miércoles, 29 de junio de 2011

Mis padres y yo


La otra noche vi una película tan divertida, pero dramática a la vez. Se llamaba “Navidad sin los suegros” (Four Christmases), la dieron por HBO y salía la Reese Witherspoon con Vince Vaughn.

Ellos encarnaban a una pareja que intenta infructuosamente por primera vez zafarse de las cuatro navidades familiares que tienen todos los años (cuatro porque los padres de ambos son divorciados, entonces tienen que ir a visitarlos individualmente).

El asunto que los padres de los dos son terribles y les hacen pasar planchas. Ejemplo: la mamá de ella le muestra a la pareja de Reese fotos suyas de cuando era una niña obesa o incluso cuando pasó por una etapa lésbica…..

Finalmente la pareja entra en crisis y casi terminan justamente por estas situaciones tensas y hasta terribles provocadas por la familia de origen. La parte heavy es cuando ella de da cuenta que quiere más de la relación, casarse y tener hijos y él no. Una vez peleados él se va a la casa de su papá (un caballero raro, frío, criticón y terrible) que al enterarse que su hijo había rechazado la posibilidad de formar una familia, se pone feliz y le dice “eres igual a mí”, algo que obviamente le hace clic al personaje de Vaughn.

Todo esto trasladó a mi mente a Frank y Paris y el pequeño vals en que nos encontramos hoy. Un bailecillo que hoy yo orquesto. En un lado del ring tenemos a mi madre, buena mujer, sin duda, pero apocalíptica como pocas. Aprensiva a morir y con este gusto excéntrico por repetirme a pito de nada “no te entregues tanto, que después uno se decepciona”.

En la otra esquina tenemos a Frank, buen hombre, sin duda, también. Gracias a él tengo mis complejos de abandono, pero bueno, es lo que hay. Pareciera que hoy es el buena onda del trío, ya que no me dice estupideces, pero al escucharlas, tampoco reacciona y no hace nada por detenerlas. Lo que lo convierte en principal sospechoso de que piensa igual o llanamente se hace el gueón porque sabe que Paris piensa que los hombres valen hongo, gracias a él.

Y… en el medio estoy yo, buena chica, nadie lo duda. Media confusa, sí, a veces media errática, sí, pero con buenas intenciones, soy un Work in progress. Y en mi posición del medio, he decidido tomar la batuta e imponer mis tiempos y mis sensaciones. Y creo que ya vamos cortándola con decirme tonteras cuando no son para mí sino que para otro, y vamos cortándola con esto de que mi ex marido vaya a tomar oncecita cuál hijo pródigo, y vamos sacando esa fotito congelada mía vestida de blanco en el living…. Y vamos cuestionando aquellos mandatos que no me aportan porque NO tienen nada que ver conmigo.

Ayer me puse a pensar en algo heavy. Paris me dice que por favor no me entregue al amor, que no confíe en tanto, porque al final del día voy a salir trasquilada. Y me di cuenta que todas mis parejas, más allá de sus defectos y que no haya resultado al final, nunca me engañaron, ni fueron malos conmigo, ni fueron maricones. Esa no es mi experiencia. A mi no me ha pasado nunca (bueno, salvo con el primer sujeto que me acosté en la U, pero eso fue hace ya más de una década y ni siquiera puedo decir que éramos pareja), esta es la experiencia de Paris y de lo que concluyó luego que Frank le pusiera los cuernos hasta que le dio espasmos y que más encima hasta hoy, se jacte de ello. Atroz.

martes, 28 de junio de 2011

Fin de largo


Hoy martes, llegué con la esperanza que algún día podrían decretar una semana completa feriada, qué felicidad! Jjajaajaj.

Mi fin de semana largo estuvo la raja. Sí, lo digo sin falsas modestias y hasta me atrevería decir que hacía mucho desde que no tenía un fin de, así de increíble. Hubo de todo, llanto, problemas, chascarros, enfermedades caninas, besos, sexo, orgasmos, arrumacos, regaloneos, siesta, comida rica, vino, conversación, confesiones, risas, bromas, cosas insólitas, reflexiones, descanso, relajo… TODO. No podría haber sido mejor, imposible.

Mi fin de largo partió el sábado por la tarde. Con M nos juntamos a comprar unas cosas y luego pasamos a un sex shop del centro que más parece Mall que tiendita porque es bien grande y está lleno, pero lleno de cosas curiosas, divertidas y al parecer, bien placenteras. Doy el dato, www.galleryshop.cl ¿Los precios? Hay para todos los bolsillos, en verdad.

Ahí estuvimos vitrineando hasta que nos aburrimos y fuimos de vuelta para mi casa. Esa noche pasaron mil cosas (y no precisamente sexuales si es que eso están pensando), cosas de la vida diaria, Marley vomitó hasta el alma (tenía gastritis) se me reventó el guatero en la cama, el control de la tele se quedó sin pilas, discutimos por Marley, yo terminé llorando en un punto y luego él con ganas de irse, pero lo convencí que no se fuera… ¡menos mal!

Porque después de eso, si bien estuve media desconcentrada en algún punto para tener nuestro súper sexo salvaje ya clásico, acontecieron otras cosas más importantes quizás. Por primera vez, estuvimos juntos prácticamente 3 días juntos de sol a sol. Dormimos, sí ¡dormimos! Regaloneamos sin terminar dándonos durante mil horas, compartimos otras cosas, muy simples, como un almuerzo hecho por mí… me acompañó al veterinario…

Estuvimos juntos y fue rico, estar acostadita con él, tapadita un día domingo, flojeando no más, haciéndonos cariño. Y ahí me llevé algunas sorpresas, como que su familia ya sabe que está pololeando conmigo o como que recuerda que me pidió pololeo el 22 de mayo.. fecha que ni yo recordaba (incluso la busqué después y la confirmé). Y las sorpresas siguieron con su decisión de vender finalmente las argollas que le había comprado a quien iba a ser su esposa, pero después no fue…

Supongo que la guinda de la torta fue una confesión mía, media tangente que seguramente lancé con valentía gracias a las copas de vino que tenía en la sangre, de lo contrario, supongo que habría sido más cauta. Le dije, no recuerdo a pito de qué, algo así como “sólo te voy a decir una vez, y no es que te lo esté diciendo, pero creo que te amo, lo creo porque si bien no lo digo, a veces me dan ganas de gritártelo, pero no te vayas a asustar…”. Jajja fue una divagación, me dijo que no se asustaba para nada, que me fuera olvidando de eso que le incomodaban tantos “te quieros” y que en realidad a él también le pasaba eso, que incluso estuvo a punto decírmelo en un momento, pero que por miedo no lo dijo.


Plop! Jajajajja, yo me reí no más y creo que cambié de tema, no sé. No se lo volví a tocar, porque necesito pensar o en realidad no pensar, no sé.

También creo que me habló de esto de que en sus relaciones pasadas cometió el error de agotar de un paraguazo todas las palabras, los te amos, y todo eso. Yo puedo entenderlo perfectamente, porque a mí también me pasó algo similar, por lo mismo, no hay apuro de decirse nada.

Siento que a él le gusta estar conmigo y mí también me gusta estar con él y compartir cosas. Hay que afinar algunos detalles, obvio, pero me encanta lo que tenemos, tiene potencial, volumen y cuerpo jajaja casi como un vino fino.

jueves, 23 de junio de 2011

El pico


Cuando lo cuento, generalmente la gente se ríe y creen que estoy bromeando, pero ¡es en serio! En Japón hay lo que se conoce comúnmente como festival del pene. Sí, lo que leyeron, pero en realidad es una fiesta de fertilidad llamada Kanamara Matsuri.

En este particular festival, que se realiza anualmente en Kawasaki, todos y todas veneran estatuas grandes y pequeñas con formas fálicas, ya que se cree que el pene tiene “poderes” curativos y hasta preventivos ¡No estoy bromeando!

