miércoles, 31 de agosto de 2011

Un lindo día


Anoche pude dormir un poquito mejor, ¡por fin! Y hoy desperté temprano, más descansada y más tranquila que cualquier otro día. Me siento algo aliviada porque hoy se acaba la incertidumbre, hoy sabré la verdad, hoy se cierra un ciclo.

Prefiero mil veces saber una mala noticia altiro, sin anestesia, que esperar por una respuesta durante días. Además estoy cansada de esperar, y ya está bueno, es hora de poner límites a eso. Como sea hoy tendré una respuesta de M, mala, buena, más o menos, triste, feliz… pero una certeza.

No aceptaré cosas raras como que aún está confundido, que necesita más días, que mañana, que no sé qué. Nada, lo siento en el alma, pero yo confié en que hoy era el día, me prometió que nos juntaríamos a hablar, que llamaría. Y yo, confié en todo eso, confié en él.

Hoy es un lindo día, la vida me regaló un día soleado y con calorcito. Siempre el sol me sube el ánimo. Hoy siento que es un buen día para conversar de lo que sea, para o dar vuelta la página o para la reconstrucción.

Me siento fuerte y tranquila, una combinación que me permitió salirme de mi cama, ducharme y ponerme bonita. Nada de quedarme en piyama esperando en mi cama, angustiada, por una llamada. Nada más de eso, eso ya se acabó y lo digo con mucha convicción.

Anoche viendo las noticias, pensaba en que hay personas que sufren mucho, que les matan a un hijo, que no las atienden dignamente en un hospital con consecuencias terribles, etc etc etc, mi problemilla amoroso de pronto se vio pequeñito y de pronto, por primera vez en toda esta larga espera, dejé de mirarme el ombligo y miré para el lado.

Pensé en aferrarme a la rabia en un momento, al enojo, a la “no te perdono”, en caso que pasara lo peor, pero después concluí que eso sería malo para mí, por lo que decidí que pasara lo que pasara, yo iba a estar tranquila y satisfecha con el camino recorrido, con los besos dados, con todo lo entregado.

Anoche, antes de dormir, hice un recorrido mental de todos nuestros buenos momentos. Los inicios de nuestra relación, esa conversación en el parque, la primera vez que tuvimos sexo, lo abatida que llegué a él, lo mucho que aprendí, que aprendimos, y cómo fui aprendiendo a amar con el corazón.

Me acordé de las bromas, los momentos lindos, aún cuando nos peleábamos o discutíamos. De nuestras idas al cine, de la vez que fuimos a jugar bowling, de cuando fuimos a la playa, de tantas cosas… esto parece una despedida, lo sé, pero en verdad, sentí la necesidad de acordarme de todo eso. Me hizo sentir feliz en realidad. Feliz de haber entregado en esta pasada sin tanto miedo y sin esperar que sea recíproco. No pierdo de la vista eso, pase lo que pase.

Ojalá me dé la posibilidad de decirle todo esto.

martes, 30 de agosto de 2011

Reconstruyendo, esperando, teniendo fe


Hoy, una luz en el camino en mi vida laboral. Un destello, una señal, una llamada a levantarme de nuevo y concentrar mis energías en algo nuevo. Estoy media asustada, pero, no paralizada. Escucho a lo lejos una voz que me dice que ¡¡¡¡vamos que se puede!!!!jajaajj es como una barra que viene de algún lugar muy profundo de mi corazón.

Ni sé de dónde saco más energías, supongo que al final, después de la pena, del duelo, de la incertidumbre, sigo teniendo fe, hay algo que me motiva a seguir.
Hoy, me levanté de mi cama con una buena sensación, a pesar que anoche no logré dormir muy bien. Tuve varios sueños, soñé extrañamente con un correo electrónico (sí, mis sueños son modernos, una vez incluso soñé con un mensaje de texto). Era un correo de M, donde me decía que íbamos a seguir juntos y me hablaba de un montón de cosas buenas, que no recuerdo en detalle, pero me hacían sentir bien.

Puede ser un sueño compensatorio, es decir, una certeza que mi cerebro necesita para estar más tranquilo o puede ser premonitorio, eso lo sabré lueguito. He intentado estar tranquila y en ponerme en todos los escenarios posibles e imaginados. Desde el lugar donde vamos a juntarnos hasta lo que me pueda decir o no decir. Y de cómo será mi reacción en caso que todo se vaya al tacho de la basura. Difícil prever eso, pero me imagino que va a doler como una inyección que uno no quiere ponerse, pero que al final, uno sabe que es para mejor.

Igual, trato de utilizar la proyección mental e imaginarme puras cosas buenas. Nada malo para no llamar a lo malo. Recordé un sueño de hace mucho meses, donde nos veía en un parque, felices. Recordé otro sueño donde nos veía en un lugar muy iluminado, muy felices.

Tengo la sensación de estar esperando una especie de tren, donde sé que me tendré que subir rumbo a un nuevo capítulo de mi vida. Estoy con mis maletitas listas, sé que viene luego, quedamos en juntarnos a cierta hora y estoy preguntándome si llegará o no a tiempo, porque igual tendré que irme con o sin él. Ese es mi actual estado.

lunes, 29 de agosto de 2011

El destino


Hoy estuve pensando en el destino y de cómo éste va guiando tu vida y mostrándote caminos o posibles caminos. Creo en que no es que estemos destinados a algo o a alguien, sino que más bien, la vida te da opciones y está en uno aceptarlas o no.

Hoy el destino puso en mi camino a mi amiga P, con quien hemos estado distanciadas hace un tiempo, con quien he estado algo molesta, y quien a su vez, ha estado molesta conmigo. Y es increíble cómo funcionan los lazos de cariño de años.
Porque yo la vi, ella me vio, y sin ninguna duda o incomodidad nos saludamos y abrazamos largamente. Ella me pidió perdón y yo le pedí perdón. Creo que vio en mi cara el cansancio, creo que todos lo ven, me da lata eso, pero no puedo ocultarlo.

Fue un reencuentro cortito, pero me hizo sentir bien. Nuestro distanciamiento, aunque me cueste reconocerlo abiertamente, me ha afectado bastante, pero como soy cabeza dura y orgullosa, no había hecho mucho por buscarla nuevamente…. Pero el destino, la vida quiso que eso se comenzara a arreglar.

A diferencia de otros días, hoy me salí de la cama y mi piyama, me duché, cociné y con Marley me fui donde Jumanji. Pasé con Paris y Frank prácticamente todo el día. Y aunque parezca increíble, me hizo bastante bien, una porque el día se me pasó rápido y dos porque me desahogué y les conté prácticamente todo lo que me pasaba, me depresión en que estoy sumergida por el tema laboral, mis desánimo, mi tristeza. Y a Paris le conté el episodio M, todo lo que ha pasado en estos días y como pocas veces, en vez de meter la cuchara y criticar, me escuchó y me dijo lo que supongo necesito escuchar, que todo va a salir bien.

Eso me repito, eso me digo, me canto, pienso, tarareo. El escenario más positivo sería que él finalmente se la jugara por nosotros y que siguiéramos juntos, más juntos que antes. Recuerdo ayer cuando estuvimos juntos, sus besos, abrazos, sus mimos. Algunas frases subliminales, futuristas. Todo eso parecieran indicar que esto es lo que va a pasar, pero …. Siempre está ese pero… de que de pronto pueden pesar otras cosas para él, y todo quede en un lindo recuerdo.

