jueves, 7 de noviembre de 2013

Fuera del acuario

Hace unos días tuve un sueño. Soñé que veía una serpiente, la tomaba sin miedo, y la colocaba en un acuario con agua. De pronto, por arte de magia, yo me convertía en esa serpiente. Podía mirar el mundo a través de sus ojos y pensaba: “me habría gustado estar en un lugar más grande”. Fin del sueño.

Le he dado varias vueltas a este sueño. Descubrí lo potente que es el simbolismo de la serpiente, que por el contrario de lo que muchos pudiesen pensar, no tiene nada que ver con el infierno, ni el demonio, sino que por el contrario, está relacionada con la sabiduría, la transformación (cambio de piel) y con la sanación (muchas serpientes son usadas para sanar o curar).

El tema es que en mi sueño, yo, voluntariamente y sin pensarlo mucho, la colocaba en un acuario. Muy bonito, muy adhoc, muy seguro, pero, sigue siendo un acuario. Y eso me dio para pensar acerca de algunos baches de mí misma que encuentro y uno de ellos es que yo a veces tiendo a encerrarme solita… solita me pongo trabas quizás o tiendo a convertirme por voluntad propia en prisionera. Ok, no será una cárcel, sino un acuario, pero no es igual a ser libre y nadar a donde uno quiera….

Este sueño me hace sentido con la actual etapa de mi vida, que yo llamaría “lanzamiento al vacío”. Estoy en ese preciso momento en que estoy entre dejarme llevar por la vida v/s intentar seguir controlando la vida. Pero estoy a algo así como a un paso de soltar completamente. De hecho hay una palabra que se viene a la cabeza hace rato.. y esa es “pronto”, como el inicio de teleserie!!! Jajajaja, es como cuando dan la sinopsis de una buena teleserie, con su trailer y soundtrack incluido, uno queda enganchada y te dicen  “pronto”.

También debo decir que estos meses de proceso han sido parecidos a un parto. Sí señor, esto es parir de verdad a una nueva persona y yo sólo espero que ya esté en las últimas contracciones y que salga lueguito jajajjja.

Reconozco que soy sumamente apurona y muy cómoda, por mí que todo el proceso de conocerse y revisarse y perdonarse dure 1 día jajaajjaajja. Soy hedonista también, me gusta el placer, la felicidad permanente, por ello, me cuesta tanto lidiar con una angustia o una pena. O sea, soy de la que si le dicen “si te pones de cabeza y gritas tres veces tu nombre, se te pasará todo”, yo lo hago.

A veces me pasa también – cuando me siento muy mal – que  me dan ganas de arrojarme a los brazos de cualquier gueón con tal de distraerme o aminorar el famoso proceso, tal como lo había estado haciendo desde siempre, pero…. pero…. aún en los momentos malos, llego a la conclusión que NO PUEDO, no es que NO QUIERA, es que no puedo. Así de heavy.

Porque rememoro y pienso que no puedo pasar de una linda historia de amor, llena de buenos recuerdos y entrega a una historia tórrida, sin sentido con algún tonto útil. Sería para mí, como retroceder a mi época de las cavernas, como escupir en todo lo que he aprendido ahora, como burlarme de mí misma y NO PUEDO. Ahora, hasta me pregunto por qué antes podía y ahora no, siendo que pasaba de relaciones que para mí fueron importantes a otras que también se transformaron en importantes….

¿Cómo lo hacía? Creo que era porque era menos consciente, tenía más energía y porque pensaba que la “hacía” con eso, pero como ya sé que voy para atrás con eso, entonces no puedo… por ahora, ya llegará el tiempo en que estaré en “good shape” y me volveré a enamorar y a emparejar. Pero lo primero es… ver con qué material realmente cuento y qué cosas puedo mejorar.

Tengo 33 años, la edad en que murió Cristo y una serie de personajes místicos y de otras religiones. Y yo creo que el que sea este proceso ahora no es para nada una coincidencia. Nada lo es, de hecho.
Es la edad del cambio, de la transformación. Y yo que pensé que mi llegada de los 30 había sido ya un cambio jajjjjaa, no sabía lo que me esperaba! Pero bueno, piano piano.  



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