Por eso las prostitutas van para este festival a rezarle al pico para no tener enfermedades de transmisión sexual. Están también las mujeres que le piden al pene que las embarace y otras incluso le piden que les dé suerte en los negocios.

En este festival podrás encontrar caramelos, velas, estatuas, llaveros y hasta carros alegóricos con forma de pene. Si bien para los japoneses debe ser súper normal esto, para el resto del mundo no, por lo mismo se llena de extranjeros curiosos.

Eso me lleva a pensar en una sola cosa: el pene, un miembro sexual que tiene tantas o más sinónimos que la vagina, ejemplifico: pico, corneta, tula, pirulo, pirulín, tilín, paja, manguera, tuerto, fierro de carne, callampa, callampón, especial sin pan y un GRAN ETC.

Me encanta el pene. Bueno, en realidad prefiero personalizar esto. Me encanta el pene de mi pareja. Lo encuentro lindo, no sé si les ha pasado que cuando a una le gusta mucho un hombre hasta esta parte, que no es muy estética de por sí, se vuelve bonita. Me gusta su forma, su color, su textura y por qué no tirar toda la carne a la parilla, su sabor también.

Me lo devoraría, pero a la vez me genera una ternura tal que hasta le tejería una bufandita para que no pase frío en invierno. Me gusta su grosor, me cargan los penes flacos en realidad ahora que lo pienso. Prefiero chico y gordo que largo y flaco, los flacos como que me dan penita jajajaja, no sé.

Supongo que si viviera en Japón también le prendería velitas al pico, para qué decir una cosa por otra. Ahora pensar que tiene poderes milagrosos jajajaa, no sé si es para tanto, pero no hay nada más rico que un pico hecho justo a la medida de una y que cuyo dueño sea un hombre que te quiere y que te hace acabar una y mil veces.

Y ojo que yo no soy del club de las bendecidas que acaban 4 veces en una noche a través de la penetración, para nada, me cuesta harto eso. Y sucede de vez en cuando no más. No me urge en lo absoluto, mis orgasmos están en el sexo oral ¡bendito sea! Pero aún así me gusta el pene, le tengo cariño, me seduce y me dan ganas de hacerle cariñitos y de degustarlo jajajajaa.

A mí me tinca que a los hombres le pasa al revés con nuestra vaginita, bueno, no falta el baboso hetero que le da “asco” tanto acercamiento ahí. ¡Agggggg!

miércoles, 22 de junio de 2011

Tal cual


Qué rico se siente cuando te quieren y te desean tal cual una es. No se da mucho, hay que decirlo, bueno, por lo menos en mi experiencia ha sido así. Siempre tuve algún pololo, novio o esposo que me quería cambiar algo.

Que era muy enojona, que era media pendeja o (y esto sí que es una patada en el bajo vientre) que estaba muy gordita. O sea, nunca me pidió directamente que bajara de peso, pero el sólo hecho de mencionarlo, ya me lo estaba diciendo. Uf!

Pero hoy, siento que me quieren tal cual. Con mis mañas, lunas, con mi bipolaridad, con mi confusión y cabeza de coco.

Y en la cama se reproduce lo mismo. Pareciera que le gustan mis rollitos, que no le importara si tengo o no celulitis y estrías. Incluso ni siquiera se entera si he subido o no de peso. Le gustan mis pechugas, mi trasero, aún cuando creo que no son gran cosa jajajja. Pero el verlo tan fascinado por mis curvas, me hace cuestionarme sobre mis complejos y de paso me hace sentir deseable, sexy, horny y rica.

Incluso el mismo hecho que me quiera con todos mis defectos me hace sentir horny jajaja. Me sube la libido estar al lado de un hombre que no es criticón y que más encima, le encanta como soy. No me queda otra que entregarme en cuerpo y alma ajaja.

En todo caso es mutuo. A mí me gusta él tal cual, y se lo he dicho, me encanta su cuerpo y no le cambiaría nada. Ni más ni menos gordo, ni más ni menos alto, ni más ni menos grande, está perfecto para mí. Y también tiene sus locuras y sus cosas raras, muchas de ellas me cuesta entenderlas y hago un gran esfuerzo por hacerlo… pero al final, el todo suyo calza a la perfección conmigo.

No espero cosas. O sea, bueno, observo no más, sigilosamente observo para dónde vamos y cómo avanzamos, pero no espero que él cambie o que él haga determinada cosa…. Durante años esperé cosas de mi ex, esperé y esperé y lo que quería nunca llegó. Hoy, prefiero que la vida me sorprenda, no hay apuro por conseguir nada, no hay prisa por lograr tener algo…. Siento que lo que más me sobra es tiempo.

De hecho me cargan las minas brujas, esas que pololean con un personaje y siempre les andan diciendo cosas del estilo “es que yo creo que deberías pedir que te suban el sueldo, es que yo creo que deberías buscar otro trabajo, es que mira, estás comiendo mucho, mira mucha cerveza…” BLA BLA BLA.

Al final el personaje en cuestión es amoldado al gusto de la bruja, termina siendo un amargado, pelándola con los amigos y cagándola de puro picota o por lo menos soñando con hacerlo o huir… qué lata. Eso pasa cuando no nos aceptan tal cual uno viene, con nuestras fallas de fábrica, pasado, historias, experiencias y kilometraje recorrido.

Quizás a los 31 años, una ya no es la lolita rica y tonificada de los 20, tal vez ahora me demoro un poquito más para producirme, pero me creo ahora lejos más interesante y atractiva que hace 10 años. Con más arruguitas, con más rollitos, pero lejos más top y bueno, tengo la suerte de que M lo ve…..

viernes, 17 de junio de 2011

Ser puta en la cama


Estuve viendo que de acuerdo a una encuesta realizada por Playboy en Internet, el 85% de las mujeres encuestadas versus el 79% de los hombres, había confesado que durante el sexo decía palabras cochinas. Lo cual me sitúa dentro de este feliz porcentaje de mujeres que no tienen problemas con usar palabras subiditas de tono para calentarse y que tampoco tienen drama con que sus parejas se las digan.

Lo que me lleva a hacer un link mental con este tema y el comportamiento femenino en la cama. ¿Por qué resulta tan revelador que nos calienten cosas como las cochinadas en la cama? La encuesta también indicaba que el 79% de ellas, versus el 78% de ellos aseguraba haber visto alguna vez una porno.

Supongo que tanta sorpresa tiene que ser culpa de mi abuelita, bisabuelita y tataratatara abuelita. ¿Una mujer viendo porno? ¿Una mujer excitándose porque le dicen ‘puta’ o porque la tratan como tan en la cama? Qué atroz.

Eso habrían dicho mis ancestros femeninos, pero estoy segurita que a ellas también les gustaba…. Lo que pasa es que antes (no estoy hablando hace mucho, onda hace un par de décadas) que una mujer reclamara su derecho a tener orgasmos o que planteara de frentón las fantasías que la excitaban, era cosa de prostitutas y de las más rascas.

Dice el refrán “una señorita no sólo debe serlo, sino que también parecerlo”, y también hay un dicho similar con algo de la esposa del César. Uf! Y eso engloba al acto sexual de manera sutil.

Hay harta mina cartucha dando vueltas. Sí, y ojo que esto creo que no tiene nada que ver con la virginidad. Porque las minas no tienen problemas con irse a la cama con alguien ocasional, pero pucha qué aún les cuesta ser pasarlo bien, y dejar de preocuparse del rollito de más, de si hacen mucho ruido, de si se ven bien o mal tirando, de si se les ve la celulitis etc.

Están también las que les da asco todo. Les da asco chupar el pico, que le hagan sexo oral, tener sexo anal, o cualquier cosa anal, que el semen, que no sé qué más. Todo. Ni sé cómo pueden tener sexo, en fin.