Paris me dijo que si ocurría eso, era porque él no era para mí. Le encuentro sentido. Quizás me equivoqué de pingüino, aunque insisto que siento en cada molécula que sí es. Con Paris estuve rememorando algunos pasajes de nuestra historia, y es extraño cómo vuelvo a recordar que cada paso que hemos dado ha sido liderado por él. M fue el primero que quiso estar conmigo…. Cómo es la vida, ¿no creen? Porque acá me encuentro con los dedos cruzados para que siga queriéndolo.
Quizás mañana se ponga término a tanta duda, a tanta pregunta. Intento estar preparada para todo…. Lo intento.

El misterio del amor


No lo entiendo, les juro que por más vueltas que le doy, no lo entiendo. Incluso mientras más pienso en este sentimiento, más me confundo y en vez de tener respuestas me asaltan más preguntas. Y ahí me quedo, con cara de pregunta.

Ayer hice lo que había anunciado que iba a hacer. Fui hasta su casa y paré en su puerta con mi “Power point” mental, tal como él lo definió y lancé todas las cosas en que había logrado pensar y concluir durante este fin de semana. Dije todo lo que tenía que decir y quizás más.

Lo besé y abracé todo lo que tenía que besar y abrazar y quizás más. Yo lo amo, como se aman esas cosas hermosas que te suceden en la vida, que te hacen crecer y aprender. Lo amo como aquella certeza que nace y se afianza en el corazón.

De todos modos, me pidió los días restantes, (hasta mañana o pasado mañana) para aclararse bien. Hay una parte de mí que indica que todo va a estar bien, que va a querer seguir un camino juntos, pero una pequeña molécula desgraciada de mi cuerpo me advierte que existe la posibilidad de que él se va sobrepasado por todos estos sentimientos y sienta la necesidad de darle un stop a nuestra historia, supuestamente por el bien de los dos.

Como sea, estoy mucho más tranquila que antes de hablar con él, me siento más segura y pienso, con mucha humildad, de que si decide irse, se pasa de leso, porque conmigo lo puede tener todo. Ya no puedo hacer más por convencerlo.
Igual, ayer entre besos y arrumacos me dio la sensación de que no estaba todo perdido. La química que hay entre nosotros, esa cosa de piel es tan potente que siento que podría derribar montañas. Él me toca y enloquezco, yo lo toco y él pierde la cordura…. Eso no se da dos veces en la vida, ojalá él no tenga claro, porque yo sí lo sé.

Entre los dos hay fuego, ese fuego que se enciende con sólo vernos, con sólo hablarnos. Y eso es un hecho objetivo. Y ese fuego existe no de manera independiente, sino que es resultado del cariño, la confianza y de las ganas de estar juntos. Tengo la certeza clavada en el alma que difícilmente podremos volver a sentir eso por alguien más, en esta vida por lo menos.

No queda más que esperar. Esperar en verdad unas horas más (me alivia más que sacar la cuenta en días). Yo también necesito que él tenga la certeza. Y creo haber visto destellos de ella ayer cuando lo miraba a los ojos, sin miedo.
Curioso ha sido este camino hacia el amor, hacia volver a amar. Yo, que nunca tuve mucha fe en una vida de a dos. Yo, que siempre he tambaleado entre la duda y el miedo de entregar mi corazón de nuevo. Hoy me encuentro con el corazón en la mano, más sincera que nunca, sin personajes ni máscaras entre medio.

Es como si la vida me gritara ahora, me obligara a definir bien qué es lo que quiero. Ese es el camino que debo tomar ahora en todo aspecto, tanto en el amoroso como en el laboral. Me he dado cuenta que ya no quiero nada tambaleante ni a medias, quiero establecerme en algún lugar, quiero certezas.
Todas las células de mi cuerpo me dicen que él es mi pingüino. Y que cualquier otra decisión va a ser un error. Pero… habrá que espera a ver qué pasa.

domingo, 28 de agosto de 2011

Hoy es el día


Sí, sigue mi melodrama romántico, pero hoy voy por respuestas y certezas. Anoche no dormí nada, y eso que apagué las luces y la tele temprano justamente para poder estar descansada y despejada hoy, pero no hubo caso. De hecho, no duermo como la gente desde el viernes ni tampoco me alimento como la gente desde ese día.

Simplemente me da lata hacerme un plato de comida.
Han sido días de mucho fumar y tomar café, de pasearme por mi casa casi en círculos pensando y concluyendo. Han sido largas horas de escribir y escribir para aclararme, ya que es la única forma que conozco para ordenar ideas y sentimientos. Por algo escribo aquí también.

Anoche seguí sacando otras conclusiones bien heavys. Como la impresión que ha quedado en el último tiempo que soy yo la que entrega el 90% en la relación y M tan sólo el 10%. De pronto me olvidé de que todos los avances que hemos logrado como pareja, han sido liderados por él.

Él fue quién me dijo que me quería por primera vez, él fue quien habló en los inicios de los inicios que lo de nosotros no era cualquier cosa, que podía ser una relación importante, él fue quien quiso que avanzáramos como pareja más estable y formal, él fue quien quiso estar con mis papás en mi cumpleaños, a pesar que me negué por no sentirme lista aún. Él fue todo eso y mucho más.

Me di cuenta que los dos hemos entregado, de maneras distintas quizás, porque somos distintos, pero los dos hemos aportado. Me di cuenta también que hay cosas que él me ha pedido y que me han costado o simplemente no he podido darle. Entonces no sé porqué de pronto nos hemos encargado de colocarnos roles que no son. Por miedo, es lo más seguro, por inseguridad, probablemente.

Todo esto, él lo tiene que tener claro, se lo tengo que decir, porque si se está replanteando la relación, tiene que tener una panorámica completa, y no sólo la estela de dudas del último tiempo.

Me di cuenta que también que ya hace por lo menos un mes que me desconozco. Esa estrella que siempre me ha iluminado, que me ha dado suerte y guiado bien, se ha ido apagando. He estado triste, desanimada, desilusionada de la vida, de la gente, del trabajo, de mi vida, de todo.

He dejado de ser esa persona alegre y optimista que he sido casi siempre. Lo único que me ha ido quedando es mi humor para afrontar lo peor. Eso es lo que me permite levantarme todas las mañanas y seguir. Pero ya me cansé de estar cansada y triste, ya es hora de levantarme con mis dos pies y seguir con mi vida, reconstruirla y estar con los ojos bien abiertos por nuevas oportunidades. No sé en qué minuto me perdí tanto.

Estoy en crisis de nuevo, tal como lo estuve hace más o menos un año. Todo ha cambiado y voy a tener que tener la valentía suficiente para afrontarlo, eso o nada. Estamos en crisis también, después de un año de reencontrarnos, después de 9 meses de emprender un camino, después de 3 meses de relación formal.

A pesar de todo lo anterior, aún tengo estos destellos de energía para nosotros. Aún tengo una sobra de optimismo para pensar que todo no sólo va a estar bien, sino que mejor que antes, que él va a escucharme y aclararse, que él se va a reconfirmar cuando me vea parada en su puerta que me quiere demasiado como para dejarme ir, que no vale la pena y que está mejor conmigo que sin mí.

