El otro día me estaba acordando de esta película que tanto me hizo reír – y que he visto mil veces en el cable – que se llama “Mi novia Polly”.
En la peli sale Jennifer Aniston como Polly y Ben Stiller como Reuben Ambos ex compañeros de colegio se reencuentran de manera fortuita y comienzan un romance, el tema es que él era tremendamente estructurado (maniático diría yo) y ella tremendamente dispersa. Mientras la vida de Reuben estaba completamente planeada, desde qué iba a hacer a penas pusiera un pie fuera de su cama hasta cuando se fuera a dormir, Polly con suerte, sabía qué iba a hacer en el día (en el mismo día).
Bueno, señores y señoras, yo soy Polly y en vez de tener un hurón, tengo a Marley. No seré gótica, ni punky, ni pockemona, pero soy antisistémica a morir. Ahora, lo curioso es que yo divido mi vida, entre lo laboral y personal. Vale decir, en lo profesional, soy una persona tremendamente organizada, exigente, disciplinada, si no lo fuera, no podría tener tres trabajos y por lo general las personas que me rodean en ese ámbito me tienen considerada como matea y responsable.
Mi lado Polly me aparece en la vida extra laboral. En las relaciones sociales con mis cercanos y con el resto del mundo. Yo vivo mi vida pensando que los compromisos y los “tengo que hacer” se deben tolerar en el trabajo, pero no en la vida. Y me pasa que cuando aparece la frase “es que tu tienes que….” (ir, decir, hablar, hacer) o cualquier otro verbo que concluya la frase, a mí de inmediato se me acaban las ganas de hacer lo que “tengo que hacer”, y generalmente no lo hago. Mi respuesta siempre es la misma y es bastante irritante (lo sé): “es que yo NO tengo que hacer nada”.
Debo confesar que ser Polly me agrada, claro que hasta cierto punto, porque también a veces esto me juega malas pasadas. La gente se me enoja, quedo como una antipática, como egoísta, rara, rebelde…. Como una persona que es un tiro al aire.
El tema es que hace tanto que vivo así, que ahora las planificaciones de la vida (a largo plazo y que implican seguir ciertos pasos u organizarse) me provocan malestar jajajaaja, incluso al punto de que me dan ganas de desistir en aquello que se supone que quiero tanto, porque tanta organización y programación me agota y estresa. Y eso no está bien.
Y así como toda Polly, yo tengo a mi Reuben personal. N es un hombre totalmente organizado y programado. El sabe lo que va a hacer de una semana a otra!!!! Jajaja incomprensible a veces para mí. Pero, no en vano a llegado a donde ha llegado también…. El otro día debatíamos acerca de eso y su explicación es porque si no lo hace así, no le queda tiempo para la vida. Es decir, si no planifica, todo es un caos.
Yo no lo intento cambiar, porque desde siempre ha sido así. Intento aprender de él, aún cuando me cuesta un mundo. Y trato también que él le vea el lado bonito de ser Polly un rato, porque lo tiene…. Menos estrés y menos colón irritable. Siento hasta ahora, que él tampoco pretende cambiarme.
Supongo que al final de eso se trata ser pareja también, complementarse con lo que a uno le falta. Si los dos fuéramos Polly, estaría la cagada jajajaja, y si los dos fuéramos Reuben, sería nefasto también.
Y es curioso porque a pesar que a veces su vida planificada y su afán de programarlo todo me saca de quicio, también me provoca una tremenda admiración. Lo mismo que su hiper sociabilidad versus mi lado ermitaño. Me parece lindo que tengo un millón de amigos, aún cuando a mí a la vez aquello me provocaría sofocamiento. Son las contradicciones propias de una Polly de tomo y lomo.
Pero entre nos, nadie me saca de la cabeza que en la vida uno puede planear y planear, pero las cosas verdaderamente importantes y lindas ocurren de sorpresa, de manera espontánea casi sin explicación científica de por medio. Tal como lo fue el inicio de nuestra relación…. Yo aún me pongo a pensar en cómo pasamos de ser amigos de años, sin segundas intenciones, a andantes a pareja.
O sea, suele haber ciertos puentes entre pasar de un estado a otro. Puentes pequeños por último como de alguno de los dos mirando al otro como pollito asado con papas fritas o yo sintiendo algo raro en él…. Pero nada. Es un misterio para mí. Sólo recuerdo una noche, como cualquier noche, saliendo con él y sin ningún PLAN entre manos. Yo creo que él tampoco tenía ningún plan.
Esa es la maravilla de la vida, que es inesperada y te da grandes sorpresas. Creo que eso jamás hay que olvidarlo. Lo digo, mientras miro el calendario pensando en todo lo que se viene para este mes jajajjaaja.
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