Y por último están las chiquillas que sienten que si no lo hacen a lo misionero (ojalá con luz apagada) o que si ven que él quiere que ella se ponga en cuatro o sea más ruda, se espantan, porque no, eso no lo hacen las señoritas. También creo que en esto los hombres también tienen la culpa, porque muchos se asustan si les dices las cosas que quieres en la cama o si tomas demasiado la iniciativa. Así a nadie le quedan ganas de ser osada.

Me llama además la atención cosas que leo, columnas femeninas que se suponen que son ultra hot. Me sorprendo incluso con declaraciones de algunas mujeres que aseguran poco menos ser la Garganta Profunda del milenio o no sé…. Me sorprendo porque me encuentro con leseras onda, que les da lata contarles las fantasías a la pareja o que están en llamas porque él fue un poquito más brusco en la cama (después de 30 años de relación).

No sé si estaré siendo prejuiciosa o le estaré poniendo color, pero ¡qué lata! También he leído por ahí que una columnista hot no le pediría nunca a su pareja que le tirara un poquito el pelo porque es demasiado tierno ¿?

Ahora, está el prejuicio absurdo también que indica que a la que le gusta todo esto del tironeo de pelo, el sexo anal, las palabras cochinas y otros, es una maraca. Y ustedes saben, uno no se casa con las maracas, uno se casa con la mujer cartucha para luego ponerle el gorro con la maraca. Aún persiste esto.

De acuerdo a mi experiencia he concluido que el brillo está en ser una misma en todo momento. Por ejemplo, en la vida yo no ando de maraca, onda con ganas de acostarme con todos, pero si hay que opinar de sexo, doy mi opinión sin problema alguno. Y si hay que reconocer que a una le gusta el sexo, yo no tengo problemas.

Y en la cama con mi pareja, soy bien puta y me encanta serlo y tener la suerte de tener a alguien a mi lado que le encante como soy…. Eso no es fácil, me costó 31 años de búsqueda jajajaja.

Las ex’s de mi pareja


Hay una película muy buena que se llama “Little black book” donde aparece la fallecida Brittany Murphy y en el que su personaje termina obsesionada con conocer a algunas de las exes más importantes de su actual pareja supuestamente por un tema laboral, pero en verdad era de pura curiosa e insegura.

Así iba conociendo una a una y se iba dando cuenta cómo su actual pareja había impactado en la vida de ellas. Incluso con espanto vio que una aún tenía una foto de ella junto a él en un marquito. Y lo que es peor, una de ellas aún lo amaba.

El asunto es que personalmente yo soy muy curiosa. Me gusta saber el pasado de la persona con que estoy. Ahora, tampoco me interesan los detalles escabrosos, onda, qué hacía con ella y cómo lo hacía en la cama. No, no, pero una generalidad como “ella era media fome o ella era osada” para mí es más que suficiente para hacer un perfil de ella en mi mente. Creo que me gusta también saber en qué terreno piso…

Quizás hay un poco de morbo en esto de saber cómo eran las mujeres que pasaron por donde hoy transito, cómo eran con él, y lo que es más importante, cómo él era con ellas. Igual sé que hay que tener cuidado con tanta pregunta, de repente esas cosas se descontrolan y terminas sintiéndote celosa de su pasado. Lo cual es estúpido, pero pasa. Mi solución infalible cuando veo indicios de esto, es pensar que por algo ellas son sus exes y por algo yo soy su presente, si fueran tan regias y estupendas él estaría con ellas…. ¡Eso ayuda!

Ahora, debo admitir que mi vanidad se alimenta cuando él me dice que hay cosas que tiene conmigo y que nunca antes había podido tener con nadie, como cuando dice que conmigo ha tenido el mejor sexo de su vida, o que soy la más hot, la más aquí o allá… me gusta eso, sentirme especial supongo, diferente, única.

Son halagos que me hacen sentir bien y yo también hago lo mismo con él, pero la verdad es que cada ex pareja que pasó por la vida de él y la mía, seguramente tenían otros brillos. ¿Cuáles? No me interesa saber jajaaja. Lo importante es el hoy.

Es curioso que a pesar de haber sido amigos en la U yo no haya conocido prácticamente a ninguna pareja suya. O sea, en realidad conocí a 2. Una también compañera, y otra que hacía ayudantía me acuerdo (yegua loca, igual). El resto sólo conozco por las cosas que él me ha contado. Ah, y su ex (la chica con que se iba a casar) la conocí por foto. Bien bonita ella. Es la única que me da un poquito de julepe jajajaja. Pero un poquito no más, que conste.

Yo le he contado sobre mis ex parejas también. El sólo conoció a uno, el que más tarde se convirtió en mi marido. Nunca lo tragó y fue mutuo, así es que lo habrá visto un par de veces no más. Pero a él no le da julepe mi ex esposo, sino que el tema es con mi ex pareja J…. julepe y hastío. Y se entiende. Igual creo que me he ido al chancho de repente hablando de él, porque claro está esto que somos amigos, pero el otro día me dejó en claro que primero somos pareja y después amigos. Más claro dónde.

De hecho, me acabo de acordar que hace unos días vi un programa en el Discovery Home and Health que contaba los problemas que tenía una pareja de recién casados. Entre ellos era que él tenía en la casa matrimonial una caja secreta (aunque no tan secreta porque la señora ya la había abierto) donde tenía una pila de fotos de sus exes, y no de sus caras, sino que de las pechugas o los traseros, conversaciones eternas por Chat impresas, una libreta con sus direcciones y un largo listado de ETC.

Obviamente a ella le empelotaba y no es para menos. Porque ya, está bien, uno puede entender que el otro haya tenido ex parejas, pero no por eso voy a ponerme feliz porque él guarda como un tesoro las fotos de ellas empelotas. Para todo hay un límite.

jueves, 16 de junio de 2011

Ganas y sentimientos


Hoy ando sentimental, quizás sean los 4 grados que hacen, o el hecho que el día realmente estaba para quedarse acostada, o porque, por lo mismo, ando abrigada como oso, pero ando así como emocional.

Confieso que hoy me gusta mi independencia. Disfruto de mi espacio, de mi casa, de mis momentos, de esa libertad que siento al poder ir a donde se me plazca o de quedarme acostadita en mi cama regaloneando con mi Marley.

Aún cuando llevo años siendo independiente (fuera de la casa de mis padres) creo que nunca antes como hoy le había tomado el verdadero peso de ser LIBRE. Me gusta a veces estar en silencio, o a veces estar metida entre mucha bulla, a veces estar completamente sola o a veces estar con alguien.

Pero en medio de todo esto, me pasa que extraño a M. Sentimiento raro que desconozco. Y no es porque nunca haya extrañado a alguna otra pareja en su momento, pero esta es la primera vez que me doy el espacio y el tiempo para sentir que sí, que efectivamente me gusta estar con él y que cuando pasan muchos días desde que no lo veo, lo echo de menos, me dan ganas de verlo, de que me abrace, de abrazarlo de besarlo, de sentirlo, de hablar…

Mis relaciones importantes anteriores fueron como torbellinos y no estoy diciendo ni que fue bueno ni malo, pero fueron rápidas en cuanto a compromiso y borrosas en cuanto a límites. Todo era express, onda: pololiemos, veámonos todos los días, vivamos juntos, casémonos, amémonos por siempre etc etc etc.

No tenía tiempo para centrarme en mis cosas, funcionaba en base a la relación de turno y siento que quizás si echaba de menos, más que a la persona en sí, era a la sensación de seguridad, el cobijo, la posibilidad de evasión que me brindaba estar enamorada. Tal vez por eso siempre me he tirado de cabeza, porque prefiero eso antes que enfrentar mis miedos.

Hoy por circunstancias de la vida al no ser así, me da el espacio suficiente para pensar, sentir y saber a ciencia cierta qué es lo que realmente extraño y lo extraño a él. Pero no como una necesidad en mi vida, porque sé que puedo vivir sin él, pero no me interesa, porque quiero estar con él.

