viernes, 31 de diciembre de 2010

Último día: ¿nadie se enoja?


Eso siempre me decía mi mamá cuando aún estaba en el colegio y era viernes o cuando era el último día de clases antes de salir de vacaciones. Así partía feliz. Hoy es el último día. El último día del año 2010, el último día de convivencia con J que ya a estas horas, seguramente tiene casi todo fuera de mi casa.

Cuando hoy llegue, va a estar ese maldito clóset vacío. Odio ese clóset vacío, “vacío, una vez más”, a veces pienso en mis momentos Emo. La despedida fue en medio de embalajes, en medio de bolsas llenas de ropa y sólo atiné a decirle “ya, me tengo que ir”, para luego acercarme, darle un abrazo insípido y desearle que le fuera bien. Él me quedó mirando con cara de “¿Y eso fue todo?” y yo sólo le respondí: “Pero, es que… ¿qué más?”. Y me fui, arranqué casi.

En la micro me fui con mi MP3 a todo chancho y con lágrimas en los ojos, pero tranquila. De a poco se me ha ido despejando esa cosa media rara que se me instala en la garganta. Hoy me siento sin duda mucho más aliviada. Quizás tiene que ver con que por fin se cumplió la fecha o tal vez porque creo que voy a ir avanzando o porque comienza un nuevo año, no lo sé.

Recuerdo que cuando era chica y me enfermaba, lloraba dos horas antes que llegara el enfermero a mi casa para pincharme el trasero, pero una vez que llegaba, me tranquilizaba y me portaba como una niña valiente. La partida de JC es como esa inyección, que sé que va a doler, pero que llegado el momento, sé que me va a hacer bien, por lo que lo enfrento y no huyo.


Hoy, a diferencia de otros días, sí tengo ganas de volver a mi casita y de hecho tengo la tarde copada con todo lo que tengo que hacer, siendo una de las misiones, hacer aseo, no sólo porque está mugriento, sino porque así dicen que se sacan las malas energías y se permite el ingreso de otras más renovadas.

Creo que es importante que comience a enfocarme en mí, quizás por primera vez en mi vida, en lo que yo quiero, lo que a mí me hace feliz y ya! Vamos a ver cómo me va… ¡CRUZO LOS DEDOS!

ADIOS 2010… BIENVENIDO: 2011

jueves, 30 de diciembre de 2010

Mi última decisión 2010


He tomado una determinación importante, una resolución que generará consecuencias varias, pero es una buena decisión, por lo menos así lo veo, ya que está enfocada a convertirme en una mujer más autónoma e independiente en el sentido emocional, algo que siempre me ha costado y que no he podido lograr hasta ahora.

Hace poco alguien por ahí me dijo algo sin anestesia que aún resuena en mi cabeza: “lo que pasa es que tú basas tu seguridad y felicidad en tus relaciones amorosas”. Y ahí quedé, pensativa un buen rato, no pude rebatir, sólo me quedé en silencio.

Esa persona poco o nada me conoce, pero dio en el clavo. Y claro, cuando tengo una relación bonita y que va de maravillas, me siento como la reina del mundo, feliz, positiva, pero cuando ésta empieza a decaer o algo pasa, de pronto, muchas cosas dejan de interesarme, cosas que deberían interesarme por mí y no por otro. Y eso me da miedo.

Me espanta bastante, porque puede llevarme a caminos equivocados, a tomar decisiones erróneas, puede incluso hacerme retroceder y me ha costado demasiado avanzar, como para arriesgarme de ese modo.

Aunque me cueste incluso escribirlo, no puedo depender más de otro para que me haga feliz, no puedo depender de sus estados de ánimo, de que si me habla o no me habla, de que si me busca o no. Mi estado anímico no puede estar ligado a ese tipo de cosas, porque me puedo ir a la mierda, qué susto! Y yo conozco lo que es irse a la mierda, y no vuelvo para allá.

Supongo que ya es hora de que tome el control absoluto de mi vida, lo que implica tomar algunas posturas nuevas, lo que implica dar algunos pasos al costado. Esta puede que sea una de las decisiones más difíciles de mi vida…. Y qué curioso que me vea forzada a tomarla un día antes del comienzo de un nuevo año, lo tomaré como una señal. Porque sinceramente, ya no doy más.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Voy a ser tía!!!!


Y siguen pasando cosas este 2010 y cosas buenas y lindas, que es lo mejor. Hoy me enteré que C, una de mis amigas, va a ser mamá. Tiene dos meses, está feliz y para más remate, enamorada.

Me alegro por ella, de corazón, más aún sabiendo que justo la última conversación que había tenido con ella tenía que ver con sus ganas de proyectarse en pareja y de formar familia. Como diría mi otra amiga P “pídele lo que quieres al universo y éste te lo dará”.

Me imagino que su vida va a cambiar del cielo a la tierra, me cuesta imaginarme a mi amiga embarazada y de mamá y no porque no la crea capaz de hacerlo maravillosamente bien, sino porque eso me hace confirmar que la vida va avanzando, que la vida va cambiando. Es bonito eso, da un poquito de susto, pero es bonito al fin y al cabo.

Lo primero que le dije a J, la amiga que me lo contó fue “¡sólo falto yo!”, porque de hecho, es así, ya que ella también tiene a una niñita. Hoy quiero ser mamá (hoy, es un concepto metafórico, no es que ahora deje de escribir y me vaya a poner en campaña jajaajaj). Hoy estoy en un momento especial donde recién, pero es que recién estoy comenzando a construir para mi futuro, por lo que siento que faltan muchos ingredientes, como una estabilidad emocional adhoc, económica, y, por supuesto un postulante oficial de padre.

