Últimamente he estado leyendo
sobre un tema súper interesante del que siempre supe, pero nunca me había
enterado que ha sido materia de estudio por personajes tan top como Carl Jung.
Me refiero a lo que se conoce
como sincronía espiritual (dejo un link interesante del tema también) que
básicamente se resume en que la vida, el universo pone todo en orden y a
disposición de uno…. Lo que viene a explicar algunas frases clichés como “todo
pasa por algo” o “todo es para mejor” o whatever.
Claro que esto tan sólo ocurre
cuando uno también permite que ocurra, ya que los tiempos de la sincronía no
tienen que ver con los tiempos del calendario ni el reloj. La vida te va
mostrando caminos, señales y todo se va sicronizando para que una logre aquello
que se desea o mejor dicho, se intuye que es de uno. Es heavy el tema.
Me ha pasado bastantes veces y
creo que a muchos nos han pasado. Y así como hay historias maravillosamente
sincronizadas hay otras que son todo lo contrario, relatos desincronizados, una
forma de la vida y el universo de decirte “HEY, NO”.
Yo tengo una que es brígida,
llega a ser surrealista, pero prometo que ha sido tal cual lo detallo.
M, que tiene cierto papel en este
blog (pasó de estrella, a protagonista, a actor secundario, a extra y a ¿quién
cresta ese ese gueón? ¡Sáquenlo del set!) es que lleva la delantera en mi vida
de mala sincronización. Y todo por mérito propio. ¡Créditos para él! En fin…
Nos conocimos en la Universidad,
nos hicimos amigos. Luego, él se puso a pololear y yo igual. Luego anuncié que
me casaba y él entró en una especie de trance raro, no le gustaba mi novio de
entonces, no fue a mi matrimonio. Lo exilié de mi vida.
Un año más tarde reapareció
pidiendo disculpas (una tónica que se repetiría hasta hace poco) volvimos a
vernos a ser amigos… luego nos volvimos a separar.
Un par de años después él me
volvió a buscar. Y yo justo estaba terminando una relación. Enganchamos en “algo”
y así estuvimos durante 1 año. Durante 365 días estuve en “algo” que parecía
relación pero donde yo era creadora y gestora, él jamás estuvo “listo” ni “preparado”
para tener una relación conmigo y la verdad es que con nadie.
Hasta que un día me aburrí y di
por finalizado todo. Me puse a pololear con N, y a los meses de esto, M – con su
reloj universal simplemente malo – me asegura que ahora sí que está listo para
tener la relación “que yo quería”, que podíamos hacer lo mismo que hacía con N ¿? Y que me amaba, sólo que le costaba
verbalizarlo.
Le dije que no. Y lloró.
Traté de que fuéramos amigos.
Pero ¡adivinen! Él no estaba “listo” para eso, no se pudo. Me aburrí , adiós..
y casi un año después volvió a mi vida, queriendo ser mi amigo, “listo” para
ello.
Pero resulta que la que no estaba
“lista” ni le interesaba ya estarlo fui yo. Y al parecer al darse cuenta de
esta impronta, ¡adivinen qué hizo! Jajja sip, se volvió a ir y a mí no se me
movió ni un solo rulo. Porque M ya fue, y ya fue hace rato. Y debido a su
incontinencia emocional el universo me
hizo entender claramente que la respuesta es NO a lo que sea. Y que ese
capítulo está cerrado bajo siete llaves. Le deseo felicidad, suerte y
abundancia, pero lejos de mí ¿se entiende?
Y así como hay este tipo de
historias en mi vida están las sincronizadas que son la mayoría. Bueno, alguna
como que se desincronizó en el camino jejje, pero ha sido seguramente porque
hay allá afuera que me espera y que espero…. Y justamente para poder saberlo no
queda otra que olvidarse del tiempo del reloj cotidiano y ponerse a servicio
del reloj universal.
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