lunes, 17 de octubre de 2011

Crazy bitch


Hay minas bien locas dando vueltas en este mundo y quizás más cerca de lo que uno pudiese pensar. Yo, por lo general, tiendo a defender a mis pares e intento siempre encontrarles justificación a su comportamiento, aún cuando pareciera a primera vista, bien raro, pero en definitiva hay algunas que se pasaron jajajaja.

A esas las suelo llamar crazy bitch. Llámese a la mina que aún siendo evidentemente humillada, engañada, tratada como trapero humano u objeto, persiste en asechar al sujeto masculino de su obsesión de turno o lo que es más patético, busca y encuentra, cual detective privado, la forma de ubicar y contactar a la novia o cercanos del sujeto de su obsesión con el fin de amedrentar, burlar o gueviar.

Suena a “Atracción fatal” y la mina que cocina al conejo, pero para ser sincera a lo largo de mi vida he conocido a varias que felices cocinarían al conejo por atrapar o cazar al hombre que huye de ellas justamente porque están de patio.

Recuerdo a una que en el colegio me seguía durante los recreos cual “Samy” de “Jersey Shore” porque me quería sacar la cresta. ¿La razón? Tuve la "audacia" de bailar con su novio en una fiesta de colegio. Novio que dicho sea de paso jajaja, me dio hasta su teléfono, pero que perdí (en ese tiempo no habían celulares y los números se anotaban en un papelito roñoso). Me empujaba en los pasillos y prometía combos. Medía el doble que yo y parecía camión, pero la verdad es que nunca me asustó mucho. Pero estaba de patio.

Otro caso (no revelaré nombres para no herir sensibilidades) es el de una chiquilla que conocí ya de adulta y que se iba a parar afuera de la casa del sujeto para esperarlo (las malas lenguas incluso dicen que una vez le tiró piedras a su morada en un ataque de desesperación y que por ello, consta de una denuncia en carabineros por acoso).

Ella lloraba en la pega. Me daba pena así es que la acompañaba al baño para que nadie la viera así. Se emborrachaba en mala en fiesta que había y terminaba en lo que terminan todas las minas que les patina, que están tristes o despechadas o ambas dos y que se toman un par de copas de más: llamando al sujeto a altas horas de la madrugada para decirles cualquier estupidez.

En su defensa, sí debo aclarar que a él también le patinaba, porque a pesar de todo lo descrito anteriormente, él una vez recayó con ella. ¡Uf! También conocí a otra chiquilla que esperaba al sujeto en cuestión fuera de su casa, agazapada detrás de un arbusto sólo porque tenía ganas de putearlo. Mal.

El último caso del que he sabido es uno relacionado con alguien muy cercano. Una mina que fue su amiga con ventaja. Una gatúbela en la cama, pero que igual se fue para la casa porque él conoció a alguien con la cual sintió las ganas de tener algo más que sexo.

El rechazo y su clara indiferencia, la trastornó. Lo buscó hasta la saciedad, incluso en un momento loco, lo llamó a medianoche para decirle que lo estaba esperando en la plaza ubicada frente a su casa. Luego, no conforme con eso, se consiguió de algún modo, el teléfono de la nueva chica, y la llamó para gueviarla.

LOCA. Quedó la cagá, finalmente se aburrió la mina, pero como está de patio, reapareció hace sólo unas semanas por una red social, mandándole al sujeto en cuestión una invitación con otro nombre, pero mismos apellidos. ¿Coincidencias? No, más espeluznante, le hizo un FB a su perra (mascota. Ojo) y le mandó esa invitación….. Okeyyyyyyyyyyyyyyyyy… jajajajaja.

También está un caso aún más cercano a mí donde la esposa de un ex mío y madre de su hijo, me mandó una invitación de FB….. WTF!! Fue mi primera reacción y mi segunda fue rechazar la invitación. Crazy…. O sea, ¿qué cosa podríamos hablar o compartir nosotras dos? PD: Si estás leyendo esto mujer, hazte ver.

Ahora, en defensa de todas estas bitches debo decir que todas pasamos por alguna fase de loca de patio. No soy la excepción. Yo tuve la mía a los 14 años, cuando me rayé con el primer andante que tuve (nos dimos un par de besos y sería). Como vivía cerca mío, con una amiga, íbamos hasta su casa para ver si lo podíamos ver pasar. Creo que lo vimos alguna vez y nos moríamos de la risa, pero eso era todo, no es como si yo le dejara cartas de amenaza en su casa. Eso ya es de crazy bitch.

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