Pero las ganas están y hasta puedo llegar a visionarme con guatita de embarazada y con un bebé en brazos. Claramente necesitaré terapia para lidiar bien con la responsabilidad que implica traer un hijo a este mundo jajajaja, pero ya tengo a la sicóloga así es que una cosa menos!!!

Es chistoso, pero acá en el lugar donde actualmente trabajo, abundan las embarazadas, incluso andan rodeadas con una especie de poder especial, como una especie de capa intocable, todo lo contrario de mi anterior pega donde embarazada era sinónimo de puros problemas, gastadero en reemplazantes y malos ratos. Acá no, acá las embarazadas como que brillan y pertenecen a un club especial de mamis. Exclusivo y Vip, por lo demás.

martes, 28 de diciembre de 2010

Cuenta regresiva….


Si bien ahora estoy más tranquila que en la mañana aún tengo un nudo en mi garganta y el estómago apretado. Ya comenzó la cuenta regresiva y no precisamente para terminar el 2010, sino que para darle punto final a una era, a un tipo de vida antigua que ya no me acomoda, el fin concreto de una relación que me dio tantas alegrías como penas, el final de una relación importante, quizás la más importante, que me dejó grandes lecciones de aquello que se debe hacer y lo que jamás se debe hacer.

Se acerca el fin de la era “ardilla”, el fin de la era “chancho”, el fin de un tiempo de mucha necesidad emocional, de salvatajes mutuos, de pasar cuentas, de rabia contenida, de impotencia emocional y física.

El fin de hacerme cargo de él, el fin de sentirme poco deseada, el fin de un sueño y de una ilusión que se gestó hace 3 años y que fueron muriendo, agonizando de a poquitito producto del miedo, de la presión impuesta y autoimpuesta, de las historias no resueltas, las conversaciones pendientes, de la imposibilidad de un “nosotros” y por la realidad por debajo de la expectativa.

Pero también es el fin de la complicidad en medio del dolor, del reconocer en el otro todas las emociones del universo, del saber qué es lo que piensa el otro sin decir nada. Es el fin de las “maratones de películas” que jamás fueron maratones, porque siempre nos quedamos dormidos en la segunda, de las idas a nuestro pub regalón, de los gritos clásicos desde la cocina “¡¿Té o café?!”, de las tortillas domingueras con harta carne molida y palta, de los paseos con Marley (este último recuerdo me mató....), de las idas a Los Vilos, de los tacos del Mall, de los escasos, fugaces pero sinceros “te quiero, chancho”.

Es el fin de tantas cosas, pero (y trago saliva) es el comienzo de mi nueva vida, de esa más amena, más feliz, más alegre, más llevadera, de esa donde tengo las cosas más claras, donde vivo conciente de lo que me hace bien y mal, donde me rodeo de gente que me hace bien. Es el inicio de mi convivencia con P, es el comienzo de mi camino, MI camino, es el punto donde parto de cero, donde todo parte, donde el dolor comienza a transformarse en algo más bello, llamado reconciliación o resolución, donde se suelta la rabia, la misma que he llevado sujeta al corazón durante tantos años ya. Es el arribo al lugar donde confío y tomo riesgos, donde en vez de enojarme me da pena, donde perdono a los que me hicieron daño, incluso sin que me lo pidan. Es el punto de partida de mi real libertad.

Es un buen lugar al que me dirijo, pero pucha qué me duele dejar el pasado. Supongo que lo podré hacer, de a poco. Hoy, será un día importante, porque hoy llegaré a casa a limpiar y a ordenar, a preparar la casa para su partida. Lloraré, obvio, hoy estoy de luto, estoy de duelo seguramente por la primera vez en mi vida.

lunes, 27 de diciembre de 2010

The X effect


Pucha qué era notable ese programa de MTV, ese donde de manera macabra juntaban a dos exes para un fin de semana romántico (sin que ellos supieran, obvio) mientras sus actuales parejas miraban a través de un monitor instalado en otra habitación todo lo que hacían y decían.

Tortura china para cualquier cristiano. Es que esta cosa de el o la “ex” es media compleja encuentro yo. A ver, analicemos, viví (aún vivo, pero esta es la última semana) con mi ex durante 5 meses. Loca, lo sé. Ha sido una experiencia, a ratos aterradora, a ratos divertida. Ahora, no sé qué sucederá cuando se vaya de mi casa, si seguiremos como amigos, si eso será viable o si traerá más enredos o qué. Pero tengo claro que tiene que haber un distanciamiento para avanzar, de lo contrario, sigo anclada a lo que fuimos.

Hoy no soy amiga de ningún otro ex, por lo que supongo que eso deja en claro que por lo menos en mi experiencia, no se ha podido transformar una relación de amor a amistad. Pero quiero dejar en claro, que en algunas casos me habría gustado, por ejemplo con mi ex marido. Yo, feliz lo tendría por lo menos en el MSN. No se trata de que salgamos juntos o compartamos intimidades, sino de mantener una buena onda, pero…. no se pudo más que todo por su parte, ya que hubo un momento en que me tinca que me hizo hasta vudú.

Anterior a él estuvo otro personaje, bueno de alma, pero aterrador, nunca se me olvidará que me dijo que si lo nuestro terminaba ¡se iba a meter al seminario! Y ojo, que lo dijo en serio. Hoy este postulante a cura, está casado con una niña que tiene mi mismo nombre y mi mismo tipo, freaky!!!!!!! Con él recuerdo que intenté ser amiga, pero no había caso, siempre me tiraba la onda lastimosa. Aún me acuerdo cuando me mandó un mail recordando (aclaro que ya habían pasado como 6 meses desde que habíamos terminado) el “aniversario” de nuestro primer beso. CUEK.

