miércoles, 20 de marzo de 2013

A placé


La vida es una oportunidad constante. Pienso que durante los 365 días del año se nos presentan diversas posibilidades, opciones, instancias y es una la que decide tomarlas o no. Por lo mismo, no creo mucho en el destino, en esta cosa supuestamente preescrito, donde uno es algo así como el títere de la vida, y espera por ese destino.

No. Pienso que hay cosas escritas, ciertas tendencias que uno pudiese seguir por la historia personal, familiar, por el carácter, pero siento que uno siempre puede decidir cambiar el rumbo de las cosas, lo digo yo, quizás predestinada a cuánta cosa mala u oscura por ciertos hechos o acciones, pero acá estoy, viviendo y siendo lo más feliz que puedo.

Hay gente que no lo entiende así, que piensa que la vida es estática, que no importa lo que hagamos o no hagamos, que no importa si no valoramos a alguien en su minuto, que no importa nada más que el tiempo propio, el famoso “estar listo” para una determinada situación.

Enumero varias: Estoy lista ahora “para tener una relación”, “para amarte”, “para tener un trabajo mejor”, “para valorarte”, “para aceptar esa oferta laboral”, “para trabajar”, “para vivir”… estoy lista “para ser feliz”, etc.

Pero nos guste o no, la vida no funciona así. No funciona al ritmo de nuestros miedos. La vida pasa no más, y está en una saber amoldarse, saber enfrentarla con valentía, “estar lista” aún cuando hay miedo… la vida no pregunta si una está lista para tener una guagua, ni para vivir la cesantía, ni para enfrentar un dolor grande…

Hace unos días recibí un curioso mail, de alguien que fue muy querido en mi vida. M, se acuerdan? Estoy segura que los que han seguido este blog por un tiempo, saben a quién me refiero. Bueno, resulta que luego de varios meses de silencio, distancia y bloqueo masivo, ahora me dice que “está listo” para ser mi amigo. Después de todo lo que alguna vez le di, después de que durante un tiempo efectivamente intenté que fuéramos amigos, que tuviéramos buena onda, a pesar de toda su mala onda, y sus depresiones y sus “mood swings”.

Al leer el mail, ni siquiera me inmuté, porque ya había captado que quería hablar conmigo de nuevo por las redes sociales…. Leí lo que tenía que decirme sin la atención que en antaño me habría provocado una señal suya, pero esta vez me quedé sin nada que decirle. Me vino una sensación rara entre risa (parece chiste), pena y rabia.

Esto es sólo un alargue de la historia. Él nunca estuvo “listo” para ser mi pareja y cuando yo me puse a pololear salió con que ahora sí estaba “listo”. Luego, nunca estuvo “listo” para ser mi amigo, pero cuando ya no me interesa, justo sale diciendo que “ahora sí”.

No tengo ánimo ni revanchista ni de picada, es sólo que siento que las cosas no funcionan así, que uno debe asumir las consecuencias de los actos propios y cuando uno no valora a quien tienes al lado, no puedes esperar que esa persona esté cerca  sólo porque estás “listo”. Hay que asumir el riesgo. Y él lo tomó y ahora, están los resultados.

Él estará listo, pero a mí ya no me interesa. Y no le guardo rencor, ni mala onda, nada, espero que él pueda por fin ser feliz. Pero yo ya no tengo nada que ver con ese cuadro. Y no porque hayan resabios del amor que le tuve, sino que justamente es porque ya no hay nada. Él se empecinó en eso y lo consiguió.

Llegó a placé. Y mientras está “listo” para ser una persona medianamente decente (supuestamente) yo estoy lista para darle el peor de las respuestas, aquellas que se llevan en el corazón por siempre: el silencio. 

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