Todos tenemos un lado miserable, hasta el
cristiano más bueno. Todos luchamos día a día con nuestros propios demonios.
Algunos luchan contra su ira, otros con su envidia, yo lucho contra mi ego que
al parecer es mucho más grande de lo que a veces puedo dimensionar.
Soy una buena persona o por lo menos lo intento
ser y esta confesión no tiene nada de auto flagelante, porque creo que en cada
proceso, lo vital es también ser honesta con una misma y mirarse sin máscaras,
sin esta no poco común auto compasión desmedida que uno tiende a tenerse. O
sea, tenerse compasión está bien, pero andar por la vida pensando que todo lo
malo ocurre por culpa del otro, no lo está. Andar por la vida como víctima es
un error.
Hay que mirarse bien y ver la miseria propia. Y
mi miseria creo que se llama egoísmo. Siempre he sido consentida y mimada, me
gustan las cosas a mi pinta y cuando no son a mi pinta ya no me gustan mucho. Y
no oculto mi molestia, tiendo a ser vengativa incluso. Aún cuando no lo hago
conscientemente.
Es como que a veces los árboles no me dejan ver
el bosque. Siento rabia cuando las cosas
no resultan como yo quiero. Tiendo a actuar como si tuviera la verdad absoluta
sobre las cosas.
Hoy miro para atrás con mucha más objetividad lo que fue mi relación con N, una bellísima historia de amor, sin manchas, sin peleas horribles, muy sana. Y si bien tengo súper claro que el tango se baila de a dos, me doy cuenta de lo egoísta que fui a ratos en la relación y ya fuera de ella también.
De hecho, veo que en algún punto cuando aún
estábamos juntos estaba tan llena de mí misma que no veía ni escuchaba
nada. Era como que si todo se hubiese tratado de mí, de lo que a mí
me pasaba o no, de lo que a mí me molestaba o no, de lo que yo quería o no. De
lo ofuscada que estaba. Y lo que es más grave, de lo poco o nada que me importaba
demostrarlo en actitudes, frases o hechos.
Me doy cuenta de lo dura que fui con él y
bueno, conmigo también. Me doy cuenta de muchísimas cosas ahora y que sé que me
servirán para no volver a cometer los mismos errores en un futuro. Y lo veo no
sólo con él, veo también lo egoísta que
fui con otras parejas, como si por el hecho de estar molesta, herida o chata, se
me diera el derecho de olvidarme completamente de la otra persona y sólo
centrarme en mí, en mis deseos y en lo que quiero. Eso no está bien y esto es algo
que he venido repitiendo como un patrón…. Es la primera vez que me doy cuenta y
ya es hora de cambiar.
Sin duda, no será de la noche a la mañana, pero
sé que podré ir mutando de a poco. En este tiempo he tenido que aprender tantas
lecciones y sé que aún quedan muchas cosas por revisar, ver, enmendar. Pero
todo a su tiempo. Paciencia…. Paciencia.
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