Hace un poco más de una semana cumplí 33 años.
Sí, sí, la edad de Cristo y todo eso. Esta edad me pilló y me pilla en un
momento de cambios, de metas logradas y de muchos sueños aún por realizar.
Sueños, que poco a poco se van haciendo más concretos y más claros. Porque ¿han
cachado que a veces uno sabe que quiere cambios o cosas pero no sabes lo que
quieres?
Bueno, yo ya tengo más o menos claro qué es lo
que quiero y qué es lo que no. Por lo menos en el hoy, ya que me guste o no,
entendí que nada es estático, que una va cambiando, que una no es la misma ni
siquiera de un año a otro. Supongo que esa es la gracia de la vida y de estar
viva, pero también es la parte compleja.
Debo confesar que soy muy feliz. Feliz con lo
que tengo y con lo que no. Feliz con lo que hago, feliz con quien hoy me
reconozco ser. Ya no soy este personaje híbrido que no sabe para dónde va la
micro, hoy me reconozco una mujer fuerte, buena y con determinación. Reconozco
que merezco ser feliz y lucho y peleo todos los días por serlo.
Sí, a veces me siento media marciana en un
mundo donde las mujeres a mi alrededor son todas mamás y tienen “deberes”
hogareños, no me refiero a cosas domésticas, porque yo también hago aseo, lavo
y ordeno, sino a cosas más bien maternales y de esposas.
Esa cosa media de “geisha” que lamentablemente
todas llevamos dentro porque así nos adiestran desde chiquititas. No digo que
yo no sea así, porque en verdad la sociedad te empuja un poco a ser así, pero
digamos que por lo menos lucho contra eso dentro de lo posible y se me erizan
los pelos el ver que aún hay hombres que son capaces de lanzar la siguiente
frase “¿y te queda mucho?”, cuando la mujer sale un rato a airearse. O SEA… uf!
Respeto a quienes no les parece tan
atroz esto, pero yo, a estas alturas de la vida, no podría lidiar con algo así.
Pero eso es harina de otro costal.
El otro día me di cuenta que yo realmente hago
lo que quiero, tengo esa libertad vertiginosa que supongo que siempre quise, y
a la que curiosamente temí por un tiempo. Soy libre de llegar a la hora que se
me plazca a la casa, libre de salir con quién se me dé la gana, libre de decir,
hacer o deshacer mi vida a mi antojo. Y, me gusta.
Tengo una relación de pareja muy linda y la que es totalmente compatible con todo lo que acabo de exponer. Estoy al lado de un hombre que también defiende sus espacios y que también es medio marciano en medio de un mundo de hombres machistas. No sólo no es celoso, sino que tampoco es atadoso, le gusta que yo salga y sea feliz... confía. Respeta mis espacios y hasta mis propios ahogos. Es un hombre excepcional. Entiende lo que pareciera tan difícil de entender. Y no es que sea un mártir, porque acá no hay ningún santo, ambos hacemos esfuerzos por comprender al otro, ambos somos personas con paciencia.
No en vano ya llevamos un año y unos meses más. Ha sido toda una travesía, donde obviamente han habido obstáculos y complejidades propias de la vida de a dos. Estar en pareja no es fácil, esto todo un trabajo. Pero cuando hay amor, voluntad, ganas y remas para el mismo lado, incluso las tormentas más temibles, son enfrentables.
No en vano ya llevamos un año y unos meses más. Ha sido toda una travesía, donde obviamente han habido obstáculos y complejidades propias de la vida de a dos. Estar en pareja no es fácil, esto todo un trabajo. Pero cuando hay amor, voluntad, ganas y remas para el mismo lado, incluso las tormentas más temibles, son enfrentables.
A veces pienso que nos queda a los dos tanto
por aprender, que e sto es sólo el comienzo. Pero también
siento que juntos hemos ido construyendo un camino a punta de conversaciones, a
punta de mostrarse cómo uno realmente es, con sus miserias, angustias,
complejos e inseguridades.
Curiosamente hoy me siento menos mal por mis
complejos y mis rollos, porque ya no me siento sola en eso, mi contraparte
también a veces sucumbe a sus propios miedos. Y verlo y darme cuenta de eso, me
hace entender que estar en pareja también implica, estar asustados juntos. Y
eso es un alivio al corazón.
3 comentarios:
hermosa entrada querida amiga blogger, te felicito por el cumpleaños pero más que nada por la etapa en la que estas, al parecer de mucho equilibrio, felicidad, satisfacción y mucho más...y eso que queda aún mucho por recorrer...y esa libertad que dices..no tiene precio disfrutalaa..
Buena cosecha, la del 80. Felicidades!!!
de parte de uno de tu quinta (así nos referimos a los que nacieron el mismo año que uno en el sitio de donde provengo)
Gracias a los dos!!! :) Saluditos!
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