Este posteo tiene dedicatoria, es para ustedes:
los hombres atormentados, los con miedo, los irresolutos, como diría mi madre,
los confundidos, los con crisis existenciales, los dramáticos.
Sucede que en mi vida he tenido de pareja a
varios de estos especímenes y sucede que conozco varios casos de amigas que
también han estado acompañadas por ellos.
Ustedes son, sin duda, un arma de doble filo;
una generación de monos con navaja: son buenos, tienen un noble corazón, aman,
pero al momento de los quiugos, al momento de los problemas de verdad, al
momento de decir, “no te preocupes, esto lo vamos a solucionar los dos de algún
modo”, tiran el poto para las moras.
Yo he tenido buenas parejas, es cierto. Pero todos,
salvo una honrosa excepción, al menor problema, no se resistieron a mi “esto se
acabó”, a la primera, agarraron sus dos pilchas y se fueron. Tristes, dolidos,
sin duda… pero se fueron.
Lo mejor viene después, cuando ellos arman
verdaderas loas y odas en torno a una. “Es tan buena”, “es tan exitosa”, “tuvo
tanta paciencia”, “es tan fuerte”, “ella merece ser feliz”, “yo no la pude
hacer feliz”, “marcó mi vida”, “nunca nadie fue como ella”, “ no creo que nadie
me vuelva a amar como ella lo hizo”, “la perdí” ETC. ETC ETC.
Estimados todos, por una parte agradezco tanta
alabanza, pero ellas tan sólo vienen a confirmar lo que yo ya sé. ¿Por qué no
mejor sorprender y contarme algo que yo no sé? Estimados todos, y si soy tan
bakán ¿por qué se retiraron o por qué no pusieron resistencia a lo que quizás
pudo ser un capricho mío?
Estimados todos: ¿por qué cresta después vuelven muy
priscos esperando encontrar a esa mujer tan bondadosa y paciente? ¿No será un
poco barza?
Les apuesto que no lo han pensado. Les apuesto
que ustedes piensan que una queda congelada en el tiempo, en ese tiempo que
ustedes tanto añoran con nostalgia quinceañera. Ese período de entrega de esa
mujer tan buena que no supieron retener y que creen haber “perdido”, como quien
extravía un llavero, cuando en realidad lo que pasó es que dejaron ir, que es
muy distinto y mucho más crudo y menos lastimero.
Estimados todos, les aviso que yo podré
acomodarme a muchas cosas, así de versátil soy, pero si hay algo que jamás seré
es un recuerdo inmaculado, jamás seré un amor platónico al que ustedes puedan
recurrir cada vez que se den cuenta que sus vidas no mejoraron sin mí, cada vez
que se den cuenta que en realidad no era yo el problema, sino que ustedes y sus
incapacidades para ser valiente y seguir.
Yo no seré jamás una mujer puesta en un altar
al que ustedes entregarán rezos y dejarán flores para sentirse mejores con sus
miserias a cuestas. Yo soy, y siempre seré, una mujer de carne y hueso, con
grandes virtudes y una serie de defectos.
Les recuerdo que soy gruñona, a veces hasta
intolerante a ciertas situaciones, que no hablo por la mañana y que cuando me
enfermo me pongo idiota. Les recuerdo que soy mimada y me encanta salirme con
la mía, que soy media extrema y radical para mis ideas…
Ustedes prefirieron sólo lidiar con la parte
bonita, con la mujer buena y paciente, pero cuando se encontraron con lo otro…
o se fueron o lo bloquearon y eso, a mí no me interesa.
Yo quiero un hombre que me quiera, que me ama
con loca pasión con TODO el paquete que incluye mi persona. Un hombre que me
sepa retener cuando yo dudo y que no, por el contrario, me llene más de dudas.
Yo quiero un hombre que no sea tan dramático y
que no se tome la vida tan en serio. Un hombre que sepa enfrentar sus miedos
como un adulto y no como un pendejo cagado de miedo. Un hombre al que yo no
le tenga que estar diciendo lo que tiene
que hacer todo el rato, un hombre al cual admirar en todo sentido de la
palabra. Un hombre que me lleve. Un hombre que la lleva.
Durante un tiempo había estado reticente al
tema del amor, aún creyendo con mucha fuerza en este sentimiento, me refugié un
rato en mis cosas. Si bien aún estoy en ese proceso, ya siento en mi corazón de
a poco, las ganas y la voluntad de encontrar a alguien como lo que acabo de
describir.
No quiero a más gueones dramáticos, no quiero a
más gueones perdidos buscando no sé si a mamá o algo que no sólo yo no tengo,
sino que no me interesa tener. Quiero a un hombre que me persiga, que me tape
de besos, de mimos, uno que esté seguro que yo soy, y que en momentos de dudas,
en vez de convertirse en un cacho, reme junto a mí en medio de las confusiones,
en medio de las tempestades, en medio del tiempo bonito y soleado, pero que
reme y que no tire el remo porque…. Porque simplemente no sabe.
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