Pero ya no puedo más con la incertidumbre, con esto de terminamos un día, seguimos al otro, con esa amenaza latente y constante de que en cualquier minuto todo va a terminar. Me hace pésimo y no me permite avanzar en otros aspectos importantes de mi vida. Nos hace muy mal porque tampoco nos permite ver con claridad, nos confunde y nos entristece.

Hoy es un día importante, que no sólo tiene que ver con un aspecto romántico, sino que tiene que ver con cómo yo quiero vivir mi vida, con el tipo de relación que quiero y que me prometí construir en caso de volver a amar. Tiene que ver con principios, con aquello que me hace feliz y bien.

Creo que la única respuesta que no logré tener después de tanto pensar es sí podemos o no tener un futuro juntos. Dudo que él la tenga hoy ni nunca. Eso sólo lo dictamina el tiempo. Pero por lo menos sí puedo decir que sí me gustaría tener un futuro con él. Y en unas horas más sabré si él piensa o siente lo mismo.

Estoy nerviosa y ansiosa, mucho menos tranquila que días anteriores, pero ya es hora de saberlo, estoy preparada para lo que venga, y ojalá que el inicio de este nuevo capítulo en mi vida sea con él.

sábado, 27 de agosto de 2011

Día 2, el día de la nostalgia


Ya he estado acá antes, y sé que el día 2 después de alguna discusión, diferencia o quiebre es el día de la nostalgia. El día que te sacudes un poco más de la pena, de la rabia o la confusión para recordar las cosas buenas, las bromas, los besos, los lindos momentos. El día en que la razón por la cual estabas enojada, molesta, sentida o frustrada parece dejar de tener tanto peso en la famosa balanza que uno le coloca a la relación.

Ayer fue un día gris, un día triste en verdad, pero no estuve sola. Conversé con un par de amigos que se dieron el tiempo de escucharme hablar sin parar de lo que me pasaba, de mis dudas, del famoso email, de lo que podía pasar y de lo que no. De mi pena, de mi rabia, todo obviamente envuelto en mi clásico humor negro (mi método de protección y defensa para no derrumbarme).

Porque no puedo evitar reírme un poco de que una semana me quedo sin pega y a la otra pareciera que me quedo sin pololo. Y pienso “falta que el Marley (mi perrito hermoso) diga que se va de la casa también). Entre nos, no he querido preguntarle jajaaj ¡por si acaso!

Pero más allá de mis auto tallas, que me sirven para despejar un poco el coco, y de mi aparente mala racha, he pensado hasta que me ha explotado la cabeza. De hecho, nuevamente dormí como el pico, inquieta, dándome vueltas y con todas estas ideas dándome vueltas por la cabeza.

He pensado harto, de todo en verdad. De mi cansancio evidente de este bailecito de cuestionar la relación, porque si no es él, soy yo. De estas seudo mandadas a la cresta impersonales (mail, sms, teléfono etc) que son propias de una relación quinceañera y que no encajan con lo que tenemos. ¿Por qué nos pasa eso? Una sola respuesta, porque somos pendejos en ciertos aspectos aún (a veces más yo que él, lo reconozco) y porque tenemos miedo.

Concluí finalmente que eso debe terminar, porque nos desgasta, nos quita energía, no sólo para entregar a la relación, sino que también para emprender otras cosas. Y eso no lo merecemos ninguno de los dos. Más encima, le va quitando peso a lo que tenemos y eso no puede pasar más. O estamos juntos con todo lo que eso implica o no estamos juntos.

Y ahí de pronto se cuela otro asunto sustancial que él mismo expone, respecto a las cosas lindas que tenemos versus los problemas. Como si de pronto aspiráramos a nunca tener discusiones o conflictos. Mi mente sabe que eso no es posible, pero mi corazón parece no convencerse, pareciera aferrarse a esta idea teen que vamos a andar corriendo por la pradera todo el día, felices sin atados. Por ende, cuando aparece algo que genera roce, frustración, pena o rabia, de inmediato, mandamos a la cresta la pradera y nos instalamos en el fango. Como si todo lo construido, besado, abrazado y dicho valiera hongo.

Incluso sé por experiencia propia que en las relaciones súper estables y formales, se siguen dando situaciones así, donde por ejemplo (estoy poniéndome extrema) uno quiere tener una guagua y el otro no. O uno quiere invertir en un proyecto y el otro no… y pienso algo más profundo, esta intolerancia a la frustración, este afán de exitismo (donde uno tiene que obtener todo lo que uno quiere) ha hecho que las relaciones sean desechables, onda, “tu no me das lo que quiero, no sirves, chao”.

De pronto me doy cuenta que estar en una relación implica además de amarse, cuidarse y confiar en el otro, implica aprender a lidiar con la frustración, a lidiar con que somos distintos y que siempre, lamentablemente siempre, van a haber cosas que un día yo voy a querer y él no va a poder darme o él va a querer y yo voy a ser incapaz de entregarle, porque somos quienes somos no más.

Porque a todo esto sólo pareciera que soy yo la que necesita algo y él es el incapaz de dármelo, el malo de la película, el equivocado. Y no es así. Hay cosas que a mí también me cuestan. Supongo que la gracia está en darse cuenta y tener la voluntad de ver salidas, de conversar y de negociar. De ser imposible la negociación, recién ahí ver si es que aquello que se pide, es tan importante como para no seguir en esta empresa que es un camino juntos.

Yo tiendo a no hablar, a no negociar y altiro a lanzarme a la opción “Exit” y él también, digámoslo. ¿Por qué? De nuevo por lo mismo, porque somos pendejos y tenemos miedo.

Las preguntas que me he hecho entre ayer y hoy son las siguientes: ¿Quiero estar con él? ¿Por qué quiero estar con él? ¿lo que nos llevó a este punto es tan importante para terminar? ¿lo que pido no es negociable? ¿vale la pena hablarlo?
Ahí me he estado dando vueltas. En la confusión he respondido a todas “no sé” jaajajja. Pero ya hoy, más tranquila y con una intuición mejor posicionada he logrado conjeturar todo lo expuesto anterior y además responder a las preguntas claves: Sí quiero estar con él, porque lo quiero y lo amo y no porque me dé miedo estar sola, lo que nos llevó a este punto es el miedo a avanzar, lo que pido hoy es negociable y sí, vale la pena hablarlo hasta que nos desmayemos.

Él me pidió unos días, no más del martes o el miércoles me puso, para pensar con más claridad. Yo necesito que él, al igual que yo, piense con claridad, no saco nada con ser la única clara acá, por lo que creo que eso estuvo bien, sino estaríamos donde mismo y esto habría reventado de nuevo quizás en una semana más.

He decidido adelantarme un par de días e ir a hablar con él. Corriendo el riesgo de siempre, que no esté o que esté en una postura negativa o que simplemente no me abra la puerta. Si no supiera qué mierda le voy a decir o para qué voy, no valdría la pena, pero le voy a decir exactamente lo que acabo de escribir acá, ojalá me pudiese salir tan clarito, pero típico que cuando estoy nerviosa, doy vueltas y no voy al grano, por lo que tendré que casi hacerme un punteo jajajaja.

