Esta debe ser una de las entradas
más amargas que he escrito en el último tiempo. Una entrada que yo hubiese
preferido nunca escribir. Pero acá estoy, haciendo eso.
A veces la vida tiene un modo
extraño de encausar las cosas, los corazones, las situaciones. En fin, me
encantaría poder escribir una entrada llena de sabiduría, cosa que alguien
leyera y dijera “oh, sí realmente es así o eso pasa”, pero mi cuota de
sabiduría la tengo hoy en menos 0. Y para serles bien sincera, como que no me
da el cuero para andar de sabia ahora.
Mi relación con N llegó a su
final. Es algo reciente, por lo que escribirlo me parece de otro universo. Como
raro, como de un mal sueño. De hecho, esta es la primera vez que lo escribo.
Pero me guste o no me guste, así es no más.
Podría venir y comenzar a
plantear hipótesis, teorías, pensamientos, ideas, sueños, sensaciones y un montón
de bla bla bla bla para intentar sentirme mejor, pero ¿saben qué? Nada hace
sentirme mejor. Ni Osho y sus súper palabras, ni Paulo Cohelo, ni Ghandi.
Nadie.
Y que nadie por favor me diga que
todo pasa por algo, que nada dura para siempre o que esto pasó porque se viene
algo mejor. Palabras gueonas que nos decimos para sentirnos mejor ante una
tragedia, en mi caso, una tragedia de tipo amorosa.
Seguramente el tiempo sanará todo.
Seguramente con el tiempo dejaré de
amarlo y seguramente llegaré a profundas y concluyentes teorías, pero aún así,
el dolor de ahora no se alivia. Porque ese “mañana” se me hace tan lejano. Y yo
como soy impaciente, yo ya quisiera estar saltando en una pata y feliz.
En un pasado remoto, seguramente
habría tomado diversas vías de alivio rápido. Pero hoy ninguno de esos caminos
express tienen para mí sentido alguno, como que sé que a la larga me harían más
daño. Así que no me queda otra que respirar hondo y sufrir en pleno lo que
tengo que sufrir y de a poco salir.
Yo sé que todo final es un nuevo
comienzo, pero me pregunto ¿por qué? Y ¿para qué? Pasó esto. Ahora, si vamos a
las estadísticas, todas las cosas malas (la gran mayoría) han traído a mi vida
a la larga, cosas muy, muy buenas.
Yo he estado mucho más cagada.
Cosa de recordar mi episodio final con M donde no sólo estaba triste porque
este gallo no me quería y era incapaz de tener una relación conmigo, sino que
además porque me quedé cesante y porque me sentía más sola que un dedo.
Recuerdo que habían días en que
no me quería levantar y que sólo Marley que exige su paseo diario, me hacía
sacarme el piyama. Me acuerdo que lloraba en la mañana, en la tarde, en la
noche, despierta y durmiendo.
Tuve recaídas tontas, pensé que quizás
aún había vuelta atrás…. Pero un día, como si nada, desperté y dije NO MÁS.
Súper loco, pero ese NO MÁS, fue no más de verdad. Y cambié. Me enfoqué en
trabajar y ganar plata. En ser mejor profesional. Me enfoqué en no quedarme
mirando el techo. Y ese 31 de diciembre de 2011, a las 12 de la noche, pedí con
fuego una relación de pareja bonita, a un hombre que me quisiera. Y… se demoró
llegar como 1 mes jajajaajajajaja.
Lamentablemente queda demasiado
para el 31 de diciembre de 2013, pero si tuviera que decretar algo hoy no sólo
una relación bonita, un hombre que me quiera, una pareja, sino que una relación
fuerte que no se derrumbe por una brisa. Ahora, que lo pienso, en el año nuevo
de 2013 pedí pura plata jajajaajaja, quizás la cagué.
Bueno, así están las cosas por el
momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario