jueves, 18 de noviembre de 2010

Como la nueva del curso


Así me sentí hoy en mi primer día oficial de vuelta al mundo laboral. Si bien tuve mis aprensiones, siento ahora que hace bien de vez en cuando llegar a un lugar nuevo, con otro ritmo, con caras nuevas, desafíos nuevos, por último digo yo, si hay un cahuín ya no es la misma lata que me mamé durante varios años de mi anterior pega… parecía disco rayado el “Ahora sí que me voy” (grillos). Incluso me he enterado de que hay gente que lo sigue diciendo jajaaja, me da un poquito de risa malévola, lo siento.

Debo admitir que lo que más me cuesta a mí es la interacción con el resto y no porque el mundo me caiga mal o porque yo sea una persona desagradable, sino que en esos aspectos soy más bien tímida, reservada…. Y hoy estuve especialmente callada, claro que piolita pero con las antenas bien paradas para cachar qué onda el resto….

Los observé y mientras algunos se contaban el dramón sentimental de la semana, otros se tiraban tallas, otros se echaban la choreá jajajaja, en fin, un mundo completamente nuevo. Ahora, voy a intentar mañana hablar más, supongo que el mundo se merece una oportunidad y quizás si me muestro demasiado ensimismada crean que es porque me creo la raja jaajajajja, pasa eso…

Siento que estoy en un lindo momento de mi vida, uno desconocido y lleno de cambios, tantos que a veces me mareo porque son cambios en cada uno de los aspectos de mi vida, laboral, sentimental, familiar….

Yo grafico los cambios como olas inmensas, para no ahogarse hay que dejarse llevar por ellas y yo hago todo lo posible para dejarme llevar, para no aferrarme al pasado, a la comodidad al miedo de sentir que es verdad que nada es para siempre y que todo se transforma….

Incluso la otra vez tuve una idea media loca que J odió - debo acotar – en medio de divagaciones comenté que era un poco ridículo que la gente llorara tanto en los funerales o que incluso hiciera misas recordatorias todos los meses para seguir llorando a la persona…. Suena insensible, pero es todo lo contrario, tengo una corazonada, de que la muerte es un cambio más, el único quizás que sabemos que tendremos. Todos vamos para allá.

Porque al final, creo que cuando uno llora a un muerto, llora por uno, porque uno va a echarlo de menos. Bueno, salvo que el deceso haya sido producto de algún accidente horrible o por asesinato.. ahí quizás es más factible que uno llore de pena, pero cuando se trata de gente de edad…. Creo que hay que dejarlos partir. Esta idea debe ser más vieja que el hilo negro, pero no sé, nunca antes había sentido que esa era la verdad de la milanesa. Mmmm como que me fui en volá jajaja.

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