sábado, 2 de junio de 2012

La inocencia del primer amor


Esta tarde me topé con “Diario de una pasión” en el cable y además de devorarla y llorarla entera, me puse a pensar en este tema… los inicios del amor.

No sé el de ustedes, pero mi primer amor fue a los 14 años.  Su nombre era Felipe González. Lo conocí a mis 14 años en una fiesta en una casa de un amigo, de una amiga, de una amiga jaja o algo así.
Así que al rimo de “Gilette”, esa cantante que entonaba “don’t want a short short man” jajajajaj (ojo que la canción la llevaba en la época) bailamos, nos preguntamos el nombre, el colegio, curso, edad y por supuesto, el teléfono.

Recuerdo incluso cómo andaba vestida esa noche: Jeans desgastados, beatle rayado burdeo con blanco (le llevaba harto la raya en ese entonces), encima un canguro plomo  (no el animal, sino el polerón con capucha y bolsillos a los lados) y unos zapatos horrendos beige con taco que estaban de moda.

Quizás no tenía nada de sexy, pero yo me creía la raja y así fue topé con ese primer amor. Me acuerdo que al día siguiente me llamó y así comenzamos a salir (cine, cimarra, arrancadas varias al parque) hasta que me pidió o pololeo… o me pidió pololeo altiro, no lo recuerdo.

Él no fue mi primer beso, pero sí  el primer hombre al que le daba tantos besos.  Él era moreno, pelo negro liso, medio gordito... me gustaba como me hacía sentir. Nos amamos como se ama a los 14 años, muchos “te amos” sin saber aún lo que eso es realmente, intercambio de cueritos (esas tiras tipo pulsera que aún venden en la feria artesanal como símbolo de nuestro eterno amor), regalos tipo peluches, corazones… de hecho, él fue el primero que me escribió una poesía (ojo de su propia autoría).

Nunca hubo con él más que un beso, una tomada de mano y un abrazo. Nada de grado dos ni mucho menos tres. Fue una relación bien inocente, y la verdad es que yo me enfrenté a él con un corazón cristalino. Sin miedos, sin aprensiones, sin dudas. Porque no sabía lo que era todo eso a los 14 años. Yo sólo entendía que él me gustaba mucho, que me encantaba estar con él y punto. Nada de estrategias ridículas, ni planes de conquista ni fórmulas para que te tomen en serio.

Finalmente, creo que después de no sé…. Tres meses??? de pololeo intenso y luego de habernos jurado amor eterno, él me pateó por teléfono. No recuerdo bien la razón, pero parece que era porque le gustaba alguien más o algo por el estilo. Y yo, corté el teléfono, me puse a llorar, mi mamá me consoló y de ahí me fui a hacer las tareas del colegio jajajaajajaj, así era el amor a los 14 años.

Siento que uno debiese intentar (digo intentar porque es tremendamente difícil) enfrentar  cada relación de pareja como ese primer amor. Es difícil porque por ejemplo yo ya no soy esa niña de 14 años, y el corazón va cambiando y aprendiendo, muchas veces a porrazo limpio, pero me refiero a entregarse a esta cosa linda del amor, el de esperar una llamada, de esperar ver al otro, de decirle al otro cosas lindas, aún cuando suenen cursis. Dejar de desconfiar, de pensar que el otro te anda cagando, o apremiarse por el mañana.

La verdad es que uno tiende a aferrarse a las cosas malas que a una le suceden en una relación. Por ejemplo, si tuve un pololo que me fue infiel, llego al a relación siguiente pensando que me van a cagar o lo que es peor, me reúso a tener más relaciones por miedo a que me caguen de nuevo.

De hecho anoche con N comentábamos esa tendencia. Según me dijo, a él  no le pasa…. Mmmm es que también es una cosa m{as bien del género femenino, siento que nosotras las mujeres somos más pegadas que los hombres.

Yo creo que hay que liberarse y dejar de entrar en pánico. O sea, yo también me he aferrado a lo malo, pero de no haberlo superado, aún pensaría que todos los hombres que se acuestan conmigo después me van a botar, o que todas mis parejas van a tener problemas sexuales…. o peor aún que hombre que me fijo, hombre que tiene trastornos siquiátricos.

Yo, de a poquitito, casi a  pasitos de bebé he ido sanando mis heridas del corazón. No ha sido fácil, sino que todo un camino…. Pero el resultado es que hoy puedo estar con alguien sin estar atacada. Y les prometo que aún hay días en que me da el sofocamiento, pero he aprendido a racionalizar mis aprensiones.  Es un trabajo diario, pero vale la pena.

Y ahora que estoy sintiendo esa cosa en el corazón que me indica cuando estoy amando de nuevo… más que nunca recurro a esa imagen mía con mi polerón plomo, entusiasta y alegre, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.

2 comentarios:

Clara S. Mardones dijo...

Que lindo ver como aveces una película (que aunque todos digan que lo que pasa en ellas no sucede en la vida real)te hace y nos hace recordar a nuestro primer amor, recordar esos detalles y como eran las cosas antes y ahora, creo que tienes mucha razón con eso de que no debemos aferrarnos a nuestras malas experiencias por que si fuera por eso..jajaja estaríamos todos solos y traumados. Encontré linda tu historia sobre tu primer amor, lo que es yo al ver la película solo tengo una pregunta en mi cabeza y es si existirán parejas que se amen eternamente así como en la película,ami me gustaría que así fuera pero seguramente son unos pocos los afortunados...

alos30 dijo...

Hola Clara! pucha sería saber que sí existen parejas como la de la película... pero como sabes? quizás la realidad sea aún mejor, porque tiene un condimento que no puede tener Hollywood: realidad. Saludos y gracias por postear!