Y en ese querer va adjunto, sin duda alguna, el erotismo, que es como una llamarada entre nosotros. Que se enciende y se vuelve a encender una y otra vez…. Y que he percatado que se hace más fuerte y potente a medida que nos vamos acercando, a medida que vamos entregando, a medida que vamos avanzando.

Su piel, su cuerpo, su olor… todo es como un exquisito postre para mí, un postre que a veces me gusta devorar, pero también degustar lentamente, con la esperanza de poder guardar su sabor en mi boca y en mi cuerpo por el resto de la semana…

miércoles, 15 de junio de 2011

Lealtades equivocadas


Aún no me decido. No sé si mi familia es como Los Locos Adams o si es más bien como Los Soprano. Quizás tienen un poco de los dos mundos. Por un lado tiene esto de lo demencial y absurdo, pero no se quedan atrás en el arte de la manipulación y en el sistema de ‘cagaste si no haces lo que quiero”.

Yo los quiero harto, cómo no, si son mis padres, pero no puedo obviar más cómo se equivocan conmigo. No puedo seguir yendo para allá porque “tengo” que hacerlo. No puedo permitir más que mi mamá y sus mandatos se cuelen en mi cabeza y en mi vida. No puedo seguir haciendo cosas para que no me digan o tachen de “mala hija”.

Es como dijo “Pameña”, ellos se angustian de “perderme”, ellos me necesitan más de lo que yo los necesito hoy. Y es raro eso, más aún cuando recuerdo que Frank me dijo la frase más estúpida que le he escuchado: “tu eres la que más nos necesita, no nosotros a ti”. Yo no sé de dónde sacó tamaña boludez. Si me dijera eso algo así hoy, yo lo enfrentaría, pero en aquél entonces, no tenía las herramientas que hoy tengo.

Y es curioso que él sea quien cada vez que me despido me diga en tonito amorosiento “qué rico verla, no se pierda”. ¿Perderme? ¿a dónde me voy a perder? Si voy todas las semanas a verlos, hablamos todas las semanas y vivo a cuatro estaciones de Metro de distancia. Y Pameña agregó sin piedad “bueno, ¿no era él quién se perdía, el que se iba de viaje?”. Golpe bajo.

Ayer también di con otra realidad relacionada con mi hermana. Me acordé de sus sensaciones de no ser querida, de que mis papás sólo me querían a mí. De la percepción que tengo de que ella va a “rogar” por un poquito de amor cuando viene para Chile y se queda en la casa de ellos. De la impresión que tengo que se las da de “pobrecita” y de la idea que tengo que mis padres depositan todas sus inseguridades en mí, como ella está lejos… yo me llevo sus complejos y miedos.

También me acordé de otros detalles escabrosos de mi madre. De cuando me recién me casé y sus compulsión por llenarme de regalos para la casa. Era tanto que el que era mi marido se enojaba y discutíamos, al punto que para ahorrarme problemas, yo escondía las cosas o decía que yo las había comprado.

Me acordé de su “depresión” porque yo me negué a seguir haciendo las mismas cosas con ella después de casada. Porque no pesqué su comportamiento errático de decirme “ay, estoy tan mal porque tu no llamas”, y su extraña fijación con competir con los regalos que yo le doy a mi padre. Si le regalo una bata, ella tiene que ir y regalarle dos y mejores. Y así. Recuerdo también cuando me imitaba. Si yo tomaba clases de árabe, ella también lo hacía. Si yo me compraba una cartera morada, ella se compraba una más grande.

Y por el lado de mi papá me acuerdo de tantas otras cosas a parte de mi compulsión a los 5 años por lanzar mis peluches y juguetes por la terraza cada vez que él se iba de viaje. Me acordé de que a mi hermana y a mí, cuando cumplimos 21 años, nos regaló a cada una los anillos que usaba. A mí me tocó uno de oro con un león en el medio que él se encontró un día caminando en la nieve en Nueva York.

Durante años lo usé y lo sentí como el anillo de la suerte, y de la fuerza, por lo del león. Pero creo que después de separarme, y en medio de un camino turbulento, me lo saqué porque sentía que al usarlo, yo, de alguna forma, estaba casada con mi padre.

Creo que he estado casada con los dos. No es que sea mamona, para nada, al revés, ellos serían casi la última opción en la que pensaría para pedir cobijo o protección, pero siento que no he podido ir avanzando en otros aspectos de mi vida debido a que ellos me ponen la pata encima. Suena horrible, yo lo sé, pero lo hacen aunque sea de manera sutil y sin una confrontación directa. Y yo ya me cansé de

martes, 14 de junio de 2011

Señales de la llegada a los 30 años


El otro día me reía sola porque no hay caso, llega un punto en ya eres parte de este grupo treinteañero (adulto joven, como le dicen) que escucha determinada música, que detesta determinados lugares y que habla de cierta forma. Acá mi pequeño compilado de las señales que indican que estás en medio de las 3 décadas.


- Escucho Radio Play y/ O Paula y no me sacan de ahí: De hecho el otro día me tenían podrida las canciones que tocaban en estas dos radios, ya que se repiten mucho. Así es que me fui a una aventurar con otras radios. Pasé por la Sonar, Futuro, Concierto (demasiado ochentera hasta para mí), y nuevamente terminé volviendo a la Play jaja, no hay caso, soy el público objetivo de la emisora.

- Voy a la ex Oz y al Túnel: Me gustan las dos discos. Una, porque no hay pendejos gueones dando la hora y dos porque no tengo que escuchar reggaeton, sino que sólo buena música, la mejor.. de los 70, 80 y 90. Si me sacas de lugares así, me hastío.

- Me cago de la risa con los resúmenes de Candy: En Zancada me he vuelto adicta a los resúmenes muy particulares de José Miguel Villouta del monito ese “Candy” que todas las que éramos niñas en los 80 vimos afanosamente…. Creo que nunca pude ver el capítulo final… ¡nunca llegaba! Y volvía de cero la serie, todo mal.

- Me gusta llegar a mi casa, me gusta mi espacio: Después de una larga jornada de trabajo, yo añoro mi casita, mi camita. Comer algo rico y dormir, ver una buena película o chatear con mi novio. Me da latita cuando sé que tengo que salir, aunque sea para carretear. Cierto, después lo paso chancho y todo, pero mi primera opción es mi casita.

- Quedo para la cagá después de carretear o no dormir: Ya no es como los 20 años donde una noche sin dormir no se sentía mucho en el cuerpo. Ahora se siente y bastante y las resacas son terribles también. Aún puedo hacerlo, pero estoy par de días pagando por ello jajaaj.

- Compromiso, proyección, amor, relación, estabilidad, pareja, relación: Son palabras que ocupo bastante. Antes, simplemente no formaban parte de mi diccionario personal. Ahora son casi de uso diario. Sí, uso diario.

-More than words: El otro día encontré esta canción de Extreme en la radio y la puse a todo chancho. Me dio cierta nostalgia, porque me acordé de cuando estaba en el colegio. Me acuerdo que todas querían bailar esta canción con el chico que les gustaba porque era eterna y había tiempo para besuquearse más.

- Aperá: Ocupo sin querer terminologías campestres, de abuelita o derechamente noventeras, de mi adolescencia. Que estoy aperá, que no estoy ni ahí, que el vituperio, que el año de la cocoa, etc etc etc.

- Me encanta la plata: jajja sí, ganármela me da latita a veces, cierto, pero me gusta tener poder adquisitivo, sentirme libre de comprar lo que se me dé la gana, aunque sea una locura chica o grande. Me da poder e independencia, me gusta.

- Me quedo un ratito pegada en los Pitufos: Los dan ahora en UCV tipo 9 de la noche, me quedo mirándolos un rato intentando recordar qué tanto me gustaba de ellos cuando chica. Era fanática, tenía el álbum, coleccionaba los pitufitos plásticos que venían en una pasta de diente como promoción, también tenía el peluche de papá pitufo. Hoy me parecen chistosos, especialmente ese que tiene la flor en la cabeza que es más gay… y sonrío con esto de pensar que Pitufina debió haber sido seca pal… ¿cómo tantos pitufos?