Pero como sea, voy a hacerlo, aunque me tiemblen las rodillas. Sin embargo, me voy a tomar un día más para seguir aclarándome, aunque implique dormir mal una noche más, no quiero hacer nada demasiado impulsivo ni apresurado. Lo digo con convicción porque esta es la última vez que lo hago, es mi último tirón de energía para nuestra relación, pero siento que vale la pena.

Ahora, la pregunta del millón ¿en qué onda estará él? Releyendo por undécima vez su mail, por lo menos ayer se notaba preocupado, pero tranquilo. Fue un correo amoroso igual, con un “te quiero” al final acompañado con el nombre que yo le digo cariñosamente. Quizás qué ha pasado por su cabeza después, eso no lo sé, puede que de pronto el miedo o su hastío hayan podido más y tenga la película clara y diga que se acabó a pesar de lo que voy a decir. Pero por lo menos, sentiría que no fui yo la que se dio por vencida. Él una vez me dijo que sentía que no había nada tan grave en nuestra relación para terminar (eso fue hace unas semanas atrás), yo se lo voy a recordar. Él me enseñó a que cuando habían peleas, uno podía enojarse sin tener que mandar todo a la cresta, también se lo recordaré.

Entiendo que esté cansado, porque yo también lo estoy. Otro cuento es si declara que él siente que no puede seguir o que no está para comprometerse más en nuestra relación. Ahí, bueno…. No queda mucho por hacer más que con el corazón apretado, decir adiós, pero si es así, quiero que me lo diga mirándome a los ojos, quiero escucharlo decir esas palabras con decisión y seguridad, nada de “creo” o “parece”.

¿Qué dice mi intuición? Que no está todo perdido, que es posible avanzar. Y que efectivamente este es el final de un capítulo, pero el inicio de uno nuevo, uno mejor. Que él está triste y con todos los recuerdos clavados en la mente. Sé que me extraña, lo siento en el corazón, y no puedo estar tan equivocada. Ahora, no sé si tenga algo en limpio, pero quizás lo que le voy a decir, le dé un empujoncito para aclararse.

No pienso perderlo sin dar la pelea. Eso también se lo voy a decir. La pregunta es ¿está dispuesto a pelear conmigo? Ya lo sabré. Pero repito, estoy agotada de esto, aún queriéndolo mucho, estas situaciones deben detenerse ahora, porque yo ya no doy más y necesito concentrarme en algo importante: ¡buscar pega! Jajajajaa. Dios.

¡Qué larga la entrada! uf! perdonen por dar la lata, pero es algo catártico. :)

viernes, 26 de agosto de 2011

Punto de quiebre


En toda la relación de pareja creo que hay un punto en que hay que tomar decisiones y hoy la vida me obliga a esto, me guste o no me guste. Creo que en el fondo de mi corazón sabía que esto iba a pasar y pasó entre anoche y hoy por la mañana.

Yo quiero a M, lo amo (Dios, aún me cuesta esa palabra) con todo mi corazón. Tenemos una relación tan bonita, tenemos una conexión que ya cualquiera se quisiera en los múltiples aspectos que hay en una pareja, pero hay temas que no hemos podido avanzar, que han estado ahí inertes y que bueno, han llegado a un punto de quiebre, en donde o avanzamos o nada. No está la opción de congelarnos en un lugar, ni tampoco de retroceder (como ingenuamente pensé hace unos meses) esas son las únicas dos alterativas, por más quisiera que hubiesen más.

Es bien simple el entuerto en verdad y es algo así como, yo quiero cosas de nuestra relación que a él le cuesten o le son muy difíciles de darme por el momento en que está, que creo que no tienen que ver con sentimientos, sino más bien cosas propias de una relación como compartir con más personas, como crear más recuerdos, como formar algo más sólido y adulto.

Al no suceder estas cosas me genera tristeza y frustración y él al verme así y al sentirse incapaz de avanzar le genera tristeza y frustración. Es el punto de quiebre. Ninguno de los dos seguramente quiere estar ahí, pero llegamos ahí a medida que fuimos compartiendo, a medida que fuimos construyendo…. Todos los caminos nos llevaron hasta ese punto, es casi obra del destino.

Hay verdades que necesito saber, hace rato ya, pero llegó el momento de enterarme. Hay cosas que sé que él necesita saber también, pero saber desde el corazón y sólo él puede dilucidarlas.

Por otro lado, hay cosas que yo tengo claritas como el tipo de relación que quiero, una real, una bonita, una con futuro y con proyección, porque ya no tengo 15 años para andar de acá para allá, quiero establecerme con alguien, supongo que es algo similar que me pasa con la pega.

Y aclaro que no se trata de andar con el vestido de novia en la cartera, ese ya lo ocupé jajajajaa. Se trata de formar algo de a dos. No digo que no lo tenga, creo que lo tengo, pero faltan cosas… cosas que necesito también y que creo que necesita la relación.

Me guste o no me guste, la única forma de saber si lo que tengo con M es lo que realmente quiero, es darle una especie de respiro a la relación y que él se aclare de una buena vez. Sé que me quiere, sé que le importo, sé todo eso, pero también hay otras cosas que son importantes en una relación, que pesan y que a la larga pasan la cuenta. Si no las podemos tener….me he preguntado ¿vale la pena seguir esperando? ¿y hasta cuándo tengo que esperar? Son hartas las preguntas que me hago. No sólo es él quien tiene que aclararse.

¿Qué es lo que me dice mi corazón? Mis intuiciones generalmente son certeras. Mi intuición me ha dicho en todas nuestras seudo terminadas, que aquello no se terminaba ahí, que había más. Bueno, me cuesta pensar con claridad ahora (me confundo entre lo que quiero y lo que siento), pero tengo la sospecha que lo de anoche fue el final de un capítulo, pero lo que viene es el inicio de uno nuevo. El problema es que no sé si será con o sin él.

He releído varias veces su mail enviado de madrugada. Y como lo conozco harto, de sus palabras puedo sentir cuánto me quiere. Puedo darme cuenta que está confundido, tal como me dice, entre las cosas lindas que tenemos, y los problemas que se presentan entre los dos. Él necesita sacar un balance, sobre qué pesa más… Obviamente me da susto que pese lo malo más que lo bueno, pero si él siente eso, ¿qué puedo hacer?

Igual me pasa una cosa bien loca en verdad. Podría estar emputecida o llorando a mares, pero no lo estoy. Asustada, triste, un poquito, sí, pero no derrumbada. Como que independiente de lo que vaya a pasar, sé que lo voy a seguir queriendo y voy a seguir deseando que esté bien y feliz con o sin mí (el “sin” duele más que el “con”, lo reconozco). Hasta incluso me puedo dar el lujo en pensar y decir que no tendría problemas en volver a ser su amiga o en volver a tener contacto con él en estos días previos al espacio.

Pero es como si no tuviera otra opción, porque al final no saco nada con estar con alguien así, pensando en todo aquello que falta, esperando algo que no sé si vaya a suceder…. No lo merezco y yo me prometí, terminada mi anterior relación, que en la próxima iba a quererlo todo y más. Hacer lo contrario, sería traicionarme.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Mi vida sin pega


Es maravillosamente entretenida. Lo sé, decirlo es políticamente incorrecto, más aún siendo mujer, ya sabemos cuánto le ha costado a la mujer incorporarse al mundo laboral, ser tomada en cuenta como igual en capacidad y habilidad que el hombre.

