido, desde el humor freak, pasando por asuntos valóricos e importantes de la vida hasta asuntos sexuales, entendiendo esto último como el resultado de los mencionado anteriormente.

Tenemos nuestro “coa” como él me dijo la otra vez, un lenguaje que sólo él y yo entendemos. Un mundo paralelo que es de los dos. Y eso es tan lindo. Y más lindo el saber que con nadie se ha reído tanto que conmigo. La risa en pareja esa algo súper importante, aunque poco se habla de esto, siempre se habla del amor y el sexo. Pero sin humor ninguna de estas dos cosas puede subsistir por mucho tiempo. Nos reímos de nosotros mismos, nos reímos del mundo (en buena), nos reímos y reímos.

Nos queremos. Nos cuidamos, pero en libertad, entendiendo que el otro puede estar cometiendo un tremendo error, que uno sólo puede advertir, pero no impedir.
Hay días difíciles, sí. Pero hay días bellos. Yo estoy con él en honor a ambos días.

Esa cosa llamada intuición


Mi guata no me falla. Ese cosquilleo muy especial que siento cuando estoy ante una situación que me tinca. No sé cómo describirla bien, es sólo una sensación física y mental de que es “ese” el camino que debo tomar o es “eso” lo que debo hacer o decir. Y cuando no lo siento, es heavy, pero como que me es imposible avanzar. Porque para hacerlo necesito sentirlo en mi guata.

Pocos me entienden cuando lo comento, siempre está eso ¿y si te equivocas? Pero, rara vez mi intuición se equivoca. Me pasa con las personas también, aunque ahí como que mi buen ojo suele confundirse, porque hay gente muy buena para mentir o derechamente hacer el o la gueona jajajajaa, pero cuando se trata de situaciones puntuales, suelo ser certera.

Y hoy, después de mucho pedirle al universo una señal, algo para orientarme, me la dio en el momento preciso. Y quedé para adentro, supe ahí mismo que es ahí donde yo debo estar. Ahora, puede que al final el destino quiera otra cosa nada que ver. Y me pongo en manos nuevamente de las estrellas, los astros y del azar. Porque la vida tiene mucho de eso, uno no puede controlarlo todo. Lo bueno es que en serio creo eso de “todo pasa por algo”. Y vaya que hoy lo reafirmé.
Así es que nada… sólo queda esperar por la última GRAN señal. Por mientras a disfrutar que HOY ES VIERNES JO JO JO.

martes, 6 de septiembre de 2011

Hacer lo que uno ama


Cuando salí de la U no tenía idea qué es lo que quería hacer de mi vida, o sea sabía que quería trabajar de periodista (por algo estudié la carrera), pero no tenía idea en qué especializarme.

Partí en lo que me pareció más afín con mis intereses: entretención y farándula. Lo hice porque recuerdo que cuando era chica, hacía mis columnas y críticas personales del Festival de Viña jajajaja, en mi máquina de escribir Olivetti (uuu ahí se me cayó el carnet). Ahí estuve hartos años, persiguiendo a famosillos para sacarles cuñas, entrevistándolos, pasando largas horas con frío esperando a que algún personaje dijera algo, hasta altas horas en una discoteca para ver un desfile de siliconas… pega sacrificada, aunque muchos crean que es súper chori y entretenida. O sea, tiene sus momentos, pero es demandante y lo que es peor, tan poco valorada, porque cuando uno dice que es periodista de farándula, pocos te toman en serio.

Recuerdo que entre medio de una crisis vocacional, llegué a hacer relaciones públicas de una empresa de ingeniería. Ahí aprendí sobre sistemas de control, los controles de calidad y cosas muy ajenas a lo que en verdad era. Fue una experiencia más que rescato porque ahí en medio de cosas frías encontré a dos grandes amigas con las que hablo hasta hoy.

Luego, recuerdo que volví a farandulandia un tiempo hasta nuevamente me harté, esta vez en serio y llegué a otro mundo nuevo que me pareció interesante: el mundo femenino. El mundo del amor, el sexo, la moda y la belleza. Me di cuenta que me gustaba la pega, pero no el lugar donde estaba, plagado de gente mala onda, cizañera, un mundo sin sentido. Volví a partir con otro sueño esta vez, desconectarme del mundo e irme a Los Vilos a poner una tiendita de ropa.

