lunes, 21 de mayo de 2012

Negociar en pareja




Esto es algo que jamás en la vida había tenido con una pareja. O sea, en mis relaciones pasadas era u obtenía siempre lo que yo quería o nunca obtenía lo que yo quería. Y por los resultados debo decir que ninguna de las dos cosas funciona.

Así que ahora estoy aprendiendo lo que se ha denominado como “negociar en pareja”. Suena obvio, simple, casi a prueba de tontos, pero créanme que es difícil, quizás, una de las cosas más difíciles cuando se está de a dos porque implica harta madurez, capacidad de escuchar al otro, empatía y lo más importante, una buena comunicación.

Y vaya que es difícil, especialmente para nosotras las mujeres, decir lo que uno quiere. Decir en voz alta que tal o cual cosa a una le molestó o que uno quiere hacer tal o cual cosa (ojo que este principio básico es aplicable en todos los aspectos de la vida de a dos… desde la cosa social hasta la cosa sexual).

Nos cuesta hablar muchas veces, porque de alguna forma, nos enseñan desde chiquitas (consciente y no consciente) la lesera del príncipe azul que sabe todo lo que queremos  con tan sólo mirarnos, y ya a mis casi 32 años a que rato que me enteré que existe eso y seguir esperando que un hombre “adivine” lo que yo quiero, cómo, cuándo y por qué lo quiero, es una “guevada”.  Y una puede tener al lado a un hombre muy bueno, pero hay que convencerse que no tiene la capacidad de leer la mente. Así que no queda otra que abrir la boca y pedir.

Creo que otro punto súper importante en esta cosa de a dos es enterarse rapidito que no por que uno esté con alguien, ese alguien va a tener el mismo gusto que uno en cuanto a lugares donde ir, o cosas que hacer. Por lo que también hay que ser considerada, o sea, si a mi me gusta ir a un lugar X y sé que al otro, le carga, no es muy maduro poner cara de culo, cuando ese alguien te dice que en verdad ese no es su lugar…. Pero cuál es el twist de esto, y es aquí donde uno se da cuenta de la persona que se tiene al lado: cuando ese alguien te dice que a pesar que él no iría por voluntad propia, irá, por ti y con la cara de llena de risa, y ahí comienza la “negociación” de cómo hacer este lindo gesto más llevadero para ti y el otro.

El tema está en dar, pero dar de corazón, no hacerlo de mala gana o casi como si fuera un sacrificio humano que deberá ser recompensado por el otro de alguna forma. No, hay que dar porque queremos que el otro sea feliz. Difícil, muy difícil, pero creo que cuando se logra, como que las cosas funcionan solitas.

Hace unas semanas, mi amiga P me comentó que justamente una lectora de noticias famosilla había comentado alguna vez que la inteligencia de una persona se medía en su capacidad de negociar en pareja… yo estoy creyendo hoy que eso es una gran verdad.

Yo humildemente estoy tratando siempre de aplicarlo a mi realidad y sé muy bien que no si no tuviera al lado a un hombre que también lo entendiera así, sería completamente imposible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde España te leo y la verdad me parece que tienes mucha razón. A mi al principio me costaba negociar con mi pareja y me amoldaba siempre a lo que el queria,sin embargo me di cuenta de que no podía seguir así asi que comencé a hablar con él sobre ello y fue como un bum para la relación,la comunicación mejoró notablemente y ahora todo va como la seda.