jueves, 16 de junio de 2011

Ganas y sentimientos


Hoy ando sentimental, quizás sean los 4 grados que hacen, o el hecho que el día realmente estaba para quedarse acostada, o porque, por lo mismo, ando abrigada como oso, pero ando así como emocional.

Confieso que hoy me gusta mi independencia. Disfruto de mi espacio, de mi casa, de mis momentos, de esa libertad que siento al poder ir a donde se me plazca o de quedarme acostadita en mi cama regaloneando con mi Marley.

Aún cuando llevo años siendo independiente (fuera de la casa de mis padres) creo que nunca antes como hoy le había tomado el verdadero peso de ser LIBRE. Me gusta a veces estar en silencio, o a veces estar metida entre mucha bulla, a veces estar completamente sola o a veces estar con alguien.

Pero en medio de todo esto, me pasa que extraño a M. Sentimiento raro que desconozco. Y no es porque nunca haya extrañado a alguna otra pareja en su momento, pero esta es la primera vez que me doy el espacio y el tiempo para sentir que sí, que efectivamente me gusta estar con él y que cuando pasan muchos días desde que no lo veo, lo echo de menos, me dan ganas de verlo, de que me abrace, de abrazarlo de besarlo, de sentirlo, de hablar…

Mis relaciones importantes anteriores fueron como torbellinos y no estoy diciendo ni que fue bueno ni malo, pero fueron rápidas en cuanto a compromiso y borrosas en cuanto a límites. Todo era express, onda: pololiemos, veámonos todos los días, vivamos juntos, casémonos, amémonos por siempre etc etc etc.

No tenía tiempo para centrarme en mis cosas, funcionaba en base a la relación de turno y siento que quizás si echaba de menos, más que a la persona en sí, era a la sensación de seguridad, el cobijo, la posibilidad de evasión que me brindaba estar enamorada. Tal vez por eso siempre me he tirado de cabeza, porque prefiero eso antes que enfrentar mis miedos.

Hoy por circunstancias de la vida al no ser así, me da el espacio suficiente para pensar, sentir y saber a ciencia cierta qué es lo que realmente extraño y lo extraño a él. Pero no como una necesidad en mi vida, porque sé que puedo vivir sin él, pero no me interesa, porque quiero estar con él.

Y en ese querer va adjunto, sin duda alguna, el erotismo, que es como una llamarada entre nosotros. Que se enciende y se vuelve a encender una y otra vez…. Y que he percatado que se hace más fuerte y potente a medida que nos vamos acercando, a medida que vamos entregando, a medida que vamos avanzando.

Su piel, su cuerpo, su olor… todo es como un exquisito postre para mí, un postre que a veces me gusta devorar, pero también degustar lentamente, con la esperanza de poder guardar su sabor en mi boca y en mi cuerpo por el resto de la semana…

2 comentarios:

Real Fenix dijo...

todo es muy lindo lo que dices..se entiende y desespera recordar y añorar el estar en pareja aunque ase un día u horas de estar a solas.

Alos30 dijo...

Cierto.. cierto... :)