Y aquí estoy yo, una mujer que escupe en la idea que todos necesitamos realizarnos en una oficina, viajando o ganando mucho dinero. A decir verdad, soy bastante feliz en mi casa, no me aburre prácticamente nunca y me pongo más creativa que nunca, no es que ande en piyama todo el día y echada como vaca, aunque un poco de eso, tampoco hace mal.

Así es que feministas mátenme si quieren. Ahora, que yo diga esto no tiene nada que ver con que yo sueñe con que un hombre me mantenga para no trabajar más. Mis sueños van más por trabajar con un horario flexible que me permita estar más en casa o ganarme la lotería, jamás en conseguirme un prospecto con dinero, casa y auto para que me pase plata para comprar el pan o para comprarme un colales. De hecho, no lo soportaría, porque estoy acostumbrada a ser independiente y a manejar mi propia plata… el último hombre que me pasó una “mesada” fue mi padre, el primero y último.

Estos días he hecho un poquito de vida social, visto muchas películas,dormido harto, paseado más a Marley, y hasta he vuelto a tejer (estoy haciendo una bufanda para M, cáchense). Me siento tranquila en verdad y estoy más conectada con lo que está pasando en el país.

Recién hoy me puse a buscar peguita con mayor conciencia. Me encontré con lo de siempre, empresas que buscan a un súper periodista que sepa hacer de todo, desde hacer páginas webs, sacar fotos hasta organizar eventos, todo por sumas patéticas como 300 mil pesos o menos! Mmmm sí, claro. Hay cosas que no cambian.

En fin, el asunto es que tengo la sensación visceral que efectivamente aparecerá algo que me saque de este oscurantismo económico en el que me encuentro. Pero mientras tanto voy a disfrutar de mi vida sin pega…

martes, 23 de agosto de 2011

Buscando


Hace unos días pillé en la tele “En búsqueda de la felicidad” (The Pursuit of happyness), esa con Will Smith basada en la vida real de Chris Gardner. Es media dramática, pero tiene un final feliz y alentador. Me encanta, la he visto, por lo bajo unas 10 veces.

Inspirada en esa película (los que la vieron van a entender de lo que estoy hablando) voy a decir que esta parte de mi vida se llama buscando motivación.
Finalmente los cambios llegaron a mi vida, estuviera o no lista. El viernes pasado fue mi último día de reemplazo en la revista y…. el destino, o más bien el señor Scrooge (es el nombre menos obsceno que encontré para nombrarlo) no quiso que yo siguiera. La decisión no me sorprendió mucho en verdad, la venía sintiendo clavada en medio del corazón hacía varios días. Incluso soñé más o menos lo que pasaría.

A pesar de esto, lo bonito y a la vez triste, es sentir que me fui bien, con gente no queriendo que me fuera, con más de alguno extrañándome, con varios “buen trabajo” y hasta un email inesperado, bastante halagador. Eso no me había pasado nunca. Y es increíble como en 8 meses logré lo que en 6 años no conseguí en mi anterior trabajo. Así es la vida. Incluso me he sorprendido extrañando a mis compañeros y nuestras pequeñas rutinas, sentimiento extraño para mí.

Es curioso, pero siento que estoy en una especie de duelo. Es como cuando uno está en una relación, das lo mejor, te quieren y todo, pero no lo suficiente. Es como cuando te patean, pero quieren seguir siendo tu amigo, como cuando te dicen que siempre sentirán un cariño especial por ti…. Lindo, pero es triste, porque una hubiese querido más, mucho más.

Para serles bien honesta, me costó sentarme acá a escribir en mi blog de nuevo, es más había estado evitando el computador. Supongo que necesitaba un par de días para poner algunas ideas en orden, para respirar tranquila, un poco que sea, para comenzar a escribir un nuevo capítulo. Curioso, pero este es sólo un primer paso, porque aún no me siento 100% preparada para volver a esta andanza, a veces macabra, de buscar pega.

Hay una parte de mí (la responsable y adulta) que sabe que lo tengo que hacer lo antes posible, porque el tiempo no perdona y el dinero se va, pero hay otra parte mía, (la que está de duelo) que no puede o más bien, se niega. Y en eso estoy, entre que quiero avanzar y no puedo o no quiero.

Quienes me quieren están atentos a mis pasos, supongo que tienen miedo que me vaya a echar a morir o derechamente me vaya a tirar por la ventana de cabeza. Quienes me conocen me dicen que no hay mal que por bien no venga, que soy buena periodista, que hay algo allá afuera esperándome, que no me desaliente…. Y yo me pregunto ¿qué será lo que me espera?

Debo reconocer que me da una lata feroz volver a empezar, volver a conocer a gente, volver a ambientarme a un nuevo lugar, volver, volver y volver… no me entusiasma por el momento. Quizás eso vaya cambiando con el correr de los días. Espero.

Lo que lo hace más fácil es que no estoy sola, sé que no lo estoy. Eso es algo nuevo también para mí. Por lo pronto, intento no vegetar en mi cama y andar todo el día en pijama jajajaja, suena tentador, pero no puedo dejarme así. Y ahora que lo pienso bien, creo que la motivación para avanzar sería, el amor que le tengo a mi independencia y libertad. Creo que por ahí me tengo que aferrar.

jueves, 18 de agosto de 2011

Cambia todo cambia…


Así como reza la canción, mi vida en completa y absoluta mutación. Si bien los cambios en un inicio me dan miedito y me angustian un poco, al final, siempre al final, termino respirando hondo y yendo para donde la vida me quiere llevar. Y hoy estoy en eso, viendo para dónde la vida me quiere llevar o dónde la vida quiere me quede.

El reemplazo en la revista que estaba trabajando llegó a su final, bueno llega a su final exactamente en 24 horas más, lo que pasará conmigo después, puede que lo sepa en la misma cantidad de tiempo.

Tengo sentimientos encontrados, por un lado tengo ganas de quedarme, pero por otro, miro a mi alrededor y en el centro de mi corazón siento ese cosquilleo que me indica que es hora de partir, que todo lo que tenía que hacer allí ya lo hice. El resto sólo es descuento.

La gente boba y ciega me da más pena que rabia y me siento sumamente halagada que las personas con que trabajé directamente, los que me conocen aboguen por mi estadía, me siento como casi salven a Willy, pero en versión humana jajajja (no pierdo mi humor).

No tengo otra pega que no sea esta, por si alguien se pregunta por mi tranquilidad. ¿Miedo a la cesantía? Nunca lo he estado en verdad y de veras que creo que en la vida hay cosas a las que hay que tenerle miedo. Pega creo que siempre hay, más buena, más mala, más entretenida o más fome, pero siempre hay.

Me quedo más bien con las personas que me hicieron reír acá, los que me acompañaron y los que lamentan de corazón la posibilidad de que parta rumbo a lo desconocido. Los personajes, entre ellos la persona a la que reemplacé, están empecinados en hacerme un huequito acá. A mí me impacta un poco que tengan que hacer tantos esfuerzos por ello, siendo que siento, y lo digo con mucha humildad, que yo ya me hice un huequito sola, por lo mismo, insisto, la gente boba, ya me tiene sin cuidado.