Anterior a ese personaje, estuvo F, un chiquillo con el que pololié cuando estaba en el colegio. El idilio duró 1 año, lo que para ese entonces era una eternidad. Post quiebre, quiso ser mi amigo y me siguió llamando por teléfono (en ese tiempo no había MSN) durante ¡7 años! En todo ese tiempo, nos vimos una sola vez, pero en esa oportunidad me hizo un escándalo en plena calle, por lo que decidí nunca más juntarme con él. Dicho y hecho, claro que seguimos hablando por todo ese tiempo. Incomprensible él y yo también que le contestaba. Hasta que un día no llamó más. Presumo que cayó muerto o se le ocurrió que estaba haciendo el loco, una de dos.

Y, para de contar. Mi amiga P fue durante muchos años amiga - confidente de su ex, el mismo que le puso el gorro, tuvo una guagua y se quedó la “otra”. Le decía siempre que estaba tan arrepentido, que era tan infeliz, bla bla, claramente la amistad tan cercana se diluyó.

Mi ex tiene a su ex en MSN, se saludan para los cumpleaños y sería. M extirpó de su vida a su ex. Al parecer la relación con los exes es demasiado compleja. Ahora, yo intento no ser enrollada con las ex de mis parejas, bueno, salvo cuando llaman pasada la media noche… algo de dudosa intención (me ha pasado).

Incluso suelo ser bien curiosa, me gusta conocer a la o las mujeres que me antecedieron. Me gusta saber cómo eran, cómo no eran, sus historias, si eran bonitas o feas, en qué somos distintas o parecidas, me gusta saber supongo en qué terreno piso.

Claro que a veces es tanto lo que pregunto que me empiezo a enrollar. Onda, “chuta, era más linda que yo (después de ver una foto), o hacía esto que no hago yo”. Con M en particular debo decir que además de curiosidad siento algo, sólo algo, de temor respecto a su ex, porque mal que mal no es una ex cualquiera, es una ex novia, la mujer con que hace unos 9 meses se iba a casar. O sea, ella tiene una especie de inmunidad o fuero, una especie de puesto VIP que yo no puedo tocar.

¿Y si ella algún día lo busca? ¿Y si él se da cuenta que aún la ama y quiere volver? ¿Y si por casualidad se encuentran? Y si. Y si… ¿y si se me cae un pedazo de techo ahora mientras escribo y me mata? Esas son las probabilidades.

Bueno, cuando se me vienen esas aprensiones, recuerdo o trato de recordar que si ella tiene el título de “ex” por algo será y que en cambio yo tengo el beneficio del presente. Igual no me arriesgaría a entrar al programa de MTV para ver qué es lo que pasa entre ellos dos en un encierro romántico ¡ni ca!

Y ahora que lo pienso yo he vivido en esa especie de reality con mi ex, claro que sin cámaras, ¡por suerte! De lo contrario, más gente diría que estoy derechamente para el peral ji ji.

Mi Navidad


Estuvo piola, tranquila, conversada, pero también sorpresiva. Lo pasé con Frank y Paris, junto a mi incondicional Marley, incluso me quedé esa noche en mi ex casa. Los quiero a los dos, claro que debo decir que cada vez que sé que los voy a ver en una jornada prolongada, me preparo sicológicamente para sus peleas y discusiones bobas del estilo “ya poh vieja, ven a sentarte, siempre te dai muchas vueltas” o los “viejo, ¿qué estás haciendo? ¡No! Pucha qué eres torpe” o la infaltable acotación respecto a mi peso “qué bueno que no has subido, antes estabas muy gorda”. Nice...

No hay Navidad sin estos argumentos, no hay juntas sin estos alegatos, ni visitas sin estas acotaciones derechamente desubicadas. Antes, no las soportaba, pero ya con los años y, después de algunas terapias, me doy cuenta que es lo que hay y a partir de eso hay que acomodarse y construir una relación con ellos.

Como sea, estuvo bien, incluso con mi padre – hombre al que le cuesta esta cosa de las emociones – tuve una conversación, si bien express, bastante profunda y que no estuvo, en esta oportunidad, construida en base a bromas como que soy la Elizabeth Taylor de la familia porque llevo a cuestas una separación.

Hablando del futuro, me dijo y cito textual “hija, lo que tienes que hacer es buscar a alguien a quien querer y que te quiera devuelta”. Esa frase, que es muy simple, sin grandes palabras ni artilugios me quedó rondando por varios días. “Buscar alguien a quien querer”, aún me hace ecos, porque me hace tanto sentido, la encuentro poderosa y bella, más aún viniendo de Frank. Y es justamente lo que voy a hacer y es justamente lo que estoy haciendo, granito por granito, paso a paso.

Esa fue la primera parte de mi Navidad. La segunda patita fue con M. Nos juntamos el domingo a almorzar. Qué rico juntarse con él con la mente despejada y sin 9 horas de trabajo encima, el panorama cambia completamente. El tema es que de la nada, me dice “oye, el viejito pascuero, más tonto, cachai que se equivocó, vino para acá y te dejó algo para ti”.

Y yo con cara de plop lo miré mientras me pasaba una deliciosa cajita de chocolates. Ahí quedé, con mi discurso de "no importa que no nos regalemos nada, porque si lo hago quizás va a pensar que estoy muy embalada" – en la mano. Con el corazón detenido y con ganas de decirle miles de cosas. Sólo atiné a mirarlo, lanzarme a sus brazos y darle las gracias, excusándome de no tenerle nada… “No importa, hay tantas otras formas de demostrar el cariño”. Y ahí quedé de nuevo, apenas respirando.

