jueves, 27 de junio de 2013

Un final, un nuevo comienzo

Esta debe ser una de las entradas más amargas que he escrito en el último tiempo. Una entrada que yo hubiese preferido nunca escribir. Pero acá estoy, haciendo eso.

A veces la vida tiene un modo extraño de encausar las cosas, los corazones, las situaciones. En fin, me encantaría poder escribir una entrada llena de sabiduría, cosa que alguien leyera y dijera “oh, sí realmente es así o eso pasa”, pero mi cuota de sabiduría la tengo hoy en menos 0. Y para serles bien sincera, como que no me da el cuero para andar de sabia ahora.

Mi relación con N llegó a su final. Es algo reciente, por lo que escribirlo me parece de otro universo. Como raro, como de un mal sueño. De hecho, esta es la primera vez que lo escribo. Pero me guste o no me guste, así es no más.

Podría venir y comenzar a plantear hipótesis, teorías, pensamientos, ideas, sueños, sensaciones y un montón de bla bla bla bla para intentar sentirme mejor, pero ¿saben qué? Nada hace sentirme mejor. Ni Osho y sus súper palabras, ni Paulo Cohelo, ni Ghandi. Nadie.

Y que nadie por favor me diga que todo pasa por algo, que nada dura para siempre o que esto pasó porque se viene algo mejor. Palabras gueonas que nos decimos para sentirnos mejor ante una tragedia, en mi caso, una tragedia de tipo amorosa.
Seguramente el tiempo sanará todo. Seguramente con el tiempo  dejaré de amarlo y seguramente llegaré a profundas y concluyentes teorías, pero aún así, el dolor de ahora no se alivia. Porque ese “mañana” se me hace tan lejano. Y yo como soy impaciente, yo ya quisiera estar saltando en una pata y feliz.

En un pasado remoto, seguramente habría tomado diversas vías de alivio rápido. Pero hoy ninguno de esos caminos express tienen para mí sentido alguno, como que sé que a la larga me harían más daño. Así que no me queda otra que respirar hondo y sufrir en pleno lo que tengo que sufrir y de a poco salir.

Yo sé que todo final es un nuevo comienzo, pero me pregunto ¿por qué? Y ¿para qué? Pasó esto. Ahora, si vamos a las estadísticas, todas las cosas malas (la gran mayoría) han traído a mi vida a la larga, cosas muy, muy buenas.

Yo he estado mucho más cagada. Cosa de recordar mi episodio final con M donde no sólo estaba triste porque este gallo no me quería y era incapaz de tener una relación conmigo, sino que además porque me quedé cesante y porque me sentía más sola que un dedo.

Recuerdo que habían días en que no me quería levantar y que sólo Marley que exige su paseo diario, me hacía sacarme el piyama. Me acuerdo que lloraba en la mañana, en la tarde, en la noche, despierta y durmiendo.

Tuve recaídas tontas, pensé que quizás aún había vuelta atrás…. Pero un día, como si nada, desperté y dije NO MÁS. Súper loco, pero ese NO MÁS, fue no más de verdad. Y cambié. Me enfoqué en trabajar y ganar plata. En ser mejor profesional. Me enfoqué en no quedarme mirando el techo. Y ese 31 de diciembre de 2011, a las 12 de la noche, pedí con fuego una relación de pareja bonita, a un hombre que me quisiera. Y… se demoró llegar como 1 mes jajajaajajajaja.

Lamentablemente queda demasiado para el 31 de diciembre de 2013, pero si tuviera que decretar algo hoy no sólo una relación bonita, un hombre que me quiera, una pareja, sino que una relación fuerte que no se derrumbe por una brisa. Ahora, que lo pienso, en el año nuevo de 2013 pedí pura plata jajajaajaja, quizás la cagué.

Bueno, así están las cosas por el momento.


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