Creo firmemente en el destino. El destino me llevó hasta acá y el destino me dejará acá o me dejará partir. De una u otra forma, no sé porqué siento que voy a estar bien, que todo va a estar bien.

Por otro lado, M me ha impactado la ferocidad con que ha estado conmigo estos días. No es que yo haya dudado de que si algún día en que estuviera realmente mal él no iba a estar allí, pero no sé…. Creo que sin duda esto tiene relación directa con la conversación del fin de semana pasado….. relato esto en otra entrada.

jueves, 11 de agosto de 2011

Distancia/ estrategia


Anoche tuve una pesadilla horripilante. Desperté media asustada y angustiada, dándome vueltas todo el rato en un temita relacionado con el corazón. Tan así que hoy por la mañana le pedí a un amigo de acá de la pega que me empapara (no sean ordinarias por favor), de su sabiduría masculina.

Porque hoy necesité una inyección a la vena de Club de Toby, testosterona, hombre de las cavernas, o como quieran llamarle, porque esta feminidad mía desbordante del último tiempo, me está causando cierto escozor.

Lo cierto es que a veces una se equivoca en la estrategia del amor o más bien en las tácticas que requieren una relación para que sea funcional. No es fácil, nadie dijo que lo sería (como diría mi amiga P), por lo que pareciera que es cierto que hay que agregarle otro cuento, además del romanticismo, el amor y todas esas cosas que escuchamos desde que prácticamente salimos del útero materno.

¡Maldigo a los que nos enseñaron a nosotras a amar mal! Estoy segura que ese es el problema de fondo, y que no tiene mucho que ver con que nosotras tengamos ovarios y ellos testículos, es una cosa cultural, pero como no estoy para andar arreglando cagazos ancestrales de la época de Eva, lo único que me queda es intentar hacer algo productivo con lo que hay.

Mi amigo me comentó que esto de la disconformidad femenina en relación a asuntos prácticos como llamadas telefónicos, preocupación constante, juntadas y varios otros menesteres, es todo un clásico. Su polola se lo reclama, las pololas de sus amigos le reclaman a ellos y así, es un círculo de nunca acabar: “es que nunca me llamas, yo siempre te tengo que llamar, yo siempre tengo que armar los panoramas” y puros detallitos que siento (y estoy segura que mis compañeras mujeres me van a entender) que en el mundo femenino no son tan detallitos, sino que más bien sostienen en gran parte la relación. Sin ellos, nos sentimos solas.

Porque voy a ser bien sincera, no hay mujer en este planeta (salvo que sea muy masoquista o autosuficiente) que le guste a ella no más tomar la iniciativa en casi todo aspecto de la relación. O sea, súper bien esto de la igualdad de género, súper bien el por fin entender que las mujeres podemos hacer lo mismo que los hombres, pero en materia amorosa, esto a veces confunde, más que aportar, porque nosotras aún esperamos el romanticismo, el que nos inviten a salir, el que nos regaloneen, más allá de saber que efectivamente nosotras también podemos hacerlo, sí, podemos, pero ¡no todo el rato!

Mi amigo, representante del mundo masculino, me comentaba que los hombres, independiente de que quisieran mucho a su mujer, pareja, novia, polola o amante, con esta cosa femenina de querer todo el tiempo de controlarlo todo (algo que incluye también programar fines de semanas de a dos por cuenta propia o ser la que busca al otro todo el tiempo) hace que los hombres se asfixien, lo que no significa que vayan a terminar con la lola, porque claro, la quieren, pero vaya, que presiona.

Consejo de amigo hombre: dejar ir, fluir con la marea, respirar hondo y entender que si un día no lo llamo, si un día no hablamos, nadie se va a morir y que a veces esto es hasta necesario en una relación, me refiero al aire y al respiro, me refiero a la estrategia, que claro, uno no debiese necesitar, pero me veo en la necesidad de bajarme de la nubecita rosada y recordar que no estoy en una película protagonizada por Julia Roberts. Yo no soy fucking Julia Roberts.

Yo le confesaba a mi amigo que si bien una “hacía toda la pega” y quedaba después de eso más tranquila, eso era una gratificación de corta duración, ya que igual esperaba otra cosa. Y esa es una pega ingrata que yo ya no quiero más.

Es raro, pero ahora, cuando más lo quiero es cuando menos quiero todo eso. Quizás pude entenderlo o tolerarlo antes, al principio cuando había cariño pero no tan intenso como el de ahora, pero ahora que estoy involucrada hasta las cachas, no quiero “hacer toda la pega”. Estoy cansada, pero no en mala, cansada de ¡uf! quiero vacaciones. Así es que hoy comienzan. Hay un par de cosas que “must be done”, unos ajustes a mi cerebro y corazón que deben hacerse ahora.

Yo lo sigo queriendo con todo el alma y sigo pensando en él, obvio, dudo que eso vaya a cambiar por una llamada más o menos, pero hay cosas que tengo que descubrir.

NOTA DE LA AUTORA: SI ALGUIEN LLEGA A INSINUARME QUE LEA "POR QUÉ LOS HOMBRES AMAN A LAS CABRONAS", VOY A VOMITAR. GRACIAS.

martes, 9 de agosto de 2011

El amamómetro


Ahora que ya no estoy en un estado EMO, puedo escribir la entrada que iba a escribir ayer.

Paris y mi hermana siempre me repitieron (desde tiempos inmemoriales) que en una relación de pareja, siempre había uno que quería más, pero que por muy común que fuera, siempre era imprescindible que fuera una la que fuera la más amada y no la que amaba más. ¿Por qué? Porque así uno sufría menos y tenía el control de la situación. Ok!!!

Creo que esa enseñanza la seguí al piel de la letra, seguramente de manera inconsciente. Y bueno, estoy separada y hasta ahora ninguna relación me ha funcionado jajaj, así de bien me ha ido con este método… hasta ahora.

Efectivamente mis dos parejas estables y con los que conviví, me amaron mucho, especialmente mi ex marido, a su manera, medio pendejo, pero me amó. Pero al parecer para que yo pueda mantenerme entusiasmada con una relación, no me sirve que el otro me ame locamente y yo ame poquito, parece que me sirve al revés o por lo menos que sea recíproco.

Yo sé que hoy en la relación con M, soy la que más ama. No significa que él no me quiera o no esté ni ahí, para nada, es todo lo contrario, pero yo soy la de las maripositas en la guata, soy la intensa, la que ama. Al principio, al darme cuenta que era así la situación, procuré pensar bien si es que acaso me acomodaba, si es que acaso no me sentía mal en esta otra posición.

Me dio miedito en algún punto…. Y claro que me gustaría que él me dijera que me ama también (a todo esto le pregunté directamente el otro día ¿me amas, sí o no?, y me dijo que por el momento se sentía más cómoda con la palabra te quiero, pero que no sabía qué podía pasar después). Como ya soy una mujer adulta eso no me mató ni me dolió, fue no más y fue ahí que me di cuenta que yo era la que amaba más.

Y pienso, bueno, si no me resultó siendo más amada, en una de esas, me resulta así, siendo la que está más enganchada… aunque a veces, tengo la sensación que eso sólo es un apariencia, jajajja yo creo que M siente lo mismo por mí, lo que pasa es que sus estados anímicos a veces son medios desordenados. Pero sé que me quiere y harto.

Eso es sólo una idea, pero lo concreto es lo otro y me siento cómoda en verdad. Ahora, es lo que siento hoy, tal como que él dice, yo no sé qué pueda pasar mañana. El amor es un sentimiento importante, fuerte, pero a la vez frágil. Anda a saber…

Aparecer


Entre ayer y hoy hasta tipo 4 de la tarde estuve metida en el fango de nuevo, como me encanta decir, estaba pal pico. Chata, cansada, y peor aún, desperté con una jaqueca desesperante que me tuvo vomitando toda la mañana.

El panorama era bien malo en verdad y en un momento, me imaginé pasar el resto de mi vida en mi cama y pensé en no sacarme nunca más el piyama. En eso estaba cuando de pronto, me empecé a aburrir de la depresión y de andar pateando la perra sin hacer nada más que patear la perra.

Después de harto esfuerzo, me metí a regañadientes la ducha, me perfumé y salí a pagar un par de cuentas que tenía que pagar, y aproveché en ir a ver cosas domésticas y de paso, me compré una bufandita muy linda (paso el dato a 2 lucas fuera del Falabella cerca del Metro Los Leones) y un par de velas para relajarme. Me sentí mejor de pronto.

Y mientras caminaba pensé que no me merecía dejar todo botado sólo porque hay gente que vale hongo o porque hay gente imbécil o abusiva, que esa gente no vale la pena. Supongo que es válido que yo quiera movilizarme de nuevo y buscar otra cosa en cuanto a pega, pero no tengo porqué dejar todo botado y quedarme sin nada, no me lo merezco y claramente no vale la pena hacerlo solo por una histérica.

Así es que bueno, voy a ponerle más pino en buscar un nuevo trabajo o varios nuevos trabajos que me permitan estar tranquila y vivir. Mientras tanto sigo donde estoy, haciendo lo mejor que pueda. Mañana será otro día y sin duda, tengo pavor con lo que me pueda encontrar mañana (la loca histérica de la que habló me llamó histérica hoy por teléfono mientras vomitaba, gracias a su llamado pude devolver toda la comida que me hizo mal, lo cual se lo agradezco de una forma perversa).

Ya no quiero desaparecer. No hay necesidad. Y aprovecho esta entrada para nuevamente decirle gracias a los que me postearon en mi post EMO y más depresivo de todos (el de ayer). Aunque parezca una cosa pequeña, en serio, siento que en verdad hay gente que me escucha o mejor dicho que me lee….

lunes, 8 de agosto de 2011

Desaparecer


Hace un rato iba a escribir de algo nada que ver, algo mucho más festivo, pero cambié de opinión, por lo que voy a escribir acerca de lo pequeña que hoy me siento, de lo sola y ajena que vuelvo a sentirme.

Ajena a las cosas que me rodean, ajena al mundo que me rodea, ajena a mí misma e incluso ajena a M, en estos minutos algo así como un extraño lejano, siendo que creo que esperaría que fuera quien más cerca estuviera de mí en los momentos en que me siento pequeña.

No tengo ganas de nada. Cero motivación de hacer cosas o de soñar con cosas. Me siento entrampada en mi misma, es como un callejón sin salida y cuando busco a alguien, no encuentro a nadie que me pueda entender o me pueda escuchar. No hay a quién pueda acudir, o sea, supongo que hay personas, pero no tengo ganas tampoco de hablar nada, ya no, por lo menos. Todo es un gran vacío.

A veces me cuestiono hartas cosas acerca de mi vida. Y me pregunto si hoy, por hoy estoy en el lugar que quiero estar. Me pregunto si sé a dónde quiero estar o con quién quiero estar. E incluso estas preguntas me dan sopor, me da lata ponerme a pensar y vuelvo a ese punto de hace meses. Insegura, triste, pérdida, chata y enojada.

Estoy frustrada, seguramente, y muy enojada, y el andar así poco o nada se me ocurre para salir de ese lugar. Tengo ganas de llorar todo el rato, de nuevo siento ese nudo en la garganta que me atora, que no me deja respirar bien. Y de nuevo me siento sola como dedo.

Me gustaría desaparecer, desaparecer de este mundo. Cerrar los ojos y seguir de largo hasta la eternidad. Encuentro que todo es falso, que todo es una mentira, que ni las alegrías ni los triunfos son reales, que todo es una soberana mierda.

viernes, 5 de agosto de 2011

¿Qué le pasa a mi país?


Anoche en medio de los cacerolazos y bocinazos y expresiones varias en apoyo al tema de los estudiantes y mientras me fumaba un cigarro con la ventana abierta me preguntaba eso.

Estoy súper de acuerdo que las personas tienen que alegar, pelear por sus derechos y no dejarse pisotear. Pero a la vez lo que pasó anoche no me emocionó ni me hizo sentir feliz, ni nada por el estilo, por el contrario, me dio mucha pena. Pena porque mi país, está triste, cansado, chato de tanto abuso.

Y es heavy, porque pensé que si yo tuviera que hacer un cacerolazo por cada frustración en mi vida, por cada vez que he sido víctima o testigo de algún abuso en cualquiera de sus dimensiones, pucha, estaría años con una olla en la mano. Y creo que no sería la única.

Un cacerolazo sería para la mierda del Transantiago que no funciona, y eso lo sabemos todos los que andamos en él todos los días en horario punta. Otro cacerolazo sería por los sueldos injustos e infames de nuestro país, donde un heladero (con mucho respeto para el señor que vende helados) a veces gana más que un profesional, donde un rostro de televisión gana más que un Ministro de la República o donde una persona de esfuerzo gana un sueldo mensual indigno sólo porque nació pobre.

Un cacerolazo para la mierda de la política (valga la redundancia porque hoy mierda y política son sinónimos), porque al final dan lo mismo los partidos, todos son igual de chantas y se mueven por el poder y el dinero. Da lo mismo por quién uno vota, al final es el mismo fango.

Un cacerolazo para los flaites, delincuentes y sinvergüenzas que han hecho dudar acerca de esto ser honesto en la vida, si total hoy en Chile matar a alguien no es nada, si igual sales altiro a seguir delinqueando, si total robar un poquito no es tan malo porque no hay castigo de por medio, y una se pregunta ¿entonces para qué mierda soy honesta?

Un cacerolazo por la administración de mi edificio (11 de septiembre 1765) que tiene a toda su comunidad SIN ASCENSONRES, habiendo ancianos y personas enfermas que viven en pisos altos. A nadie le importa. Y nadie hace nada. Yo saldría con 10 cacerolas ahí y se lo tocaría a la vieja infame responsable.

Y así, podría seguir y seguir. Chile, mi país, es un país triste hoy. Quizás hace años que lo es, sólo que ahora, la tristeza se ha vuelto rabia. Rabia contra el sistema, rabia contra los que dirigen o dicen dirigir el país. Rabia y más rabia…. el problema es que cuando uno anda con la cabeza caliente hace puras gueás…. Pero bueno…es el país en el que vivo hoy y yo soy parte también de toda la triste y frustración.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Con ganas de quedarme, pero buscando a dónde irme…..