No fueron los chocolates, pudo haber sido una pelusa y yo habría reaccionado igual. Fue el gesto y lo que hay detrás del gesto, fue lo que rodea al gesto, fue lo que dijo sin palabras.

En el camino devuelta a mi casa, dije – sin pensar, obvio, porque si la pienso me da miedito – “ojalá que esto durara para siempre”. Él me miró y me dijo “entonces hay que cuidarlo”. Y lo hago o por lo menos lo intento. Lo que tenemos, que no tiene nombre, ni plazos ni conoce de imposiciones ni de rutinas, ilumina una parte de mi vida que ha sido azarosa, que ha estado llena de espinas y de contradicciones.

Me ha costado ser feliz en pareja, vaya ironía para alguien que no sabe estar sin alguien al lado. Pucha qué me ha costado, pero hoy siento que merezco lo mejor, lo más lindo, un hombre que me quiera con todo, que me ame, que me desee, que esté ahí cuando lo necesite y no sólo cuando se acuerda. Hoy no aspiro a menos.

viernes, 24 de diciembre de 2010

La teoría de las cinco citas


Anoche con M arrendamos una película y continuando con mi mala racha blockbusteril, se me ocurrió elegir una que se llamaba “Al diablo con el amor”, protagonizada por los mismos actores de “My big fat greek wedding”, claro que la actriz aparece mil veces más flaca, rubia y ¿joven? Curiosidades.

Bueno, la película realmente era un bodrio, (esta vez la vi, casi, pero casi, sin interrupciones de tipo eróticas jajaja) para qué voy a decir una cosa por otra, pero me llamó la atención el rollo de la protagonista. Ella decía que cinco citas era lo suficiente como para pasarlo bien con un hombre, tener romance, buen sexo, y entretenerse sin sufrir. Ella aplicaba esta estrategia al pie de la letra y aseguraba que siempre andaba feliz.

Y me quedé pensando un rato en eso, porque justo justo por la tarde había estado conversando con una compañera de trabajo que llevaba a cuestas un matrimonio de 14 años (con hijos y todo el paquete) pero que me comentaba que no sabía bien si era feliz, que quería a su marido, pero que no sabía si lo amaba, porque ya estaba cansada de hablar y pedir y esperar cosas que nunca llegaban de parte de él.

“Habrá alguna forma de negociación”, le dije yo, con la esperanza que me dijera algo como “sí, puede ser”, pero me contestó que en realidad no estaba ni ahí.

Y estuve pensando en esta cosa de la pareja y de los años juntos, de la convivencia, de la rutina, del sexo, el erotismo, el gusto, la atracción…. Qué miedo, pero no conozco ninguna pareja que lleve años, que conviva o esté casada y que se declare feliz. Siempre hay alegatos, quejas varias, frustraciones, promesas no cumplidas. Uf.

Para qué ir tan lejos, cosa de ver a mis papás que llevan, más de 30 años de casados, que estoy segura que se quieren y que se tienen cariño, pero que no estoy cuán segura respecto a qué tan felices han sido juntos. Me daría miedo preguntarles, si es que se volvería a casar si es que pudieran retroceder el tiempo. Supongo que llega un momento en que dejas de luchar y te resignas a lo que hay, te acomodas, te adaptas y sigues en silencio.

Eso me hizo pensar en esta teoría de las cinco citas del personaje de la película, igual encuentro que es una exageración, o sea cinco encuentros es muy poco ya que si es que a la sexta salida, ya sufres, es porque todo mal, pero tal vez hay un tiempo límite de felicidad máxima cuando de amor se trata.

O tal vez, el amor inicial, esa cosa adrenalínica, con mariposas en la guata y erotismo a prueba de todo, comienza a transformarse en otras cosas. No sé. Siempre he tenido la duda y quizás muera con esa pregunta en mi mente.

Supongo que la cosa funciona de acuerdo a cada persona y a sus niveles de tolerancia a la frustración. Quizás para mí lo que jamás podría ser tachada como una historia de amor, es para una persona el romance más hermoso que haya existido jamás. Tal vez para alguien el tener más una amistad que un amor con su marido o pareja, le sea más cómodo y más llevadero que una pasión desenfrenada. Y en una de esas, hasta le pueda hacer feliz. No sé.

El tema me da miedito, de hecho me da como escalofríos y una continuidad de soponcios. Qué susto pensar que pase lo que pase, estés con quién estés, hagas lo que hagas, al final esa cosa romántica y pasional se va a acabar.

En una de esas, la solución es la del pololeo eterno, o la de verse no tan seguido, o la de ser por siempre un amante, o la de convivir pero dormir en camas separadas o la de incluso emparejarse y validar la posibilidad de infidelidad.

Mi presente hoy está lleno de mariposas en la guata, de pasión, de ganas de ver al otro, de erotismo full, de caricias, de abundancia de besos, abrazos y palabras lindas. Y quisiera aferrarme a todo eso por mucho tiempo, lo que más pueda. ¿Por siempre? ¿se podrá? Y si otros no lo han logrado ¿por qué lo tendría que lograr yo? En fin, así me la paso.

De repente, así como muchas cosas en la vida, hay que aspirar a un equilibrio. O sea, entender de que quizás las cosas no van a ser tan explosivas como al principio después de unos cuantos años, pero también ser capaces de negociar, conversar y planear.

M una vez me dijo que el amor había que trabajarlo, que había que conversarlo. Creo que tiene razón, es más, alguna vez escuché o leí – no recuerdo bien- que el matrimonio al final era una conversación que duraba toda una vida. Bonito concepto, claro que va unido a ponerle pino, tener mucha confianza, comunicación y fe.

