lunes, 30 de diciembre de 2013

Welcome 2014

Acabo de despedirme a mí manera del 2013, a horas de que se acabe este año. Un 2013 que fue luminoso, que fue oscuro. Un 2013 que me obligó a mirarme, y a mirarme bien, que me obligó a mirar mis dolores sin anestesia, mis cojeras, mis carencias, mis trabajos no hechos e inconclusos.

Un 2013 que a la vez ha sido uno de los años más profundos y aleccionadores. Quizás el más sabio de todos mis años. Un año que me obligó a aprender a caerme, y llorar. Un año que me obligó a levantarme, a secarme los mocos y a seguir. Porque no queda otra más que seguir.

Siento que hay una parte de mí que murió este 2013. Siento que gracias a esa muerte, a ese duelo, hoy surge algo muy nuevo, un nacimiento que habría sido imposible sin todo lo oscuro. Porque así es la vida, compleja y hermosa a la vez.

Hoy están en mis pensamientos y en mi corazón todas las personas que quiero desde años, desde siempre y a los que he aprendido a querer en el camino. A esas personas que me sorprendieron. A esos que seguirán conmigo el 2014.

Hoy están en mis pensamientos esas personas que este 2013 perdieron algo: un trabajo, un amor, una amistad, a un familiar, una relación, una casa, dinero, un sueño, una ilusión. Pero, a todos les digo lo que yo pienso, y eso es que no hay pérdida sin compensación, no hay pérdida en vano. Y si uno actúa bien, y si uno lo vive a concho, de la forma posible, con los recursos que uno tenga, la vida, el universo se encarga de abrir paso en la tristeza. La vida siempre encuentra una forma.

Sólo hay que aprender a flotar, dejarse llevar, dejar de intervenir y obstaculizar lo bueno, sólo porque uno está empecinado en retener algo que ya no te corresponde. ¡Dejar ir! Esa es la clave para limpiarlo todo y partir el 2014 con fe, con optimismo y con mucho punch.

2014!!!!!! Espérame, que ¡allá voy! Y 2013… bueno, ¿qué más hacer? Jejeeje, ¡gracias por todas las cosas lindas, buenas e iluminadas! 

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