No sé si les pasa a alguno de ustedes, pero en el último tiempo me han dado de quedarme en algún lugar, de establecerme, de convertir un espacio en propio, de dejar de dármelas de gitana. Y me refiero al tema del corazón y también laboral.

En el primer aspecto creo que lo tengo controlado. Me gusta la persona con que estoy, lo paso bien, no me interesa estar con nadie más que no sea él, ni sueño despierta con otra persona…..

Pero en el otro, ese aspecto sí que me cuesta. O sea, de hecho, nunca antes me había sentido tan bien y tranquila en un trabajo. Y claro tiene sus “peros”, y hay hartas cosas que funcionan mal o que están simplemente mal hechas, pero como ahora priorizo mi salud mental, no me parecen tan aborrecibles como para mandarme a cambiar.

No obstante, la inestabilidad del panorama y la inminente llegada de la persona a quien reemplazo me ha obligado a buscar otros panoramas, a buscar el llamado Plan B en caso que nada resulte.

De no sentir esta cosa media insegura, les prometo que lo más seguro es que me quedaría quietita, pero bueno, no hay que ser lesa tampoco.

Buscando pega y viendo qué hay de nuevo en el mercado del periodista, me sigo encontrando con gueás que llegan a dar risa, onda avisos súper pomponosos de empresas NN que buscan a periodistas con magíster, y que poco menos que sepan chino mandarín para luego poner abajo cara de raja: “sueldo: 300.000 líquidos” jaajjajaj ¿qué les pasa? Bueno, no falta el gil o el novato que lo encuentra bakán…. Cada día nace un periodista….

La cosa es que ya no estoy para esos anuncios patéticos, y tampoco estoy para trabajar en algo cuya misión es ser “asistente” de alguien, o manejar las comunicaciones internas de no sé qué gueá zzzzzzzzzzzzzz, porque a penas enumeran cuán maravillosa es la pega según ellos, a mí me da como un sueño tremendo. Ese es mi indicador que la pega no es para mí.

Y mientras busco lamento harto el verme forzada a volver a irme de un lugar, porque esta vez no quiero, es distinto a las otras veces. Debe ser realmente porque estoy más vieja y también más cansada de andar para allá y para acá…. Siento a la vez que estoy lista para justamente dar el gran paso y estar harto tiempo en una pega (máximo he estado contratada 2 años en una pega y como freelance 6 años), nunca 10 años….

Lo otro es que mi vara está mucho más alta en todo sentido, porque como he repetido mil veces yo ni cagando vuelvo a ser esclava.

martes, 2 de agosto de 2011

La mina que le gustan los malos


Yo se las he escuchado a varias “me encantan los tipos malos”, “me gusta que me traten mal”. Suena irracional, pero hay que decir que la raza femenina a la cual orgullosamente represento, es media irracional, si no, no se podría entender por qué hacemos cosas que duelen (depilarnos ojalá con lo más doloroso porque así es mejor, hacernos cirugía aunque implique andar morteada y adolorida por un mes etc) o cosas que nos hacen mal (andar con tacos, hacer dietas locas pero que nos hacen bajar 5 kilos en 2 días, tomar sol para vernos bronceadas a pesar que puede darnos cáncer etc).

La cosa es que en eso no comulgo mucho con mis pares femeninas. Me cargan los tipos malos, y que me traten mal. De hecho yo como que huyo de lo que eventualmente podría hacerme daño….

Además, me cargan los gueones cancheros, cacheros, los grupientos, los casados y por supuesto los fresco raja y jotes. Difícilmente podría fijarme en uno así, aunque si fuera muy buen actor y buen mentiroso podría caer eventualmente. Pero igual es difícil mantener una careta por mucho tiempo…

Yo sinceramente no entiendo el goce de que no te pesquen o ser segundona. El disfrute que si una llama no te contesten altiro o simplemente no te contesten. Es comos si cosas así las calentara o las enganchara de una forma patológica. Incluso me ha tocado que una mina dice "sí, me encanta, pero es bueeeeeenooo", como si aquello fuera una maldición.

Ahora que lo pienso, y sin ánimo de enjuiciar ni nada, creo que nunca he sido “la otra”, justamente porque me carga andar sufriendo y/o esperando migajas, eso o simplemente he tenido buena suerte y no me he fijado en los ya “tomados”.

A mí me gustan los buenitos y quiero con esta declaración echar por tierra ese mito que los buenos son fomes o lateros en la cama. Na que ver, yo ahora estoy con un hombre bueno que no tiene nada de fome, todo lo contrario. Con él me río mucho y en la cama, sacamos chispas.

Y es bueno, no un santo, obvio, tiene su lado malito y quizás eso es lo que hace la gran diferencia, porque yo también me quedaría dormida con un gallo que todo lo considere pecaminoso y cochino. Además, siempre han dicho, que esos son los peores. Nada peor que un gallo cartuchón, puaj.

Pero cuando yo hablo de bondad, me refiero a un gallo que no te pone el gorro, que es sincero, que no te anda con chivas, que no te trata mal, que te quiere, que te desea…. A ese hombre bueno me refiero, no al gueón que no le gustaba fumar, tomar ni bailar apretado.

lunes, 1 de agosto de 2011

Me carga la gente


No quiero sonar amargada, pero qué ganas de tomarme unas largas vacaciones de la gente. Sí, de la gente, en todas sus formas y tipos. Me carga la gente la mayor parte del tiempo. Estoy segura que con mi buena onda y amabilidad diaria, pocos lo deben saber, pero acá me doy la licencia de repetirlo cuántas veces se me venga en gana: ME CARGA LA GENTE.

Y si es en masa, la odio más. Por lo mismo sufro en el Metro en horario punta, en la micro en horario peak. Sufro cuando tengo que lidiar con gente estúpida (que abunda y no sólo a mi alrededor, sino que en todas partes). Y creo que esa es la peor noticia de todas, que no importa donde una se mande a cambiar, siempre van a estar presentes.

No queda otra que convivir o intentar convivir con la flora y fauna. Pero créanme que en días como hoy, la paciencia se me agota, la tolerancia está marcando Empty y para qué les digo la comprensión y sociabilidad.

Supongo que la peor especie de ser humano es la que es estúpida, pero se las da de inteligente o por lo menos quiere hacerte pensar eso. Esos son los peores.

Por eso me dan ganas de encerrarme en mi casa o de irme a algún lugar que me permita tomar un respiro y sacudirme de la gente gueona, la gente abusiva, la gente estúpida y maleducada.

Hay cosas que están tan mal hechas que llega a dar miedo. Y aunque parezca increíble, quienes sí tienen el poder de cambiarlas, como son la mayoría unos imbéciles, no lo hacen o simplemente no saben hacerlo.

Y así nos vamos… colegios en paro, la mierda del transantiago, fiscales en paro, gente que NO paga los sueldos a tiempo, gente que NO sabe liderar, gente que roba cara de raja, administraciones de edificios que se roban la plata en mala y mienten, gente que se alimenta y nutre con los logros ajenos y un largo listado de ETC.

Quizás Frank tiene razón. El ha decidido ver sólo la parte de las noticias que a él le gustan: la parte deportiva, el resto…. Da igual, me dice. Quizás tenga algo de razón, tal vez llega un momento en que uno debe dejar de mirar para el lado y resolver problemas mundiales y sólo enfocarse en uno… no sé.