Yo pienso que una de las tareas más difíciles
que viene de la mano con existir en este mundo es ser capaz de adaptarse a los
cambios que te depara la vida. Es como el cliché que dice que la vida puede
cambiar en un segundo. Es verdad y hay que estar preparados de una u otra
forma, aún cuando sea difícil.
Supongo que a todos nos gustaría que la vida se
quedara estática en un momento, uno bueno obvio. Cuando hablo de momento no me
refiero a un día, sino que a una etapa. ¿Se han fijado que hay ciertas etapas
de la vida en que todo está bien, en que todo pareciera perfecto? En el último
tiempo he tenido hartos de esos instantes en que he respirado hondo y con
asombro y alivio he descubierto que todo marcha bien en mi vida, en que no hay
grandes preocupaciones, en que todo está tal cual quiero que esté. Genial.
Creo que la gran lección es aprender a
dilucidar esos momentos y disfrutarlos y no atormentarte con perderlo todo en
cualquier momento o apremiarte con la idea de que nada dura para siempre, aún
cuando esto sea una máxima de la vida. Disfrutar el hoy. Difícil.
Yo en estos momentos vuelvo a sentir en mis
entrañas que se vienen más cambios. Y siento que tengo la oportunidad para
prepararme dentro de mis posibilidades. No puedo ser tan soberbia como creerme
telépata, pero algo puedo hacer. El tema es que me baja la ansiedad y me pongo
nerviosa, temiendo volver a una cierta etapa de mi vida descrita en este blog
donde todo era difícil en todo sentido. No es que me crea la gran cosa ahora, pero
siento que construido mucho desde aquél entonces, he cambiado. Y como que no
estoy dispuesta a volver a foja cero. ¿Se entiende?
Esa es mi pelea interna. Yo sé que no saco
nada con preocuparme por anticipado. Pero tampoco puedo dejar de escuchar mi
instinto que me indica que es tiempo de un “refreshment” en temas laborales
específicamente. Así que en eso estoy, tirando algunas líneas para ver las
opciones. Siempre he sentido que tener opciones en la vida es el tesoro más
grande que uno puede tener, el poder elegir, decidir.
Ahora, también sé que hay
una parte de uno que debe permitir que se hagan los cambios, e intentar, como
dicen los gringos sabiamente (y también los reggaetoneros ja!): “Go with the
flow”.
Por experiencia propia también sé que los cambios
por radicales y hasta tristes, siempre, pero es que siempre son para mejor.
Después, al tiempo uno se da cuenta de eso. Te das cuenta que si no hubiera
sido por esa puerta que se cerró, no se hubiese abierto esa ventana que hoy te
hace tan feliz…. Pero cuesta.
También supongo que con la vida, y con las
lecciones aprendidas uno va ganando sabiduría y herramientas para afrontar
tanto lo bueno como lo malo. Yo sólo me aferro a mi propia máxima: que lo mejor
está por venir…
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