miércoles, 28 de septiembre de 2011

El proceso del duelo amoroso


Como estoy en eso, me puse a pensar en el paso a paso que implica soltar finalmente una relación significativa y todo el trabajo que implica. Yo no creo en esos proceso express que ya a la semana estai con alguien más y feliz. Cuando ha habido amor, cariño y cuando aún así la relación se acaba cuesta reponerse y seguir adelante.

Y es curioso, porque yo ya he estado ahí otras veces, pero como que no importa cuántas veces uno termine, siempre duele, la única diferencia, quizás es que con los años uno se va dando cuenta que nadie muere de amor, que el mundo sigue girando, siguen pasando cosas, solo que ahora sin él.

Primera etapa: Acá pueden involucrarse varias variables. Depende el porqué del término. O sea si hubo engaño, o mentiras, en esta etapa está patente el enojo, la ira. El “que se vaya a la mierda” o “no me importa”, la evasión de la pérdida. Si no es así, si la relación se termina porque no dio para más, casi de mutuo acuerdo, se siente un poquito de rabia (más que todo porque la cosa no resultó no contra el personaje), incredulidad de que terminó todo, pero principalmente pena, y más pena. Viene la etapa del llanto, de pensar incluso que nunca más vas a encontrar a nadie como él y que nadie te va a querer, en los casos más extremos. Yo estoy en esta etapa salvo por lo último que menciono.

Segunda etapa: La nostalgia. Terrible. La mente juega malas pasadas a veces y nos hace olvidar todo lo malo del personaje, todo lo que llevó finalmente a que hubiese un término. Recuerdas las bromas, los momentos lindos, revisas las fotos con pena. Esta es la etapa donde uno comete leseras, una, en nombre de la nostalgia, puede buscar al personaje en cuestión, (ebria en los peores casos) y hasta volver con él (para peor en muchos casos). Todo te recuerda él, desde un árbol hasta una película. Yo estoy entrando acá, y estoy muerta de miedo.

Tercera etapa: Furia rezagada. A veces puede volver el enojo y con mayor fuerza, porque o no nos buscó nunca más, o no nos contestó el teléfono o un correo. Esta es la etapa donde uno lo borra del FB, del correo del Msn (aunque hay personajes que lo hacen en la primera etapa, mi caso, por cierto, ya que fui eliminada de todas las redes sociales como si fuera una peste snif!) Acá ya uno recuerda la mierda que llevó a matar la relación, puedes sentir odio parido o simple y llana furia. Acá también es peligroso porque hay quienes empiezan a urdir planes de venganza más aún cuando te llega el rumor que él ya anda con otra (s). Por lo que ya te olvidó.

Cuarta etapa: Calentura. El cuerpo pide sexo después que ha tenido su buena cuota durante el tiempo que duró la relación. Te calientas pensando en algunos polvos, ves una película donde sale una escena de sexo y te acuerdas de él y de los orgasmos. De lo que era tocar su cuerpo y cómo el tuyo se estremecía con sus caricias. En esta etapa también se puede caer en la tentación de buscar al ex, no tanto por amor, sino más bien de caliente. Puede ser nefasto si es que hubo cariño y amor. Mala idea.

Quinta etapa: El comienzo de la conformidad. Acá ya sacudida la nostalgia, la pena y la rabia, con mirada objetiva haces un verdadero análisis de todo lo lindo y todo lo malo. Ya es posible sacar conclusiones y lecciones, de qué hacer y que no volver a hacer nunca más. Te sorprendes en esta etapa que hay días en que no te acuerdas de él y que ya no hablas tanto sobre lo que pasó, deja de ser tema.

Sexta etapa: Soltar. El tiempo es el mejor remedio para estas cosas. Hace tiempo que ya no lo ves o sabes de él y ya no es tan trágico. Incluso te das cuenta que el tipo que acaba de pasar al frente tuyo no está nadita de mal. Incluso ya piensas que en una de esas, si encuentras al tipo correcto, podrías volver a estar en pareja algún día.

Séptima etapa: El adiós final. Sientes que si te encontraras con él no te pasaría nada. Que ya pasó la vieja, que fue lindo, pero que ya es pasado y bien pisado. Le deseas en silencio lo mejor y ya la idea de que esté con otra o que sea feliz con otra, no es tan atroz, es parte de la vida. Para llegar a esta etapa, me guste o no me guste, hay que pasar por todas las anteriores. Nadie salta de la primera a la séptima como por acto de magia, ¡qué más yo quisiera!

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