Yo tengo la esperanza que sea así por último, que esa sea la “solución final”, porque sé – y lo digo por experiencia propia – que el amor no basta, aunque suene grinch y mala onda. Tiene que haber más que eso, tiene que haber ganas y conciencia de esas ganas.

Tal vez el secreto está en cada cita hacerse la amnésica, como la película “Como si fuera la primera vez” esa con Drew Barrymore y Adam Sandler, donde ella padece de un amnesia a corto plazo (lo que hace un día, al día siguiente ya lo olvida) por lo que lo obliga a él a conocerla y enamorarla de una manera distinta todos los días de su vida. ¿Aplicable? Puede ser...

jueves, 23 de diciembre de 2010

Wonderworld EIBICI UAN


Me carga la gente pituca y siútica para más remate. Me cargan las minas que dicen (con una especie de odioso grito) “¡Gaia!” porque no son capaces de modular la doble ele, que debe ser considerada C3. Me cargan las minas que encuentran todo lo que es de Plaza Italia para abajo “rasca” y que la ropa de Patronato es última, siendo que cada vez que voy para allá está llena de cabras chicas del sector oriente y que existe un Patrolais, no estoy bromeando, en serio que existe, y con ese nombre en Vitacura.

En el último tiempo he tenido de manera forzosa (mi trabajo queda al lado de un shúper (no súper) mall de arriba) nadar entre medio de estas especies. Muchas veces me siento como un atún en un acuario de puros peces tropicales, pero intento vaipacear (qué flaite este concepto, me encanta) esa sensación con humor.

Igual, debo confesar que he debido tragarme mi orgullo de chica de jeans, condoritos y poleras con dibujos y colores estrambóticos, para poder mimetizarme un poquito en este acuario eibiciuan. Por lo que antes de entrar a trabajar, mi madre – mi personal shopper top – invirtió unos cuantos pesos en mi nueva imagen de chica editora de una revista creada para cuicas.

Y parece que me mimetizo un poquito, porque hay gente que piensa que soy cuica o “ABC1”. De hecho, me lo encaró una compañerita con dilemas de esa especie y yo con humor le dije “¿ABC1? Eso no es lo que dice mi cuenta corriente” jajajajaaj, lo que es peor, eso fue en serio!!!!

Nunca he sentido complejos de clase social, no me interesa pertenecer a más arriba ni a más abajo, me gusta el medio, no tengo aspiraciones sociales y me meto por buena parte cuando alguien me dice que vive en tal o cual comuna ¿qué me importa a mí?

Pero no puedo dejar de mirar con sarcasmo algunas cosas chistosas, como este cuadro de ejército de rubias (reales, esas sin raíz) que andan juntitas en el mall, que comen comida chatarra porque son rebeldes, pero que andan cargadas de paquetes de la tienda Zara.

Un día en el patio de comidas, recuerdo que me iba a sentar en un lugar y apareció una señora que se me adelantó y me dijo “está ocupáo” (acento en la A, por la papa en la boquita). Yo quedé, ahí, mirándola perpleja con mi bandejita en la mano, Y luego en silencio me di la media vuelta. Supongo que la educación no tiene nada que ver con plata, y ella es un claro ejemplo.

Ojo, no es que sea resentida social y que me cargue la gente con plata, ¡no! Yo admiro bastante a quienes han logrado cosechar fortunas, generalmente se trata de personas inteligentes. Pero me carga el arribismo. He conocido personas con dinero que si no supieras que tienen tanto, jamás se te habría pasado por la mente que es así y también me he topado con personas que no paran de hablar de marcas y de puras hueás y que generalmente no tienen donde caerse muertos.

La gente súper hiper light continuada (uno puede ser superflua, pero no todo el rato) y derechamente gueona me da sueño. Y no estoy hablando de ser intelectualoide (me cargan esa gente también) si no de ser alguien capaz de tener un tema de conversación interesante más allá de la tele, los famosos, lo último en belleza, moda, o sea, a mí también me gustan esos datos, pero creo que tengo más que decir que eso, todo en su contexto.

Acá, por estos lares, se da bastante esta cosa de clase social, da para una teleserie tipo Los Subercaseaux v/s los López. A veces me siento como en la época de Carrera, O’Higgins, onda… “no, tú eres de clase elite, en cambio yo (léase como sho con tono penoso) soy del pueblo y no tengo qué comer…" y ojo que también se da a la inversa “Tú eres del pueblo, qué latita gaia, hello! No puedo hablar contigo, em, gordito ¿me llenó la Toyotomi?”. Dios, no lo aguanto.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Tú en mi mundo….


Hoy nos volveremos a ver.

Pasa que cuando sé que nos encontraremos ando con el ánimo por las nubes, como cabra chica en el día de su cumpleaños, ando feliz, y se me nota.

He descubierto que siempre pienso en él en la micro, camino a la pega. Aferrada a mi MP3 (a mi cartera, y a mi persona, ¡cómo odio el Transantiago!) rememoro encuentros pasados, palabras intensas o recuerdos chistosos. Típico que me río sola y la gente me mira como demente. Pienso en él y sonrío.

La primera vez que me pasó fue hace bastante tiempo (creo que cuando nos volvimos a reencontrar hace unos meses y nada estaba dicho ni escrito). Recuerdo el momento en que pensando en él, sonreí, como un acto reflejo no voluntario, como un impulso que no pude controlar. Me dio susto, en esa primera instancia y de inmediato me puse seria, intentando guardar la compostura, pero ya no, me río no más.