Trabajé en ese sueño unos meses, pero el destino quiso otra cosa, el destino quiso que volviera al mundo del periodismo y le hice caso. Fue así como los astros se juntaron y me hicieron llegar a la revista. Fue mágica mi llegada, una oportunidad entregada por el universo, un llamado.

Mi estadía ahí fue de unos 8 meses, y logré lo que no pude lograr en 6 años en mi anterior pega, lo que nunca pude entender en mi extenso paso por la farándula. Hice bonitos lazos de amistad con algunos compañeros, aprendí a lidiar mejor con el estrés y con gente nefasta. Casi nunca volví a casa con ganas de llorar o mandar todo a la mierda, generalmente volvía tranquila, cansada, pero con la sensación de haber aportado.

Pero hoy me doy cuenta que la lección más grande que logré comprender, la razón por la que llegué ahí fue para que yo pudiese por fin saber desde la guata qué es lo que me gustaba, qué es lo que amaba hacer, a qué me quería dedicar profesionalmente.

Y eso es al mundo de la mujer, me encanta hacer notas relacionadas a temas que nos conciernen directamente, cosas que nos pasan todos los días, preguntas, inquietudes, penas, alegrías. Eso es lo que me mueve, esa es mi vocación, ese es mi llamado. Ese es el camino que pretendo seguir.
Cuesta darse cuenta a qué uno vino en parte a este mundo, supongo que soy una bendecida de darme cuenta a tiempo, porque hay quienes nunca se enteran.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Sorpresas en el sexo


Un poco de frivolidad en momentos difíciles nunca está de más.

Me encanta el sexo, lo digo sin vergüenza ni tampoco con doble lectura (onda que me considero una sex machine o hipersexual), soy una simple mujer que disfruta del acto sexual con su pareja. Soy hoy una convencida de que no hay nada que supere el sexo con cariño, el sexo con alguien quien uno confía y quiere. El sexo casual creo que es rico (también lo he practicado) pero cuando hay sentimientos de por medio, por lo menos en mi caso, hace que sea aún más magistral.

Sin embargo, por experiencia, sé también que el sexo puede comenzar a volverse monótono, por mucha lujuria y pasión que exista. Mal que mal es el mismo cuerpo, uno comienza a aprenderse de memoria el repertorio que enciende al otro y el otro a la vez comienza a aprender qué teclas tocar para incendiarla a una. Esa es la parte linda del sexo con amor, pero también es una cara dos chapas porque al final, tanto de eso, termina por volverlo todo, monótono y por ende, aburrido.

Aclaro que yo no me he aburrido en lo absoluto y que me encanta el menú sexual que tengo con mi pareja. Por el momento las mismas palabras y actos me siguen calentando, pero creo que nunca está de más aplicar alguna sorpresilla. Creo que lo mejor es no tirar toda la carne a la parilla, no mostrar todos los trucos en una noche, sino que reservar, siempre reservar.

Me di cuenta del impacto que puede provocar una linda lencería, ni tan tierna ni tan guarra jajajja (a todo esto, no es fácil embutirse en esos corsés, hoy admiro a las chiquillas que tienen que hacerlo continuamente, es una verdadero arte), lo que puede provocar un cambio de look en la zona íntima… otra destreza si lo haces sola acompañada solo de un espejo o lo que incluso puede provocar una palabra tierna y amorosa en medio de, algo que el otro no se esperaba, algo que hace que aumente la pasión. A mí me funciona eso.

Me doy cuenta que todo está en la confianza, porque estoy segura que deben haber muchas mujeres que les gustaría realizar la fantasía de la puta o la violación o lo que sea, pero no se atreven por miedo a ser tachadas de fáciles o derechamente locas por la pareja. Lo mismo pasa con aquellas que estamos dotadas de más curvas, y por lo mismo, temen hacer el ridículo con una ropa sexy o peor aún, temen ser rechazadas por el otro. Pero yo les digo a todas ellas, que eso ES IMPOSIBLE, y si pasa algo semejante, hay que pescar las pilchitas y mandarse a cambiar.

Soy una convencida que todas podemos ser sensuales y eróticas, da lo mismo tener un rollito más o menos. Da lo mismo la celulitis o las famosas estrías. Todas podemos vernos deseables y apetecibles ante el otro, al final, es cuestión de actitud.

