jueves, 31 de octubre de 2013

Que vuelva el amor old school

Advierto que  ya pasé por la etapa del odio parido en contra del género masculino. Que ya pasé por la etapa de meter a todos en un mismo saco – ustedes saben, repetir esa odiosa frase que reza así: “todos son iguales”- y de maldecirlos a uno por uno.

Advierto también que,  aún cuando a veces no entiendo mucho a los hombres, me encantan y que probablemente nunca dejarán de encantarme y sorprenderme (de buena forma) sin embargo….

Hay algo que me llama mucho, pero mucho la atención y que me tiene algo jodida y podrida. ¿Dónde cresta quedó el romance? Yo no sé si es porque me he rodeado  de hombres muy boludos en el último tiempo o si esto es un fenómeno nacional y/o universal, pero ¿qué les pasa a los hombres con las redes sociales?

Me explico. Ahora, hay hombres – no todos, aún tengo fe- que ocupan Facebook, Twitter, Whatsapp y hasta el chat de gmail para intentar tener alguna especie de “relación” con una, y lo que es peor, hay hombres que creen que poniendo “me gusta” en la foto de perfil   o en cualquier posteo, es sinónimo de “conquista”. Como que con eso, la hacen… con eso, una debiese entender que ellos tienen “interés” en una. ¿Ya?

Y para qué decir si te hablan por chat ¡uy! Mejor darse con una piedra en el pecho que te vio conectada y te habló. ¡cuánto riesgo! ¡cuánta iniciativa! ¡cuánta motivación! CUAK!! ¿perdón?

Yo uso las redes sociales, pero ¿para entablar relaciones o iniciar romances? Te la creo para los pendejos de 18, ó 20 años, que nacieron en la era de la cosa online, pero para nosotros, los de la era pre Internet, donde Messenger en su momento fue furor y donde la llamada del hombre interesado sí era muestra de interés, el “me gusta”, o el whatsapp vale CALLAMPA. ¿Quedó claro?

Supongo que estoy acostumbrada a otra cosa, a que me llamen por teléfono, a que me busquen, a que se junten conmigo a conversar, y no a que me posteen gueás. Y ha sido así desde siempre. Ahora que recuerdo, en la adolescencia era brígido, porque el tipo el cuestión no sólo tenía que llamar (no había otro modo de contacto), sino que también pasar por el filtro del papá que contestaba el teléfono y preguntaba  quién chucha quería hablar con su hija. Eso era tener cojones, eso era, mostrar real interés, eso era jugársela. No, escribir cualquier idiotez sentado en la comodidad del hogar, jurando que con eso, se toma ventaja.

¿Qué pasó con el amor old school? Ese tiempo donde los hombres eran tipos con iniciativa, que invitaban, que tenían ideas, que eran creativos. Ahora, no, hay hombres (no todos) tremendamente pajeros que hay que andar diciéndoles a dónde ir porque a ellos no se les ocurre nada, están demasiado atentos a sus pelusas en el ombligo o muy preocupados de rascarse las bolas. Pareciera que no hay tiempo para hacer tantas cosas a la vez…

Tengo que concluir que hay hombres así porque hay mujeres que los toleran así, que hay mujeres que le prestan ropa y también el poto. Digamos las cosas como son. Porque si un hombre ve que con esa actitud se está quedando virgen, es más que probable que se ponga más proactivo. Pero yo no sé ustedes, pero yo  a un hombre así de pajero, sin mundo, que  esconde su cobardía e inseguridad en sí mismo en las redes sociales, no le prestaría ni una pechuga y para qué hablar de sexo… porque también concluyo que un gueón que no es capaz de mover su raja por una mujer que supuestamente le interesa, debe ser un LATA en la cama… el típico idiota que espera que una haga todo mientras él está acostado mirando el techo. Literalmente.

Bueno, a raíz de la aparición de estos personajes – cuya  existencia desconocía hasta hace poquito- también me doy cuenta de las cosas que busco en un hombre, aquello que me atrae, me calienta y aquello que me mata la libido.


Incluso constatando mi pasado amoroso, puedo decir con certeza que a mí me gusta el hombre old school. Ese que me pasa a buscar a la casa, que me llama, que me  busca y que me muestra parte del mundo que yo desconozco y que puede ser tan simple como un local bonito para comer, una picada, un parque, un lugar… nada tan engorroso.

Me gusta el hombre inteligente, ambicioso, que ama lo que hace y que hace lo que ama, el hombre que tiene tema de conversación más allá de fútbol, la cerveza y de sí mismo, que es capaz de hablar de todo tipo de temas. Me gusta el hombre que me persigue y que es proactivo, que se le ocurren ideas, panoramas, cosas entretenidas para hacer y que está pendiente de eso… Me gusta el hombre con humor,  capaz de reírse de todo y de sí mismo y que escucha.

Ni siquiera acá estoy hablando de andar regalando flores ni bombones  (como que eso es lindo pero tampoco va tanto conmigo). Estoy hablando de un hombre que es capaz de conquistar en vivo y en directo y no por Facebook, que te dice “me gustas” a la cara y no se anda dando vueltas con indirectas o estupideces.

El posteo, el mail, el chat y todos lo demás son sólo apoyos, jamás pueden ser la base y quien crea lo contrario o más bien, quiera lo contrario, no quiere un relación. Porque en el amor, tener relaciones online – aún cuando tienes a la persona al lado- es como creer que es lo mismo tener sexo con una muñeca inflable que con una mujer de carne y hueso.

Bueno, este es un llamado a estos hombres online, please, ya somos muchas hartas de esto. Muevan sus culitos y háganle un favor a la humanidad, desconéctense de sus notebooks o celulares y apuesten por contacto de verdad. Lo otro es… simple y llana… idiotez. GRACIAS.


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