miércoles, 21 de diciembre de 2011

La tarea de dar vuelta la página



Siendo 19 de diciembre, pasadita las 7 de la tarde y mientras daba una vuelta estúpida y eterna para llegar al Metro Manquehue, como un rayo que caía sobre mi cabeza, lo supe.

Si bien con pena, pero con una tranquilidad tipo zen, y tras hacer un llamado telefónico, me encontré de frentón con la verdad, con esa que duele y que no he querido ver hace un tiempo. Yo, tan testaruda, yo tan ciega, yo tan
empecinada en aferrarme a él como si fuera una tabla en medio del mar.
Esto lo vengo sabiendo hace ratito ya, pero hoy fue la decisión final. Hay que dar vuelta la página y con todo, hay que dejar todas las puertas y ventanas cerradas y partir. Partir para donde, no sé, pero tengo que caminar hacia adelante.

Todo vino antecedido por una entrevista que le hice a una famosilla, emparejada con un actor – director súper conocido y talentoso. Lleva 7 años con él y hablaba con tanta dulzura de su partner, de sus proyectos y de lo compañeros que eran que sus palabras me subieron el ánimo.

Aún hay patria señores, pensé. Y visioné todas las cosas lindas de amor y del corazón que quiero para mí. No sé si decir que es porque me lo merezco, porque es tan soberbio andar vociferando sobre las bondades propias, pero por lo menos es lo que quiero. Y lo quiero con todo mi corazón.

M, mi dulce M, pero tan perdido, tan cabro chico, tan en otro momento. Quizás partimos igual, y fuimos coincidiendo, pero con el tiempo, el camino tomó una bifurcación. Y nos perdimos. La confusión y el miedo al compromiso es una cosa contagiosa. Es como un virus que se instala en el corazón y que yo ya no quiero más. El remedio lo tengo al lado desde siempre, sólo que necesitaba cerciorarme bien, antes de dar la media vuelta. Cuesta, pero es más fácil cuando buscas algo, una señal, cualquier cosa, y no la encuentras, ahí vienen las certezas.

M fue importante en mi vida, fue amigo, amante, fantasía. Fue confidente, partner, oídos y brazos. Fue pareja, fue tabla en medio del océano, fue refugio, pero también fue confusión, dolor, pena, frustración, fue decepción.

Fue apoyo, pero también fue distancia. Fue….. hoy ya sé que fue y ya no es. Hoy sé que no hay relaciones perfectas, y aunque mis palabras suenen duras, no estoy en lo más mínima arrepentida de haber estado con él todo este año. Al contrario, con él nacieron en mí tantas cosas lindas, se instalaron sueños, ambiciones personales, se instaló el deseo de estabilizarme en la parte emocional.
Comencé a querer con la guata tener al lado a un compañero que me hiciera reír, que me hiciera sentir querida y deseada. Comencé a querer todo esto no de la boca para afuera. Y quise que fuera él, pero a veces, no se puede tener todo lo que uno quiere, hay que aceptarlo, aprender a soltar y seguir adelante.

Me aferro al recuerdo de cuando terminó mi relación con J y sentía que nunca más iba a poder querer a nadie más como lo que quise a él… porque ese era mi miedo más tremendo, no que no me quisieran. Y llegó M, y volví a querer con una intensidad distinta que no conocía en verdad. Me abrí a posibilidades que no estaban en mi cronograma, me entregué de pies a cabeza aún sabiendo que existía esa pequeña posibilidad de que no resultara y terminara sufriendo.

Me equivoqué, sí, y hartas veces. Pero también acerté. A los 31 años ya no estoy para “ver qué pasa”, ni para armar relaciones sin rumbo. No estoy para estar al lado de alguien al que la palabra “pololeo” le parece una bola de nieve que te traga.
No estoy para cosas a medias ni difusas, ni raras. No estoy para querer con condiciones, amar en silencio o rodeada de “peros”. Yo estoy para amar como una loca y que me amen locamente. Como dice Joaquín Sabina, yo no quiero un amor civilizado. ¡ no lo quiero! Nunca lo he querido y por eso no me conformo.

Anoche, mientras me fumaba el último cigarro de la noche y miraba por mi ventana, con la garganta media apretada casi pude ver como una película a “tatín” y a “coquin”, nuestros personajes, nuestros apodos tiernos, símbolo de lo que fue nuestra relación.

Recordé y reviví con alegría todas las bromas, los besos, las veces en que nos encontramos. Nuestro último encuentro y la hazaña de instalar una carpa, las comiditas, las sesiones de películas, los besos tiernos, los lujuriosos, todo este tiempo juntos. Anoche me despedí de nosotros con un gran suspiro y con la esperanza anclada en medio del alma de un futuro lindo.

1 comentario:

mañana de campo dijo...

Son reflexiones del alma, cuando lo lees, cuando te piden un consejo, ves estas reflexiones como algo lógico de hacer, pero cuando le toca a uno olvidar...por Dios que cuesta, pensar que puedo ser de otra forma, pensar que con esa persona talves estariamos mejor...en fin...no queda mas que suspirar, levantar la mirada y proseguir con nuestro camino, ya bastante lejos del "otro"...