La vida es
una oportunidad constante. Pienso que durante los 365 días del año se nos
presentan diversas posibilidades, opciones, instancias y es una la que decide
tomarlas o no. Por lo mismo, no creo mucho en el destino, en esta cosa
supuestamente preescrito, donde uno es algo así como el títere de la vida, y
espera por ese destino.
No. Pienso
que hay cosas escritas, ciertas tendencias que uno pudiese seguir por la
historia personal, familiar, por el carácter, pero siento que uno siempre puede
decidir cambiar el rumbo de las cosas, lo digo yo, quizás predestinada a cuánta
cosa mala u oscura por ciertos hechos o acciones, pero acá estoy, viviendo y
siendo lo más feliz que puedo.
Hay gente
que no lo entiende así, que piensa que la vida es estática, que no importa lo
que hagamos o no hagamos, que no importa si no valoramos a alguien en su
minuto, que no importa nada más que el tiempo propio, el famoso “estar listo”
para una determinada situación.
Enumero
varias: Estoy lista ahora “para tener una relación”, “para amarte”, “para tener
un trabajo mejor”, “para valorarte”, “para aceptar esa oferta laboral”, “para
trabajar”, “para vivir”… estoy lista “para ser feliz”, etc.
Pero nos
guste o no, la vida no funciona así. No funciona al ritmo de nuestros miedos.
La vida pasa no más, y está en una saber amoldarse, saber enfrentarla con
valentía, “estar lista” aún cuando hay miedo… la vida no pregunta si una está
lista para tener una guagua, ni para vivir la cesantía, ni para enfrentar un
dolor grande…
Hace unos
días recibí un curioso mail, de alguien que fue muy querido en mi vida. M, se
acuerdan? Estoy segura que los que han seguido este blog por un tiempo, saben a
quién me refiero. Bueno, resulta que luego de varios meses de silencio,
distancia y bloqueo masivo, ahora me dice que “está listo” para ser mi amigo.
Después de todo lo que alguna vez le di, después de que durante un tiempo
efectivamente intenté que fuéramos amigos, que tuviéramos buena onda, a pesar
de toda su mala onda, y sus depresiones y sus “mood swings”.
Al leer el
mail, ni siquiera me inmuté, porque ya había captado que quería hablar conmigo
de nuevo por las redes sociales…. Leí lo que tenía que decirme sin la atención
que en antaño me habría provocado una señal suya, pero esta vez me quedé sin
nada que decirle. Me vino una sensación rara entre risa (parece chiste), pena y
rabia.
Esto es
sólo un alargue de la historia. Él nunca estuvo “listo” para ser mi pareja y
cuando yo me puse a pololear salió con que ahora sí estaba “listo”. Luego,
nunca estuvo “listo” para ser mi amigo, pero cuando ya no me interesa, justo
sale diciendo que “ahora sí”.
No tengo
ánimo ni revanchista ni de picada, es sólo que siento que las cosas no
funcionan así, que uno debe asumir las consecuencias de los actos propios y
cuando uno no valora a quien tienes al lado, no puedes esperar que esa persona
esté cerca sólo porque estás “listo”.
Hay que asumir el riesgo. Y él lo tomó y ahora, están los resultados.
Él estará
listo, pero a mí ya no me interesa. Y no le guardo rencor, ni mala onda, nada,
espero que él pueda por fin ser feliz. Pero yo ya no tengo nada que ver con ese
cuadro. Y no porque hayan resabios del amor que le tuve, sino que justamente es
porque ya no hay nada. Él se empecinó en eso y lo consiguió.
Llegó a
placé. Y mientras está “listo” para ser una persona medianamente decente
(supuestamente) yo estoy lista para darle el peor de las respuestas, aquellas
que se llevan en el corazón por siempre: el silencio.
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