En La vida me gusta hacer muchas cosas, pero son muy pocas aquellas actividades que me apasionan de corazón y una de ellas es entrevistar.
Me es difícil describir o tratar de explicar
por qué me parece tan atractivo conversar con un extraño, escucharlo y luego
colocar por escrito lo mejor de ese personaje, pero me encanta.
Mi gusto por las entrevistas nació ya hace
varios años, cuando una ex jefa mía, por alguna razón, vio un potencial en mí y
me encargó realizar una entrevista semanal. Una responsabilidad que tuve
durante un año completo, que fue entretenido, aleccionador y un gran desafío.
Fue ahí, debido a su exigencias y sabios tips
que aprendí que el entrevistar es un arte, que no todos los periodistas son
buenos haciéndolo – de hecho son bien pocos los que para mí son buenos
entrevistadores – y lo más importante, la lección de mi vida en materias
periodísticas que ocupo hasta el día de hoy: No hay entrevistados fomes, ni
tontos, sólo hay entrevistas muy malas.
A lo largo de mis ya 7 años en el mundo del
periodismo, puedo decir que he entrevistado a un variopinto abanico de
personajes públicos, famosos y anónimos. Desde una Adriana Barrientos, pasando
por alguna Ministra, dando vueltas por alguna mujer que abortó, un tarotista, un deportista, una sexóloga y
un LARGO ETC.
Y es curioso cómo le encuentro el brillo a cada
uno. Cierto, he entrevistado a gente desagradable, mal educada, que se ha
ofendido por alguna pregunta y que en plena entrevista me ha intentado
arrebatar la grabadora, pero aún en estos casos, me ha gustado la entrevista. Es
una locura, lo sé, pero qué le vamos a hacer.
Para mí, no hay nada más motivante luego de
apretar el “stop” de la grabadora, sentir que la conversación estuvo buenísima
y que logré captar cosas originales de la persona al frente. Y eso es
independiente que si logro un golpe periodístico o no. Algunas de mis
entrevistas favoritas de todos los tiempos, no han sido golpes, pero las recuerdo con cariño porque siento que fueron una
profunda y larga conversación donde logré lo fundamental, que el entrevistado
olvidara que había una grabadora separándonos.
Supongo que me gusta entrevistar porque me
encantan las historias, las buenas, las malas, las tristes, las alegres o las
sorprendentes. Creo que escucho mejor de lo que hablo, también. Cuando yo estoy
en una entrevista, mi atención está fija en ese personaje que me habla, en sus
movimientos, en sus gestos y en lo que me dice y hasta en lo no me dice. Es en
ese momento que se me olvida el cansancio, el hambre, el sueño, el mal genio,
el apuro… todo. Creo que hasta podría caerse el mundo y yo seguiría atenta escuchando.
Me agradan también las entrevistas que yo
denomino con misión, las por encargo, vale decir, aquellas que me son agendadas
para que yo saque algo determinado, una frase polémica, una confesión
inconfesable, e incluso una historia triste o desconocida. Para mi es
adrenalínico, aunque pocas personas lo puedan entender. Es un desafío que a
veces supero y otras veces, no.
Hoy en Chile, hay muy buenos entrevistadores,
más que todo, en la tele. Me gusta mucho Francisco Saavedra con sus entrevistas
humanas en “Alfombra Roja”, siento que él logra que el entrevistado se relaje y
hable. Y también me gusta mucho Eduardo Fuentes en “Mentiras Verdaderas”, es un
encanto de hombre y también hace que el entrevistado se sienta cómodo.
Julio César Rodríguez me gusta también, creo
que logra buenas cosas con los entrevistados. Tati Penna, aunque la pelaron
harto cuando asumió la conducción de “Sin Dios ni Late”, me gustaba igual. Es
chora ella.
A Don Francisco no lo agrego a esta lista, sólo
porque es Don Francisco. O sea, yo creo que hasta el más hermético del mundo le
contaría todo a él, porque es Don Francisco. Siento que en este caso el
entrevistador se come al entrevistado.
Vivi Kreutzberger, es (o era mejor dicho) buena con los entrevistados
políticos. Lograba que hicieran cosas ridículas como cantar, bailar o
recitar poemas. Pero ella no es de mis favoritas, pero es más bien por una cosa
personal, las dos veces que la he entrevistado, me ha hecho sentir que mis
preguntas no son lo suficientemente buenas o interesantes, como que ella
necesita desesperadamente hacerte recordar que ella ES UNA GRAN entrevistadora.
Un buen entrevistador cuando es entrevistado, jamás hace eso. Ah! y está loca
jajaaja. (nota aparte).
A Andrés Caniulef lo destaco por su
versatilidad. Quizás no sea un brillante entrevistador, pero es capaz de hacer lo que pocos periodistas
hacen, y esto es entrevistar a todo tipo de personajes. Por eso, ha pasado del
mundo de la tecnología a la del espectáculo sin mayores traumas. Además,
notable su entrevista a la Kermit the frog y a Madonna.
Los panelistas de “Primer plano” sacan buenas
cosas de los personajes faranduleros, pero no vale mucho porque les pagan para
hablar y además copetean a los entrevistados jajaja así, a cualquiera se le
suelta la lengua.
Aunque puedan decirme que soy poco objetiva, no
puedo dejar de mencionar en este listado a mi pareja como entrevistador. De
hecho lo pienso desde mucho antes de ser
su pareja, que es muy bueno entrevistando. Aprendo cosas de él. Logra
declaraciones buenas, a través de un método similar al mío: “el escuchar
atentamente”. Y además tiene algo que pocos periodistas tienen, un ojo clínico para saber qué personaje puede ser una buena carta para lograr una buena entrevista.
Y también hay unos MUY malos como Vasco Moulian,
que ocupa, según yo, la táctica periodística más baja para obtener una
declaración decente: la sobajeada de lomo o lo que es peor, el recordatorio al
entrevistado que ellos dos se conocen de hace tanto tiempo… como diciendo ‘así
que habla po’. Me carga. Chantilly.
Cuando Amaro Gómez Pablos entrevista me dan ganas de llorar también.
Hay hombres poco afables, cercanos, carismáticos y él. Y no es porque sea
español, el hombre es muy desagradable.
Lucho Jara siempre fue un invento con sus
entrevistas íntimas con la copa de vino en “Vértigo”. Lo mismo Pedro Carcuro y
la entrevista empaquetada. Nataly Chilet con sus entrevistas en “Zona de
estrellas” dan un poco de risa. Me tocó ver una donde ella se mostraba nerviosa
frente a la poco empática de la Maite Rodríguez (hija de Carolina Arregui, algo
así como la versión poco exitosa de la Josefina Montané). Un mal caso de
entrevistado se come al entrevistador.
En fin… siempre estoy revisando entrevistas, porque
siempre quiero aprender más. No hay como una buena conversación, cercana,
afable… de hecho a veces estoy haciendo algo y me quedo pegada a la tele….
2 comentarios:
felicidades es un arte en verdad y coincido mucho con tus gustos en los buenos entrevistadores...Eduardo Fuentes me encanta aunque no sé si es periodista...
Gracias! me encanta. Y te cuento que Eduardo Fuentes sí es periodista, es un encanto él, saludos!
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