- Sigo jugando a Pac Man y a los flipper: Soy hija de los 80, qué puedo hacer. Cuando entro a algún local de juegos electrónicos me parece casi una burla o una ofensa que no tengan ni siquiera algún clásico, y cuando los hay termino jugando todo el rato al Pac Man o obsesionada con mejorar mi puntaje en los flipper. A lo más cedo cuando hay Guitar Hero, ese me gusta. Un dato, los juegos Diana, con luca se puede jugar mucho!!!

- Me gusta el vino: Suena tan snob, nunca pensé que terminaría gustándome el vino y no cualquier vino, los buenos vinos. Ya me da arcadas Gato jaajaja. Me gusta comer algo rico con este brebaje, me gusta el sabor y la sensación, conversarlo, lo prefiero mil veces antes que una piscola... el trago que reinó en los 90.

-Culpo a mi madre de mis trancas emocionales: Otro síntoma de la adultez, muy al estilo Woody Allen. Fue ella quien me cagó de la cabeza, la quiero, en serio, pero me cagó.

-Voy a la sicóloga: Hoy en día esto es hasta cool. Pero la verdad es que en el último tiempo voy semanalmente a chequearme mi estado mental y emocional. A esta edad ya no hay tiempo para cometer errores de pendeja de 15, es mal visto.

lunes, 13 de junio de 2011

Orgasmos


Todas hemos fingido uno alguna vez. Y la que sienta que esté libre de pecado, que tire la primera piedra…. No veo a nadie…

Si me pongo a pensar a qué edad tuve mi primer orgasmo, creo que debió haber sido a los 6 o 7 años, pero no fue conciente. No sabía qué es lo que era ni qué es lo que estaba haciendo, sólo que se sentía rico y punto.

Un orgasmo con conciencia fue tipo 11 o 12 años. Me masturbaba con frecuencia para poder sentir eso que se sentía tan bien. Luego, ya como adulta, sentí la necesidad imperante de sentir eso mismo, pero ahora con otro.

Echando para atrás la máquina, mi primer orgasmo en pareja debió haber sido a los 18 o 19 años, por ahí. Creo que fue gracias a la estimulación manual. Estaba feliz, por fin había confirmado que sí podía sentir un orgasmo con otra persona.

Y así con los años fui aprendiendo, nuevas técnicas, nuevas posturas, nuevos deseos, nuevas fantasías. Siempre se dice que para nosotras el orgasmo no es tan importante, a diferencia de lo que es el juego previo, las caricias y el sentirse conectado con el otro.

Personalmente, con los años, para mí el buen sexo con alguien y el tener orgasmos se ha vuelto importante, a diferencia de cuando era más joven y dejaba pasar que el sujeto con quien estaba no me provocara orgasmos. Ya no. Quizás porque lo dejé pasar muchas veces y me aburrí, no lo sé, pero creo que tener orgasmos con la pareja es un tema importante y no menor. No es lo único en una relación, cierto, pero tiene peso, es más bien el medidor perfecto de cómo está la relación.

No es que esté obsesionada con ellos o que si en una relación sexual no logro un orgasmo, voy a pensar soy frígida o que algo anda mal. Pero me preocupa tener una sexualidad saludable y esto conlleva tener orgasmos.

Ahora, creo que tener buen sexo y tener buenos orgasmos, si bien en pareja es una pega de a dos, parte por una. Si una no se conoce y no sabe qué es lo que a una le gusta o no, cómo poder decírselo al otro… imposible. Por lo que cuando las mujeres alegan que tienen una mala vida sexual, también creo que hay que hacer un mea culpa.

Yo hace bastante tiempo desde que no finjo un orgasmo y lo digo con mucho orgullo, las mujeres sabemos cómo esto de andar emulando los gritos estilo actriz porno puede fácilmente convertirse en costumbre y hasta en normal. Culpa de los hombres esto, que nos presionan tanto y convierten la existencia o inexistencia del orgasmo femenino como el medidor de su masculinidad. Culpa de nosotras también que los dejamos y nos aterra la idea que nos dejen por no tener orgasmos. Y así.

De acuerdo a mi experiencia, también puede decir con cierta propiedad que los mejores orgasmos son aquellos que uno tiene con la persona que uno quiere, que uno ama, los que uno logra con alguien ocasional, no son tan deliciosos… razón suficiente para estar con alguien y no andar picoteando jajaaj, digo yo.

viernes, 10 de junio de 2011

Mi primo


Durante varios años tuve un pololo que era celópata, sí, ni siquiera podía decir que era celoso, porque hasta de mis amigas sospechaba, según él poco menos que todas eran lesbianas y querían darme.

Me quedé bien sola en esa época porque el gil me hacía problemas por todo y si quería ir a cualquier parte (llámese carretes, fiestas, juntas) era siempre pelea… aunque al final no sólo iba, sino que además me lo cagaba jajajaj y pensaba “bueno, para que tenga motivos reales para hacerme atados”.

Reconozco que yo también era la gil que le aguantaba sus berrinches, pendeja, si igual en esa época era sub 20 y era mi primera relación importante y de larga duración (5 años duró el calvario, ay perdón, la relación jajaja). Y hay un “detallito” que no he contado jajaja y que no me gusta contarlo tanto, pero él era mi primo. Sí, hijo de mi tía, hermana de mi padre. Dios.

Nos conocimos de bebés, obvio. Él en pañales y yo arriba de mi caballito con ruedas. Cuentan que desde siempre hice lo que quería con él jajaja, onda típico que le robaba los juguetes, pero para que no llorara, le daba uno mío. Así, hacía mi fechoría sin que nadie me retara jajaaj.

Éramos bien yuntas y jugábamos harto de niños hasta que a los 5 o 6 años de edad me fui con mi familia a vivir a USA. Ahí se cortó el lazo hasta que volví, tipo 11 años. Nos volvimos a ver y volvimos a jugar. Pero fue ahí que, por alguna razón que desconozco, él se enamoró de mí. De hecho, años después me detalló cómo andaba vestida esa tarde de verano cuando nos volvimos a reencontrar…. Mis calcetines cortos blancos con vuelitos, mi short rosadito.. increíble.

Pasaron los años y ya de adolescentes intensificamos nuestra amistad. De repente hasta salíamos juntos, yo le contaba mis secretos, sobre mis pololos, mis aventuras en fiestas, etc etc etc. Incluso me iba de vacaciones con mi tía, mis primas y él a su casa de la playa en Cartagena. Lo pasaba chancho, me compraba chucherías en la feria artesanal (un clásico), comíamos churros, jugábamos cartas, veíamos películas y nos reíamos mucho. Yo no cachaba que yo le gustaba, en lo absoluto.

Hasta que una tarde, cuando fui de visita a su casa con mis papás (el exacto día en que murió Lady Di, miren qué top ajjaaja), él me besó en la boca y a mí casi me dio un colapso nervioso.

No obstante con el tiempo la idea me fue acomodando, nos llevábamos tan bien, nos conocíamos o por lo menos eso creía. Nuestro pololeo fue dulce e inocentón en un inicio. Mucho regalo, mucho cumple mes etc etc, pero al poco tiempo mi primito comenzó a mostrar las garras. O sea, yo sabía que él era antisocial, que le cargaban los carretes, que no fumaba ni tomaba alcohol, peor él pretendía convertirme en mormona igual que él, parece.

Me hacía sentir mal a veces, como mala por querer compartir con más personas, o por querer hacer cosas propias de una chica de 20 años: PASARLO BIEN, ponte tu jajajaa. Igual, insisto, yo pava por estar con él durante 5 años.
Si se están preguntando si me acosté con él bajo el riesgo de tener una guagua de 7 cabezas jajja, la respuesta es no. O sea, igual recuerdo haber incursionado con él, incluso íbamos a moteles (qué loco esto), pero más que besitos y tocadas acá y allá, no pasó más.