Anoche hablando de aventuras y futuros me dijo algo que podría sonar cotidiano pero que en verdad implica un pasito importante entre dos personas: la incorporación al mundo del otro.

Me dijo que le gustaría que en un futuro yo conociera a una amistad suya, una muy querida de la que me ha hablado. A la vez yo también le dije que me encantaría que conociera a mi amiga del alma P, de la que tanto le he hablado también.

Es raro y sinceramente no sé bien a qué se deberá (en una de esas el hecho que el anuncio sea a futuro me calma), pero la verdad es que usualmente a mi esas cosas de las “presentaciones en sociedad” me ponen los pelos de punta.

Hay siempre tanta presión detrás, típico que te miran con lupa, y que van tomando nota de lo que dices o haces, para luego, en secreto dar el veredicto a la persona en cuestión, pero la verdad es que en esta ocasión no me dio esa sensación desagradable de soponcio. Al contrario, fue como “¡ah, bkn!”. Aunque igual seguramente en el momento y en los minutos previos voy a estar un poquito nerviosilla, pero manejable.

Recuerdo que esto de “tú en mi mundo” me implicó con mi ex pareja, peleas varias. Me acuerdo perfectamente cuando, tras estar juntos más o menos 1 mes, y luego de sólo unos días de que mi ex marido se fuera de casa, él quería a toda costa que conociera a su mejor amigo.

Yo, con sopor y con horror, no fui capaz. Me negué a entrar en su mundo de esa forma, como estrellándome, confundida, tremendamente triste y por imposición. Era como una sensación de ahogo, era como si yo estuviera traspasando mis propios límites….Era otra época.

Hoy sí quiero ser parte del mundo del otro. Hoy sí quiero que él sea parte de mi mundo. Sí puedo y me lo permito también. Quiero conocer a la gente que le importa, quiero conocer los lugares que ama, quiero estar ahí y quizás, sólo quizás ganarme un espacio en su universo.

martes, 21 de diciembre de 2010

Gata engrifada


Tengo miedo, terror para ser más exacta de que me hagan daño. Por lo mismo a veces ando como gata engrifada, ante cualquier señal o signo de “ataque” yo salto, lista para contra atacar, así he sobrevivido toda mi vida, así me enseñaron y aprendí a sobrevivir.

Pero hoy, quiero vivir, ya no me interesa la faceta de “survivor”. Pero eso implica tomar riesgos y aceptar que existe un margen de error. Lo asumo de manera conciente, quizás por primera vez en mis 30 años.

Lo que pasó esa madrugada me hizo darme cuenta cuán vulnerable realmente soy y cuánto susto tengo de confiar en un hombre, sí la misma especie con la que hace un tiempo declaré enemigo público. Cuesta dejar de pelear, de pegar arañazos ante cualquier cosa, cuesta dejar de defenderse.

Hay grandes lecciones detrás de lo que pasó y que poco o nada tienen que ver con mi primera reacción de gata engrifada, con mi primera reacción de huida o de reversa ni con los recuerdos vivos de esos hombres del pasado, ni con las heridas que aún me sangran.

Una de las grandes lecciones es que a veces, sin querer y sin intención, las personas se equivocan. Y duele, vaya que sí, pero el estar frente a un hombre que es capaz de escuchar y entender, me hace darme cuenta que es mejor que la gata engrifada se quede en la casa, ya no la necesito, tan sólo necesito alzar la mano y decir “hey, esto me duele, conversémoslo”.

Descubrí que no sólo me cuesta soltar el pasado, sino que también el futuro, lo que podría pasar. Me cuesta vivir en el hoy, en el presente, en lo que hay y lo que hoy hay es bueno, mucho más de lo que jamás pensé.

Tengo mil inquietudes, mil pensamientos, mil sueños y mil presentimientos, pero siento a la vez que no es tiempo aún de enfocarme en ellos, están, me susurran secretos al oído, pero no puedo hacer más que esperar. Esperarme, esperarlo.

No sé esperar, pero ya aprenderé. No sé tener paciencia, pero tendré a que aprender a tener. Y menos sé soltar el control, pero lo intentaré.

Miau....

sábado, 18 de diciembre de 2010

Y... desperté


Hoy desperté boca arriba, instalada en una cama gélida, media vacía, y vacía mi alma, una vez más. Desperté desnuda, vulnerable, con frío, pero desperté a la realidad, esa que a veces no me gusta y me cuesta ver o escuchar, esa que me aprieta el corazón.

Me costó levantarme de esa fantasía donde todo estaba marchando bien, donde me sentía a gusto, en confianza. No hubo alternativa tampoco, ya que a patadas me sacaron de esa sensación de seguridad. Me levanté y me puse la ropa, confundida y con vergüenza.

Quedé muda, las palabras desaparecieron, se me paralizó la boca. Así me fui en silencio hacia mi casa, hacia el único verdadero lugar seguro que tengo. Me fui en silencio pensando y sintiendo ese mismo vacío de antaño, esa soledad que pensé que había extirpado, pero que con sólo un par de palabras o un par de acciones, volvió a clavarse en medio de mi corazón.

“¿Qué pasa?”, me preguntó, “nada”, logré esbozar, hastiada, enrabiada, cansada, con sueño y aún a medio despertar. Pero la verdad es que pasaba “todo”, pasaba el pasado, pasaba el presente, pasaba la sensación de ser usada, de ser sólo la entretención del viernes, de ser sólo un cuerpo inerte.

De pronto sentí su mano tocando la mía y me incomodó. No sentí la caricia, sino que sólo una mano, ajena, extraña, irreconocible. La distancia se había colado entre los dos.

