En medio de mi viaje hacia lo
desconocido me di cuenta de algo que me dejó para dentro. O sea, como que sabía
que tiendo a quedarme con la sensación post relación que no me amaron o que no me
amaron suficiente, pero jamás pensé ni me imaginé que borraba episodios
completos con tal de llegar a la conclusión de que no me quisieron.
Hace unos días me puse a leer un
cuaderno de vida que data de principios de 2012 y casi me caí de espaldas cuando me reveló
(es esquizofrénico esto porque yo soy la que lo escribe) que una persona de mi
pasado- que no nombraré por respeto - si bien fue un chanta durante un tiempo
conmigo, después se recompuso y no sólo me dijo que me amaba, sino que poco
menos que se inmoló sentimentalmente aceptando condiciones hipotéticas como el estar
conmigo en condición de seudo amante mientras yo estaba oficialmente con otro,
ya que estaba dispuesto a esperarme cuánto fuese necesario.
La historia que me conté en mi
cabeza y sin leer nada fue que él nunca me quiso, fue chanta, después salió con
una gueá rara que me quería cuando supo que estaba con otro, pero que eso es
puro egocentrismo. Y sería.
Siempre me quedó la idea de que
él nunca me dijo que me amaba. Pero la historia no fue tan así. Y dejo en claro
que lo que escribo en mis cuadernos es sin ningún tipo de filtro. Por ende, es
realidad pura, sin adornos ni dudas.
Y eso me hizo pensar mucho. Y si
yo retrocedo en el tiempo, todos los que fueron mis parejas, realmente me
amaron, quizás unos con ternura, otros con pasión, pero me amaron. Y me di
cuenta también que cada vez que se me acabó una relación o no
resultó tal como yo quise, tendí a aferrarme a la idea que ese personaje
nunca me quiso, superando a partir de ese sentimiento, esa historia.
Me pasa o pasaba lo mismo con N.
Y descubrí a tientas que eso me hacía daño y como es un buen hombre, al
enfrentarlo con esta inquietud, él logró, dentro de sus posibilidades, que yo no dudara más de que me amó. Y yo le creí y le creo.
Pienso que quizás para mí es más
fácil superar el dolor de una pérdida amorosa a través de la rabia y a través
de algo muy concreto como: nunca me quiso, entonces, no daré más jugo, seré
digna. Quizás, para mí, sea el camino con un alto costo, pero mucho más corto.
En cambio, en esta pasada, he optado por el camino largo. Esta gueá a veces es
casi como una procesión. Y el camino largo se viene con el all inclusive: pensar, sentir, recordar, aprender, entender y un largo etc.
Tal vez teniendo en cuenta esta
premisa se explica por qué para mí nunca fue tan dificultoso pasar de una relación a otra. Porque claro, salía de una que, según yo, había sido un gran FAIL, así que ni
loca de perderme la posibilidad que en esta otra de verdad me amaran como…. ¿yo
quería? O tal vez como ¿yo necesitaba? Siendo que hoy entiendo que el amor no funciona así.
Pero la verdad objetiva es que
todas mis parejas me amaron. No en vano no duraba menos de un año, no en vano
después ellos siempre quieren ser mis amigos jajaajjaaja. Me da risa eso, pero
es parte de mi encanto.
El recordar todo esto, me hace
levantar una ceja. Hay que decirlo. Quizás no cambia el hecho que la relación
haya terminado, pero sí cambia la forma en que enfrento no sólo el último
término, sino que todos los anteriores. Y la forma en que sigo avanzando. El
sentir que me han amado y que he sido importante evidentemente sana muchas
cosas. Cosas que hasta ahora quizás no había visto. Y como siempre me pasa que
ahora aprendo algo nuevo, me pregunto ¿por qué cresta no lo entendí antes? Y vuelvo
a tener esa sensación de “atrasada” que hace rato me invade.
Pero.. habrá que atender al
clásico, todo debe ser cuándo tiene que ser. Ni un minuto más ni un minuto
menos. ¡Tan lento que es todo cuando se siente con el corazón! Dios.
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