Recuerdo que lo nuestro se acabó letalmente cuando yo partí a cubrir por una semana el Festival de Viña por mi práctica profesional. Con suerte se despidió de mí, me llamó con cuea una vez durante todo ese tiempo y cuando volví estaba convertido en un imbécil, todo porque juraba que yo bailaba todas las noches sobre una mesa con esta nueva libertad…. Patético. Lo patié.

Me estuvo sicopateando un buen tiempo, lo recuerdo. Me mandaba emails, y hasta creo que me asechaba (él me confesó en un correo que me veía pasar cuando tomaba el metro), miedo. Cuando ya la cagó fue cuando me mandó un correo extraño casi celebrando en solitario el día que nos dimos el primer beso… ahí lo mandé a la mierda.

Nunca más tuve ningún tipo de contacto con él, pero como es mi primo (Dios) mis papás lo han seguido viendo y todo, incluso creo que me mandaba saludos, hasta hace poco. Hoy sé que está casado con una niña que se llama igual que yo, también es papá de una niñita y entiendo, que está feliz.

A pesar que me hizo un poco insoportable la vida, yo me alegro que esté bien, desde la distancia, claramente. No era mal hombre y claramente le tuve mucho cariño, sé que él me quiso también, de manera equivocada, cierto, pero está perdonado por ser pendejo. Cosas de la vida…

jueves, 9 de junio de 2011

Gente abusiva


Hay dos cosas en esta vida que para mí son abominables y que no tienen perdón. Dos cosas que me provocan una profunda rabia, impotencia y me dan ganas de salir a la calle con una escopeta: el abuso sexual o físico contra niños y el maltrato animal.

Estamos llenos de gente abusiva. He escuchado demasiadas historias de personas que fueron maltratadas cuando niños, sicológica o físicamente, o que debieron ser testigos de otros abusos (a hermanos, madres etc), casos bien terribles que ponen la piel de gallina. A mí además me dan ganas de tener una máquina del tiempo para ir a el pasado de esas personas y cambiar la historia…

Sé lo que se siente. Sé lo que es estar o sentirse sola, sé lo que es permanecer callada durante siglos, años, o por siempre. Sé lo que se siente cuando te dicen que es mejor dejar las cosas como están, total no puedes cambiar nada….

Supongo que es por eso que siento tanta empatía con este tipo de historias que me afectan como si me hubiesen pasado a mí. Lo increíble es que quienes hemos sido abusados una vez, esto nos persigue por toda la vida y no estoy hablando ni del recuerdo ni de las consecuencias emocionales o sicológicas que algo así implica, estoy hablando de que la situación de abuso se repite a lo largo de toda nuestra vida en diversos ámbitos: familiar, laboral incluso a nivel de pareja.

Es como si no pudiésemos zafarnos de ese estigma, es como si al enfrentarse de nuevo frente a, por ejemplo, un jefe abusivo, volviésemos a ser ese niñito de 6 años o esa niña de 15 años, vulnerable, asustada y sola. Terriblemente sola y desprotegida.

Tengo la sensación que la vida nos hace eso a propósito, no de maldad, sino para empujarnos a resolver en esta vida lo que tenemos que resolver. La vida nos da siempre la posibilidad para torcerle la mano a aquél o aquellos que nos vulneraron.

Supongo que también por todo lo anterior es que reacciono de la forma en que reacciono cuando alguien o algo ataca a mi Marley, hoy lo más cercano que tengo a un hijo. Sé que soy capaz de enfrentar cualquier peligro con tal de salvarlo. No en vano, una vez lo salvé de un boxer pesado, al que yo misma detuve con mis propias manos, le coloqué la correa y posteriormente agredí a la dueña por tener a esa bestia suelta en la calle. Esa onda. Haría eso y mucho más.

Y puedo imaginarme cómo seré con un hijo. Aunque suene lamentable, yo no confío en NADIE. De hecho, la mayoría de las historias de abusos se dan en contextos de “confianza”, que el abuelito, el tío, el padrino, la nana…. ¡no! Lo siento, pero si puedo, (Y ojalá que pueda) no voy a dejarlo sólo con nadie extraño. Además, le voy a enseñar acerca de los peligros que hay y que nadie tiene derecho a tocarle nada…

Siempre he dicho y con mucha convicción, si alguien me toca un hijo, soy capaz de volverme loca. Eso me hace recordar el caso de hace unos meses del fonoaudiólogo que abusaba de los niñitos… de haber sido uno de los padres de esas pobres criaturas, antes de denunciarlo, habría agarrado un palo, habría ido para allá y le habría pegado. Sin matarlo, claro porque no me interesa caer presa por un enfermo mental. Estas cosas sacan lo peor de mí, en serio.
El abuso en cualquiera de sus formas, saca lo peor de mí. Quizás por lo mismo es que a penas siento en la pega que me están viendo la cara o me están jodiendo, yo altiro me pongo en guardia, comienzo a perder interés y de inmediato empiezo a fantasear con que no voy nunca más.

Lo que yo tengo que aprender es a hablar, a decir aquello que me molesta y a exigir que el abuso pare. Y en eso estoy. Es curioso la fuerza que saco para defender a otros y mi incapacidad de poder defenderme a veces..

miércoles, 8 de junio de 2011

Mándame: Oh my gosh!


Me gustan las órdenes en la cama, tienen un efecto erotizante que me trastorna un poco (en el buen sentido, claro). Fuera de ella, los mandatos me hacen bostezar, pero en el sexo ¡uf!

A veces me preguntó por qué, y he llegado a la conclusión que se relaciona mucho con algunos episodios de mi vida no resueltos u ocultos, tal vez. Afloran acá, claro en el lugar donde una es más vulnerable y donde es más difícil fingir… bueno, debiese ser el lugar donde es más difícil fingir.

Con algunos amantes del pasado yo había desarrollado esto que hoy denomino mini bondage (digo mini porque no estoy ni ahí con que me amarren, me peguen o me quemen, tampoco me he comprado un látigo, aclaro de inmediato jajaajaj).

El problema es que yo desarrollaba este gusto en un contexto algo arenoso, tóxico y oscuro, por lo que de ahí no resultaba otra cosa que no fuera caótico y dañino para mí. En cambio ahora, que encontré justo mi par, es decir aquél que le gusta mandar, lo puedo hacer en libertad, en un contexto seguro, de confianza y cariño.

Sé muy bien que es un juego, de roles, si se le puede llamar así. Que lo que podamos decir en el momento máximo de calentura, se queda ahí y sirve de estimulante erótico, no es que él me vaya a andar dándome órdenes o tratándome de puta fuera de la cama.

Pero esta cosa de “haz esto” o “lame aquí” uf!!! como que siento que el cuerpo se me incendia. Entro en una especie de trance sexual que no sé ni cómo describir bien en palabras. Son esos momentos donde digo que soy suya, que él me manda ahí, que es mi dueño y todo el repertorio de palabras con fuego que me da un poco de pudor reproducir acá.

Es rico sentirse una especie de esclava sexual jajajaj, me gusta y ¡harto! Pero anoche en medio de una conversación me dijo algo que hasta hoy en la mañana me sigue dando vueltas en mi cabecita. “No siempre tenemos que tener sexo salvaje, animalezco, también podemos hacerlo despacio, tierno”. Y yo le respondí como una niña de 5 años: “Es que eso es lo que me cuesta” y él contestó: “Tranquila, eso, déjamelo a mí”. Me derretí con eso.