Y en ese trayecto de vuelta, que me pareció que duró una eternidad, me reencontré con los fantasmas de antaño, con todos aquellos hombres que pasaron por mi vida y que no me enseñaron más que ser fría y no sentir, que me adiestraron respecto a cómo lograr la apatía completa, de cómo tener sexo sin intimidad, de cómo desaparecer y convertirme en otra.

Me reencontré con ellos, me saludaron y creo que hasta quisieron darme la bienvenida, por lo que me tuve que aferrar, por lo que me estoy aferrando, a todo lo que he logrado hasta ahora y que no ha sido cimentado con aire.

Tengo pena, porque hay cosas con las cuales sé que hoy no puedo ni quiero lidiar. Tengo pena porque pensé que quizás esta vez podía ser diferente para mí. Tengo pena porque esta vez confié y confié harto, porque me dejé llevar, porque me reí con ganas, porque tuve fe, porque sé que hay cosas, que como las de esta madrugada, se quedan ancladas en el corazón y no hay vuelta atrás, porque son esas cosas las que detienen el tiempo y los sentimientos que nacen, por muy genuinos que sean, porque son esas cosas las que marcan diferencias, porque son esas cosas las que nos delimitan el querer, el añorar y la realidad.

Con los ojos llorosos hoy por la tarde, tuve que despertarme bien y trazar estos nuevos límites de autoprotección y de cuidado personal Ya no sirve el freno de mano, requiero de un escudo y…. sinceramente no me acomoda, si es que lo quiero es algo lindo y sano. Ya no estoy para escudos ni batallas de control, ya no estoy para andar armando estrategias, hoy estoy para mejores cosas.

Prefiero la sinceridad antes que tanta palabrería, sueños y promesas, mejor aceptar las cosas como son, y los roles que hay. Claro que el papel de la amante del viernes prefiero que se la den a otra. Paso.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Mis proyectos 2011


Este 2010 gané y perdí. Lloré y reí. Recordé y olvidé. Tuve reencuentros y desencuentros. Di la bienvenida y dije adiós.

En vista de todo eso, hice un listado de mis propósitos 2011 que nada tienen que ver con mis deseos para el 2010. Es más, mi vida, casi nada tiene que ver con mi vida del 2010. ¡salud por eso!

  • - Tener una relación de pareja linda, romántica, dulce e intensa.

  • - Aprender a amar y ser amada de manera sana, sin cargas del pasado y sin toxicidades.

  • - Aprender a ser más individual, a ser más egoísta, a quererme más

  • - Aprender a confiar un poco más en las personas

  • - Amar, amar y amar

  • - Ser amada, amada y muy amada

  • - Tener más fe

  • - Aprender a soltar

  • - Ser feliz con el hoy y no pensar en el mañana

  • - Aprender a tener menos miedos a los cambios
  • miércoles, 15 de diciembre de 2010

    Sexo, SExo, SEXo, SEXO!!!!!!


    Me encantan los principios de los principios de las relaciones. Sé que suena infantil y hasta quizás hueco, pero qué ganas que esos momentos, llenos de adrenalina, nerviosismo y química a prueba de cansancio, horarios extendidos y lugares no apropiados, durara para siempre, ya bueno, para no ser tan golosa, por lo menos 10 años….

    Yo ahora vivo uno de esos momentos y los estoy disfrutando a concho, intento captar en mi mente cada uno de los detalles de las caricias, de los besos apasionados, las palabras llenas de deseo, llenas de intensidad e intencionalidad. Son de esos momentos que no hay nada a medias, que uno está donde uno quiere estar y con quien se quiere estar no por compromiso, ni para no hacer sentir mal a nadie, sino por deseo. DESEO.

    Por esa cosa media animalística que tenemos todos los seres humanos, pero que por alguna razón, comenzamos a perder cuando la rutina se instala, supongo que ahí nos humanizamos.

    Esa cosa de oler, saborear, acariciar, besar, tocar, sentir, lamer (y podría seguir con los “ar”) es realmente único. He llegado a la conclusión que al igual que los animales que se gustan por el olor, nosotros, los humanos, funcionamos de manera parecida, hay una cosa de química, de compatibilidad de olores bien interesante y no estoy hablando de colonias, ni cremas ni perfumes, estoy hablando de piel.

    O sea, rico igual cuando se mezclan las dos cosas, pero la química emana del cuerpo y no de la última colección del Emporio Armani, eso es una ayudita que nos brinda el mercado y digámoslo, que a algunos les hace falta conocer un poco mejor, jajaja.

    Hoy me siento deseada como hacía siglos no me sentía, me siento más mina, ando mirando lencería bonita, ando pensando en el kamasutra, en cómo podemos mejorar las técnicas, ando prendía, casi como adolescente. Y me gusta, aún cuando eso implica a la mañana siguiente – luego de tener sexo non stop – me veo obligada a recordar que no tengo 18, sino que 30, al sentir que me duele todo mi cuerpecito (por falta de training) y que lo único que quiero es dormir.

    Los dos nos reímos de nuestros viejazos, a veces a carcajadas. Esa es una nuestras gracias, el “sexo-humor”, como lo calificó yo, podemos estar tirando en un momento y al otro, estar llorando de risa por alguna lesera pasada o del momento. Con él me río y me río.. a veces no puedo parar, no podemos parar, así como a veces no podemos parar de besarnos, tocarnos y mirarnos….. Es como el comercial de Bigtime y la mina que dice padecer de "magnetitis". Yo hoy tengo magnetitis.

