viernes, 8 de abril de 2011
El poder en el sexo
Últimamente los noticiarios han estado plagado de noticias sobre abusos sexuales a niños y jóvenes. Está el caso Karadima, hace unos días se supo de la denuncia en contra de este fonoaudiólogo pervertido que abusó de niñitos de entre 3 y 4 años. Hace un día una mujer aseguró que fue besada en la boca reiteradamente por una monja ursulina y hoy me enteré que un par de niñitas de octavo básico de un colegio de monjas no encontraron mejor entretención que obligar a otras niñitas de primero básico a besarse en la boca frente a ellas y frente al celular inquisidor que las grabó.
Tengo hartas reflexiones en torno al tema. La primera y la más visceral es que repudio cualquier acto que huela a abuso en contra de niños o jóvenes, ya sea de índole sexual, de bullying de lo que sea. Los pedófilos me dan asco, y si son curas o monjas, se me revuelve aún más el estómago. Puedo ser muy open mind para muchas cosas, pero que te gusten las guaguas, los niños o los jovencitos (as) es perversión y si pasa eso, hay que hacerse ver, urgente.
Pero hay otra reflexión y que tiene que ver con otro tema del que no se habla mucho, quizás porque la línea entre lo sano y lo insano es tan delgada: el poder en el sexo. Porque sí, el poder se cuela no sólo en el dinero, en lo social, en el amor, sino que también en la cama.
Creo que el poder en el sexo está presente en todas las relaciones que mantenemos en nuestra vida, ya sean casuales o estables, da lo mismo. Hay quienes encuentran gran y placer en esto de tener el poder en la parte sexual y otros lo encuentran en someterse a ese poder. Muchos de ellos lo llevan al extremo con prácticas voluntarias (ojo, no impuestas) como el sadomasoquismo y la infinidad de alternativas que derivan acá desde el gagging, las asfixia, el fetichismo y toda esa larga lista.
Y estamos (en esta lista me incluyo) los que prefieren coquetear con el tema anterior y no llevar acciones al extremo. Un poquito de rudeza, un poquito de “hazme lo que quieras”, un poquito de “eres mío” y un poquito de palabras subidas de tono, vienen de perillas en el acto, pero nada de empujones ni de hacerse daño.
Con los años he aprendido que para vivir una sexualidad en pareja de manera sana, el poder del sexo debe ser compartido y acordado. El pelear en la cama no sirve de nada… va anulando la cosa de a dos y al final nadie se entiende. Y, en este momento de mi vida, soy muy cuidadosa con lo que hago o digo, porque estoy atenta a lo que podría hacerme daño o dejarme enrollada.
Pero en otra vereda, están aquellos que se excitan con el sufrimiento ajeno, con el someter a otra persona. Los que se calientan sabiendo que están haciendo algo malo a otra ser humano, los que se calientan al sentir que en ese minuto son todo poderosos, que pueden hacer lo que quieran, sin Dios ni ley. Los que les parece nada más hot usar su autoridad, ya sea de cura, de profesor, de adulto, de padre, de lo que sea, para someter al otro. Este es el uso del poder del sexo en su forma más pervertida y por cierto, condenable. Y para ellos no es un juego, es la única forma en que pueden vivir su sexualidad.
Soy una convencida que todos tenemos un parte oscura, incluso las más inocentonas y puritanas. Si indagas un poco en tu mente encuentras cosas que te calientan que no son clásicas, por decirlo de alguna forma. Y está bien, creo que esto es parte de lo complejo que somos, pero una cosa muy distinta es pensar en esto y jugar, y otra muy distinta es imaginarte tirando a bebés y lo que es peor, ir y a hacerlo porque crees estás en tu derecho.
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1 comentario:
Tanta razón tienen tus palabras, aborresco y odio todo aquel ser que se atreve a abusar de inocentes que no tienen consiencia de las cosas, y claro todos tenemos cosas en nuestra mente que por momentos para alguién podrían escapar a lo normal incluso para nosotros, pero tenemos el poder de la conciencia de poder controlar aquellos pensamientos o ideas y solo llebar a cabo o realizar las que nuestra pareja nos permite por que a ella tambien le parece una buena idea...se entiende jiji saludos
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