Yo sé que debo trabajar en esa parte, en… Dios! Hasta me cuesta escribirlo: “hacer el amor”. Y creo que ahora puedo, están todos los ingredientes necesarios y lo que es más importante, tengo las ganas. Aunque cueste creerlo, antes, las caricias tiernas en el sexo me daban sueño. Hoy me gustan harto y hasta las busco, las espero.

Pucha, me desvié del tema sexual ajjaja. La cosa es que anoche estuvimos practicando algunos diálogos de nuestro mini bondage al estilo “tu haces lo que yo te diga”.. Uf!!! jajaajaj. Súper hot. Me gusta, soy una convencida (con mucha humildad lo digo) que debiésemos sacar un libro jejeje.

Pasado pisado no condena


Mi amiga P, siempre opina que no hay para qué contarle todo a la pareja, que no hay para qué contar detalles de nuestra historia o pasado, que no es necesario y que por el contrario, una siempre debe dejarse algún secretillo.

Mmmm, sí puede ser, es una opción válida. La verdad es que, yo por el contrario, soy del otro bando. Creo que si uno tiene pareja es porque hay confianza, cariño y por ende uno debería ser capaz de contar cualquier cosa sin que el otro termine espantado o huyendo. Y si pasa que una historia personal pasada engendra en el otro desconfianza o cuestionamiento, bueno, ahí hay que preguntarse qué es lo que pasa…

Yo, por ejemplo, odio que me pongan en altares, lo han hecho algunos de mi pasado y ¡les ha ido pésimo! Jajja qué quieren qué les diga. Porque yo soy una buena persona, pero estoy lejos de ser una santa y tampoco me interesa serlo, no, qué lata. Soy normal, de carne y hueso, con virtudes y defectos.

Y obvio que una tiene sus historias, su pasado, a veces lindo, a veces malo, a veces iluminado, a veces oscuro. Pero lo importante es entender que al final cada historia, cada experiencia es lo que finalmente te convierte en la persona que eres en el presente. El que no entiende eso o es necio, tarado o pendejo.

Estos últimos días han sido de muchas confesiones, más de parte de él que mías, yo creo que le he contado (creo) la mayoría de mis aventuras y desventuras más importantes, incluso algunas bien íntimas y que por primera vez salieron de mi boca, algunas escondidas en un rincón de mi corazón.

En relación a sus historias (unas bien tristes que me partieron el corazón, y otras bien hot que ya se convirtieron en parte de mi catálogo mental y visual triple X), sólo puedo decir que su pasado no sólo no me espanta ni me hace cuestionarme nada, sino que me hace entender un poquito más sobre quién es él y el por qué de algunas cosas suyas. Si bien pudo haberlas callado, (sin dilema alguno), me las contó. Le pregunté por qué y me dijo que no lo tenía claro que fue un impulso, una necesidad suya que yo supiera esa parte de su vida que incluso no llegó a conocer ninguna ex pareja y que fue hablada tan sólo en una consulta con el sicólogo.

¿Por qué yo? Él me dice que es porque confía plenamente en mí, aún cuando igual tuvo el temor que yo fuera a reaccionar mal o a mirarlo como si fuera un extraterrestre. No pasó ni lo uno, ni lo otro. Más allá de la primera impresión, no hubo nada más. Me queda el halago de ver que siente que puede contármelo todo, que no soy prejuiciosa, me gusta eso. En todo caso, me pasa que la gente suele contarme sus dramas y pasados rancios jajaja, quizás proyecto confianza.

viernes, 3 de junio de 2011

Anal


A nadie le gusta hablar mucho de esta zona. Supongo que se le relaciona con lo “sucio” o con lo prohibido, lo vetado o lo llanamente impropio o antinatural. Suena todo esto bien añejo, como de la Inquisición, pero sigue siendo así, es cosa de preguntarse cuántas personas (más mujeres que hombres) que una conoce han dicho sin pudor que les gusta el sexo anal. Yo, creo que he escuchado esto de una amiga no más, el resto no se manifiesta o por el contrario, respinga la nariz cuando sale el tema.

Y claro, los hombres son más dados a confesar que les gusta “por ahí”, es “mejor” visto. Cada vez que les he preguntado a algunos la razón, siempre me encuentro con la misma respuesta “es que se siente más apretadito”. Un clásico y debe ser así, supongo que si yo tuviera pene y sintiera más placer haciéndolo por ahí, también me gustaría meterla jajajjaa. Obvio.

Pero ellos también tienen pudores relacionados a esta zona, si tampoco son tan liberados. ¿Cuántos hombres conocen ustedes que han confesado libremente (más aún entre ellos) que les gustan los besos, lamidas (más finamente llamados Black Kiss) y en la parte anal? A mí personalmente me lo han confesado parejas y alguna vez un amante de hace muchos años, pero nadie más.

Hay mucho, pero mucho prejuicio relacionado a esta práctica entre hombres heterosexuales. Es como si cualquier cosa relacionada con su ano, los convirtiera en gays, jajaaj me da risa eso, porque no entienden que está comprobado que el punto G masculino está justamente ubicado por esas localidades y ¡por algo será! La naturaleza no es bruta.

Por mi parte, puedo decir que en la cama, nunca he sido de mucho prejuicio (una virtud mía) y recuerdo que al primer hombre que le hice esto del black kiss fue una pareja mía (ni ca lo haría con alguien de one night stand o que a penas conozco) y no fue planeado, llegué y lo hice no más y como vi que le gustó, bueno seguí haciéndolo. Después lo comentamos, nos reímos y me confesó que era la primera mujer con la que había estado que le había hecho eso y que lo había disfrutado mucho.

Muchas mujeres ni muertas harían esto con sus hombres, porque les da asco, nervio, pudor y tampoco dejan que ellos les haga nada anal, ni meter nada, ni menos chupar. Yo encuentro que eso es desaprovechar el cuerpo jajajaj, o sea, puede que tal vez no te guste, pero saber eso, hay que darle una oportunidad.

Respecto al sexo anal propiamente tal, he ido agarrándole el gustito con el tiempo y más ahora con mi actual pareja. Si bien dudo mucho que yo pueda tener alguna vez un orgasmo mediante esta práctica, la disfruto porque es media aninalezca, porque es parte de un juego de dominación y sumisión que me calienta y porque bueno, a él le gusta tanto…. Eso de que te digan “ponte en cuatro” o uno decirlo, tiene, según mi calentómetro, una carga erótica tremenda. Y es rico, porqué no decirlo también.

Síndrome Norman Bates


Así acabo de bautizar lo que me pasa. Para los despistados, Norman Bates era el personaje desquiciado de la clásica película “Psicosis”. Era buenito y amable siempre y cuando no le susurrara cosas malignas su madre, quien lo incitaba a asesinar, asechar y a destruir todo lo bueno que le llegaba.

Y claro, el drama mayor era que su madre llevaba varios años muerta y que él era quien se disfrazaba de ella para realizar sus fechorías. Un hombre dominado por los mandatos malignos de su madre… Mmmm deben haber varios Norman Bates dando vueltas por ahí, y yo, soy, guardando las proporciones, una versión femenina.

Hoy, con todo lo terrible que podría parecer y sonar (lo es, en parte, pero uno se va resignando y hacíéndose la idea que es así), es la voz de Paris, mi madre, la que escucho cuando me enfurezco y quiero mandar todo a la mierda, cuando quiero renunciar, cuando me asusto de sufrir, cuando me siento incapaz de ser pareja, cuando me siento incapaz de entregarme por completo a una persona, a una relación a un sentimiento. Y al igual que Norman, le hago casos a veces a esos mandatos, voy y destruyo lo que encuentro a mi paso. Heavy.

Es fuerte el sentir que me tengo que defender de mi propia mamá. De que debo aprender a no escuchar sus mandatos sutiles, pero directos a la vez, que debo aprender a cuestionarla en vez de cuestionarme a mí misma. Es fuerte escucharla decir “bueno, siempre hay que estar preparada para lo peor, acuérdate de no entregarte tanto”, cuando le digo que me siento feliz. Una madre normal suele alegrarse y decir “qué rico”, la que tengo yo, hace eso otro y me deja rebotando.