El sexo es rico, y tiene que serlo. Y si una siente que no lo es lo suficiente hay que ser mujercita y comentárselo a la pareja, mal que mal, la cosa es de a dos ¿no?

La muerte


Qué rara y misteriosa es. Hacía días que no escribía acá absorta en mis cosas, mis incertidumbres, mis sentimientos e ideas…… cosas en mi cabeza que fueron interrumpidas el viernes cuando con asombro me enteré de casualidad en casa de M de la noticia de la caída del avión de la FACH, con 21 pasajeros, entre ellos, Felipe Camiroaga.

Para ser bien sincera, nunca me cayó muy bien Camiroaga, lo digo como personaje televisivo, porque nunca lo llegué a conocer en persona, tampoco me tocó entrevistarlo. Pero lo encontraba medio egocéntrico y pinta monos, pero reconocía que todo el mundo lo amaba y eso me quedó súper claro con los gestos de personas anónimas que lo han llorado como si fuera un pariente cercano.

Me impactó el poder de la tele, el poder que tiene un personaje de tele, más aún, un rostro importante de la televisión. Wow… que responsabilidad de aquellos que se paran todos los días delante de la pantalla.

Cuando me enteré que no habían sobrevivientes la noche del sábado fue como “no puedo creerlo, Camiroaga está muerto”, y pensé en sus familiares, y en los familiares del resto de los otros 20 pasajeros. Cuánto dolor, qué muerte más terrible… más aún si es que existe la gran posibilidad de que sus cuerpos no puedan ser encontrados. Debe ser terrible, no poder enterrar y despedirse bien de un ser querido, siempre estará esa angustia, esa incertidumbre. Ojalá que puedan encontrar la más cantidad posible.

Todo esto me ha hecho pensar en la muerte, algo que pareciera tan lejano a mis 31 años. Pero Camiroaga iba a cumplir 45… supongo que en su mapa mental tampoco estaba morirse tan joven y mucho menos de esa manera.

Dicen que el accidente fue tan rápido que nadie tuvo tiempo para reaccionar. Seguramente fueron segundos y seguramente la muerte fue inmediata (por un lado, ojalá haya sido así). Porque me pregunté qué cosas uno podría pensar si sabes que vas a morir, que la muerte está al otro lado la esquina…. ¿Los momentos lindos de la vida?, ¿aquello que no hiciste o no dijiste?, ¿aquello que dejaste inconcluso? ¿en tus seres queridos?… no lo sé.

¿Y qué sentido tiene morirse así? Supongo que necesitamos buscarle un sentido, una razón para no trastornarnos o para no maldecir a Dios o al destino. Soy una convencida de que hay mucho de destino en la muerte, es como si a uno le llegó la hora, da lo mismo lo que uno haga, la muerte igual te encontrará.

¿Y qué pasa después? No tengo idea y qué ganas de saberlo. Justamente el viernes estaba viendo en el matinal de Canal 13 un reportaje sobre la reencarnación donde expertos hablaban de que uno podía evolucionar desde una planta, un animal o hasta un insecto. Que en todas las vidas nos íbamos encontrando con las mismas personas y que en todas las vidas se nos iban presentando los mismos problemas hasta que los pudiésemos solucionar o aprender la lección que vinimos a aprender en este mundo. Unos se demoran más que otros, eso está claro.

Decidí que quiero creer en eso. Que esta vida es tan sólo un paso, no es como que nacimos, vivimos, nos morimos y chao. Eso es muy triste, siento que volvemos una y otra vez. Siento que esta idea nos ayuda a entender la muerte y mitiga el dolor que implica la partida de un ser querido, porque así podemos guardar la esperanza de que esa persona que hoy ya no está, la volveremos a ver más adelante.

Y pienso otra cosa, que la vida es demasiado frágil como para tomarla a la ligera y no hacer lo que tenemos que hacer por miedo, pereza o desilusión. Que la vida es un regalo y que hay que aprovecharla al máximo, cosa que si nos toca partir de esta vida de manera abrupta, no nos quede en el alma que dejamos demasiadas cosas sin hacer, que debimos amar más, pelear más, abrazar o besar más. En eso estoy…