Mis
queridos lectores, con mucho respeto les digo que si alguien más me pregunta
por mi estado emocional, creo que voy a estallar y decir alguna brutalidad.
Pasa una cosa muy curiosa, una situación que creo que no me había tocado vivir
y que de veras ha sido un hastío.
Es bien
simple en verdad: N se fue de vacaciones. Unas vacaciones (y vamos entrando
en explicaciones) que tenía programadas desde antes que nos pusiéramos a
pololear, pero que más allá de esto, bien merecidas que las tiene.
Cuando supe
de ellas, desde el primer minuto mi reacción genuina, fue de “oh, bakán…
Cancún, buena”. Pero lo que es curioso, es la reacción del resto de la gente
respecto a este viaje. O sea, más que la
reacción, yo diría el cuestionamiento. Y partimos: ¿por qué fue sin ti? ¿cómo
te sientes? ¿confías en él? ¿lo vas a echar de menos? Pero… (y esta es la que
más me gusta) “me imagino que después van a viajar juntos”.
Y la verdad
es que la gente comienza a generar un hoyo en la seguridad inicial, porque,
genuinamente, después de tanta pregunta, yo también me he cuestionado si acaso
está Ok que yo esté Ok con que viaje sin mí jajajjaja ¡es absurdo!
Todo esto
me lleva a otro tema y que tiene que ver con las percepciones y juicios del
resto del mundo de cómo debe ser una relación de pareja “normal” y cito algunas
ideas de lo que he escuchado últimamente:
*La pareja
tiene prohibido ir a ninguna parte considerada divertida sin una, la media
naranja (eso incluye viajes de placer, carretes, cumpleaños, eventos sociales
varios etc)
*La pareja
debe verse lo máximos posible, ojalá todos los días, aún cuando no hayan ganas
o deseos de estar solo contemplando el techo. ¡No! Hay que estar juntos.
*Imposible
llegar a pensar que a los dos meses uno puede tener una relación SOLIDA y
bonita, ¡No! Lo normal es tenerla después del año, el que diga lo contrario, es
un iluso.
*Cada vez
que estamos juntos DEBEMOS quedarnos a dormir juntos. Da lo mismo si al día
siguiente haya que levantarse al alba o si uno esté muerto de cansado, ¡No! Hay
que quedarse juntos porque eso es lo que hacen las parejas: compartir cama.
Y así puedo
seguir eternamente con este listado, pero la verdad es que los puntos recién
mencionados son las máximas con las que me he (nos hemos) encontrado en el
último tiempo. Hay veces en que debo confesar que sucumbo entre tanta exigencia
social y me cuestiono… pensando que tal vez el resto del mundo sabe mejor de
cuántas veces debemos vernos, o que tienen razón con esto de que no puedo divertirme
sin él…. Pero luego me acuerdo de las mil parejas que siguen estas reglas al
pie de la letra y que no se soportan, se ponen el gorro, no se hablan y que al final
se separan.
Todos
sabemos que No hay recetas para tener una buena relación de pareja, pero pucha
que nos gusta etiquetar las cosas y ponerle reglas. Medimos cuánto amamos en cosas estúpidas cómo
cuántas veces vemos al otro en la semana o cuántas veces tiramos, o cuántas
veces nos quedamos a dormir juntos, pero la verdad de la milanesa, es que todo
eso es puro y simple bullshit.
Y ya es
hora de entenderlo, y superarlo. La gente habla tanta lesera de repente, pero
también es una la que presta oreja. Yo he descubierto que soy
bien permeable al comentario gueón. Quizás no a la primera, pero cuando se
repite la vez 40, tiendo a empezar a cuestionarme, cuando en realidad lo que
debería hacer es cuestionar al mundo y seguir sintiéndome segura y feliz.
Esa es mi
actual lucha… recordar con quién estoy y quién soy. Y recordar, como dice la canción que Johny, ¡el
mundo está muy loco!
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