Lo lleva haciendo hace años, y recién hoy tomo real conciencia de eso, de las implicancias y ya me harté. Como esto es la vida real y no una película de terror, donde los personajes o son buenos o son diabólicos, sé que mi mamá me quiere y que desea lo mejor para mí, que me quiere feliz. Por ende, no puedo recurrir a lo más fácil: odiarla, porque sé que no lo hace con malas intenciones. Pero sí sé que debo defenderme y por supuesto, declararme en estado de rebeldía. Hoy eso ya es oficial.

Ser rebelde, en mi caso, implica entregarme, implica dar con el corazón, implica avanzar sin miedo, confiar, amar, guiarme por mi intuición y sentir que todo lo que tengo me lo merezco. Eso para mí es ir en contra de todos sus mandatos. Me harté de sus “te lo dije” o sus “tienes que esta preparada para lo peor”. Lamento que ella haya tenido que vivir sus vida así (vaya a saber una de dónde salieron estas ideas), pero yo me niego a vivir mi existencia con miedo para un día mirar para atrás y darme cuenta de todo aquello que no hice porque tenía miedo.

Hoy, la voy a ver, y como ya es costumbre en el último tiempo, voy con una mochila llena de tips, sugerencias, herramientas y armas para contrarrestar sus ataques sutiles. Así es no más la cosa…

jueves, 2 de junio de 2011

Sueños, ideas, matrimonios y otros


Me siento feliz, y sí debe haber un líquido en mi cabeza que no funciona bien como para andar pasando de la rabia, a la tristeza y de ahí devuelta a la felicidad jajajaj, pero como sea, me siento así hoy, bien y tranquila.

Anoche con M tuvimos una conversación online eterna, pero estuvo tan divertida jajaajaj. Me reí mucho porque bueno, pasó de cotidiana, a hot, a humorística y a mezcla de realidad con ficción.

Estuvimos hablando de temas que no habíamos abordado bien, sólo tangencialmente, los sueños propios, las proyecciones de a dos desde un punto general, onda ¿te quieres casar? Onda ¿quieres tener un hijo?

M me confesaba que si bien veía hoy algo bien lejano esto de matrimoniarse, sí era una posibilidad, no lo descartaba para nada, pero que obvio, lo primero era salir de sus rollos. Obvio. Y respecto al hijo, pasa por lo mismo, él se imagina teniendo uno y se figura emocionado y toda la challa, pero que rogaba a que no llegara ahora jajajaj, obvio que hoy no es el momento. Y eso no va a pasar, sólo lo sé.

Yo a la vez le comentaba mis propias apreciaciones del tema desde otra vereda. Desde la vereda de ya haberme casado, de ya haber convivido con el que fue mi ex marido y con J, mi ex pareja. Y que si bien en algún punto habría escupido sobre la palabra matrimonio, de a poco he ido flexibilizando mi postura hoy por ejemplo, no descarto casarme por segunda vez y en una de esas, hasta me gustaría un poquito. Bueno, por lo menos tengo experiencia en el tema jajaja, lo que no es menor, porque sé a lo que voy.

Respecto al hijo, yo hoy sí quiero ser mamá. Pero si me hubieses preguntado hace unos 3 años, habría dicho que ni cagando, porque con suerte podía cuidarme a mí misma. Tengo la sensación que sí voy a hacer mamá, por lo menos de un hijo y que éste llegará cuando yo esté lista, ni antes ni después. El resto, se verá en el camino.

De ahí nos largamos en una conversación media en broma media en serio. Como no fue a mi primer matrimonio jajjaja, le pregunté en broma “¿Irás a mi segundo?” y para lesearme me contestó “Ridícula (mi apodito entre nosotros desde hace siglos) capaz que yo esté al lado tuyo en ese matrimonio”. ¡Chan! Tan chistoso este cabro, jajaj pero confieso que ya lo había pensado.

Yo le comentaba que me imaginaba un segundo matrimonio piola, algo con cuea con 12 personas, nada apoteósico, en la playa y a pata pelá con un lindo carrete post casamiento y adiós!

Él concordó conmigo que esto de los matrimonios rimbombantes son realmente odiables. Tengo la teoría que tanta challa, tanto adorno, tanta producción es como un voladero de luces….. yo a mis 30 y tantos, prefiero algo sin tanta bulla, tranquilo, pero lindo. El fondo para mí debe superar la forma. Y por lo demás ya tuve un matrimonio con color, para qué otro más, mira a dónde terminó eso jajaja.

Y echamos a volar la imaginación pensando en cómo sería jajajaja, Yo con un vestido blanco (simple nada de repollos), con flores en la cabeza y sin zapatos, una ceremonia en la orilla de la playa que terminaría en un carrete flaite con vino en caja.

Supongo que cuando chica soñaba con verme como princesa de un cuento y con un lugar bonito para bailar y rica comida… hoy no, sueño con algo simple, que para mí signifique mucho y que para mi pareja también. Una va cambiando, van cambiando las prioridades, Gracias a Dios por eso.

miércoles, 1 de junio de 2011

Últimas municiones


Y lo hice, “la logré”, como dice un compañero de pega. Los astros se juntaron y fui a la hora correcta y en el momento preciso. Y a decir verdad, creo que de no haberlo hecho o de no haber podido hacerlo, como que estaría bien preocupada en verdad, porque M estaba bien enojado jajjaja, para qué voy a decir una cosa por otra.

Esta vez no fue tan fácil como ir y pedir disculpas con cara de niña arrepentida, me costó un poquitito más, incluso en un punto me quedé en silencio, porque encontraba que cualquier cosa que pudiese decir no tenía suficiente peso como para explicar mi estupidez.

Incluso en un segundo, dije “se viene la plr” jajaaj, pero como que pasó tangente. Igual entiendo perfectamente cuando me dice que esto le hace tambalear toda la seguridad que tenía y que no le gusta la incertidumbre… me dijo algo que fue como una patada en el corazón: “yo estaba entregado”. Cierto, ya me había fijado en eso. Y claro, mis arranques de semi locura, obviamente lo hacen cuestionarse y obviamente lo hacen estar más alerta. En fin.

Nos pusimos al final en la buena y fue como sacarme una mochila de 10 kilos de la espalda. Lo abracé mucho, mucho, casi como que si el mundo se fuese acabar. Si bien me siento mejor, aún me siento la reina de las gueonas y me da rabia conmigo mismo el poner en riesgo todo lo que hemos construido porque no soy capaz de controlar mi enojo contra el mundo o más bien contra un personaje particular.

Me habría gustado prometerle “nunca más va a volver a pasar”, pero no pude, y se lo dije, porque esto está un poco fuera de mi control. Pero sí le prometí que iba a trabajar el triple para terminar con esos impulsos gueones que a mí personalmente también me tienen agotada, hasta la coronilla.

En un momento, lo miré y le dije “no voy a perderte por mi cabeza de coco, ni cagando”. Quedó para adentro y me dijo que con eso lo había convencido, que me había salido del alma y claro que salió de ahí y lo dije en serio, bien en serio. Porque yo no lo voy a permitir aunque tenga que ducharme con agua congelada para que se me quite la lesera….

Me da un poco de rabia el sentir que él como que dio un par de pasos atrás con esto, más allá que me diga que me perdona y que vamos para adelante… con estas cosas los dos perdemos, qué lata, pero también sé que puedo recuperar el terreno perdido también. Necesito tiempo, sólo eso.

Yo lo quiero y sé que él me quiere. Lo que me falta ahora es pegarme bien la cachá que si no cuido lo que tenemos, esto se va a ir a pique y conmigo adentro. Me sirve de incentivo el saber que ya agoté mis municiones de hacer un peregrinaje hasta su casa para enmendar un cagazo. Por lo que…. Mejor prevenir que curar.