jueves, 28 de abril de 2011
PLAN B
Mi vida en tan sólo 48 horas tomó un giro inesperado o quizás esperado, pero no de esa manera o quizás no tan luego, quién sabe.
Sé que puedo estar cometiendo un error (de esos garrafales), y sé que seguramente voy a estar contradiciéndome con esta determinación, así como sé que quizás decepcione con esto, pero qué más da, es la historia de mi vida, siempre he hecho lo que he querido, porque cuando yo quiero algo, voy y lo tomo, no le pregunto a nadie.
El lunes obtuve mi respuesta, mi revelación, esa que venía esperando y buscando hace rato, que me tenía media angustiada y chata. ¿Estás conmigo o no? Le pregunté a M y adivinen, la respuesta fue otro no, otro para la colección, pero quizás el más importante, porque fue el último de lo que fue esa parte de la historia.
Luego vino lo peor, lo inesperado y cito: “comenzaron a aumentar los te quieros, me empezaste a hablar de estar enamorada y yo comencé a sentirme incómodo”. Con eso me mató y llegué a escuchar cómo mi corazoncito se quebraba. Me quedé sin habla. Y sólo atiné en ese momento a agradecer la sinceridad, los buenos momentos y adiós.
Quedé para adentro. Y más tarde, ahogando mis penas con un compañero de trabajo y después de mi cuarto mojito, me di cuenta que él no vale la pena, en ese sentido por lo menos. Y no quiero sonar despechada, pero, se la farreó heavy, porque al final del día, soy buena mina y sí, lo quería. No sé si tanto como llegué a pensar, pero lo quería y me proyectaba con él románticamente y me imaginaba que podíamos ser pareja y me pasaba el rollo ese, rosado entero con gusto a chicle. Me quedo tranquila en el sentido que esta vez hice las cosas bien, yo quise, esperé, fui sincera y di lo que tenía que dar…. Simplemente no funcionó, porque lo que yo necesito en el corazón, él no me lo puede dar.
En medio de la pena y de esta pérdida, comencé a masticar la idea de que con ella, se iba también ese sexo increíble que teníamos. Sí, pensaba en eso, así es que no sé cuánto amor había acá. Y comencé a imaginarme que otra tipa lo iba a tocar y que yo en algún punto iba a ser tocada por otro tipo y ahí me entró la verdadera angustia. Porque él era mío…. Y yo era suya en ese aspecto por lo menos.
Así di con el PLAN B, plan que puede no resultar como que sí. Le mandé un mail ayer por la mañana, bastante claro de mi intención de continuar con nuestras maratones sexuales y de separar bien las cosas, aclarando que creía poder hacer eso en nombre de la calentura y de los orgasmos múltiples, que podía volver al punto de partida. Y… picó.
Tuvimos una larga conversación respecto al tema, y sobre las nuevas normas. Porque el lunes para mí todo se acabó desde la perspectiva romántica y ese día los dos perdimos, no sólo yo. Yo perdí mis ilusiones de tener algo formal y estable con él y él me perdió a mí, hablo bien en serio.
Se acabó la ñoñería, se acabaron las tomaditas de la mano, se acabaron los abrazos extendidos y las miradas comprometedoras, la sobredosis de caricias, se acabaron los regalos mamones, los paseítos, las cartitas amorosas, y por supuesto los “te quiero”. Esto último es lo primero que se fue aguado y ahogado en mis mojitos.
Y para mí sólo quedaron las ganas de culear. Sí, así de cruda y brutalmente sincera. Sólo queda la calentura y bueno, el cariño, el recordatorio que el que hoy me da como caja es mi amigo y nada más que mi amigo.
Esto para mí es pasajero, insostenible en el tiempo, como siempre lo he dicho, y que a penas aparezca un hombre que me haga sentir cositas en el corazón y no en la zona baja de mi vientre, Plan B se acaba. Porque al final, yo sigo teniendo ganas de tener una pareja, una relación de amor con alguien y no sólo sexual. Quise que fuera con él, pero él no quiso, ya habrá alguien que quiera. No he perdido la fe en el amor, quiero dejar eso en claro, pero sí la fe en él específicamente.
Hay cosas de las que ya hemos conversado, pero me quedan varias en el tintero de las que me explayaré cuando lo tenga en frente. Me da un poco de miedito ese reencuentro. Porque obvio, me hago la súper chora, pero tengo mi corazoncito, que aclaro, se lo quité.
Ahora, sé que esto me debe estar contraindicado, porque hay sólo un paso para volver a ser esa persona no muy buena y bien dañiña que era cuando estaba casada. Winner sí, todo el rato, tomaba lo que me servía y lo que no, chao no más, bien práctica, pero fueron varios años de terapia los que debieron reparar todo el daño que me hice en esa época. No quiero volver a eso ni cagando, porque no me sirve para mi misión de buscar amor. Por lo mismo, debo poner límites y no irme al chancho. Y si no puedo, aborto el Plan B y punto, total, lo que abortaría sería sólo sexo.
Quienes me conocen saben bien que yo soy radical y puedo dar dos pasos hacia atrás en lo que se refiere a sentimientos. Durante años he hecho esto, y claro, si sé (por favor no quiero sermones) no es muy sano, porque justamente a mí me cuesta lo contrario, o sea juntar sentimientos y no separarlos, pero mi rudeza en materia afectiva me permite respirar hondo y dejar de querer a quien no tiene sentido seguir queriendo.
¿Qué beneficio saco acá de todo esto, además del evidente? Esa es la pregunta clave. Y les tengo la respuesta: CONTROL y saber a lo que voy. Eso es impagable para mí y hasta sorprendentemente afrodisíaco.
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