    Supongo que estoy en estos momentos exquisitos de libertad, donde – aunque a veces pasan lapsus – está claro donde uno termina y parte la otra persona. No estamos mezclados, no estamos revueltos, estamos juntos, pero con una distancia suficiente para extrañarnos y no hastiarnos. Y me pregunto mil veces ¿será posible mantener toda esta cordura y sanidad cuando algo así se convierte en oficial, cuando entran a jugar las amistades mutuas, los padres, el entorno, la gente, los trabajos, los rollos, los planes, los proyectos, los sueños, los miedos, los egoísmos, las miserias, las trancas, las proyecciones, las expectativas……..? Ay, me estresé.

    Hay gente con fe, que dice que sí, que se puede, pero que hay que trabajar en esa parte, todos los días, hay otros que con un pesimismo terrible, dicen que no, que al final todos llegamos a la misma abulia y están los como yo, que prefieren mantener sus opciones abiertas con un gran e infinito QUIZÁS.

    lunes, 13 de diciembre de 2010

    El desenredo de mi madeja


    A veces me siento enredada entera, pero no hablo de síntomas de confusión, sino signos de no saber resolver algunos asuntos del pasado que por lo mismo, aún me rondan a pesar que ya apestan a naftalina.

    Es un agote el seguir con una patita anclada a lo que fue, anclada a lo que no resultó o a lo que perdí. Es un agote sentir que el presente sigue siendo una extensión muy sutil del ayer. Me aburrí. Además que presiento con todos mis sentidos que el 2011 va a estar enfocado a quemar el pasado y a construir un nuevo presente. Estoy mentalizada en eso, por muy duro que sea.

    Y justamente para no entramparme en ese proceso divino hoy parto nuevamente con mis sesiones con Pamela, esa sicóloga notable que me ayudó en mi momento más triste y oscuro.

    Me da un poco de miedo, lo reconozco, porque sé que de ahí van a salir muchas cosas, algunas quizás no muy bonitas, que tendré que enfrentarlas a cara descubierta, tal como lo he venido haciendo hace un rato. Pero no importa, estoy lista.

    Y en medio de mi camino llamado “desenredando la madeja”, está M…. dulce e intenso. Hay muchas sensaciones y sentimientos que se cuelan entre el espacio que nos une y que me ponen la piel de gallina, que me hacen pensar en cuánto hay de casualidad en esta historia o cuánto hay de destino. En cuánto poder de decisión tuve a la hora de elegir invitarlo a mi mundo o de unir fuerzas, como tan sabiamente me dice.

    Su lucha, sus batallas diarias, me generan gran admiración y lentamente he ido cayendo en la cuenta que él es parte de mi proceso de sanación y reconstrucción. Si bien él no es ninguna solución en sí es parte de una gran resolución relacionado con las cosas que quiero hoy para mi vida, con cómo quiero amar y cómo quiero que me amen, con cómo quiero enfrentar en un futuro una nueva relación libre de episodios tristes o derechamente traumáticos.

    Él es una de las luces en mi camino…..

    martes, 7 de diciembre de 2010

    Mi 2010


    He estado pensando en cómo podría resumir lo que ha sido mi 2010 y llegué a estos calificativos: intenso, eufórico, ilusionado, decepcionado, feliz, infeliz, trabajado, descansado, apasionado, inerte, valiente, cobarde, mágico, infernal, con mucho cambio y con muchas cosas que aún no cambian.

    Así de variado fue este año para mí y sin ánimo de hacer alarde, ni tampoco de caer en contradicciones, creo que ha sido uno de los mejores años de mi vida. Fue el año que desperté, fue el año que tomé conciencia, fue el año, que renuncié a un estilo de vida, fue el año que renuncié a ciertos aspectos oscuros de mi vida, fue el año que renuncié a conformarme y que decidí que para la próxima quiero ser amada, pero bien amada y que quiero amar con todo.

    El 2010 fue el año que ocurrió el milagro del reencuentro con mi sobrina y con mi hermana. El 2010 fue el año en que cumplí 30 años, fue el año que se gestó un proyecto en mi corazón.

    Y claro, fue un año de grandes pérdidas y también de derrotas, batallas no ganadas, pero aún así siento que ha sido un gran año.

    Lo que se viene para mi el 2011 es grande, más cambios, más batallas, más lucha, más ilusiones. Si el 2010 fue el año del cambio, el 2011 quiero que sea – y ojalá que se pueda – el año de concretizar lo soñado y anhelado, aunque sea con pasos de bebé. Lo importante es avanzar y yo quiero sólo mirar hacia delante.

    Hasta este punto volvería a hacer todo lo que hice este año, incluso lo que se podría considerar un error… nada fue un error, todo parece ser parte de algún plan…, ahora cuál.... hay que esperar :)

    miércoles, 1 de diciembre de 2010

    Qué extraño extrañar


    Siento como que si hubiese pasado un siglo desde que no sentía esta cosa gutural, esa sensación de extrañar algo, de extrañar a alguien por ningún motivo aparente, pero a la vez por todos los motivos evidentes.

    Esa cosa de sorprenderme de un momento a otro, sonriendo por recordar algún momento, riéndome por alguna lesera o por alguna declaración que sin decir nada, lo dijo todo.

    Qué tentación dejarme ir por todas estas sensaciones, qué tentación dejar de pensar en todas las circunstancias, peros, en todos los cuidados, frenos de manos, lecciones pasadas y toda esa enorme listado de prevención que uno comienza a acarrear con los años. Pero no puedo, hoy por lo menos, no puedo. Necesito antes hacer mil otras cosas, necesito antes tener esa certeza de que es real.

    Así es que tan sólo me queda extrañar y sentir esto como un mini principio, bien mini, de lo que podría ser...